La dinastía Antonina, que gobernó desde el año 96 y hasta el 192 d.C., fue la más longeva y se caracterizó por imprimir la mayor estabilidad política y económica en la historia del Imperio Romano. La administración y el sistema legal romanos pacificaron las regiones que habían sufrido disputas entre tribus, reinos o ciudades rivales (como los permanentes conflictos entre las tribus galas o las ciudades-Estado griegas). Edward Gibbon, en The history of the decline and fall of the roman empire, la refiere como “la época más feliz de la historia de la humanidad”. La pax romana permitió la máxima expansión territorial, una economía global y la transculturización del Imperio alrededor del Mediterráneo. Hasta que fue abruptamente interrumpida por la emergencia de la peste.
La Peste de los Antoninos es, en realidad, una serie de epidemias que devastaron el Imperio Romano a lo largo del siglo II d.C. De todas ellas, la epidemia más notable fue la conocida como “Peste de Galeno” (primera peste de los Antoninos), que tuvo lugar entre los años 165 y 170 d.C. Es la mejor documentada y fue nombrada así en honor a Claudio Galeno Nicón de Pérgamo, el más respetado médico, cirujano y filósofo del mundo romano que la describió en varios libros de su gran Opera Omnia. La transmisión de la enfermedad se vio favorecida por dos grandes episodios militares: la guerra parta en Mesopotamia y las guerras contra los marcomanos en el noreste de Italia. La primera peste de los Antoninos afectó a todo el Imperio, que gobernaba la novena parte de la tierra y a una cuarta parte de la humanidad.
La introducción del contagio al mundo romano se registró en Mesopotamia durante el reinado del Emperador Marco Aurelio Antonino, y se asocia con la llegada de 16 legiones romanas con sus auxiliares (unos 200,000 hombres) al reino parto. Las primeras muertes se reportaron a finales del 165 d.C. en Nísibis, poco antes de la conquista de Seleucia del Tigris, “…momento en que una terrible peste estaba acabando con muchos millares de ciudadanos y de soldados”. El escritor Luciano de Samósata afirma que la enfermedad se originó en Etiopía, a través de Egipto llegó a Asia y Seleucia, y luego se expandió por todo el Imperio con el movimiento de los ejércitos romanos. Amiano Marcelino, militar e historiador romano, menciona que la peste se extendió desde la tierra de los persas, a la zona europea del Rin, hasta Germania y las Galias. Otras leyendas discuten su origen, aunque es más probable que emergiera en China antes del año 165 d.C. y que se propagara hacia el occidente a lo largo de la ruta de la seda. Según escritos del sacerdote e historiador Paulo Orosio, algunas aldeas, ciudades y provincias europeas habrían perdido todos sus habitantes. El regreso de las legiones a cargo del co-emperador Lucio Vero a la península itálica “tuvo la fatalidad, según parece, de llevar consigo la peste a todas las provincias por donde pasó hasta que llegó a Roma” donde, según Dión Casio, causó hasta 2,000 muertes por día.
Las fuentes sobre la etiología y el diagnóstico de la epidemia son muy dispersas. Aunque, la más relevante la constituyen los propios textos de Galeno, quien presenció y atendió la epidemia directamente con Marco Aurelio. Desafortunadamente, sus escritos hacen una breve presentación de los casos y se centran en proporcionar enfoques terapéuticos. Los síntomas referidos fueron “fiebre, pústulas cutáneas altas, negras o negruzcas con tendencia a secarse al final de la enfermedad, lesiones en la cavidad bucal y en la laringe, alteración de la voz, tos con expulsión de sangre y mucosas en algunos casos, hemorragias, náuseas, vómitos, mal aliento, ulceración de la vejiga, insomnio o somnolencia y finalmente trastornos mentales”; los pacientes que no murieron se recuperaron entre el día 9 y 12 de la enfermedad. Varios expertos coinciden en que pudo haber sido una forma hemorrágica de viruela y se estima que la mortalidad estuvo en un rango de 10 a 30 % de la población de la época, lo que significó entre seis y dieciocho millones de muertos. Este episodio se ha catalogado como la primera pandemia de la historia: Primero en el sentido geográfico, ya que los movimientos y contactos entre diferentes grupos culturales facilitó la rápida dispersión de la enfermedad en toda la cuenca del Mediterráneo. En segundo lugar, el impacto de la peste afectó al ejército y a todos los estratos sociales; incidió en los modelos religiosos y en la economía de sesenta millones de personas en todo el orbis romanus.
Un episodio interesante se presenta en la Historia Augusta cuando, en plena campaña contra los marcomanos en el Danubio, “surgió una epidemia tan grande que los cadáveres se transportaron en distintos vehículos y carruajes. Los Antoninos promulgaron entonces leyes severísimas respecto a la inhumación y a las sepulturas, pues prohibieron que nadie las construyera a su gusto… dicha epidemia acabó con muchas miles de personas, muchas de ellas de entre los primeros ciudadanos… Marco Antonino… ordenó sepultar los cadáveres de los más pobres, incluso a costas del fisco”. Estas leyes aún se conservan en el Digesto romano y tratan específicamente sobre las penas para los ciudadanos que violan las normas de entierro, los sitios donde hacerlo, y cómo se deben manejar los cadáveres para evitar los contagios. Lucio Vero murió de la enfermedad en el 169 d.C. Años después, el propio Marco Aurelio, en agonía víctima del contagio, cuestionaba a sus generales: «¿Por qué me lloráis y no pensáis más bien en la epidemia y en la muerte de todos?».
La aparición de la peste rompió el dinamismo del Imperio Romano en un periodo de máximo esplendor y generó las condiciones para su declive. La mayoría de los expertos coinciden en que el impacto fue tan severo que redujo el número de contribuyentes, reclutas para el ejército, candidatos a cargos públicos, empresarios, agricultores y comerciantes. Se redujeron las explotaciones agrícolas; la escasez de cosechas causó aumento de precios; se afectó el suministro de alimentos. El déficit de fuerza laboral impactó en la fabricación de productos; se obstaculizaron las economías locales; se interrumpió el comercio doméstico e internacional; la recesión significó menos impuestos para el estado. Por otro lado, esta pandemia tuvo un impacto profundo en la psique colectiva, afectó a las antiguas tradiciones romanas, renovó la espiritualidad, dejó huella en la expresión artística y creó condiciones para la expansión de religiones monoteístas, como el mitraísmo y el cristianismo. Este período, caracterizado ya por recurrentes crisis sanitarias, sociales y económicas, favoreció particularmente el crecimiento cultural y político en Occidente.
En última instancia, la peste de los Antoninos dejó una marca indeleble en la historia de Roma y en la memoria colectiva de la humanidad. Es un recordatorio sombrío de la fragilidad de la civilización, incluso en el apogeo de un imperio.
* José Alberto Díaz Quiñonez es vicepresidente de la Sociedad Mexicana de Salud Pública A. C. (@saludpublicaac). Es Doctor en Ciencias Biomédicas por la UNAM y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, el Sistema Nacional de Investigadores y la Academia Nacional de Medicina de México.
Referencias:
Picón V, Cascón A. Historia Augusta. Akal / Clásica, 1era Edición, Madrid; 1989. ISBN: 84-7600-361-7. Disponible aquí.
Estuvo a su lado en cada momento de la campaña presidencial.
Y este domingo, cuando se supo que Javier Milei había logrado un contundente triunfo sobre Sergio Massa en el balotaje, fue ella, su hermana Karina, quien lo presentó ante una multitud que esperaba eufórica oír su primer discurso como presidente electo.
Visiblemente emocionada, abrazó a su hermano y ambos saludaron desde el escenario a sus seguidores que gritaban “libertad, libertad, libertad”.
Fiel a su bajo perfil, no dijo mucho más. Se sabe poco de su vida y es difícil acceder a ella.
Pero quienes conocen a Milei reconocen que es la “gran arquitecta” detrás del proyecto del libertario antisistema.
Es su principal estratega, consejera y la figura central de su armado político, La Libertad Avanza.
Javier Milei, de hecho, la llama “El Jefe” (en masculino) y ha repetido en varias ocasiones que “sin ella, no habría nada de todo esto”.
En BBC Mundo te contamos tres datos sobre ella.
Karina Milei es la única hermana del economista libertario. Es dos años y medio menor que él (ella tiene 50 y él 53 años).
Crecieron en el barrio de Villa Devoto, en la ciudad de Buenos Aires, en el seno de una familia de clase media. Su papá, Norberto, era colectivero y su mamá, Alicia, ama de casa.
Cursaron la primaria y secundaria en el Instituto Cardenal Copello, una institución educacional católica y desde niños tuvieron una relación muy estrecha.
Sus vidas se unieron en el ámbito laboral hace más de una década, cuando ella decidió comenzar a trabajar con él mientras daba conferencias como economista.
Y desde hace casi tres años, Karina Milei está volcada a la carrera política de su hermano y a fortalecer La Libertad Avanza, la coalición fundada en 2021 con la que Javier Milei llegó al poder.
De acuerdo con Juan Luis González, periodista y autor de “El Loco, la vida desconocida de Javier Milei y su irrupción en la política argentina”, ella es quien está detrás de la mayoría de las decisiones que toma el presidente electo.
“En cualquier otro partido, los temas que Karina monopoliza están divididos en siete u ocho personas. La agenda, las alianzas, con qué periodista habla Milei y con quién no, quién entra al búnker, quién accede a la intimidad de Javier Milei y quién no”, le dice a BBC Mundo.
“Es quien tiene la palabra final”, agrega.
El propio Javier Milei ha reconocido que él le “reporta” a su hermana. Y ella, en una de sus pocas apariciones públicas, dijo que él “es muy aplicado y hace caso”.
Karina Milei también es la artífice de ideas que son consideradas exitosas entre los seguidores del próximo mandatario, como el sorteo del sueldo que recibía como diputado o las clases públicas de economía con las que ha recorrido el país.
“Para él, Karina es muy importante, es la que lo sostiene, conduce y alienta. Y le dice lo que tiene que hacer”, le explica a BBC Mundo el politólogo argentino José Natanson, autor de “Por qué. La rápida agonía de la Argentina kirchnerista”.
Pero antes de que todo esto sucediera, Karina Milei era una persona ajena a la política.
Licenciada en Relaciones Públicas de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), se dedicaba a sus negocios (tuvo una taller de reparación de neumáticos), al arte y a hacer repostería (en una época incluso vendió tortas).
“Es muy impresionante el crecimiento de Karina Milei. Hace 2 años y 8 meses, ella nunca jamás había hecho política. Hoy, les dice a todos: si quieren estar en este espacio, ya saben a qué teléfono tienen que llamar”, afirma Juan Luis González.
Para los analistas, el papel fundamental que hoy juega Karina Milei en la vida y en la carrera política de su hermano se explica, en parte, por su rol de contención en el pasado.
Javier Milei ha contado públicamente que tuvo una infancia y adolescencia muy dura y que en eso la compañía de su hermana fue esencial.
Ella siempre lo apoyó y fue su hincha más importante cuando jugaba como portero en el Club Atlético Chacarita Juniors, de la segunda división del fútbol argentino.
También ha sido clave en la turbulenta relación del presidente electo con sus padres, a quienes ha criticado duramente, afirmando que sufrió maltrato físico y psicológico.
En una entrevista con el periodista Agustín Gallardo realizada hace cinco años, Milei recordó que cuando tenía 11 años le dijo a su padre que le parecía un “delirio” la decisión del gobierno de facto de Leopoldo Galtieri de anunciar el desembarco de tropas argentinas en las Islas Malvinas/Falklands, bajo control de Reino Unido.
“A mi padre le agarró un ataque de furia. Empezó a pegarme trompadas y patadas. Me fue pateando a lo largo de toda la cocina”, afirmó Milei.
“De grande dejó de pegarme para infligir violencia psicológica”, relató. “Siempre me dijo que era una basura, que me iba a morir de hambre, que iba a ser un inútil”.
Entre 2010 y 2020, Javier Milei cortó relaciones con sus padres y, según el periodista Juan Luis González, fue Karina quien los logró reconciliar antes de la pandemia.
“Milei tiene una vida muy compleja, con un padre que lo golpeaba, con una madre cruel, con amigos que no tuvo… la única persona que estuvo a su lado toda la vida es Karina Milei”, explica González.
Una mirada similar tiene el politólogo José Natanson: “Javier Milei es un tipo que está muy solo, que tiene un entorno muy chico, ha tenido una vida personal difícil. Y la hermana lo ha acompañado siempre”.
El economista libertario no ha escondido su admiración hacia ella y ha expresado en numerosas ocasiones que “es el ser humano más maravilloso del planeta”.
Aún más: el mandatario electo ha comparado el vínculo que los une con el del profeta más importante para el judaísmo, Moisés, y su hermano Aarón: “Moisés era un gran líder, pero no un gran divulgador. Dios le mandó a Aarón para que se comunicara. Yo soy a Kari lo que Aarón es a Moisés”.
“Me saqué el premio con Kari. Ella es la protectora. Es la gran responsable de esto. Yo soy el divulgador”, dijo en declaraciones a Crónica TV.
Aunque es conocida como el “alma” del proyecto libertario, es muy difícil saber qué piensa realmente Karina Milei.
Y es que la hermana del “león” -como le llaman sus seguidores por su melena- no da entrevistas ni suele hablar en actividades públicas.
Tampoco se relaciona con periodistas y tiene un círculo cercano acotado.
Uno de los pocos lugares en los que ha dado declaraciones es en el documental “Javier Milei, la revolución liberal”.
En él, la hermana plantea algunas ideas que fueron clave en la campaña del mandatario electo. Entre ellas, el hartazgo con la política tradicional y su lucha contra la “casta”.
“No piensan en la gente, creo que solamente piensan en ellos. No veo que tengan empatía con la gente. Porque realmente no les importa”, indica ella en la cinta.
También asegura que “admira” a su hermano y que en cuanto “más le pegan, más se fortalece”.
“No sé si muchos lo saben, pero Javier es uno de los mejores promedios de la facultad (…). Yo admiro a mi hermano. La gente lo que ve de Javier es que es genuino”, señala.
Javier Milei ha dicho que cuando eran niños ella era la extrovertida y él el introvertido. Pero que ahora “hicimos cambio de roles”.
Según Juan Luis González, su bajo perfil también se debe a que “no es una persona muy dada con el resto del espacio político; marca distancia”.
“Ella es la gran incógnita y merece un libro más que Javier Milei”, le dijo el periodista a BBC Mundo.
La pregunta ahora es qué papel tendrá Karina Milei en la presidencia de su hermano.
El mandatario electo ha deslizado la idea de que ella podría asumir el rol de Primera Dama.
Pero para Juan Luis González ella no necesita ningún tipo de cargo “para seguir siendo la persona más importante en la cabeza de Javier Milei”.
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