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El huevo, la gallina y el diálogo imposible
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7 minutos de lectura

El huevo, la gallina y el diálogo imposible

11 de octubre, 2024
Por: Adina Chelminsky

En el ultimo año, en medio de la discusión (eterna, acalorada y cada vez más violenta) sobre la guerra entre Israel y el eje proxy iraní (léase Hamas en Gaza, los Houtíes en Yemen y Hezbollah en Líbano), la conversación acaba siempre en “pero a ver… quién pegó primero”.

Como si hurgar en los anales de la historia hicieran alguna diferencia en el presente, y sobre todo, en el futuro de Israel y Gaza.

Quién llegó primero. Quién agredió primero. Quién hizo porque le hicieron. Quién reaccionó a lo que hizo el otro. El eterno cuento del huevo y la gallina.

Y critico esta dinámica no porque no sea importante conocer la historia, sino porque la respuesta a estas preguntas es absolutamente relativa. Según del lado del conflicto en que estés, es la cronología que cuentas y las culpas que asignas.

Podría yo aquí tratar de convencerlos de que la Tierra Santa siempre ha sido judía y del derecho inequívoco de Israel a existir y a defenderse. Explicación digna, dirían algunos; “lavarte las manos”, dirían otros. Los que están de acuerdo conmigo, me aplaudirían y compartirían este texto; los que no, me tacharían de propagandista sionista y dejarían de leer.

En este conflicto no hay puntos medios.

Si googleas “conflicto Israel-Palestina perspectiva israelí”, obtienes millones de resultados; si googleas “conflicto Israel-Palestina perspectiva palestina”, encuentras otros tantos.  La discusión que se lleva a cabo hoy ya no es de datos, sino de adjetivos. Ya no es de verdades, sino de algoritmos en redes sociales. 

En un conflicto de tantos años no hay nadie impoluto. Nadie.

¿Cuándo empezó el conflicto? ¿En el 2000 a. C., en el 1000 a. C., en el 70 d. C., en 1898, en 1917, en 1948, en 1967, en el 2005? 1 ¿El 7 de octubre del 2023?

“Uyyy, Adina, me dice mi sobrino de 12 años, “si quieres encontrar cuándo empezó todo tienes que buscar cuando Abraham (el patriarca) separó a sus hijos (Isaac e Ismael)”. Sería remontarnos a la génesis de la creación. Literal.

Así que en vez de hablar de la fecha cuando empezó (texto que a nadie va a satisfacer), quisiera hablar de cuando el conflicto más antiguo del mundo se volvió casi-imposible de resolver.

1 de Febrero de 1979.

El día que el Ayatollah Khomeini regresó a Irán, despojó al Sha (que definitivamente no era monedita de oro… bueno, sí, tenía muchas monedas de oro) y empezó el auge del fundamentalismo islámico radical desde una teocracia cegada por la ley Sharia y con exceso de dinero.

Y ojo, no es que en antes del 79 las cosas fueran perfectas. Lejos de. Ya se habían librado cuatro guerras entre Israel y sus vecinos árabes; la liga árabe negaba completamente el derecho de Israel a existir; en el 67 Israel había anexado Gaza y Cisjordania; Septiembre Negro y la OLP ya existían, y la masacre de las Olimpiadas de Munich ya se había perpetrado.

Pero hasta el 1980 el conflicto era principalmente por territorio. Ideologizado, sin duda, pero por territorio. Y eso se hubiera resuelto eventualmente. No en balde Sadat y Begin firmaron la paz entre Israel y Egipto en 1980. El no reconocimiento de los países árabes de Israel tenía mucho que ver con un tema territorial y geopolítico (estábamos a la mitad de la Guerra Fría) que eventualmente se hubiera resuelto (ojo, me queda claro que el hubiera no existe).

Pero, al grito de la revolución islámica iraní de Allah, Qur’an, Khomeini, toda posibilidad de paz en Medio Oriente se malogró.

Entre más fanatismo (de ambos lados) se le mete al conflicto, más imposible se vuelve resolverlo.

El conflicto hoy en Israel no se puede entender sin el factor Irán, porque es la mano que mece la cuna… la mano que entierra los féretros.

En todo este año que he analizado personalmente este conflicto (porque llevo 51 años consciente de él), tanto en el lugar de los hechos como en extensas pláticas con expertos y personas de todas las posturas y religiones, este es el punto en donde todos están de acuerdo.

La jihad islámica está dispuesta a truncar todos los esfuerzos y tratados de paz, y a sacrificar no sólo a todos los israelíes y judíos (por apóstatas), también a todos los palestinos y musulmanes moderados en su lucha por el control del Medio Oriente y del mundo occidental.

Parafraseando a Leonard Cohen, first we take Ramallah, then we take Berlin.

Ahora, sería muy cobarde de mi parte sólo hablar de Irán y no dejar claras cuales son MIS verdades universales sobre este conflicto y asumir el debate y las críticas que conllevan.

Ahí van (momento de compartir el artículo o de dejar de leer).

Uno, repito: No hay impolutos. El gobierno israelí ha cometido enormes errores en el tema palestino, no sólo en la guerra, sino en los años anteriores al 7 de octubre.

Pero el nivel de horror y sadismo del 7 de octubre no se puede justificar con ningún argumento.

Dos, el dolor y la tragedia de las guerras, de todas las muertes que generan, de todos los lados, es avasallador.

Tres. El principal enemigo del pueblo palestino es Hamas, financiado ideológica y económicamente por Irán. El principal enemigo de los libaneses es Hezbollah, financiado por ¿quién creen? Irán.

A Hamas, que gobierna Gaza, no le interesa en lo más mínimo el bienestar del pueblo palestino, y repito que no exento al gobierno israelí de nada, pero es Hamas el que los ha puesto como carne de cañón. Construyendo túneles de muerte, desviando fondos, edificando cuarteles en escuelas y hospitales a costa de la seguridad del pueblo que dicen representar.

Para Hamas cada palestino muerto es un arma perfecta de propaganda ante la opinión pública.

Quienes desde Occidente dicen defender a Palestina (¿en qué ayuda a Gaza quemar un Starbucks en Paseo de la Reforma?), lo único que están pidiendo es perpetuar un régimen de dolor y muerte para los palestinos.

Los palestinos tienen el absoluto derecho de tener un Estado, pero con la responsabilidad que implica el no volverlo un espacio terrorista sino de bienestar para la población.

El 7 de octubre nunca fue un grito de resistencia para conseguir un Estado Palestino, fue un acto de horror planeado para empezar una guerra y desestabilizar cualquier posibilidad del proceso de paz.

Cuatro. Israel tiene el total derecho de existir y de defenderse. Es inverosímil que esto sea un tema de debate. No es un país perfecto (¿cuál lo es?), pero es una democracia funcional para 8 millones de judíos y 2 millones de árabes.

Los gritos de “Desde el Río hasta el Mar, Palestina libre será”, lo único correcto que tienen es que riman. Pragmáticamente ¿qué pretenden conseguir? ¿Correr a los judíos, druzos y cristianos que viven en Israel? ¿Dinamitar todo Tel Aviv?

Seis. La paz, como dijo Isaac Rabin, se hace con los enemigos. En algún momento (ESPERO) las posiciones de esquina van a tener que dar lugar, una vez más, a negociaciones de paz. Que, ESPERO, se puedan/quieran cumplir.

Y por último:

Hoy en torno a Gaza se libran dos guerras. La primera, la bélica, en donde ninguno de nosotros tenemos ningún control y, la segunda, la de la conversación publica que, a punta de polarización, todos estamos perdiendo.

Señal de los tiempos. Hoy es imposible cualquier debate civil y propositivo en torno a cualquier tema polémico.

El nivel de polarización, manipulación y violencia (en redes y en la vida real) ha llegado a niveles alarmantes a nivel mundial.

Por qué este conflicto en Israel genera mucho más atención que conflictos en Siria, Pakistan, China, Sudán. Por qué nadie se manifiesta en la embajada de China por el millón de uyghurs perseguidos. Por qué nadie demanda de Bashr El Asaad proporcionalidad en una guerra que ha cobrado más de medio millón de muertos. Por qué no hay campamentos en la UNAM por los decapitados en Guerrero.

Porque, nos guste aceptarlo o no, hay un tema vigente y escondido (o no tan escondido) de antisemitismo, que a veces se endulza artificialmente como anti-sionismo, pero que permea toda la discusión mundial en torno al conflicto. No jews, no news.

Hoy, en Israel y Palestina, el cuento no es el de que vino primero, si el huevo o la gallina; el cuento es el del huevo, la gallina y el sartén en el que todos nos estamos friendo.

* Adina Chelminsky escribió Ecos de Octubre, disponible de manera gratuita en ecosdeoctubre.com.

 

1 En orden cronológico: 2000 a. C. llega Abraham a la tierra de Canan; 1000 a. C., el primer rey judío (Samuel) en Judea; 70 d. C., expulsión de los judíos de la tierra de Judea; 1898, primer congreso sionista en Basilea; 1917, la declaración Balfour; 1948, decreto de partición de la ONU en dos estados (uno árabe y uno judío) y declaración de independencia del Estado de Israel; 1967, guerra de los Seis Días y conquista de los territorios de Gaza, Sinaí y Cisjordania; 2005, salida de Israel de Gaza; 7 de octubre del 2023, ataques de Hamas.

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Imagen BBC
El gran éxito económico que lograron los libaneses que migraron a América Latina en el siglo XIX y que mantienen sus descendientes
9 minutos de lectura

La diáspora libanesa en América Latina echó raíces en la región desde hace casi 150 años. Desde entonces se convirtió en una de las comunidades más prósperas.

03 de octubre, 2024
Por: BBC News Mundo
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“Ser libanés no es una nacionalidad, es un oficio”, dice un poema del escritor libanés Roda Fawaz.

Su verso transmite un sentimiento que comparten millones de personas originarias de esa nación de Medio Oriente, o descendientes de migrantes que lo hicieron a lo largo de los últimos 150 años, y que se establecieron en muchos países del mundo.

América Latina fue un destino de una buena parte de ellos. Notablemente en Brasil, con entre 8 y 10 millones de brasileños-libaneses. Pero también en el resto de los países, desde México hasta Argentina, se calcula que hay unos cuatro millones más repartidos en la región.

Entre ellos hay nombres que han logrado un lugar destacado en el mundo de los negocios, la política o la cultura. Los empresarios son tal vez los más conocidos, con apellidos como Slim (México), Jafet y Ghosh (Brasil), Char (Colombia), Menem (Argentina) o Saieh (Chile).

Y con fama internacional, Shakira o Salma Hayek o el actor Ricardo Darín dan muestra de lo lejos que han llegado las artistas de origen libanés.

La diáspora en América Latina casi triplica los 5 millones de habitantes de Líbano, país que actualmente atraviesa una crisis por la guerra entre el grupo armado Hezbolá asentado en territorio libanés y las fuerzas de Israel.

Shakira en Líbano en 2003
Getty Images
Shakira, cuyos apellido libanés Mebarak viene de su padre, visitó Líbano en más de una ocasión.

Pero el éxito de esta comunidad en América Latina no fue automático. Fue a base de lo que el historiador mexicano de origen libanés Carlos Martínez Assad llama “una migración solidaria” que los llevó a establecerse en diversos países de la región.

“Algunos estuvieron primero en Venezuela o Colombia y luego se vinieron a México. Y al revés, gente que estuvo en México terminó en otro país de América Latina. O a Estados Unidos y viceversa, primero llegaron allá y se vienen a México. Es un fenómeno de establecimiento de redes”, explica el investigador, autor de una basta colección de libros y publicaciones sobre la migración libanesa.

Pero lo que caracterizó a esta comunidad, y que los llevó a fijarse en el imaginario social, fue el comercio. Encontraron las formas y los medios para llevar productos a muchos puntos de los países que adoptaron y así establecer sus bases en la industrialización y modernización de América Latina.

¿Por qué dejaron Líbano?

El país que hoy es Líbano fue durante tres siglos (1516-1918) parte del Imperio Otomano, que dominó extensas porciones de Medio Oriente, el norte de África y la península de los Balcanes en el este de Europa.

Fue en el siglo XIX cuando la región del Monte Líbano comenzó a experimentar una época convulsa, en buena medida por la disputa por el poder político, económico y religioso entre los cristianos maronitas y los musulmanes drusos.

Los maronitas vieron cómo a partir de la década de 1840 empezó a haber escasez de alimentos y oportunidades, dice Martínez Assad. Y con el estallido de una guerra con los drusos, vinieron las primeras oleadas de emigración a partir de 1860.

“Hubo 60 años de gran inestabilidad en la región”, explica el historiador. Muchos de los maronitas se dirigieron a Europa, Asia, Oceanía y África. Pero otros también apuntaron al pujante continente americano.

Una ilustración de la masacre de maronitas de 1860
Getty Images
En la década de 1860 hubo matanzas de cristianos maronitas en el conflicto con los drusos.

La Primera Guerra Mundial, en la que el Imperio Otomano hizo alianza con las Potencias Centrales, generó una nueva oleada de emigrantes. “Los turcos reclutan a jóvenes, sin importar su religión, los agarran de la calle. Por eso mucha gente, para proteger a los hijos, los sigue enviando a otros países, como los de América”,

Eso explica en buena medida por qué la migración libanesa a América se caracterizó por la llegada de gente joven.

Se sabe que en un inicio muchos libaneses fueron llevados desde Europa a los países de la región latinoamericana con intermedio de agentes. Muchos tenían intención de llegar a EE.UU., pero fueron engañados y llevados a países como Brasil, Venezuela, Cuba o México.

Otros vieron en los países de América Latina un lugar con oportunidades.

Los comerciantes

El hecho de que los libaneses que emigraban de su país fueran cristianos, de la rama de los maronitas que practican un ritual cercano al católico, facilitó en buena medida su adaptación y aceptación cultural en los países de la región, explica Martínez Assad.

“Va a permitir el contacto mucho más amplio, incluso favorece los matrimonios, algo que no sucedió con otras comunidades, como los judíos o los asiáticos”, señala.

El territorio libanés otomano también tuvo una fuerte relación con Francia. Durante la conflictiva década de 1860, las fuerzas francesas defendieron a los maronitas y tras la Primera Guerra Mundial el territorio libanés fue un protectorado francés. Eso explica que culturalmente hubo mucho intercambio entre ambas partes.

Por ello, considera Martínez Assad, la francofilia de los libaneses les ayudó a la adaptación a otras lenguas romances, como el español y el portugués de los países de América Latina.

Ya desembarcados en América, se produjo un “fenómeno de establecimiento de redes” de libaneses que les permitió extenderse más allá de los principales puertos y ciudades.

“En Líbano hay algo que se le da mucha importancia al pasado fenicio, que aunque fue hace miles de años, queda en el inconsciente la idea de ser mercaderes. De tirarse al mar para la aventura y vivir de lo que se produce”, dice el historiador.

Un vendedor
Archivo General de la Nación Argentina
Los libaneses se hicieron buenos comerciantes, pero una imagen de vendedor ambulante fue la que se fijó en el imaginario colectivo.

Los libaneses se dedicaban, en general, al comercio y la agricultura en Líbano.

Pero es esa primera actividad la que empiezan a desarrollar en América Latina. Quienes no eran comerciantes en el pasado, entienden que en países como Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, México o Venezuela hay necesidad de establecer cadenas de distribución.

Y así es que muchos “se dan a la tarea de irse a muchos poblados”.

En Brasil se dio uno de los primeros fenómenos de los llamados “mascates” que caracterizarían a los libaneses en el continente: eran vendedores ambulantes que cargaban a cuestas una enorme caja con productos novedosos, muchos traídos del exterior, que iban vendiendo por las calles y las plazas.

Una figura que se replicó en otros países rápidamente y que llevó a los libaneses a adquirir ese perfil social de comerciantes de todo tipo de productos y novedades.

Si bien ser cristianos y adaptarse al idioma les permitió ir echando raíces en los países de la región. también enfrentaron algunas resistencias. En Sudamérica, en particular, los empezaron a llamar “turcos”, en ocasiones con un dejo despectivo, por su acento al hablar español y el hecho mismo de que vinieran del imperio dominado por Turquía.

Pero de hecho, la migración libanesa también se fundió con la de los sirios (vecinos de Líbano) que llegaron a América para probar suerte, lo que los llevó a ser puestos socialmente en el mismo grupo migrante aunque en estricto sentido fueran de origen diferente.

El monumento a la migración libanesa en Ciudad de México
Getty Images
En Ciudad de México hay un monumento a la migración libanesa.

Su prosperidad

Aunque Martínez Assad destaca que no todas las familias de origen libanés que hoy viven en América Latina son adineradas, fueron un grupo social que tuvo cierta prosperidad a lo largo del siglo XX.

Muchos comerciantes pasaron de ser vendedores ambulantes a establecer locales comerciales. Las redes para mover mercancías ya no solo se limitaron a un nivel local o regional, sino que comenzaron a establecer agencias de importación.

Las segundas y terceras generaciones de libaneses en América Latina también tuvieron mayor acceso a la educación universitaria, lo que fue clave para las familias.

Los Slim en México, los Char en Colombia, o la Jafet en Brasil, pero también otras cuantas familias en otros países de la región, pusieron las bases de lo que hoy son grandes empresas e industrias desde la década de 1920.

Miembros de la comunidad libanesa en CDMX
Getty Images
La diáspora libanesa ha alcanzado altos espacios en los negocios y la política.

Y con los negocios también abrieron la puerta de la política, desde su acceso a puestos locales hasta los nacionales. En Brasil, el país con la mayor población de origen libanés, Michel Temer es un político de origen libanés que llegó a ser presidente (2016-2018). Pero también cientos de políticos de esa comunidad han pasado por el Congreso.

Ecuador también tuvo al presidente Abdalá Bucaram (1996-1997), México a Plutarco Elías Calles (1924-1928) y Argentina a Carlos Menem (1989-1999). Dos altos funcionarios venezolanos son Tarek William Saab y Tareck El Aissami, que tienen origen sirio-libanés.

Shakira y Salma Hayek son dos de las artistas latinoamericanas que más lejos han llegado en la música y el cine, respectivamente.

También crearon fundaciones, hospitales y su comida se empezó a conocer mediante restaurantes en las principales ciudades de América Latina.

El poder político y económico, sin embargo, también ha atraído escándalos de corrupción. En México, dos miembros de la comunidad, de las familias Nacif y Kuri, estuvieron involucrados en casos de pederastia. Situaciones individuales que terminan por salpicar a toda la comunidad.

Mirar desde lejos

Para Martínez Assad, la prosperidad de la comunidad vino a consecuencia de la dedicación al trabajo de las primeras generaciones.

“Algo que se exalta mucho es el trabajo y yo creo que es cierto. Yo procedo de una familia que mis tíos se levantaban a las 5 am para arreglar su negocio. Pasaban todo el día la tienda. Y en la noche seguían arreglando los negocios del día siguiente”, señala.

En la actualidad, los constantes conflictos sociales y militares en Líbano en las últimas dos décadas -en especial la lucha del grupo armado chiita Hezbolá con Israel- ha sido vista con preocupación por la comunidad libanesa.

Sin embargo, Martínez Assad percibe cierta distancia, cuando menos en la comunidad mexicana cristiana maronita.

“No hay migración de vuelta ni mucho conocimiento de lo que ocurre en Líbano. La política es muy compleja de entenderla. El gobierno está conformado por grupos religiosos, de 18 religiones que hay en Líbano”, señala

Situaciones como el conflicto actual con Israel, que ha emprendido incursiones contra Hezbolá en el sur de Líbano, sin embargo, no dejan de ser “muy lamentables” para los libaneses que tienen que ver desde lejos el conflicto en el país que para sus ancestros fue su hogar y que les da identidad a miles de kilómetros de distancia.

Como escribía Fawaz: “Ser libanés es dejar Líbano pero Líbano no te abandona jamás. Ser libanés es tener un país que nunca he vivido pero es el mío”.

Línea gris
BBC

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