El juicio de Gisèle Pelicot, llevado a cabo el año pasado en Francia, conmocionó al mundo al sacar a la luz décadas de abusos sexuales perpetrados por decenas de hombres y facilitados por su propio esposo. Este caso expuso cómo la violencia de género sigue profundamente arraigada en el tejido social, incluso en países con altos niveles de equidad económica y desarrollo social. En México, la violencia de género se ha vuelto una triste cotidianidad, con más de 3,000 mujeres asesinadas al año, muchas a manos de su pareja. En 2023, el 58 por ciento de los feminicidios en el continente americano fueron cometidos por las parejas de las víctimas, muchas de las cuales actuaron con impunidad. A pesar de los avances en el fortalecimiento del marco legal en el país para penalizar la violencia doméstica —ya sea psicológica, económica, patrimonial, física o sexual— persisten importantes lagunas en su implementación, lo que deja a muchas mujeres en situación de vulnerabilidad.
En 2021, el 70.1 por ciento de las mujeres de 15 años o más en el país reportó haber experimentado al menos un incidente de violencia a lo largo de su vida. 1 Los niveles de violencia doméstica en el país en relaciones de pareja son profundamente alarmantes: el 39.9 por ciento de las mujeres mexicanas de 15 años o más en pareja ha declarado haber sufrido algún tipo de violencia, ya sea física, verbal, psicológica, patrimonial, económica o sexual, mientras que el 20.7 por ciento reportó haberla experimentado en los últimos doce meses. Dentro de los casos de violencia doméstica por parte de su pareja, el 6.9 por ciento de las mujeres mencionó haber vivido violencia sexual, y el 16.8 por ciento enfrentó violencia física.
Aunque los niveles de violencia doméstica en México se alinean con los promedios regionales, siguen siendo alarmantes. En 2018, el 24 por ciento de las mujeres de 15 a 49 años experimentaron violencia física y/o sexual por parte de su pareja a lo largo de su vida, una cifra similar al promedio de América Latina de 25 por ciento y ligeramente inferior al global de 27 por ciento. Esta cifra es preocupante, especialmente porque la violencia física en pareja ha aumentado en la última década y las incidencias de violencia sexual no han mostrado mejoras significativas. Los índices más altos de violencia de género por parte de la pareja se concentran en el sur del país, siendo Guerrero, Hidalgo y Yucatán los estados con mayores niveles en 2021.
Históricamente, el vínculo matrimonial en México implicaba el débito carnal, que obligaba a los cónyuges a tener relaciones sexuales cuando lo deseaba uno de ellos. No existía reproche social por ejercer violencia sobre la pareja ni por exigir actos sexuales mediante la violencia. La Suprema Corte, en un primer intento por proteger a las mujeres de abusos, sostuvo que la cópula forzosa en el matrimonio era un ejercicio indebido de un derecho, pero no constituía violación. Sin embargo, en 2005 la Corte cambió su postura y determinó que la violación podía ocurrir incluso dentro del matrimonio, marcando un hito en la lucha contra la violencia de género y la libertad sexual.
A nivel normativo en México, en cumplimiento a diversos compromisos internacionales como la “Declaración Sobre la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer (CEDAW)” y la “Convención Belem do Para”, se implementó la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia que define tipos de violencia (sexual, física, económica, etc.) y obliga a la Federación y entidades a garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. En esa línea, el Código Penal Federal tipifica el delito de violación cuando la víctima es la esposa o concubina, con penas de 8 a 20 años de prisión, y además establece el delito de violencia familiar, que abarca agresiones físicas, psicológicas, patrimoniales, económicas o sexuales, con penas de 6 meses a 4 años de prisión. En comparación, Colombia solo establece una pena máxima de 2 años en casos de violación entre cónyuges.
Sin embargo, a pesar de los avances en el marco legal, persisten deficiencias en su implementación y en la aplicación de la ley. Los niveles de denuncia entre las víctimas siguen siendo muy bajos: en el 2021, solo el 20.5 por ciento de las víctimas reportó la violencia ejercida por su pareja, mientras que en el entorno familiar la cifra se redujo al 10.1 por ciento. Además, en México, estudios indican que las autoridades responsables de investigar la violencia contra las mujeres a menudo actúan con incompetencia y falta de imparcialidad. A nivel regional, existen desigualdades en el tratamiento de casos de violencia contra las mujeres, especialmente por parte de las fiscalías y/o policías encargadas de investigar, quienes carecen de sensibilidad ante las denuncias de violencia doméstica. 2
En conclusión, aunque existen avances legislativos y judiciales en la lucha contra la violencia doméstica, al igual que en la implementación de protocolos para juzgar con perspectiva de género, a nivel nacional persisten significativas lagunas en su implementación. En términos de recomendaciones, es esencial implementar la transformación de políticas educativas, la asignación de recursos financieros para hacer efectivas las Alertas de Violencia de Género, y fortalecer los procesos de atención y prevención para identificar a las mujeres afectadas por violencia doméstica.
* Andrea Tafoya (@andreataff) es abogada egresada de la Escuela Libre de Derecho, donde también se desempeña como profesora y se ha desempeñado en derecho constitucional. Jonathan Grabinsky (@Jgrabinsky) es especialista en temas de gobierno y profesor en el Tecnológico de Monterrey. Cuenta con una licenciatura y maestría en políticas públicas de la Universidad de Chicago.
1 Este porcentaje incluye las víctimas de violencia psicológica, económica, patrimonial, física, sexual o discriminación en el trabajo.
2 Caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs. México Sentencia de 16 d noviembre de 2009 (excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas).
Ucrania tiene yacimientos de minerales estratégicos y tierras raras, algunos de ellos en zonas controladas por Rusia, que ahora Trump quiere explotar para asegurar el desarrollo de tecnologías frente al auge de China.
Es un acuerdo que le otorgará a Estados Unidos acceso a una de las riquezas naturales más valiosas de Ucrania, pero aún no está claro que le conceda a Kyiv las garantías de seguridad que busca el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky.
Kyiv y Washington están a punto de firmar un acuerdo sobre el acceso de EE.UU. a valiosos minerales de Ucrania, país que posee enormes yacimientos de tierras raras y minerales cruciales.
Olga Stefanishyna, viceprimera ministra para la integración europea y euroatlántica, ha declarado en X que “las negociaciones han sido muy constructivas y que casi todos los detalles clave están ultimados”.
Añadió que “estamos comprometidos a completarlo rápidamente para proceder a su firma”.
La idea de conceder acceso a EE.UU. a estos minerales valiosos surgió del propio Zelensky, quien se la presentó a Trump en septiembre de 2024 como parte del “plan de la victoria” y era visto como una forma de asegurar el apoyo estadounidense a Kyiv en la guerra contra Rusia.
Tras su llegada a la Casa Blanca, Trump ha mostrado interés en los minerales, pero sin ofrecer las garantías de seguridad buscadas por Ucrania.
“Le dije [a Ucrania] que quiero el equivalente a unos US$500.000 millones en tierras raras, y básicamente han accedido a hacerlo”, dijo Trump al periodista de Fox News Bret Baier el pasado 10 de febrero.
Trump sostenía que esos minerales deberían ser canjeados por el apoyo continuado de EE.UU. a Ucrania en la guerra contra Rusia, pero no daba señales de querer comprometerse con la defensa de ese país.
“No es una conversación seria”, dijo Zelensky, rechazando la propuesta. “No puedo vender nuestro Estado”.
Desde entonces, las relaciones entre ambos gobiernos se tensaron, pero recientemente parecieron distenderse haciendo posible el avance en estas negociaciones, cuyos términos definitivos aún no están definidos.
En todo caso, la propuesta de Trump ha demostrado la importancia de estos minerales, pero ¿para qué sirven y qué pueden ofrecer a EE.UU.?
“Tierras raras” es un término colectivo para 17 elementos químicamente similares que se utilizan mucho en la tecnología y la industria modernas.
Estos elementos son cruciales para la fabricación de teléfonos inteligentes, computadoras y equipos médicos, entre otros.
Se trata del escandio (Sc), el itrio (Y), el lantano (La), el cerio (Ce), el praseodimio (Pr), el neodimio (Nd), el prometio (Pm), el samario (Sm), el europio (Eu), el gadolinio (Gd), el terbio (Tb), el disprosio (Dy), el holmio (Ho), el erbio (Er), el tulio (Tm), el iterbio (Yb) y el lutecio (Lu).
Estos minerales se denominan “raros” porque es muy poco habitual encontrarlos en estado puro, aunque existen yacimientos de algunos de ellos en todo el mundo.
Sin embargo, las tierras raras suelen hallarse con elementos radiactivos, como el torio y el uranio, y para separarlos se necesitan muchos productos químicos tóxicos, por lo que el proceso de extracción resulta a veces difícil y caro.
Ucrania posee 21 de las 30 sustancias que la Unión Europea (UE) define como «materias primas críticas», lo que representa alrededor del 5% de las reservas mundiales.
Muchas de las zonas que contienen estos elementos se encuentran al sur de lo que es conocido como Escudo Cristalino ucraniano, principalmente bajo el mar de Azov. La mayoría de estos territorios están actualmente ocupados por Rusia.
Sin embargo, sigue habiendo proyectos prometedores en el Buzh Medio, así como en las regiones de Kyiv, Vinnytsia y Zhitómir.
Los expertos afirman que, aunque se han identificado varios centenares de lugares geológicos prometedores, sólo algunos de ellos podrían convertirse en yacimientos si su explotación se considera económicamente viable.
“Las estimaciones que se han publicado son muy aproximadas”, afirma Adam Webb, responsable de materias primas para baterías de Benchmark Mineral Intelligence.
“Hay que trabajar mucho más para demostrar que esos depósitos minerales se pueden convertir en reservas económicas”.
En cuanto a otros importantes recursos minerales ucranianos, cerca del 70% de ellos se encuentran, según Forbes Ukraine, en las regiones de Donetsk, Dnipropetrovsk y Luhansk. Es decir, muchos están en territorio invadido y aún ocupado por Rusia.
Además de los minerales de tierras raras, Ucrania también posee lo que se conoce como minerales esenciales, como el litio.
Según el gobierno ucraniano, el país tiene unas 450.000 toneladas de reservas de litio. No se está explotando, aunque ha habido planes para empezar a hacerlo.
Rusia ha ocupado al menos dos yacimientos de litio: Shevchenkivske, en la región de Donetsk, y el yacimiento del complejo de Kruta Balka, en la región de Berdyansk.
Los yacimientos de litio de la región de Kirovohrad siguen bajo control ucraniano.
El interés de Estados Unidos por controlar la producción de tierras raras y muy posiblemente de minerales esenciales se debe en gran medida a la competencia con China, que actualmente domina la oferta mundial.
En las últimas décadas, China se ha convertido en líder tanto en la extracción como en el procesamiento de minerales de tierras raras, con un 60-70 % de la producción mundial y casi el 90 % de la capacidad de procesamiento.
La dependencia estadounidense de China en esta cuestión preocupa a la administración Trump, tanto en términos de seguridad nacional como de economía.
Estos materiales son necesarios para tecnologías muy sofisticadas, desde coches eléctricos hasta equipos militares.
Análisis de Navin Singh Khadka, corresponsal de Medio Ambiente del Servicio Mundial de la BBC.
A primera vista, parece una paradoja.
Trump ha ordenado la expansión de la producción de combustibles fósiles, abandonando las políticas de energías renovables. Pero, al mismo tiempo, quiere asegurarse minerales cruciales -que son clave para la transición a la energía limpia- de donde pueda.
Sin embargo, esos minerales son también los componentes básicos de la electrónica de consumo, los equipos militares y de navegación y, lo que es más importante, los centros de datos de Inteligencia Artificial (IA).
Trump ha anunciado un gran estímulo para la expansión de la infraestructura de IA en Estados Unidos. Para ello se necesitará un enorme suministro de minerales esenciales, principalmente cobre, silicio, paladio y elementos de tierras raras.
Y el suministro de minerales estratégicos ya ha empezado a disminuir, convirtiéndose en una de las principales causas de la ralentización del crecimiento mundial de las energías limpias.
Según los expertos, el principal factor es el dominio chino de los minerales esenciales, entre ellos las tierras raras, en gran parte debido a la geopolítica entre Estados Unidos y China.
Tras haber perfeccionado durante décadas sus técnicas de procesamiento, China controla actualmente el 100% del suministro refinado de grafito natural y disprosio, el 70% del cobalto y casi el 60% de todo el litio y manganeso procesados, según la Agencia Internacional de Energías Renovables.
También produce mayoritariamente elementos de tierras raras y mantiene un férreo control sobre metales clave en todo el mundo, con la titularidad de importantes minas en África, Asia y Sudamérica.
“Para contrarrestar el creciente control de China sobre la cadena de suministro global”, el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes de Estados Unidos durante la administración de Biden afirmó que “es esencial que Estados Unidos asegure su propio suministro innovador de minerales críticos y estratégicos”.
La administración Trump parece ver en lugares como Ucrania y Groenlandia zonas en las que utilizar métodos innovadores para añadir a su cadena de suministro.
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