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El genocidio en Gaza es también un terricidio: reflexiones en torno a la crisis climática y el colapso civilizatorio
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El genocidio en Gaza es también un terricidio: reflexiones en torno a la crisis climática y el colapso civilizatorio

Trazar los orígenes del colapso sistémico del clima con lo que está sucediendo en Gaza es una manifestación de los mismos males: la justificación de ocupación de tierras ‘vacías’ con un lenguaje científico-civilizatorio, la sistemática destrucción de la naturaleza y apropiación en forma de recursos invisibilizando y vaciando territorios de sus pueblos y contenidos a través de un terricidio en nombre de un bien mayor.
11 de mayo, 2024
Por: Carlos Tornel

El pasado 7 de mayo marca un hito sombrío: se cumplieron 7 meses del inicio del genocidio que el estado de Israel está perpetrando en Gaza. Los 7 meses de bombardeo llegan a un número de más de 34,000 personas asesinadas, la mayoría de ellas no combatientes y más de la mitad mujeres y niñxs. El genocidio que está perpetrando Israel es claro y atroz. El caso expuesto por Sudáfrica en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) provee evidencia suficiente para catalogarlo dentro de esta consideración: Israel no sólo ha violado toda regla de derecho internacional, ha utilizado un lenguaje de exterminio al tratar de “borrar”, “aplanar” Gaza o incluso convertirla “en un estacionamiento” y exterminar al pueblo palestino bombardeando hospitales, escuelas, cortando acceso a agua, energía y comida, atacando periodistas, al tiempo que continúa con el avance y la violencia con asentamientos ilegales en Cisjordania.

Son 7 meses en donde las voces siguen incrementándose alrededor del mundo en resistencia, pero 7 meses en los que ya no podemos ser simplemente espectadores. Como recordó el director Jonathan Glasser al aceptar un premio Oscar en febrero por la película Zona de Interés, la cuestión no implica decir “Mira lo que hicieron entonces”, sino más bien “Mira lo que hacemos ahora”. ¿Qué le diremos a las futuras generaciones que hicimos y dijimos mientras ocurría un genocidio –posiblemente mejor documentado que cualquier otro en la historia– en nuestro tiempo? No podemos quedarnos calladxs un sólo día más y desde nuestro lugar, desde nuestra lucha  –la climática– nos toca también denunciar lo que está pasando como parte de la descomposición de la matriz colonial-patriarcal-capitalista, que es la responsable tanto de lo que sucede en Gaza, como lo que combatimos día con día en la lucha por detener la crisis climática.

Esta historia, a pesar de lo que sostienen varios defensores de la “respuesta” de Israel, no inició el 7 de octubre sino en la larga historia del sionismo como una ideología política para la creación del estado de Israel. Como bien nos recuerdan los historiadores y pensadores como Edward Said, el sionismo y el imperialismo tienen los mismos orígenes en el pensamiento occidental y su pretensión universalista. 1 El sionismo es paradójico. Al surgir de un momento histórico en donde se reconoció la victimización de lxs judíxs, la propuesta de crear un estado judío se alió con las fuerzas colonizadoras, calcando su proyecto entero en el modelo colonial. Las terribles atrocidades del holocausto se convirtieron en una forma de justificar un proyecto colonial en Medio Oriente, dejando intactas las críticas y los orígenes de este fenómeno: el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado. Said nos recuerda que el sionismo tiene que ser analizado de dos formas: 1) genealógicamente para demostrarse su procedencia y filiación tanto con otras ideas como instituciones políticas y 2) como sistema práctico de acumulación (de poder, tierra y legitimidad ideológica) y desplazamiento (de personas, ideas y legitimidad). 2 El no entenderlo de esta forma nos lleva a cometer el error de entender el racismo como una cuestión reciente o como algo que se puede resolver fácilmente.

En primera instancia Ussama Makdisi explica muy bien cómo el origen del sionismo no germinó en suelo palestino, sino en el de una Europa altamente racializada, 3 en un contexto en donde el imperialismo Europeo cubría aproximadamente el 85 % del territorio del planeta. El sistema imperial se estructuró a través de una expansión territorial y del desarrollo de una serie de formas de justificar dicha expansión, entre ellas la clasificación y la “racionalidad” científica para catalogar, tipificar al mundo, la naturaleza y sus habitantes humanos y no humanos en binarios: desarrollados y retrógrados, fuertes y débiles, civilizados y salvajes, etc. La clasificación de lo humano vino entonces acompañada de una “deshumanización” que a su vez justificaba la explotación, el exterminio de conocimientos, de cuerpos, de culturas y cosmovisiones otras. 4 La clasificación científica fue también justificación para declarar espacios como desperdiciados o mal utilizados –”tierra de nadie” (terra nullius)–, que podían ser aprovechados y tomados en nombre de la civilización, el progreso, el desarrollo (podemos seguir así hasta la descarbonización o la transición energética actual) 5 ocultado tras un velo humanitario o incluso de “salvación”. 6

En segunda instancia, el proyecto sionista como sistema práctico de acumulación surge de la misma raíz del árbol del proyecto imperial y colonial de Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos del siglo XIX. Los primeros sionistas deshabitaron el territorio –declarándolo terra nullius–, los nativos fueron considerados inexistentes o en su caso incivilizados –el proyecto del colonialismo por asentamientos consiste precisamente en convertir a los invasores en nativos y eliminar lo otro–. “La trágica miopía del sionismo”, dice Said, “está en haber nacido no sólo en la opresión europea a lxs judíxs, sino como parte de la opresión europea del resto del mundo”. 8 En pocas palabras, el sionismo decidió aliarse con los opresores y no con los oprimidos. La posibilidad de separar a los pueblos de la tierra, de borrar sus historias y de considerarlas como prescindibles se presenta bajo la siniestra justificación de la victimización de Israel, que ha utilizado la memoria y el legado de atrocidades del holocausto para protegerse de toda crítica. 9 Aún cuando casos similares de racismo en Estados Unidos o en Sudáfrica pueden ser condenados, las mismas personas pueden apoyar fervientemente el sionismo, como lo hemos visto en buena parte de la discusión en Estados Unidos o en Alemania, donde cualquier acusación al estado de Israel se califica de antisemita.

Un mal con los mismos orígenes

El cambio climático y el sionismo tienen los mismos orígenes. Como nos recuerda Farhana Sultana, si entendemos la crisis climática como un síntoma de una enfermedad más grande, ese mal es el capitalismo. 10 Walter Rodney decía ya a inicios de los setenta que Europa había subdesarrollado a África. La extracción de recursos, el abaratamiento del trabajo reproductivo de las mujeres, de la naturaleza y de aquellos que fueron designados “menos humanos” en el proyecto de la modernidad, no es una cuestión del pasado sino que persiste hasta nuestros días. Esta colonialidad del clima persiste de tres formas. Primero, a través de la extracción de materiales necesarios para sostener un proyecto de acumulación. La extracción de recursos y acumulación desigual de la riqueza sigue siendo una cuestión de desigualdad entre países (sobre)desarrollados y subdesarrollados. El saqueo es parte esencial del modelo de acumulación capitalista: como proponen algunos investigadores, anualmente el Norte extrae en forma de recursos abaratados, a partir de “externalidades” y de otras formas de apropiación del trabajo, aproximadamente 2.8 trillones de dólares.

Segundo, la colonialidad climática se manifiesta cuando las personas son hechas vulnerables a los impactos del calentamiento, pero también cuando sus vidas se presentan como desechables o inconsecuentes. Los legados coloniales se manifiestan en el saqueo de los territorios, pero también en las desigualdades que se manifiestan a través de los desastres sobrenaturales; el paso del Huracan Otis por Guerrero el año pasado es un ejemplo de esta desigualdad e invisibilización. Tercero, cuando la destrucción de los ecosistemas tanto tangibles como espirituales de los pueblos y de otras formas de vida son sistemáticamente eliminados. En América Latina el movimiento de mujeres mapuches en Chile y Argentina ha designado la noción del terricidio como la forma más adecuada de referirse a este fenómeno. El terricidio incorpora un acto de ecocidio, de eliminar las formas de vida de todo aquello que garantiza su reproducción, un etnocidio que surge de separar y eliminar el contexto en el que se producen los conocimientos y un genocidio que busca la eliminación de todo aquello que se manifiesta como desperdicio o aquello que no puede ser aprovechado en los términos designados por la economía política del capitalismo.

Trazar los orígenes del colapso sistémico del clima con lo que está sucediendo en Gaza es una manifestación de los mismos males: la justificación de la ocupación de tierras ‘vacías’ con un lenguaje científico-civilizatorio, la sistemática destrucción de la naturaleza y apropiación en forma de recursos invisibilizando y vaciando territorios de sus pueblos y contenidos a través de un terricidio en nombre de un bien mayor. Lo que sucede en Gaza es a nuestros ojos un vistazo a un futuro que está por venir y que marca, como dice Slavoj Zizek, el “fin de Europa”. Es decir, el agotamiento y la descentralización del proyecto del liberalismo europeo y su pretensión universal. En la corriente decolonial este proceso siempre ha estado marcado por el otro lado, o el lado oscuro –como lo dice Walter Mignolo–, de la modernidad. En pocas palabras, quiere decir que la modernidad y el proyecto humanista (los derechos humanos, civiles, sociales, políticos, etc.) se hicieron a costa de alguien más o de la deshumanización de aquello que se considera otro por esta matriz colonial de poder.

Pero el fin de Europa no es una buena noticia. Si el capitalismo ya no se puede reproducir en sus propios términos, lo que sigue no es un tecno-feudalismo, como aseguran algunos críticos, sino un sistema cada vez más violento y terricida. La sistemática destrucción de Gaza es una manifestación de la necesidad de seguir acumulando y de haber agotado las fronteras extractivas. Pero también es una manifestación de la resistencia y el rechazo que están imponiendo los movimientos sociales, la naturaleza y las fuerzas del trabajo reproductivo alrededor del planeta: desde Rojava y los territorios zapatistas hasta las protestas y campamentos estudiantiles en las universidades en Estados Unidos, vemos no sólo el desmoronamiento del proyecto civilizatorio europeo, sino un descentramiento del eurocentrismo y de la colonialidad. Vemos las aperturas hacia una transmodernidad, es decir, un proyecto que no busca completar la modernidad (como siguen haciendo muchos en su ímpetu desarrollista y modernista), sino un rechazo a la supremacía incuestionable de la modernidad como único camino posible. En otras palabras, la creciente condena del Estado de Israel como un estado colonial y terricida muestra el agotamiento de la legitimidad del proyecto de Occidente, el colapso de un capitalismo que ya no se puede reproducir en sus propios términos y pone énfasis en la continuidad de nuestra lucha.

Hoy no podemos darnos el lujo de regresar a nuestras vidas cotidianas. Estamos rodeados de violencias y luchar contra un sistema cada vez más violento no será fácil. Sin embargo, los falsos ídolos del sionismo como de las falsas soluciones climáticas cada día pierden más legitimidad. Como propone Ilan Pappe, estamos viendo “el principio del fin” tanto para el proyecto sionista, como para el de la legitimidad de estas visiones reduccionistas de la crisis climática. Sin embargo, las acciones para terminar con estas formas de opresión requerirán entender nuestras vidas, en donde sea que estemos, como un conflicto socioecológico permanente: un rechazo al terricidio que se perpetúa en nuestro nombre, en nombre del desarrollo sostenible, la seguridad nacional, de la modernidad o el progreso. Como nos recuerda Zaid, “la lucha contra el imperialismo y el racismo son luchas civilizatorias y no podemos librarlas de forma efectiva a menos que entendamos el sistema y las ideas de las cuales se origina. Solamente así podemos luchar científicamente en contra de ellos”. 11

* Carlos Tornel es un investigador, escritor, traductor y activista. Contacto [email protected].

 

1 Said, E. (1977) The intellectual origins of Imperialism and Zionism. Gazelle Review,2: 47:52.

2 Said, E. (1979/2000) Zionism from the Standpoint of its Victims. The Edward Said Reader. (pp: 114-168). New York. Vintage.

3 Makdisi, Ussama. (2019), Age of Coexistence. The ecumenical frame and the making of the modern Arab world. Oakland, University of california Press.

4 Prado, Abdenur (2018). Genealogía del monoteísmo. La religión como un dispositivo colonial. México: Akal.

5 Ver Brigel, B. y Svampa, M. (2023). Del «Consenso de los Commodities» al «Consenso de la Descarbonización». Nueva Sociedad, 306: 51-71.

6 Said, E. (1977). The intellectual origins of Imperialism and Zionism, p.51

8Said, E. (1977). The intellectual origins of Imperialism and Zionism, p. 53.

9 Ver Finkelstein, N. (2014). La Industria del Holocasuto. Reflexiones sobre la explotación del sufrimiento judio. Madrid: Akal.

10 En este podcast espacios hemos formulado esta tesis, reflexionando sobre los orígenes capitalistas, coloniales y patriarcales de la crisis climática, así como de la imposibilidad del capitalismo de ser anti racista, anti-patriarcal o anti-extractivista.

11  Zaid, E. (1977).The intellectual origins of Imperialism and Zionism, p.48.

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Imagen BBC
Por qué es clave para el cristianismo el pequeño pueblo en Turquía que eligió el papa León XIV para su primer viaje internacional
7 minutos de lectura

El Papa León XIV tiene previsto asistir a la conmemoración del mil 700 aniversario del Primer Concilio de Nicea, un hito para la cristiandad. ¿Por qué ha elegido este lugar para su primera visita al extranjero?

26 de noviembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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A primera vista, hay pocos indicios de que la tranquila ciudad turca de Iznik, a unas dos horas en coche de Estambul, sea una ciudad antigua que cambió el curso de la historia.

Solo se necesita media hora para recorrer a pie esta ciudad de 45.000 habitantes, por sus pintorescas calles estrechas con balcones rebosantes de rosas y hiedra.

Podrías llegar a las orillas del lago Iznik, al otro lado, sin ver rastro alguno de que esta fue una vez capital de los imperios bizantino y otomano.

Sin embargo, la semana que viene, la ciudad antes conocida como Nicea recibirá al papa León XIV, líder de la Iglesia católica, en su primer viaje al extranjero desde su investidura como pontífice en mayo.

Vista aérea de la Mezquita de Santa Sofía Orhan, un ornamentado edificio de ladrillo con pequeñas cúpulas y un único minarete que da a una pequeña plaza y está rodeado de cuidados jardines. El lago se ve al fondo, al otro lado de la ciudad.
Ali Atmaca/Anadolu Ajansı/Getty Images
Iznik, una pequeña ciudad a 140 km de Estambul, es un sitio de gran importancia histórica.

El viaje se centrará principalmente en una ceremonia a la que asistirá el Papa junto con el Patriarca Ortodoxo Griego Bartolomé y otros líderes cristianos para conmemorar el 1.700 aniversario del Primer Concilio de Nicea, celebrado en el año 325 d. C.

Esta visita fue planeada originalmente por el difunto Papa Francisco, fallecido en abril. La ceremonia se pospuso tras su fallecimiento.

“Una de las heridas más profundas en la vida de la Iglesia hoy es el hecho de que, como cristianos, estamos divididos”, declaró el Papa León XIV en una entrevista publicada en septiembre.

Añadió que la conmemoración del Concilio de Nicea es importante porque es un punto de encuentro para las diferentes denominaciones cristianas.

León XIV será el quinto Papa en visitar Turquía. No existen estadísticas oficiales sobre el número de cristianos en el país, pero un informe de 2023 del Departamento de Estado de Estados Unidos llegó a una cifra de 150.000, basado en informes de las propias comunidades cristianas.

El Papa se reunirá con el presidente Recep Tayyip Erdogan en la capital, Ankara, el 27 de noviembre, antes de viajar a Iznik el 28 de noviembre.

Pero ¿qué hace de Iznik un lugar tan crucial para los cristianos?

Momento crucial

Hay que remontarse al siglo IV, cuando se convocó el Primer Concilio de Nicea, para encontrar la respuesta.

El Imperio Romano en aquel entonces se extendía desde Escocia hasta el Mar Rojo y desde Marruecos hasta los desiertos de las actuales Siria, Jordania e Irak.

Al mando estaba Constantino I, el primer emperador cristiano.

Había otorgado a los cristianos los derechos legales más amplios desde la muerte de Jesucristo tres siglos antes, permitiéndoles practicar su religión abiertamente.

El emperador Constantino convocó el concilio con el objetivo de unificar el Imperio y la Iglesia. Quería reunirse con el clero para resolver los desacuerdos sobre la fe. El concilio del año 325 d. C. marcaría un punto de inflexión en la historia romana y cristiana.

Durante siglos, la ciudad fue tan importante para la cristiandad como Jerusalén, Roma o Constantinopla.

Un fresco del siglo XVI en la Capilla Sixtina representa el Primer Concilio de Nicea. Al fondo, se ven numerosos hombres con mitras sentados, mientras que en primer plano aparece un hombre con cetro y corona. Las murallas de Nicea se pueden ver en la esquina superior izquierda.
Fine Art Images/Heritage Images/Getty Images
Un fresco del siglo XVI en la Capilla Sixtina representa el Primer Concilio de Nicea.

El clero inicialmente decidió reunirse en la actual Ankara, pero el emperador Constantino escribió una carta ordenándoles que fueran a Nicea, según declaró al servicio turco de la BBC el historiador Turhan Kacar, de la Universidad Mugla Sitki Kocman.

Constantino quería dirigir personalmente el concilio, según Kacar: “Sabía, por reuniones eclesiásticas anteriores, que los obispos se resistirían si se les dejaba a su suerte”.

El historiador sugiere que Constantino I convirtió la religión en un “instrumento de Estado” con el Concilio de Nicea.

“Cuando los obispos llegaron a Nicea, representaban a sus propias comunidades; cuando regresaron a sus lugares de origen, representaban al Estado”.

Valores fundamentales del cristianismo

Paolo Raffaele, abad de la Iglesia católica de San Esteban en Estambul, coincide en que este concilio fue cuando “la Iglesia comenzó a colaborar con el Estado”.

El concilio ayudó a definir las creencias fundamentales del cristianismo, declaró el abad Raffaele a BBC News Turkish, y añadió que fue en Nicea donde se alcanzó un consenso sobre la naturaleza de Jesucristo.

Se definió claramente que existe un solo Dios eternamente existente en tres personas divinas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y se redactó un credo que confirma los valores fundamentales del cristianismo.

Establecer la divinidad de Cristo fue un momento clave en la lucha contra la conocida como “herejía arriana”, que negaba que Jesús fuera Dios.

El papa León XIV ha explicado cómo la controversia sobre estas opiniones fue “una de las mayores crisis del primer milenio de la Iglesia”, lo que refuerza la importancia del Concilio.

“Para los cristianos, este es el centro mismo de nuestra fe”, afirma Raffaele sobre el resultado del Concilio.

Una vista aérea de una sección de un mosaico de suelo, descubierto por primera vez hace 11 años durante la construcción del alcantarillado, ha sido completamente descubierta tras las excavaciones arqueológicas iniciadas este año en el distrito de Iznik de Bursa, Turquía
Getty Images
El emperador Constantino convocó el concilio con el objetivo de unificar el Imperio y la Iglesia.

El metropolitano ortodoxo griego Maksimos Vgenopoulos señala que las enseñanzas acordadas en el Concilio aún conservan su importancia hoy en día.

Iznik se considera un centro sagrado de peregrinación para los cristianos de todo el mundo, añade.

El denominador común de todas las iglesias

La ceremonia que conmemora el 1.700 aniversario del Concilio ofrece a los cristianos la oportunidad de celebrar un símbolo significativo de la universalidad de la Iglesia.

El profesor Kacar señala que cuando se celebró el Concilio de Nicea, las iglesias cristianas aún no estaban divididas entre católicas y ortodoxas, por lo que este acontecimiento histórico es considerado una “plataforma unificadora” por los líderes espirituales modernos.

Vgenopoulos se refiere al Primer Concilio de Nicea como “el denominador común de todas las iglesias cristianas que expresan sus creencias hoy, como en el pasado”.

Y enfatiza que la visita del Papa y la ceremonia conmemorativa resaltarán “el patrimonio histórico y cultural de la región y de Turquía”.

Fotografía aérea del yacimiento de Iznik. Se pueden apreciar mampostería parcialmente sumergida, delineando los antiguos muros de una iglesia, y un mirador se extiende hacia las aguas desde un edificio cercano.
Getty Images
Las ruinas de la Basílica de San Neófito fueron descubiertas en 2014.

La ceremonia conmemorativa en Iznik se celebrará cerca del yacimiento arqueológico de la Basílica de San Neófito, situada a orillas del lago.

El profesor de la Universidad de Bursa Mustafa Sahin, que dirige las excavaciones arqueológicas en Iznik, afirma que este edificio podría ser la iglesia a la que las fuentes teológicas denominan “Iglesia de los Santos Padres”, llamada así en honor a los clérigos del Primer Concilio.

Afirma que este es uno de los posibles lugares donde el Concilio pudo haberse reunido hace 1.700 años.

Generalmente se cree que el Primer Concilio se reunió fuera de las murallas de la ciudad y junto al lago, pero hasta ahora los estudios arqueológicos no han aportado ninguna prueba que respalde esta teoría.

El profesor Sahin declaró al servicio turco de la BBC que estimaba que la basílica se construyó más tarde, hacia finales del siglo IV, y que podría haberse erigido en el lugar donde se cree que San Neófito fue asesinado por los romanos mientras intentaba difundir el cristianismo a principios del siglo IV.

Sahin también dice que el Concilio podría haber tenido lugar en un palacio imperial, aún no descubierto.

Un modelo tridimensional generado por computadora de una basílica junto al lago, rodeada de árboles. El edificio es de ladrillo y tiene tejas rojas estilo terracota en el techo.
Dominik Maschek/Michael Sterrer-Schneyder
Una reconstrucción virtual de la basílica de Iznik basada en restos arqueológicos.

Al hablar de la visita, el Papa León XIV destacó la importancia de Iznik tanto en el pasado como en el presente:

“Algunos habían previsto inicialmente un encuentro entre el Patriarca Bartolomé de Constantinopla y yo. Solicité que este encuentro en Iznik fuera una oportunidad ecuménica para invitar a líderes cristianos de diversas religiones o comunidades cristianas”.

“Dado que Nicea es un credo, es uno de esos momentos en los que todos podemos hacer una declaración común de fe antes de que surjan divisiones”.

El 29 de noviembre, el Papa León XIV oficiará una misa para unas 6.000 personas antes de viajar al Líbano el 30 de noviembre para la siguiente etapa de su viaje.

Línea gris de separación
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