Quien se haya sorprendido con el reciente fogonazo del próximo presidente Trump, tomado urbe et orbi como declaración de guerra comercial anunciando el incremento de aranceles en 25 por ciento a México y Canadá, no entendió o de plano menospreció ―notablemente en el ámbito académico y entre los pundits y opinadores de aquí y allá― el modus operandi, el muy célebre y no por ello menos aberrante Art of the Deal, tal y como lo practicó el entonces mandatario durante cuatro largos años, entre 2018 y 2022. Más grave y consecuencial resulta el vertiginoso amago del ahora desencadenado Trump 2.0 a la clase política mexicana, la misma que ha estado al frente del gobierno los últimos seis años. Algo, un poco, tuvieron oportunidad de aprender acerca de cómo se reciben y responden las amenazas del presidente estadounidense más estrambótico de la historia; quizá la igualmente aberrante concentración de la relación con Trump en la sola persona ―estoy siendo generoso― de AMLO no propició ningún proceso pedagógico entre quienes llevaron y llevan, en el frente diplomático y el comercial, la relación con Estados Unidos.
En esencia, Trump advirtió: le bajan al tráfico de fentanilo y a la cruzadera de migrantes, o se atienen ya no al incremento de 25 por ciento de aranceles, sino a algo peor: el descuartizamiento del mercado libre e integrado de América del Norte, que mi administración no tendrá problemas en tratar por separado con cada uno de los dos socios comerciales. El problema de quienes se (des)ocupan de la relación política y comercial con los Estados Unidos de Trump es que acaso la divina providencia se entera de qué leen, en dónde se informan ―en el entendido de que, en efecto, le dedican un momento del día a analizar distintas fuentes. Un ejemplo clarísimo: Ian Bremmer, fundador del Euroasia Group, ha sido muy claro en la forma de entender, en la medida de lo posible, el approach de Trump al otro gran bloque comercial con el que Estados Unidos mantiene un flujo de negocios y comercio constante, la Unión Europea. Trump, argumenta Bremmer, jamás negociará con los 27 países miembros de la UE: al contrario, su fortaleza, y la propia fortaleza de los 27 más avezados, descansa en negociar por separado, y al diablo con la unión, los ideales, las buenas intenciones. La relación es uno a uno en exclusión de terceros.
La trama con México y Canadá es bastante similar, si no es que la misma.
Ya se ha desmenuzado con amplitud y detalle la pronta réplica de Palacio Nacional aquí mismo, en Animal Político.
Me interesa, empero, destacar dos componentes de la respuesta de la presidenta de México: pues nosotros les subimos el arancel al aguacate, y a ver cómo celebran el próximo Super Bowl.
Desde luego, semejante posición no va a caminar, es una respuesta para consumo político interno. Más desconcertante resulta la alusión, poco original -una cantaleta viejísima y obsoleta, además de inútil- por parte de un gobierno que todavía se está estrenando: las drogas sintéticas no las consumimos nosotros los mexicanos, ustedes son responsables por tener a tanto gringo drogado y adicto al fentanilo.
¿En verdad alguien en el gabinete cree que Trump, volcánico como es, siquiera va digerir semejante argumento? A lo mucho lo utilizará en contra de quienes tenga frente a sí.
¿Nadie en una posición de poder, algún iluminado asesor, ha pensado en el valor del bargaining chip que ofrecen los últimos datos, duros y puros, referentes a la disminución de muertes en Estados Unidos por sobredosis de fentanilo, ergo: del decremento sustancial en la demanda de la diabólica droga que Trump utiliza como fusta, y atraer a México y Canadá hacia una renegociación comercial marcada por el enredo y la mezcla de temas de seguridad, migración, fronteras?
De acuerdo a un reporte del Center for Disease Control and Prevention (CDC), la disminución de fallecimientos por sobredosis es de 12.7 por ciento durante los últimos casi 12 meses, en comparación con la reducción en 10.6 por ciento durante el mismo periodo del 2023. Más aún, estados de la Unión con fortísimos niveles de adicción a opiáceos y fentanilo, por ejemplo Ohio y Kentucky, muestran reducciones en fatalidades por sobredosis de 20 a 21 por ciento en promedio. A mí me tocó ver e informar acerca de la velocidad epidémica de la crisis de los opiáceos, pero igualmente supondría que cualquier funcionario consular mexicano tendría las suficientes ganas, ya que no la curiosidad e inquietud de cuanto ocurre en el lugar donde labora. El CDC ofrece este mapa interactivo, arcano y desconocido para los 50 y tantos cónsules mexicanos. Si algún inspirado en los consulados hace click en el estado de su preferencia, surgen datos con los que podrían entablar conversaciones interesantes con sus contrapartes por antonomasia, las autoridades locales por condado, ciudad, pueblucho. Si supera el temor a la retaliación desde la Ciudad de México, en una de esas envía sus findings para que sean integradas al fact-sheet que se manda a la presidenta.
Tratar de meter a Trump en un estrecho carril de discusión donde ni siquiera cabe su corpachón; repetirle las bondades de la competitividad lograda por América del Norte, por ejemplo en la industria automotriz, donde México mayormente replica y opera la innovación tecnológica originada en los laboratorios estadounidenses de investigación y desarrollo, salvo casos excepcionales de Tiers1, o proveedores de piezas con alto valor agregado, ubicados principalmente en el clúster automotriz de Nuevo León / Monterrey; salir con aquello de pegarse un tiro en el pie es la mejor manera de provocar mayores desacuerdos que, más allá de las amenazas, podrían derivar en una reducción drástica del comercio entre México y Estados Unidos por temas que ni siquiera corresponden a los beneficios de un tratado a partir del cual se benefician las cadenas de proveeduría, con la generación de empleos resultante lo mismo en el Bajío que en Chattanooga. Sin embargo, ambos, el vínculo entre el Bajío y Chattanooga se puede romper o fracturar: ni son balas en los pies ni tampoco es deseable hasta cierto punto mantener una inestable, más o menos monstruosa, relación de siameses.
A la luz de lo anterior, al gobierno de México le convendría ―de hecho en cuestión de días y semanas se quedará sin opciones, sin declaraciones, sin Power-Points mañaneros― más que responder, proponer a partir de poner en un mismo carril de identidad cada desafío arrojado por Trump. En lugar de hablar de los mismos y sobados temas, poner sobre la mesa los datos de los que se puede beneficiar.
El caso del descenso en fallecimientos por sobredosis de fentanilo sería la mejor manera de volver a meter el tema del tráfico de drogas al cajón de tráfico de drogas, en lugar de intentar la fuga hacia adelante ―que siempre ganará Trump― y mantener el juego de mezclar todos los temas de la relación.
Imaginemos que alguien, una mente indomable a la Good Will Hunting, se atreve a escalar hasta Palacio Nacional, una propuesta documentada y convincente: Míster Trump, lo del fentanilo está que apesta, pero ustedes han avanzado mucho; mire esta gráfica ―ya que usted aborrece leer: ¿en qué podemos seguir apoyando para que su Department of Health and Human Services, ahora a cargo de Kennedy, y su oficina del Chief Medical Examiner presente mejores resultados para 2025?
¿Podemos ahora regresar a los temas comerciales, Míster Trump?
Termino con una escandalosa obviedad: nos quejamos en México de la simplonería de Trump y sus seguidores, pero nos urge una política más sofisticada, así sea de Partido Único.
* Bruno H. Piche (@BrunoPiche) es ensayista y narrador. Ha sido editor, diplomático, promotor cultural y de negocios internacionales. Es autor de los libros Robinson ante el abismo, Noviembre, El taller de no ficción, Los hechos y más recientemente, La mala costumbre de la esperanza (Literatura Random House). En 2025 aparecerá su libro de ensayos biográficos del primer premio Nobel mexicano, Alfonso García Robles, por El Colegio Nacional, del cual García Robles fue un destacado miembro.
La ciudad está invirtiendo millones de dólares en medidas de sostenibilidad en áreas que van desde la conservación del agua hasta la ampliación de la red de energía solar.
Las Vegas es famosa por sus luces brillantes, los excesos y el hedonismo. Pero el patio de recreo de Estados Unidos (o, para usar su apodo más conocido, la ciudad del pecado) se está volviendo verde. La ciudad ha invertido millones en impulsar iniciativas de sostenibilidad, que van desde medidas de conservación del agua y de gestión de residuos hasta la energía solar.
“El esfuerzo comenzó en serio en 2005”, dice Marco Velotta, quien trabaja como funcionario de sostenibilidad de la ciudad, “y se aceleró con la ley de recuperación en 2009”. La ley federal estableció objetivos para la energía renovable, la conservación del agua, el reciclaje y los edificios ecológicos.
“Con la ley de recuperación y la dirección del ayuntamiento, la ciudad pudo realizar una inversión inicial de US$75 millones en proyectos de sostenibilidad”, dice Velotta.
Mira: ‘Ejército de árboles’: únete a la campaña de Los Supercívicos para defender el arbolado de la CDMX
A pesar de registrar un aumento dramático de su población, el consumo de agua en Las Vegas ha disminuido “significativamente”, dice.
Para 2030, se espera que el 50% de toda la electricidad de Nevada se genere a partir de recursos renovables.
En particular, la franja de Las Vegas ha redoblado sus esfuerzos para adoptar energías renovables. La mayoría de los complejos hoteleros han desarrollado iniciativas de sostenibilidad gracias a un programa de promoción que ofrecía la ciudad, con el cual se reducía en un 50% el impuesto sobre la propiedad durante diez años (el programa ya no está vigente).
Los complejos hoteleros también deben cumplir con el estándar estatal de obtener energía de fuentes renovables en un 40%. “La mayoría ha superado el 40%”, afirma Velotta.
“Las Vegas ha avanzado mucho en poco tiempo”. Al principio, los turistas también se sorprendieron por los esfuerzos de sostenibilidad de la ciudad. Sin embargo, desde que Las Vegas se ha convertido en líder en este ámbito, la sostenibilidad se ha convertido en parte de la historia general de la ciudad”.
Y aunque el progreso logrado por la calle principal de Las Vegas —conocida como The Strip-—pudiera parecer impresionante (el sector comercial de Las Vegas representa un tercio del consumo total de energía de Nevada), el área partió desde un “punto inicial relativamente bajo”, señala Steffen Lehmann, profesor de arquitectura y urbanismo en la Universidad de Las Vegas.
Añade, sin embargo, que “en particular, la zona está dando pasos adelante, con un esfuerzo concertado para mejorar la eficiencia energética de los hoteles del complejo turístico mediante la integración de la energía solar y el aumento de la luz natural”.
Las Vegas es la segunda ciudad de Estados Unidos en cuanto a capacidad solar per cápita, mientras que Honolulu, en Hawái, es la primera. “La ciudad del pecado podría llamarse la ciudad solar”, dice Lehmann. Y los resorts han estado aprovechando los 320 días de sol que recibe la ciudad cada año.
La empresa hotelera MGM Resorts International desarrolló su propio sistema solar de 100 megavatios, que proporciona energía a 11 de sus propiedades en Las Vegas, el equivalente necesario para abastecer a 27 mil hogares.
Pero ni siquiera esta cifra, más la cantidad de energía adicional que le compra a un proveedor solar, es suficiente para abastecer las 11 propiedades durante las 24 horas del día. La empresa tiene el objetivo de obtener toda su energía de fuentes renovables para 2030.
Las Vegas se encuentra en el desierto de Mojave, donde escasea el agua, lo que hace que la conservación del agua sea “primordial” en los esfuerzos de la cadena hotelera por hacer que sus operaciones sean sostenibles, dice Michael Gulich, vicepresidente de sostenibilidad ambiental de MGM Resorts International.
Lehmann afirma que, desde 2007, las propiedades hoteleras de MGM en Las Vegas han conservado 16 mil millones de galones de agua, gracias a políticas hídricas “agresivas”.
Estas incluyeron reemplazar el césped por plantas locales, instalar grifos que ahorran agua en todas las propiedades y reutilizar el agua de los acuarios y en la fuente del famoso hotel Bellagio.
“El uso general de agua per cápita [en Las Vegas] sigue siendo demasiado alto”, advierte Lehmann. “Había un desperdicio excesivo antes de que [los complejos hoteleros] comenzaran a conservar agua en 2007”.
En 2023, Resorts World Hotel anunció que había alcanzado un hito: funcionar completamente con fuentes de energía renovable, dos años después de su apertura. NV Energy suministra al complejo de 3.500 habitaciones energía renovable, derivada de plantas solares, geotérmicas y eólicas en Nevada.
Te interesa: Conoce a las mujeres que lideran la pesca sostenible en Baja California para proteger los océanos
El director de sostenibilidad del hotel, Brandon Morrison, dice que durante la construcción, se rescataron 13.000 toneladas de acero de la estructura de un desarrollo que fue abandonado durante la crisis económica de 2008. La empresa invirtió más de US$1.000 millones en mejoras de eficiencia energética, añade.
“Aunque Resorts World presenta cifras de sostenibilidad impresionantes, se trata de una anomalía entre los hoteles de Las Vegas, muchos de los cuales tienen un rendimiento deficiente en términos de responsabilidad medioambiental”, afirma Lehmann.
Las importantes iniciativas de energía solar y ahorro de agua que están utilizando muchos complejos turísticos de Las Vegas son “pasos necesarios para una ciudad desértica en rápido crecimiento”, añade. “El Strip se ha convertido en un notable caso de estudio en el uso eficaz de la energía solar renovable y la conservación del agua”.
Esta ciudad, con su gran consumo de energía, tiene grandes retos por delante.
“Las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero en la ciudad son dos: el transporte, en particular los automóviles y camiones, y el uso excesivo del aire acondicionado”, afirma Lehmann. “Como ciudad joven en el desierto (con tan solo 119 años), Las Vegas debe trabajar con diligencia para ser ingeniosa y sostenible”.
Cada vez más complejos turísticos están desarrollando sus propios sistemas de energía solar, que incluyen sistemas de respaldo con baterías para que la energía solar pueda almacenarse y utilizarse cuando se ponga el sol.
Más del 97% del agua que se utiliza en Las Vegas se recicla, añade Lehmann, algo vital teniendo en cuenta el rápido agotamiento del río Colorado, del que la ciudad depende para obtener agua dulce.
“Es gratificante para nosotros observar que en un momento Las Vegas se consideraba una ciudad de desperdicios y excesos”, afirma Velotta. “Sin embargo, gracias a nuestros amplios esfuerzos en materia de sostenibilidad, ahora somos reconocidos como un líder mundial en sostenibilidad y compromiso medioambiental”.
Este artículo apareció en BBC Future. Puedes leer la versión original en inglés aquí.