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Movilidad social y elitismo educativo
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Movilidad social y elitismo educativo
La protección de los derechos de las minorías a la educación que en unos casos se ha reservado a grupos sociales privilegiados no es una lucha solamente de principios o ideales políticos. La educación plural es, en el fondo, la comprensión, el respeto y el diálogo entre los distintos grupos culturales, a través del reconocimiento del “otro” y sus derechos.
29 de agosto, 2023
Por: Cristopher Ballinas Valdés
@crisballinas 
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Recientemente, aunque de manera poco desordenada e inesperada, se dio en México un debate nacional sobre pobreza, desarrollo y movilidad social. Dicho debate, derivado del contexto electoral que ya es imperante en nuestro país, dejó ver que las historias de movilidad social llaman la atención más por excepcionalidad que por su cotidianidad. Un debate bienvenido, pues podría poner en el centro de la discusión la apremiante necesidad de revertir las diferencias estructurales que hacen ver en los casos de éxito historias novelescas de superación personal y lucha contra la adversidad, más que un resultado de políticas y acciones gubernamentales para sociedades más justas.

Dentro de ese efímero debate, diversas voces resaltaron un elemento común en el debate sobre el desarrollo y la movilidad social que es el papel que la educación puede jugar como un elemento para el ascenso social. Por eso, es relevante revisar un debate interesante que se suscitó en Estados Unidos unas semanas antes, derivado de la decisión de la Suprema Corte de Justicia en el caso conocido como Estudiantes por una Admisión Justa contra la Universidad de Harvard (SFFA vs Harvard). 1

En dicho fallo, la Suprema Corte de Justicia expresó que las acciones afirmativas en el proceso de admisión en la Universidad de Harvard violaban las cláusulas de protección igualitaria de la Catorceava Enmienda de la Constitución de los Estado Unidos de América. Es decir que, de acuerdo a la Suprema Corte de ese país, utilizar el factor racial como uno de los elementos a considerar en el análisis de la postulación de una persona a la Universidad de Harvard era inconstitucional.

Esta discusión llevaba varios lustros en el debate de las cortes e instancias judiciales de Estados Unidos. Para este caso, los Estudiantes por una Admisión Justa (SSFA por sus siglas en inglés) iniciaron en 2013 una acción legal en la Corte de Distrito de Boston contra la Universidad de Harvard, alegando que el proceso de admisión contenía un sesgo racial que afectaba negativamente a la comunidad asiática en el ingreso a esa universidad, favoreciendo a la comunidad identificada como blanca, lo que -argumentaban- era contrario al Acta de Derechos Civiles (1964).

Tras la revisión de los elementos presentados tanto por la SFFA y por la Universidad de Harvard, la Corte de Distrito en Boston dictó en 2019 que no había evidencia suficiente para argumentar que el proceso llevaba un ánimo discriminador o en prejuicio consciente, y que los postulantes asiáticos parecían no cumplir con los requisitos que buscaba la Universidad de Harvard y que sí estaban presentes en los postulantes blancos. Esta resolución fue ratificada por la Corte de apelaciones de Primer Circuito en 2019. Ante esto, al SFFA solicitó en 2021 que la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos de América conociera del caso.

En su resolución emitida en junio de 2023, la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos de América decidió que las acciones afirmativas de la Universidad de Harvard, en donde se consideraba la raza como un factor para que grupos minoritarios pudieran ingresar a la licenciatura, era inconstitucionales. Además, revirtió las decisiones de los casos de referencia anteriores revisados por esa Suprema Corte, en la cual se garantizaba el uso de factores raciales como elementos que permitieran a grupos minoritarios que se contara con su raza, aunado a otras características personales, como un elemento de acción afirmativa para el ingreso a la universidad. 2

La Universidad de Harvard, de manera inmediata y poco usual, emitió una serie de declaraciones a estudiantes en activo y exalumnos destacando dos elementos: que cumplirían el mandato de la Suprema Corte, pero que buscarían elementos para mantener la pluralidad en la comunidad de la Universidad. 3 Sin embargo, la decisión de la Suprema Corte había corrido como pólvora por toda la nación estadounidense, atizada por declaraciones de actores políticos de primer nivel de aquella nación que crearon un debate falaz. Entre estas declaraciones destacan aquellas hechas por el Presidente de los Estados Unidos de América, John Biden, quien declaró que “necesitamos mantener abierta la puerta a las oportunidades. Necesitamos recordar que la diversidad es nuestra fuerza”. Mientras que el expresidente Donald Trump dijo que “este es un gran día para los Estados Unidos de América. Las personas con habilidades extraordinarias y que cuentan con lo necesario para el éxito han sido recompensadas”. 4

Si bien la evolución de las decisiones de la Suprema Corte de Justicia merece en sí mismo un análisis jurídico, es importante destacar una serie de elementos que puede servir para tender los debates en otros contextos de manera comparada. Primeramente, si bien ilustrativas, estas declaraciones no dejan ver el verdadero centro del debate sobre el papel de la educación universitaria en las oportunidades de desarrollo de las personas, ya que son más el reflejo del ambiente político altamente polarizado que predomina actualmente en la sociedad estadounidense. Pero a su vez reflejan muchas de las falacias que existen en el debate de acciones afirmativas que permiten el acceso a la educación a diversos grupos sociales desfavorecidos.

El caso de Estados Unidos es ilustrativo ya que en el centro de su génesis como nación se conjuró la idea de que era el país de las oportunidades, el llamado “sueño americano”; un lugar donde no importando el origen y antecedentes, cualquier persona podría encontrar el sendero del éxito con el solo hecho de proponérselo. De aquí que siempre se ocuparan ejemplo de personas que habían logrado vencer la adversidad y lograr éxitos personales “haciéndose a sí mismo” o a través del esfuerzo individual. Esto ha llevado a idealizar las historias personales de los “underdogs” que inundan las librerías, los documentales televisivos o las películas hollywoodenses, haciendo creer que es suficiente el mérito personal y que las estructura económica, laboral y social no es determinante.

El mito del sueño americano, donde bastaba el trabajo duro, coraje y determinación para que cualquiera pudiera prosperar y alcanzar el éxito se extendió como un elemento casi definitorio de la democracia estadounidense, pero que encuentra poca referencia en la realidad. Debe reconocerse que las estructuras económica y laboral en Estados Unidos recompensan la ambición personal de las personas (sobre todo si es ésta empresarial). Esto se une a una serie de garantías políticas y sociales que dan base al liberalismo político estadounidense, que en realidad favorecen el liberalismo económico, la lógica de libre mercado. Es decir, la ambición es la base del sistema y este es protegido a través de una serie de estructuras que lo premian. Sin embargo, existe una gran salvedad a este principio: este se mantendrá siempre y cuando no atente contra el status quo, el cual se entiende en los “derechos ganados” por ciertas comunidades o grupos sociales, los cuales se entienden como “la mayoría” y, por ende, los derechos de grupos minoritarios pueden encontrar cabida en la medida que no atenten contra el del grupo social “mayoritario”. 5

Resultado de lo anterior es que en Estados Unidos hay una movilidad social relativamente baja, derivada principalmente de que las clases ricas tienen mayor acceso a escuelas superiores en una economía donde el salario es mayor para los trabajadores educados y donde la mayor presencia de afroamericanos y mujeres en la fuerza laboral, a lo largo de los años, sigue siendo en cargos con menos rango, autoridad, oportunidad de avance y salario que los hombres y los blancos. Es decir, que el sueño americano es exclusivo para ciertos grupos mayoritarios y limitado para los grupos minoritarios.

De ahí que sea importante mantener y defender acciones afirmativas, pero sobre todo comenzar cambios estructurales que garanticen el acceso a la educación, sobre todo a la educación superior, la cual funciona en sociedades con baja movilidad social como la mexicana 6 y la estadounidense casi como el único elemento catalizar de movilidad social para ciertos grupos minoritarios. 7

Sin embargo, muchas de las acciones gubernamentales que se hacen bajo el supuesto de la educación como elemento para la movilidad social no logran reconocer que no solo es la educación y el nivel de esta el que funciona como catalizador, sino que también debe de venir aparejada con ciertas características que permita un elemento diferenciador de otras ofertas educativas, así como una serie de elementos que acompañan la experiencia formativa —redes académicas, laborales y sociales; reducción de costos de entrada a comunidades epistémicas, elementos reputacionales, entre otros. Es decir, lo que se llama educación “de calidad” no solamente es una cuestión de elementos relacionados con el tipo de adiestramiento, sino también con la experiencia de estar en ese entorno y los elementos estructurales que permiten tomar ventaja de ese conocimiento.

También es necesario tomar en cuenta que la educación, por sí misma, no es la llave mágica a la movilidad social, sino en cómo esta se relaciona con el mercado laboral. Por lo que no solamente debe pensarse en acciones afirmativas para el ingreso a la educación superior, debe de trabajarse desde estados tempranos de la educación para que las personas adquieran conocimientos y habilidades que les permita ingresar a educación competitiva. Pero a su vez también que se tenga una relación entre la educación y el mercado laboral que permita opciones de desarrollo laboral que materialice una movilidad ascendente para las personas que vienen de grupos desaventajados. Es decir, propiciar un cambio estructural, que en un momento no haga necesaria las acciones afirmativas.

En este momento de desigualdad estructural en nuestras sociedades, mantener requisitos a la entrada a la educación que se ha reservado a algunos grupos sociales privilegiados, en la defensa del esfuerzo personal como motor del desarrollo social, es una falacia, ya que esta no reconoce los puntos de origen o las facilidades estructurales con las que nacen o se desarrollan los individuos. Es decir, competencia igual a grupos con antecedentes distintos es en el fondo una competencia desigual, lo que va en contra del principio de equidad. No se trata de suprimir o eliminar requisitos, sino reconocer que nuestras sociedades son desiguales y que se necesitan de elementos niveladores que permitan, entonces sí, a los individuos desarrollar sus capacidades. Preservando tradiciones mal reconocidas como derechos ganados de la mayoría, se corre el riesgo de aumentar las diferencias sociales, lo que eventualmente se puede convertir en tensiones sociales que no encuentran espacios para su canalización.

Por ello debe destacarse en el debate que las oportunidades para las personas que pertenecen a grupos minoritarios redundan en beneficios no solo personales, sino también para sus comunidades de origen, así como para la sociedad en general. Aquellas personas que se benefician de ellas suelen trabajar para el beneficio de sus comunidades de origen, además de realizar esfuerzos para preservar o ampliar las opciones para que otros con sus mismos antecedentes puedan beneficiarse de esas oportunidades.

Las universidades se benefician también de mantener una pluralidad en sus comunidades, pues no solo permiten a sus estudiantes conocer diferentes personas con diferentes orígenes y experiencias de vida, sino también convivir y respetar diversidad de opiniones, y con ello conocer un mayor abanico de opciones para ofrecer alternativas reales de soluciones a los problemas de la humanidad. Es decir, son mejores universidades en la medida que tienen una composición plural, además de que refuerza la cohesión social y facilita la integración social y combate el extremismo.

La protección de los derechos de las minorías a la educación que en unos casos se ha reservado a algunos grupos sociales privilegiados no es una lucha solamente de principios o ideales políticos. La educación plural es, en el fondo, la comprensión, el respeto y el diálogo entre los distintos grupos culturales, a través del reconocimiento del “otro” y sus derechos. A su vez entender que “mis derechos” no pueden atropellar los derechos y oportunidades de otros. Las universidades también deben de defender y encontrar formas de garantizar, pero todos los sectores del Estado (gobierno, sector privado y organizaciones sociales) deben de buscar reformas estructurales y así crear las bases para sociedades justas, inclusivas e igualitarias.

* Cristopher Ballinas Valdés (@crisballinas) es Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Oxford. Cuenta además con estudios en la Escuela John F. Kennedy de Gobierno de la Universidad de Harvard; la Universidad de California – San Diego; la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – México; y la Universidad Nacional Autónoma de México, donde se graduó con Mención Honorífica y fue condecorado con la Medalla Gabino Barreda.

 

1 Students for Fair Admissions v. Harvard, 600 U.S-2023 disponible aquí.

2 El antecedente que se utilizaba como base era el Caso Regents of the University of California v. Bakke, 438 U.S. 265 (1978), en el cual se alegaba que el “trato preferencial” a ciertas minorías podía reducir las oportunidades educacionales de la comunidad blanca sin violar la constitución. En ese momento, la decisión de la Suprema Corte fue a favor de mantener las acciones afirmativas a favor de minorías raciales de país, pero sin que se permitieran cuotas raciales. Así como el caso Grutter v. Bollinger, 539 U.S. 306 (2003) donde la misma Suprema Corte decidió que las acciones afirmativas no violaban la Catorceava Enmienda de la Cláusula de Protección Igualitaria, mientras se tomaran en cuenta otros factores también para la evaluación de cada postulante.

3 En la carta remitida a alumnos y exalumnos el presidente a la Universidad de Harvard, Lawrence S. Bacow, junto con los miembros del cuerpo administrativo, declaró que “reafirmamos el principio fundamental que la enseñanza, aprendizaje, e investigación profundas y transformativas depende de una comunidad compuesta de diferentes orígenes, circunstancias, perspectivas y experiencias […] el cambio requiere debate, desacuerdos, diversidad y diferencia como un elemento esencial para la excelencia académica”[…] Harvard debe ser siempre un lugar de oportunidad, un lugar donde las puertas deben de permanecer abiertas para aquellas que las han visto cerrado por mucho tiempo, y donde muchas personas tienen la oportunidad de vivir el sueño qui sus padres y abuelos no pusieron siquiera soñar”.

4 Por su parte, el expresidente Barak Obama declaró que “como cualquier política, las acciones afirmativas [para el proceso de admisión a la Universidad de Harvard] no era perfecta. Sin embargo, permitió a generaciones de estudiantes como a Michelle [Obama] y a mí demostrar que pertenecíamos a esa universidad. Ahora está en nosotros dar las oportunidades que merecen esos jóvenes estudiantes, así como lograr que los estudiantes en cualquier contexto se beneficien de nuevas perspectivas”. Una colección de declaraciones de diversas personas puede encontrase en Bernstein, Sharon (2023) “Affirmative action: Reactions to the US Supreme Court ruling”, Reuters, 29 de junio de 2023; disponible aquí.

5 Esta es la principal tesis de Alexis de Toqueville en su análisis sobre la democracia estadounidense (Democracy in América, Londres, Saunders and Otley, 1835). Al final concluye que las “revoluciones” estadounidenses no democratizaron al país y que la entendida “mayoría” es la encargada de crear las opciones de decisiones públicas y políticas.

6 De acuerdo al Centro de Estudios Espinosa Yglesias, 74 de cada 100 personas que nacen en la parte más baja de la escalera social durante su edad adulta no logran superar la condición de pobreza mientras que únicamente tres logran ascender al escalón más alto.

7 Una investigación presentada tan solo unos días antes de la resolución de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos de América, mostró que las personas estadounidenses están cada vez más opuestos a las acciones afirmativas que consideran la raza y la etnicidad como un factor en los procesos de admisión. Cfr. Pew Research Center, June 2023, “More Americans Disapprove Than Approve of Colleges Considering Race, Ethnicity in Admissions Decisions”; disponible aquí.

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Milei, el economista de ultraderecha que capitalizó la frustración de los argentinos
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Milei, el economista de ultraderecha que capitalizó la frustración de los argentinos
La protección de los derechos de las minorías a la educación que en unos casos se ha reservado a grupos sociales privilegiados no es una lucha solamente de principios o ideales políticos. La educación plural es, en el fondo, la comprensión, el respeto y el diálogo entre los distintos grupos culturales, a través del reconocimiento del “otro” y sus derechos.
20 de noviembre, 2023
Por: BBC News Mundo
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Javier Milei sobre un escenario
EPA
Javier Milei asumirá la presidencia de Argentina el 10 de diciembre.

Javier Milei -El Rey, El León, El Loco, el Avis Rara-, el líder de La Libertad Avanza, el hombre que usando una motosierra simbolizó durante su campaña su promesa de romper con todo para convertir de nuevo a Argentina en una potencia mundial, logró convertirse este domingo en el presidente electo de su país.

Con su triunfo en segunda vuelta sobre el ministro de Economía, Sergio Massa, Milei marca al menos dos hitos: con un discurso nuevo y rupturista -que él define como libertario y anarco-capitalista-, acaba con el dominio en las urnas de las fuerzas del peronismo/kirchnerismo vs el antiperonismo/macrismo, y se transforma en el primer economista en llegar a la Casa Rosada.

Un dato que no es menor en un país que estuvo entre los más ricos del mundo y lleva años con una inflación galopante -que actualmente supera el 140% anual- e índices que ponen al 40% de las personas por debajo de la línea de pobreza.

Quienes durante la campaña manifestaron miedo y rechazo hacia su figura, acusándolo de incendiario y retrógado, demostraron ser minoría.

Una mayoría de votantes apoyó el cambio que propone, que incluye dolarizar la economía, deshacerse del Banco Central, y reducir drásticamente -acorde con las ideas “minarquistas”- la dimensión del Estado, suprimiendo ministerios, eliminando obra pública y privatizando empresas estatales.

Milei no ganó diciendo que gastaría más, sino menos.

También afirmando que combatirá lo que llama con desprecio “la casta política”, aunque para la segunda vuelta recibió el apoyo del expresidente Mauricio Macri y de líderes de su partido, Juntos por el Cambio, como la candidata a presidente que presentó esta agrupación, Patricia Bullrich.

De hecho, el hartazgo con el mundo político tradicional, y la falta de otras alternativas, parece haber sido un punto de quiebre a su favor.

Así ven su victoria tres expertos consultados por BBC Mundo:

  • “La sensación de crisis infinita en Argentina habilitó un discurso más radical y la idea de probar con lo nuevo”, Pablo Stefanoni, doctor en Historia por la Universidad de Buenos Aires.
  • “Logró captar el hastío de los de arriba, los de abajo, los del medio, los chicos, los adultos, el cansancio de todos”, Juan Carlos de Pablo, economista de la Universidad de San Andrés y amigo de Milei desde hace más de 30 años.
  • “Milei supo conectar ‘desde lo exótico’ con el hartazgo de la sociedad argentina, que prefiere mandar todo al demonio a seguir viviendo como vive ahora”, Juan Negri, director de la carrera de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella.

En BBC Mundo te contamos cuáles son los hitos en la vida y la carrera de Javier Milei, el presidente electo de Argentina.

Javier Milei, del partido La Libertad Avanza, en un acto de campaña.
Reuters
Milei logró imponerse con un programa rupturista.

Sin miedo

Javier Gerardo Milei nació el 22 de octubre de 1970 en la ciudad de Buenos Aires y se crio en el barrio porteño de Villa Devoto en una familia de clase media.

Su padre, Norberto Horacio Milei, de 78 años, dedicó su vida laboral a los autobuses, primero como conductor y luego como propietario de siete líneas de transporte. Su madre, Alicia Luján Lucich, de 73 años, es ama de casa.

Dice que fue un chico reservado, que repartía su tiempo entre los estudios y el deporte. El apodo de El Loco se lo pusieron cuando en el colegio Cardenal Copello, una muestra de que en esos días su tono, sus palabras y su imagen ya era únicas entre sus compañeros.

Llegó a jugar como portero en el Club Atlético Chacarita Juniors, de la segunda división del fútbol argentino, un puesto que en su propias palabras es el que mejor reflejaba ese carácter singular.

“La personalidad del arquero es muy distinta: se viste distinto, usa guantes, es el único que puede jugar con las manos, entrena solo, es un puesto muy solitario, es el único que si se equivoca es gol”, le dijo al periodista Jorge Fontevecchia.

Sin embargo, como él mismo ha contado, lo que realmente marcó su infancia fue la violencia. Tanto así que desde 2010 no tiene relación con los que prefiere llamar sus progenitores.

Javier Milei.
Tomás Cuesta/Getty Images
Milei dice que el maltrato infantil hizo que “ahora no le tengo miedo a nada”.

Según él, todo comenzó el 2 de abril de 1982, mientras miraba por televisión cómo el presidente de facto Leopoldo Galtieri anunciaba el desembarco de tropas argentinas en las Islas Malvinas/Falklands, bajo control de Reino Unido, en lo que fue el inicio de una guerra que acabó con la vida de 655 combatientes argentinos y 255 militares británicos.

Javier, que tenía 11 años, le dijo a su padre que la decisión del gobierno militar le parecía un “delirio” por la relación desigual de fuerzas entre un ejército y otro.

“A mi padre le agarró un ataque de furia. Empezó a pegarme trompadas y patadas. Me fue pateando a lo largo de toda la cocina”, recordó Milei en una entrevista con el periodista Agustín Gallardo hace cinco años.

“De grande dejó de pegarme para infligir violencia psicológica”, relató. “Siempre me dijo que era una basura, que me iba a morir de hambre, que iba a ser un inútil”.

Pero desde su perspectiva, el maltrato físico y psicológico que recibió de niño y joven, en lugar de debilitarlo, lo fortalecieron.

“Eso hizo que ahora no le tengo miedo a nada”, afirma.

El verdadero jefe

Karina y Javier Milei.
Alejandro Pagni/AFP
Karina Milei ha sido una pieza clave en la campaña de La Libertad Avanza.

Pero El León -como lo llaman sus seguidores por su melena -un apodo que varios han aprovechado para vender camisetas son su figura- no creció solo.

Su única hermana, Karina Milei, un año y medio menor que él, es una figura central en su vida.

Apodada “El jefe” (en masculino), fue una pieza clave en el armado político que lo llevó a ganar la presidencia. “De no estar ella, no habría nada de todo esto”, reconoce Milei.

El mandatario electo ha comparado el vínculo que los une con el del profeta más importante para el judaísmo, Moisés, y su hermano Aarón:

“Moisés era un gran líder, pero no un gran divulgador. Dios le mandó a Aarón para que se comunicara. Yo soy a Kari lo que Aarón es a Moisés”.

Milei, que se define como católico, ha dicho que piensa en convertirse al judaísmo, y ha sido muy crítico con el papa Francisco, al que llamó “el representante del maligno en la Tierra” que “tiene afinidad por los comunistas asesinos”.

Aunque en el mes que pasó entre la primera y la segunda vuelta del domingo moderó notablemente su discurso, declaraciones como la que hizo sobre el Papa son coherentes con el rechazo rotundo que ha manifestado contra el comunismo y el socialismo que, según dice, lo une a otros líderes de ultraderecha como el brasileño Jair Bolsonaro, el chileno José Antonio Kast, y el partido español Vox.

En la prensa, Milei ha sido comparado más de una vez con el expresidente de Estados Unidos Donald Trump.

En política internacional, ha reiterado que se alejará de China, país que ha invertido mucho en Argentina en los últimos años, y de su vecino Brasil, gobernado por el líder de izquierda Luiz Inacio Lula da Silva.

“Si soy presidente, mis aliados son Estados Unidos e Israel”, ha indicado.

Javier Milei junto a su hermana Karina Milei.
Reuters
Karina Milei es apodada “el Jefe” por el candidato libertario.

De su vida personal, se sabe que es amante del rock y lideró la banda “Everest”, que se dedicaba a versionar temas de The Rolling Stones. También dice que es apasionado de la ópera.

Habla con regularidad del amor a sus perros, llamados Conan, Murray, Milton, Robert y Lucas, por los economistas liberales Murray Rothbard, Milton Friedman y Robert Lucas.

“Les agradezco el triunfo a mis hijitos de cuatro patas”, dijo tras ganar las primarias de agosto en referencia a sus cinco mastines, copias de un perro llamado Conan creados en un laboratorio al norte del estado en Nueva York.

No tiene hijos ni ha convivido con una pareja.

Las dos únicas novias que se le conocen son populares en el mundo del espectáculo: la cantante Daniela Noemí Pérez, y la humorista Fátima Flórez, con quien anunció una relación semanas después de quedar primero en las primarias de agosto.

De acuerdo a reportes de prensa, es ella quien lo bautizó como El Rey.

El “catecismo” anarco-capitalista

La primera vez que Javier Milei votó a un presidente fue en 1989 y no optó por el peronista Carlos Menem, que finalmente se impuso, ni por el representante del oficialismo, el radical (centro-derecha) Eduardo Angeloz.

En esos comicios, se inclinó por el político, militar y economista Álvaro Alsogaray, quien en la década de 1950 fue ministro de Industria del gobierno de facto de Pedro Eugenio Aramburu, y es reconocido como el principal impulsor del liberalismo en la Argentina de la segunda mitad del siglo XX.

Pasados los años, sin embargo, Milei ha aclarado que las ideas de Alsogaray no reflejan con precisión sus preferencias políticas. Prefiere identificarse como anarco-capitalista, una corriente que busca llevar a la mínima expresión el papel del Estado en la economía. O, como lo llamó él, un “no-Estado”.

Es una propuesta radical y compleja, que sus críticos advierten puede funcionar bien como discurso, pero se puede convertir en un dolor de cabeza en la práctica ante la eventual pérdida de empleos públicos y de programas de ayudas sociales de los que depende un buen porcentaje de la población.

Argentina es un país donde las universidades son gratuitas desde hace casi un siglo, el sistema de salud pública es robusto y el empleo estatal, por encima de la media regional, representa el 18% de los trabajadores ocupados.

Pero aunque ahora lo repite y lo caracterice tanto, Milei no fue siempre un anarco-capitalista.

En los primeros años de su carrera como estudiante de Economía de la Universidad de Belgrano, así como en el tiempo en las maestrías que realizó en el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES) y la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), se consideraba un “liberal clásico”.

“En ese momento, era un economista matemático, un neoclásico tradicional, con una atracción especial por las matemáticas”, recuerda Stefanoni, que ha dedicado los últimos años al estudio del movimiento libertario en Argentina y que cursó Microeconomía en la Universidad de Buenos Aires con Milei como profesor.

Javier Milei y Fátima Florez.
Getty Images
La humorista Fátima Florez en el acto de cierre de camapaña de La Libertad Avanza.

No fue hasta 2014, que el ahora presidente electo adhirió al mundo de la Escuela Austríaca, gracias a la lectura del libertario Murray Rothbard, un economista estadounidense reconocido por unir las ideas libertarias a la extrema derecha y dar forma al llamado “paleo-libertarismo”.

“Milei toma las ideas de un libertarismo de extrema derecha e intenta aplicarlo en Argentina, algo que no tiene antecedente en este país”, le dice Stefanoni a BBC Mundo.

Para el economista Juan Carlos de Pablo -que opina que estas ideas tienen cosas geniales y otras muy malas como creer que no hay falla de mercados-, Milei adoptó la Escuela Austríaca “de manera extrema.. más como un catecismo que como un pensamiento”.

Lo mismo se podría decir del liberalismo con el que muchas veces explica sus decisiones.

Un diálogo que ejemplifica a rajatabla la libertad que defiende es el que sostuvo en el Canal Telenoticias en noviembre de 2022, luego de que su partido votara en contra de una ley para ampliar el programa que lucha contras las cardiopatías congénitas, una de las causas más frecuentes de mortalidad de recién nacidos.

Al ser preguntado por la razón del rechazo, respondió:

“Implica más presencia del Estado interfiriendo en la vida de los individuos e implica más gastos. Eso no funciona así. Nosotros votamos en función del ideario liberal”.

En la misma línea están algunas de las posturas que más preocupan a aquellos que lo consideran un salto al vacío, como su posición contraria al aborto y al feminismo, su defensa de la tenencia de armas y la venta de órganos, y la ambigüedad con que se ha referido incluso al comercio de bebés.

“Moralmente superiores”

Manifestantes del candidato presidencial Javier Milei de La Libertad Avanza sostiene una réplica de un billete de cien dólares con la foto de Milei durante un mitin el 25 de septiembre de 2023 en San Martín, Buenos Aires, Argentina. (Foto de )
Tomás Cuesta/Getty Images
La eliminación del Banco Central es una de sus principales propuestas.

Aunque Milei ocupó su primer cargo público recién en 2021, cuando fue elegido diputado por la capital, llevaba años incursionando en el ámbito público como divulgador de las ideas libertarias.

Fue a comienzos de 2000 cuando se acercó a los medios de comunicación y en 2015 empezó a ser visto con mayor frecuencia.

El periodista argentino Roberto García, uno de los primeros en llevarlo a un programa de televisión, notó que era un hombre que decía “cosas diferentes al resto de los economistas”.

En aquel momento, el que era director periodístico del diario Ámbito Financiero, lo invitó a su programa para hablar de sus informes económicos, pero rápidamente identificó que Milei tenía la habilidad de mantener atenta a la audiencia gracias a su tono volcánico.

“Milei es una rara avis. No solo es una persona que sabe de lo que habla, sino que parece saber”, le cuenta García a BBC Mundo y asegura que hace 15 años a nadie se le podía ocurrir que algunos de los postulados que planteaba entonces Milei pudieran ser aceptados por la sociedad argentina.

En ese contexto fue que comenzó a promover lo que llamó “la batalla cultural”, a través de la cual instaló cuestionamientos poco escuchados hasta entonces, como la posibilidad de una dolarización o la crítica al consenso alcanzado en materia de derechos humanos tras el gobierno militar de los 70 y 80.

“Los zurdos están perdiendo la batalla cultural. Mientras sigan repitiendo sus mentiras, nosotros los liberales vamos a seguir defendiendo nuestras verdades. Les vamos a ganar porque somos moralmente superiores”, decía Milei en 2018.

En televisión construyó una figura que supo conectar con la ansiedad económica de los argentinos, que, ávidos de cambio, se sintieron identificados con él.

“Milei creó un personaje para la televisión. Muchas veces le dije que tenga cuidado, que podés enloquecer de tanto hacerte el loco”, le confiesa a BBC Mundo su amigo Juan Carlos de Pablo, con quien Milei intercambiaba opiniones de historia del pensamiento económico y algunos discos de ópera.

“No es la primera vez que el personaje devora a la persona”, indica.

Javier Milei.
Luis Robayo/AFP
Milei ha dicho que sus principales aliados serán Estados Unidos e Israel.

Instalado ya como figura en los medios, llegó el turno de lo que llamó “la batalla política”, que empezó hace dos años con la fundación del partido La Libertad Avanza, espacio con el cual peleó las elecciones legislativas de 2021 y superó hasta las mejores expectativas al alcanzar el 17% de los votos en la ciudad de Buenos Aires.

Además de por los pasillos de las universidades y los platós de TV, pasó por la Corporación América, un grupo del poderoso empresario Eduardo Eurnekian que administra los principales aeropuertos de Argentina y América Latina y en el que ocupó el puesto de Economista Jefe hasta el día previo a jurar como diputado en 2021.

Dos años después, Milei logró imponerse en la batalla por la presidencia, habiendo ocupado un solo cargo público, con un partido nuevo y de composición diversa que no cuenta con gobernadores regionales.

La primera interrogante que abre su victoria es cuántas de sus ideas radicales podrán realmente ser aplicadas desde un Estado que él ha considerado su principal “enemigo”, y desde un ámbito que el presidente electo conoce poco justamente porque lo desprecia.

También deberá resolver la naturaleza de su convivencia política con Mauricio Macri, cuyo apoyo electoral le sirvió para ganar la elección. ¿Será el expresidente su aliado, su mentor, el encargado de limar sus aristas más radicales o un obstáculo para llevar a cabo sus proyectos más ambiciosos?

Además, deberá satisfacer a un electorado heterogéneo, con expectativas muy grandes y diversas, que esperan cambios en poco tiempo.

“Para Milei sus votantes van a ser un problema porque lo están votando por cosas distintas”, analiza Juan Negri, director de la carrera de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella.

“El presidente asumirá con un reducido equipo técnico que, debajo de la sábana de la dolarización, carece de una mirada coherente sobre los otros temas”, complementa el experto.

Cuando Milei asuma la presidencia iniciará la verdadera prueba de fuego para El Rey, El León, El Loco, el Avis Rara, el hombre que ha expresado su furia contra lo que él será desde día: la cabeza del gobierno y del Estado argentino.

* Edición: Carolina Robino

Línea.
BBC

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