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Narcos liberados, un problema creciente en México
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Narcos liberados, un problema creciente en México

En México, varios narcotraficantes de alto nivel han sido liberados tras su captura debido a fallas en el proceso judicial, corrupción o incompetencia. Casos como el de José Alfredo Cárdenas “El Contador”, líder del Cártel del Golfo, evidencia una preocupante tendencia de impunidad.
08 de mayo, 2025
Por: Víctor Manuel Sánchez Valdés

Atrapar a un narcotraficante de alto nivel lleva muchos años de trabajo, decenas de operativos especiales, millones de pesos invertidos en armamento y en casos extremos, cuesta vidas de elementos de las fuerzas armadas y policías. Por ello, cuando un capo es atrapado, lo que espera la sociedad es que esta persona permanezca en prisión por muchos años y pague por sus crímenes. Sin embargo, en México tenemos muchos ejemplos de narcos liberados por fallas al debido proceso, incompetencia o mala integración de sus expedientes.

No hay cosa más indignante para los centenares de víctimas, que cuando por fin se arresta al criminal que ha causado tanto sufrimiento, este salga libre al poco tiempo, porque las autoridades no hacen bien su trabajo, por ello, el presente artículo busca hacer un recuento de los principales criminales que han sido liberados al poco tiempo de sus arrestos.

Un primer ejemplo es el de José Alfredo Cárdenas Martínez, alias “El Contador”. Se trata del líder de una de las dos facciones del Cártel del Golfo, conocida como Los Ciclones, y de su aparato sicarial Los Escorpiones, es sobrino de Osiel Cárdenas Guillén, quien lo involucró en el negocio desde muy joven y en 2001 el Gobierno de los Estados Unidos, a través del Distrito Sur de Texas con sede en Brownsville, solicitó su extradición por tráfico ilegal de drogas.

Con tal historial y antecedentes, se pensaría que una vez que el mismo fuera arrestado permanecería en la cárcel toda su vida, pero nada más alejado de la realidad. El Contador fue arrestado en febrero de 2022 en la Ciudad de México y recluido en el penal de Almoloya de Juárez, sin embargo, su equipo legal trabajó a marchas forzadas para lograr su liberación, agotando las instancias y amparándose contra la extradición a los Estados Unidos.

En noviembre de 2024 un juez penal ordenó su liberación, bajo el argumento de que el ministerio público no había soportado bien las causas de la prisión preventiva, dado que no se sostenía la base de la solicitud de extradición y se le puso en libertad condicional, porque además se consideró que no existía riesgo de fuga.

Es decir, un completo desastre. Primero, porque la solicitud de extradición databa de 2021, por ende, suena absurdo que el ministerio público no justificara bien las razones que acreditaban la prisión preventiva. Segundo, porque además de los delitos en los Estados Unidos, siendo Cárdenas Martínez el líder de uno de los cárteles más poderosos del país, también debía tener delitos en México. Y tercero, suena ridículo que no hubiera riesgo de fuga, ya que se trata de un capo de gran calibre, con muchos recursos a su disposición.

De manera que estamos frente a dos hipótesis posibles, la primera es la corrupción por parte de las autoridades involucradas, en especial el juez y los representantes del ministerio público, y la segunda es la incompetencia de estos, es decir, que por no hacer bien su trabajo al integrar los expedientes sale en libertad uno de los más peligrosos narcotraficantes.

Si lo anterior les sorprende, lo cierto es que se trata solo de la punta del iceberg, porque en realidad, José Alfredo Cárdenas Martínez había sido arrestado en dos ocasiones anteriores y liberado precisamente por fallas en el proceso. Es decir, que ha estado en tres ocasiones en resguardo de las autoridades y por errores, sean estos premeditados o no, lo hemos soltado.

El primer arresto se dio en 2018 en Matamoros, Tamaulipas, pero fue puesto en libertad a los pocos días, cuando sus abogados, utilizaron las contradicciones en las que cayeron los elementos de la Marina que participaron en su captura, para poner en duda su relación con la posesión de armas de uso exclusivo del ejército. Mientras que la segunda captura se realizó en 2019 en San Luis Potosí, pero en 2020 lo pusieron en libertad, ya que un juez de control determinó que no había elementos para procesarlo.

Un arresto y liberación puede deberse a falta de cuidado en la integración de la carpeta de investigación, pero tres detenciones y liberaciones en el periodo de 6 años nos hablan o de autoridades muy incompetentes o muy corruptas.

Sin embargo, el caso del Contador no es único, sino que se trata de una tendencia preocupante en el sistema de justicia de México. Ya que podemos encontrar decenas de narcotraficantes de alto nivel que han recuperado la libertad en los últimos años y que su liberación lejos de constituir escándalos, han pasado desapercibidas para la mayor parte de la población.

Tal es el caso de Juan José Farías Álvarez, alias “El Abuelo”, actual líder del Cártel de Tepalcatepec, que pertenece a Cárteles Unidos, organización fichada por la administración Trump como terrorista, quien ha sido arrestado y liberado por las autoridades mexicanas en tres ocasiones también, en 1998, 2009 y la última en 2018.

Algo similar sucedió con Rosalinda González Valencia, esposa de Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, líder máximo del Cártel Jalisco Nueva Generación, que ha sido capturada y liberada en dos ocasiones en los últimos años. La primera de ellas en 2018 en Zapopan, pero solo pasó tres meses en prisión y soltada ese mismo año después de pagar una fianza de alrededor de 1.5 millones de pesos. Fue recapturada en 2021 y puesta en libertad en febrero de 2025, luego de que se le otorgara un beneficio de reducción de condena, a pesar de que la Fiscalía General de la República objetó el mismo.

El hijo de Nemesio Oseguera, Rubén Oseguera González, alias “El Menchito”, también tuvo dos capturas y liberaciones previas a su deportación a los Estados Unidos. Una en 2014, en donde se alegó falta de pruebas a pesar de que traía consigo armas largas y 17 millones de pesos en efectivo. Mientras que la segunda fue en 2015, en donde un juez de nueva cuenta lo soltó debido a que no se tenía una orden de aprehensión; sin embargo, de inmediato fue arrestado de nuevo, permaneciendo en una cárcel mexicana hasta su extradición en 2020.

Dentro de la lista también podemos incluir a Luis Antonio Yépez Cervantes, alias “El Monedas”, hijo del líder del Cártel Santa Rosa de Lima, José Antonio Yépez Ortiz, alias “El Marro”, arrestado y liberado en 2024, a Fernando Sánchez Arellano, líder máximo del Cártel de los Arellano Félix, quien obtuvo un beneficio de liberación anticipada en 2023 o a Inés Coronel Barrera, operador del Cártel de Sinaloa y suegro de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, quien salió también por liberación anticipada en 2022.

Esta situación debe de cambiar. La sociedad demanda que quienes la dañan sean castigados conforme a la ley, requerimos que la privación de la libertad sea efectiva y no que sea una especie de puerta giratoria, en donde sobornos, amenazas, la incompetencia de funcionarios o fallas judiciales, les permita salir antes de tiempo a los grandes capos.

Por ello, se pueden plantear al menos cinco propuestas que nos ayuden a disminuir el problema, mismas que se desarrollan a continuación:

  • Ahora que se va a crear el Tribunal de Disciplina Judicial, se debe dotar al mismo de un área técnica que pueda hacer investigación financiera para detectar a los jueces y magistrados que incurren en actos de corrupción y de colusión con el crimen organizado y que se pueda verificar si en casos en donde se otorgó la libertad a grandes capos, las decisiones estuvieron apegadas a derecho o se vieron involucrados otros elementos ajenos a la norma.
  • De igual manera, se debe fortalecer la Fiscalía Especializada de Asuntos Internos de la Fiscalía General de la República, así como sus equivalentes en las fiscalías de las entidades federativas, para revisar la integración de las carpetas de investigación de los narcotraficantes que salen en libertad al poco tiempo, para detectar si hubo incompetencia o corrupción, y el es el caso, proceder a la baja de los agentes involucrados.
  • Mejorar la capacitación de los agentes de los ministerios públicos, dotándolos de mejores herramientas metodológicas y tecnológicas, para soportar sus investigaciones y con ello reunir la evidencia necesaria para que los criminales arrestados no puedan evadir la justicia.
  • Generar un gran repositorio nacional de evidencia, administrado por la Fiscalía General de la República, que pueda ser alimentado por todas las fiscalías, pero que solo sea consultado por la FGR, en donde se vayan acumulando pruebas en contra de integrantes del crimen organizado, el cual, en caso de arresto, pueda arrojar los elementos necesarios para garantizar que se procese a los arrestados y que se proporcione dicha evidencia a las fiscalías estatales en los casos en particular.
  • Facilitar los procesos de extradición a los Estados Unidos, cuando así se haya solicitado previamente, para que los criminales tengan que enfrentarse con un sistema judicial más robusto.

Estos cinco elementos sumados, nos permitirá reducir al mínimo las liberaciones tempranas de grandes capos y garantizar que los mismos paguen por sus crímenes.

* Víctor Manuel Sánchez Valdés es profesor investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila, especialista en seguridad y doctor en políticas públicas por el CIDE. Correo de contacto: victorsanval@gmail.com

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Imagen BBC
5 momentos en la vida de José “Pepe” Mujica relatados por él mismo y un pedido para su muerte
9 minutos de lectura

El expresidente uruguayo sobre sus tiempos de guerrillero, su fuga de una prisión por un túnel, cómo conoció a su esposa, la tortura y el retorno a la libertad.

13 de mayo, 2025
Por: BBC News Mundo
0

José Mujica escuchó con buen humor las disculpas: la entrevista se extendió por casi dos horas, bastante más tiempo de lo previsto.

“Yo no tengo la culpa si tuve una vida que es una novela”, comentó luego, con una leve sonrisa cómplice.

La charla transcurrió el 7 de abril de 2023, un día soleado del otoño austral.

Mujica estaba dentro de un pequeño cuarto precario instalado frente a su casa en la zona rural de Montevideo, un lugar donde abundan el aire limpio, los cantos de pájaros y los ladridos de perros.

Con 87 años de edad entonces, Mujica rememoró para el podcast Witness History de BBC World Service varias etapas de su vida, todas previas a ser electo presidente de Uruguay en 2009 y volverse una figura reconocida de la izquierda latinoamericana a nivel internacional.

Los recuerdos incluyeron sus años de lucha armada en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), la guerrilla urbana uruguaya que en las décadas de 1960 y 1970 practicó asaltos, secuestros y ejecuciones influida por la revolución cubana y el socialismo.

En aquel tiempo los tupamaros usaban la violencia contra un gobierno constitucional, por lo que muchos los responsabilizan por el espiral de violencia que condujo al golpe de Estado militar de 1973, aunque según Mujica había en Uruguay una “democracia enferma” que reprimía cada vez más e iba hacia una dictadura inevitable como en otros países en la región.

El hombre apodado “Pepe” también sostuvo que nunca llegó a matar a alguien. “Yo no tengo ningún asesinato. De pura casualidad, pero no tengo ninguno”, dijo durante la entrevista.

Narró episodios como su fuga con otros 105 tupamaros y algunos presos comunes de la cárcel montevideana de Punta Carretas en 1971 por un túnel, un hecho impactante que llevó al gobierno a transferir de la policía a los militares el comando del combate a la guerrilla.

También se refirió a su período más largo y duro en prisión, así como al recuerdo de su primer encuentro con Lucía Topolansky, quien mucho después se volvería su esposa y en 2010 lo investiría como presidente por ser la senadora más votada, una vieja tradición en Uruguay.

Lo que sigue es un resumen de cinco de esos momentos en la vida de Mujica, relatados por él mismo, junto a un pedido que indicó para su muerte.

1. Cuando cayó baleado. Marzo, 1970

En esa época yo era el jefe militar de una columna (del MLN-T). Estábamos preparando una operación que al final se hizo legendaria.

Había un grupo económico en Uruguay que guardaba riqueza clandestinamente para eludir impuestos. Tenía reservas en monedas de oro, libras esterlinas… Teníamos la información y estábamos preparando esa operación (para robarlo).

Estábamos en un café con compañeros legales, que no eran clandestinos. Llegó una patrulla y ahí anduvimos a los tiros. Traté de resistir y recibí algunos balazos en el suelo a causa de los cuales perdí el bazo, me hirieron el páncreas y fui a dar a un hospital militar que estaba muy cerca.

Me operaron. Y yo no sabía nada: el que me operó era un médico compañero que yo ni conocía. Fue una desgracia con suerte.

José Mujica al ser liberado de prisión en 1985
AFP
La cárcel y el regreso a la libertad fueron dos de los momentos que marcaron a José Mujica.

2. La fuga de prisión por un túnel. Septiembre, 1971

La primera fuga, que se llamó “El Abuso”, está precedida por un montón de intentos.

La idea era que los compañeros de afuera de la cárcel hicieran un túnel hacia adentro. Pero tuvo enormes inconvenientes que causaron alarmas y la hicieron peligrar.

En esas condiciones surgió la idea de intentar un túnel de adentro de la cárcel hacia afuera. Pero había que solucionar una multitud de problemas. Uno de ellos: ¿cómo agujerear las paredes en una cárcel vieja de ladrillos enormes, muy duros?

Nos enteramos por los presos comunes que las paredes se serruchan con una cadena. Hicimos un primer ensayo en la celda en que yo estaba con otros compañeros. Robamos una cadena de los baños, hicimos un agujerito de un lado al otro y empezamos a serruchar. Pero las cadenas no resistían. Entonces decidimos cortar por la mezcla, el material más blando, con los alambres de las camas.

Mediante sobornos, convencimos a algunas autoridades para que las requisas fueran una mirada desde afuera y nada más.

Estábamos en un piso arriba y el piso de más abajo era de presos comunes. Necesitábamos atravesar las paredes de tal manera que se sacaban unos paneles cuadrados y se ponían.

Entrada de la vieja cárcel de Punta Carretas en Montevideo.
Fotógrafos municipales / Centro de Fotografía – Intendencia de Montevideo
La cárcel de Punta Carretas en Montevideo alojaba en 1971 presos comunes y guerrilleros, entre los que estuvo Mujica.

Hacíamos entrar portland blanco (un tipo de cemento) entreverado con harina. Con eso hacíamos un revoque que después ensuciábamos con café y yerba, para que quedara con la impresión general que tenían las celdas. Entonces estábamos en condiciones de sacar los pedazos y comunicarnos.

Habíamos logrado convencer a un preso común que estaba abajo, a partir de cuya celda íbamos a iniciar el túnel hacia afuera, con la promesa de que cuando lográramos la libertad también lo íbamos a llevar. Y así fue.

Fue una obra que llevó más de un mes. Organizamos a los compañeros más fuertes para que fueran haciendo el túnel. Tuvimos que solucionar el problema del aire con unos fuelles que fabricamos.

Cuando llegamos al cimiento había que bajar más y ahí nos encontramos con un pedazo de roca que nos trancó. El plan estuvo a punto de fracasar, pero logramos superarlo. Y atravesamos la calle.

Sacábamos la tierra en bolsitas y la íbamos poniendo debajo de las camas. Quedamos casi atorados de tierra, pero disimulamos.

Pudimos aprontar la infraestructura para una noche determinada en la que los compañeros tenían que ocupar las casas de enfrente, por donde íbamos a salir.

Vista del interior de la vieja cárcel de Punta Carretas.
Fotógrafos municipales / Centro de Fotografía – Intendencia de Montevideo
Las celdas de Mujica y otros tupamaros estaban en pisos elevados de la cárcel de Punta Carretas.

Teníamos algunos compañeros que eran ingenieros que inventaron un aparato para podernos guiar bajo tierra. Le erramos por un metro más o menos al lugar por donde teníamos que salir.

Los compañeros que ocuparon la casa, con un estetoscopio, averiguaban los golpes.

Estábamos contentos, pero muy preocupados. Esto estuvo acompañado con una fiesta que hicieron otros compañeros en una parroquia que había al lado, con baile y todo, que distraía.

Paralelamente en otro extremo de la ciudad, en La Teja, los compañeros que estaban afuera hicieron una cantidad de operaciones que tenían la función de tratar de llevar el aparato policial hacia los disturbios, para que hubiera menos capacidad represiva en la zona donde estábamos.

Salimos en dos camiones que se habían conseguido en una barraca.

3. El encuentro con su futura esposa. Septiembre, 1971

Lucía Topolansky y José Mujica en 1999
Getty Images
Mujica y Topolansky se conocieron antes de ir presos durante más de una década por integrar el MLN-T y se juntaron tras recuperar la libertad, en 1985.

A mi esposa la conocí la noche que nos escapamos de la cárcel. Ella estaba con la gente que apoyaba desde afuera. Habían ocupado una de las casas en las cuales nosotros emergimos de abajo de la tierra para salir de la cárcel luego de haber hecho el túnel.

La vi casi accidentalmente y seguimos la vida.

Era una estudiante avanzada de arquitectura que trabajaba en una financiera paralela de un banco. Era muy bonita y joven.

Dentro de los trabajos que tenía en la financiera, la mandaban con un bolso de dinero a algunas avionetas que paraban en Carrasco. Era un negocio de economía financiera clandestina. Y decidió denunciarlo.

Pero el banco estaba muy conectado a los intereses de un ministro de Economía de la época. Se dio cuenta que los recursos legales que se podían hacer iban a fracasar y decidió pasarle la información a los tupamaros.

Unos compañeros fueron a esa oficina. Se llevaron un montón de documentación e hicieron la denuncia pública. Los dueños de la financiera no tuvieron mejor idea que hacer un incendio para tratar de disimular la cosa. Fue un escándalo.

Yo fui preso de vuelta y me volví a escapar. Esta segunda fuga fue al revés: un túnel de afuera hacia adentro.

Y nos encontramos una noche en que andábamos muy perseguidos. Yo ocupaba un cargo de relativa dirección y ella tenía contactos con parte del aparato clandestino.

Los humanos, aunque no lo sabemos, cuando vivimos una atmósfera de peligro donde está en juego a cada paso la libertad y la vida, nos aferramos al amor porque la naturaleza biológica nos lo impone.

Y nos juntamos una noche, en la costa de un arroyo.

3. La cárcel y la tortura. Agosto, 1972 – Marzo, 1985

Estuve en una especie de sótano muy húmedo en un cuartel de (la ciudad de) Paso de los Toros años después, cuando ya habían dado el golpe de Estado los militares.

Recuerdo que mantenía seis, siete ranitas en el calabozo. Les ponía un vasito con agua, para que se bañaran. Ranitas de zarzal.

Allí fue donde registré que las hormigas gritan cuando tú las agarras y las pones en el tímpano de la oreja.

Mujica junto a otros expresos tupamaros al ser liberados en marzo de 1985.
AFP
Mujica (izquierda) fue uno de los “nueve rehenes” tupamaros que la dictadura militar uruguaya amenazaba con matar si la guerrilla actuaba.

Era como un corredor largo. En la parte de adelante siempre había un guardia, que caminaba de un lado al otro. Una larga escalera salía a un lugar donde estaba la guardia de soldados. Cuando había que ir al baño teníamos que llamar y nos llevaban.

En esa época, cada siete u ocho meses nos cambiaban de cuartel. Aprendimos una cosa: siempre se puede estar peor. Yo estuve siete años sin poder leer, sin libros, sin nada.

Muchos plantones y torturas varias al principio. Todo es relativo.

Por ejemplo, en el cuartel de Minas, cuando me sacaron de la cárcel y empezaron el peregrinaje por los cuarteles, estuve seis meses atado con alambre, esposado atrás. Tenía que pasar el día sentado en un banquito contra la puerta, en un calabozo.

Ahí me enteré que estaba cayendo Saigón en la guerra de Vietnam.

5. La liberación. Marzo, 1985

Yo salí en la primera tanda de compañeros, dos días antes, porque los que no tenían delitos de sangre salimos primero.

Pero salí con una misión: tenía que conseguir un local para que nos pudiéramos juntar. Y así fue.

Fui a mi casa, le di un abrazo a mi madre y salí inmediatamente a conseguir ese local. Logramos un convento en el cual nos juntamos y estuvimos casi un mes, donde decidimos lo que íbamos a hacer en esa etapa.

La noche que salí habían liberado a las compañeras también. Y alguna mano amiga la trajo (a Lucía) a mi casa. Nos dimos un abrazo y nos juntamos hasta hoy.

Su perra Manuela y un pedido

José Mujica durante su entrevista con el podcast Witness History, de BBC World Service.
BBC
Mujica durante su entrevista con el podcast Witness History, de BBC World Service.

Manuela vivió 22 años. Es un récord. Se murió de vieja y está enterrada debajo de un secuoya. Cuando yo me muera, les he pedido que me calcinen y que me entierren ahí.

La vida es hermosa. Y triunfar en la vida es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae, en todos los órdenes.

El único milagro que hay es haber nacido. Por lo tanto, hay que darle una causa al milagro de haber nacido.

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BBC

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