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¿Es Eric Zemmour el Donald Trump francés?
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¿Es Eric Zemmour el Donald Trump francés?

Eric Zemmour posee como ningún otro candidato (salvo Emmanuel Macron) un capital mediático que ha explotado a su favor, y al que los medios de comunicación de todas las ideologías han contribuido consistentemente.
07 de diciembre, 2021
Por: Víctor Hugo Ramírez García

El pasado 30 de noviembre a través de un video difundido en redes sociales y en algunos medios de comunicación, Eric Zemmour hizo oficial su intención de ser candidato a las elecciones presidenciales de abril de 2022 en Francia. El escritor y comentarista en varios medios de comunicación, de 63 años, es un personaje controversial que ya es comparado en algunos medios con Donald Trump por varias de sus posturas y opiniones políticas, así como por competir a las elecciones presidenciales sin provenir de un partido político establecido.

Si la trayectoria mediática de Zemmour data de más de dos décadas en las pantallas y páginas de grandes televisoras y periódicos (CNews, Le Figaro), su reciente candidatura es sin duda un producto de una sobreexposición mediática en los últimos años y meses; esto es evidente al medir sus apariciones en medios de comunicación y prensa, que han pasado de 400 en 2016, o 2,057 en 2019, a 7,123 en 2021 1. Periódicos, revistas políticas, programas televisivos de debate, incluso la prensa rosa, le han otorgado a este personaje portadas enteras y titulares en los meses recientes hasta volverlo un tema central en la política francesa. De tal forma que Eric Zemmour posee como ningún otro candidato (salvo Emmanuel Macron) un capital mediático que ha explotado a su favor, y al que los medios de comunicación de todas las ideologías han contribuido consistentemente. Vale la pena entonces analizar en qué coincide y en qué se diferencia de Donald Trump.

Coincidencias con Trump

Una de las mayores coincidencias entre ambos es situar a la inmigración como prioridad y a los inmigrantes como chivo expiatorio de sus programas políticos y electorales. Hay que recordar que Donald Trump comenzó su campaña electoral con un discurso abiertamente racista al acusar a los inmigrantes mexicanos de “traer a la peor de su gente” a Estados Unidos 2. Eric Zemmour es conocido por sus ideas de índole racista y contra la inmigración, que datan de varios años, mismas que le han valido varias condenas judiciales por incitación al odio racial. Recientemente, por ejemplo, en un programa de televisión arremetió contra jóvenes menores de edad inmigrantes que han sido separados de sus familias, afirmando que “estos jóvenes, todos, lo repito: todos, porque aquí no tienen nada que hacer, son ladrones, son asesinos, son violadores, eso es todo lo que son, hay que mandarlos de vuelta, ni siquiera hace falta que vengan. Y si para eso tenemos que salir de la Corte Europea de Derechos Humanos, tendremos que salir de la Convención (europea de derechos humanos). No debemos dejar entrar a nadie”. 3

Una segunda coincidencia entre ambos es una estrategia retórica que idealiza y romantiza un pasado dorado nacional, ambos acusan que la pérdida de esta edad dorada se debe a las élites tecnócratas de todo el espectro político; en este sentido, el ataque a las élites y al “establishment” los ayuda a posicionarse como “outsiders” de un sistema político corrompido que ha traicionado a la nación “verdadera” y a las “mayorías”. Zemmour además acusa una “desaparición de nuestra civilización”, no sorprende entonces que el nombre de su formación política lanzada este 5 de diciembre sea “Reconquista”, término histórico que alude a las luchas entre cristianos y musulmanes por los territorios europeos durante siglos.

Al igual que Donald Trump, Zemmour ha sido acusado por varias mujeres de violencias sexuales 4. A diferencia de Trump, su profesión de escritor le ha permitido publicar libros donde reivindica la violencia de la virilidad, ya que “la virilidad va junto con la violencia, el hombre es un depredador sexual, un conquistador”; 5 esto explica por qué en su video de campaña también arremete contra la expresión conservadora de “la teoría del género”; en diferentes libros y medios, el periodista y escritor ha afirmado incluso que el carácter mixto de las escuelas, es decir la coexistencia de niños y niñas en las escuela, “anestesia la virilidad de los hombres pequeños” y que “vivimos en una época de mixidad totalitaria, castradora”, 6 al mismo tiempo que acusa un “totalitarismo feminista”; basta señalar que en uno de sus libros –El primer sexo-, el polemista defiende un manifiesto masculinista en el que afirma la inferioridad congénita de las mujeres.

Una coincidencia más entre ambos es su defensa de la soberanía nacional y la utilización del término “pueblo”, Zemmour apela entre otras cosas a reindustrializar Francia, a reequilibrar la balanza comercial y a reducir la deuda, así como a traer de vuelta a las empresas que han deslocalizado su producción fuera del territorio nacional (propuestas que coinciden tanto con la derecha tradicional francesa, como con el programa de Emmanuel Macron). Tal supuesta defensa de la soberanía económica es justificada bajo premisas nacionalistas y populistas que buscan “darle el poder al pueblo”, y apelan a un “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”7, esta idea de “pueblo” es relacionada con una “mayoría” que estaría siendo -según el polemista- tiranizada por las minorías (raciales, sexuales, de género).

Diferencias con Trump

A pesar de tales coincidencias, las diferencias entre ambos no son menores, pues los dos personajes divergen tanto en sus trayectorias, sus capitales sociales, como en sus estrategias políticas. Donald Trump logró ser abanderado por el partido republicano para la elección presidencial, mientras que Zemmour deberá competir de forma independiente, buscando un apoyo financiero que un multimillonario como Trump no necesitó. A su vez, sus historias personales son muy distintas, mientras que Donald Trump figuraba desde finales de los años 1980 y 1990 como un empresario famoso y exitoso en Estados Unidos, Zemmour ha sido un escritor que ha aprovechado diferentes coyunturas para publicar libros cuyas ideas reaccionarias crean polémica y por lo tanto le han hecho ser conocido por muchos franceses. A pesar de que ambos son figuras mediáticas (Donald Trump y su reality show The Apprentice duró intermitentemente más de diez años al aire), sus estilos y personalidades son muy distintos: por un lado un empresario experimentado que despierta la admiración de muchos grupos de la población en un país que venera el emprendedurismo y el éxito, por otro lado un comentarista controversial que provoca la afición de grupos ultra-radicales que se sienten desplazados por los discursos contra el racismo/sexismo/etc.

En cuanto a la intención del voto, algunas encuestas han constatado que Zemmour obtenía entre 12% y 15% de intenciones favorables en noviembre de 2021, cifra que llegó a un pico a finales de octubre (16%) coincidiendo con la sobreexposición de su imagen en medios durante los meses de septiembre y octubre (4,167 apariciones en tv y prensa entre el 1º y el 30 de septiembre, es decir 139 por día); Marine Le Pen obtendría por su parte un 20% de la intención de voto. La inmigración y la seguridad ocupan los temas más preocupantes del electorado tanto de Zemmour (75% y 52% respectivamente) como de Le Pen (52% y 75% respectivamente) 8. Por lo tanto, si se compara a Zemmour con Trump en relación con la intención de voto en las encuestas, la diferencia es enorme, Zemmour no solo muestra un porcentaje bajo (aunque mayor que las y los principales candidatos de izquierda y derecha), sino que acumula un rechazo generalizado de 61% entre los franceses encuestados 9. Donald Trump, por su parte, aparecía como favorito a las elecciones primarias del partido republicano desde julio de 2015, más de un año antes de las elecciones presidenciales de 2016 10.

Los momentos y los contextos políticos son también distintos: Trump no tenía como rival a un Barack Obama que buscaba su reelección para un segundo mandato, mientras que Zemmour enfrentará a un presidente francés (Emmanuel Macron, quien buscará seguramente ser reelecto para un segundo mandato) puntero en las encuestas, a tres mujeres candidatas (Valérie Pécresse, Marine Le Pen, Anne Hidalgo), y a los demás candidatos tanto de izquierda como de derecha.

Diferentes contextos, procesos históricos similares

Para el sociólogo Ugo Palheta personajes como Zemmour, Trump o Bolsonaro son síntomas de un “proceso de fascización”11 de las sociedades contemporáneas. La hipótesis no es exagerada al analizar el contexto nacional e internacional europeo actual. Si se adicionan los porcentajes de la intención de voto de todos los candidatos de extrema derecha (Le Pen y Zemmour incluidos) se obtiene un 34%; esto sin contar los resultados de las primarias del partido de derecha Los Republicanos de este fin de semana, en las que el candidato más ultra (Eric Ciotti) quedó en primer lugar en la primera ronda solo para ser derrotado por la corriente más pragmática de Valérie Pécresse en una segunda vuelta. En otras palabras, puede sugerirse que de acuerdo con las encuestas uno de cada tres franceses coincide con alguna de las ideas y propuestas de la extrema derecha actualmente.

El escenario político francés se ha polarizado hacia la derecha a tal extremo que desde hace meses la agenda política en los medios (fuera de la crisis sanitaria) ha girado en torno a los programas políticos de los personajes de extrema derecha; varios analistas afirman que esto ya es una victoria simbólica anticipada de tales personajes. No sorprenderá entonces que tanto los candidatos de centro-derecha como de derecha moderada busquen atrapar el voto de los simpatizantes de extrema derecha en la campaña electoral.

Esta reconfiguración política del escenario francés contemporáneo coincide con otros contextos, donde personajes que no provienen de los partidos políticos tradicionales atraen a un electorado que culpa a tales partidos (con bastante razón) de la situación actual en múltiples temas (económico, climático, social); esto hace que tales personajes polaricen afinidades y con ello revelen las hibridaciones políticas de cada medio, es decir, que las ideas de derecha o de izquierda pueden coexistir en cada persona, incluso en aquellas que se consideran como partidarios de izquierda o de derecha. El electorado tradicional se desdibuja y el voto se vuelve más volátil e inesperado, mientras algunos utilizan un voto útil para frenar a algún candidato, otros lo usan para apoyar solo una parte del programa de otro candidato, a pesar de no estar de acuerdo con el resto de su proyecto.

Por otra parte, tal como se ha analizado desde hace algunos años, tanto Trump, Bolsonaro, o Zemmour son solo la punta del iceberg de una reacción conservadora ante los pocos -pero consistentes- avances del feminismo, de los movimientos antirracista, ecologista, y LGBT, que han logrado desestabilizar de alguna manera el orden hetero-patriarcal, y que han cuestionado sistemas de opresión históricos como el racismo. Francia padece como muchas sociedades contemporáneas el ascenso de corrientes neoconservadoras que se asumen como “víctimas” de estos movimientos. La administración macronista ha contribuido conscientemente a este ascenso, ya que sus ministros y el mismo presidente acusan a estos movimientos de ir en contra de los principios republicanos universalistas. De tal forma, una izquierda invisible, una administración neoliberal de centro-derecha, y una creciente extrema derecha, se perfilan para una elección que se anuncia polarizada, compleja, pero sobre todo sintomática de procesos históricos más profundos cuyas consecuencias apenas podemos advertir.

* Víctor Hugo Ramírez García es politólogo y doctor por la Sorbona en París.

 

 

 

1 Disponible aquí.

2 Disponible aquí.

3 Disponible aquí.

4 Disponible aquí.

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6 Disponible aquí.

7 Disponible aquí.

8 Disponible aquí.

9 Disponible aquí.

10 Disponible aquí.

11 Disponible aquí.

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Imagen BBC

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