El 10 de enero en el podcast de “Joe Rogan Experience”, Mark Zuckerberg comentó que el mundo corporativo ha borrado de alguna forma la “energía masculina” y que “tener una cultura que celebra un poco más la agresión tiene sus propios méritos que son realmente positivos”, sugiriendo además que la percepción de lo “masculino” ha adquirido connotaciones negativas de origen. Aunque esta afirmación pueda resultar provocadora, no es un tema nuevo; de hecho, se relaciona con las discusiones sobre la masculinidad positiva o alternativa, en particular en los espacios laborales, y nos obliga a analizar que el promover una cultura que “celebra” la agresividad y la considera valiosa puede llevar a idealizar comportamientos asociados con la masculinidad tóxica o “alfa”, cuyos efectos en los equipos y en los entornos laborales han sido objeto de análisis en múltiples ocasiones.
En primer lugar, es fundamental reconocer que, al referirnos a supuestas “energías masculinas o femeninas”, estamos evocando estereotipos de género. Aunque este texto no se enfoca en analizar a profundidad los elementos que definen la masculinidad alternativa o positiva, es pertinente abordar el concepto de una “energía masculina agresiva” y su conexión con la figura de un supuesto “alfa” en el ámbito empresarial.
Interpretar la “energía masculina” según los términos propuestos por Zuckerberg conlleva a valorar un estándar que fomenta conductas vinculadas a lo que se conoce como “masculinidad tóxica o masculinidad hegemónica tradicional”. Esto refiere a una forma de masculinidad que, aunque no necesariamente se manifiesta de manera explícitamente agresiva, recompensa a quienes exhiben tales comportamientos, facilitando supuestamente así su ascenso en la jerarquía corporativa.
Este fenómeno, como ya se comentó, no es nuevo. En 2018, la revista Harvard Business Review, publicó un artículo que aborda cómo las llamadas “competencias de masculinidad” 1 pueden perjudicar a las organizaciones, especialmente en lo que respecta a la cultura organizacional. El artículo señala que las empresas que, de manera directa o indirecta, recompensan conductas asociadas con el arquetipo del “macho alfa” son también aquellas que tienden a experimentar una mayor incidencia de acoso laboral, liderazgos tóxicos y entornos de trabajo inseguros.
Entre las conductas identificadas en dicho artículo destacan cuatro normas no escritas que predominan en algunos entornos laborales: 1) “no demostrar vulnerabilidad”, que implica evitar la admisión de momentos de duda o fragilidad; 2) “fuerza y resistencia”, que se refiere a la práctica de trabajar jornadas laborales extremas; 3) “priorizar el trabajo por encima de todo”, donde cualquier situación familiar o personal que pueda interferir se interpreta como una falta de compromiso con la empresa, y 4) “el fuerte se come al débil”, que proviene de la expresión en inglés “dog eats dog”.
Es cierto que la agresividad, el deseo de dominación y de la figura del supuesto “alfa” son comportamientos que se pueden manifestar en todos los entornos laborales -es decir, no es privativo a una industria o sector, y tampoco son necesariamente exclusivos de los hombres. Sin embargo, dado que estas conductas están arraigadas en estereotipos sobre lo que se espera de muchos hombres en el espacio público, debido a la socialización del género, resulta complicado erradicarlas. Por esta razón, es fundamental hacer hincapié en implementar acciones de liderazgo inclusivo y programas de desarrollo profesional y entrenamientos corporativos que fomenten conductas como la empatía, el asertividad y el trabajo comunitario.
Las acciones y estrategias vinculadas con fomentar espacios laborales más equitativos y menos agresivos resultan prioritarios debido al posicionamiento de muchas figuras públicas, que atacan de manera frontal a los movimientos por la igualdad de género y los Programas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI, por sus siglas en inglés) en las empresas. A propósito de este tema, en 2023, también un artículo publicado en Harvard Business Review documentó 2 que muchos hombres están sintiendo su masculinidad “amenazada en el trabajo”, lo cual está relacionado con algunos movimientos que buscan erróneamente reafirmar la masculinidad tóxica como si esta tuviera beneficios. En ese sentido, muchos hombres perciben que su “masculinidad” -con los sesgos que esto conlleva- se ve socavada por iniciativas de empoderamiento femenino y de la inclusión de la diversidad sexual y de género, entre otros. 3 Esto se conecta con la reflexión de Pierre Bourdieu, quien sostiene que “la fuerza del orden masculino se revela en su capacidad para prescindir de cualquier forma de justificación: la visión androcéntrica se impone como neutra y no siente la necesidad de articular discursos que la legitimen”. 4
La noción de una energía masculina —con toda la ambigüedad que esto conlleva— sugiere un regreso a conductas que durante años se han intentado revalorizar en favor de enfoques centrados en la cooperación, la escucha activa y el liderazgo asertivo. Esto conlleva también al riesgo de que se premie de manera indirecta la hípercompetitividad, la toxicidad y la agresividad, lo cual puede afecta el bienestar general de las organizaciones. El concepto de “lo que implica ser un hombre en el ámbito laboral” está vinculado a una noción conocida como “la caja de la masculinidad”, que se refiere a los estereotipos y comportamientos que se esperan de nosotros en diferentes entornos. En el contexto laboral se anticipa que seamos los más ágiles, inteligentes y “dominantes”, aquellos que generan mayores ingresos y avanzan más rápidamente dentro de las organizaciones, a menudo en detrimento del bienestar de los demás y de su propia salud física y mental.
Esto, a su vez, como se ha documentado, puede estar relacionado con conductas de acoso, hostigamiento, discriminación y marginalización hacia mujeres y personas de las disidencias sexo-genéricas. En México, según la Encuesta Nacional de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, 3 de cada 10 mujeres han experimentado algún tipo de violencia laboral, siendo la principal causa de discriminación laboral la falta de oportunidades para ascender en comparación con los hombres. Además, entre los obstáculos que aún persisten en muchas organizaciones es importante destacar que, desde 2013 hasta marzo de 2023, el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México ha abierto 518 expedientes relacionados con la discriminación por embarazo en el ámbito laboral, lo cual pone en evidencia la penalización de personas que ejercen cuidados.
Afortunadamente, en 2019 la consultora internacional Catalyst realizó un estudio en México que encuestó a 338 hombres y descubrió que ocho de cada diez están comprometidos a abandonar conductas sexistas en el trabajo. Sin embargo, “solo un 31 % se siente con la confianza para hacerlo”. Entre los factores que disminuyen la posibilidad de que los hombres se expresen sobre conductas inapropiadas, destaca la prevalencia de un “ambiente de silencio”, es decir, un entorno en el que el personal no se siente seguro para levantar la mano o abordar de manera constructiva preocupaciones o temas relacionados con el trabajo. 5
No se requiere más de la energía masculina tal como la entienden muchos hombres y en particular aquellos que son detractores a los esfuerzos de diversidad, equidad e inclusión. Se necesitan espacios de trabajo donde las personas puedan desarrollar su talento y fomentar la productividad, sin verse afectadas por conductas tóxicas que socavan la cooperación y el respeto.
Esta mal posicionada necesidad de tener “más energía masculina” en las empresas revela la prevalencia de los estereotipos de género en la cultura organizacional. Si bien, algunos pueden erróneamente perciben a la agresividad y la dominación como atributos deseables, es crucial reconocer que estas características a menudo conducen a entornos laborales tóxicos y perjudiciales. En lugar de perpetuar modelos de masculinidad hegemónica, las organizaciones deben enfocarse en crear espacios inclusivos que fomenten la empatía, la colaboración y el respeto. Solo así se podrá garantizar un ambiente de trabajo saludable y productivo. La transformación hacia una cultura laboral más equitativa no solo beneficiará a un grupo poblacional en particular, sino que también permitirá a los hombres ir superando las expectativas restrictivas que les imponen los estereotipos de género.
* Mauricio Ariza (@Mau_Ariza) es especialista en Inclusión Laboral y presidente del Consejo Consultivo GENDES A. C.
1 Harvard Business Review. How Masculinity Contest culture undermine organizations and what to do about it. Berdahl, Jennifer L. Glick Peter, and Cooper Marianne. 2 de noviembre de 2018.
2 Harvard Business Review. Research: What fragile masculinity looks like at work. Kouhchaki Maryam, Leavitt Keith, Zhu Luke, and Klotz Antony C. 26 de enero de 2023.
3 Sage Journals. Precariuos Manhood and its links to action and aggression. Bosson K Jenniger and Vandello Jospeh A. 15 de abril de 2011.
4 Bordieu Pierre. “La dominación masculina”
5 Un alto al sexismo en el trabajo: cómo responden los hombres en un clima de silencio organizacional. Shaffer Emily. Sattari Negin. Pollack Alixandra. Catalyst 2020.
El mandatario firmó una orden ejecutiva sancionando a los funcionarios de la CPI que investigan a EE.UU. y sus aliados.
El presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que sanciona a la Corte Penal Internacional (CPI), acusándola de “acciones ilegítimas e infundadas contra Estados Unidos y nuestro aliado cercano Israel”.
La medida impone restricciones financieras y de visado a las personas y sus familias que colaboren en las investigaciones de la CPI sobre ciudadanos estadounidenses o aliados. Trump firmó la medida mientras el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, visitaba Washington.
El tribunal, con sede en La Haya, dijo el viernes que “condena” la medida y dijo que Estados Unidos pretende “dañar su labor judicial independiente e imparcial”.
“La Corte respalda firmemente a su personal y se compromete a seguir brindando justicia y esperanza a millones de víctimas inocentes de atrocidades en todo el mundo, en todas las situaciones que se le presenten”, dijo en un comunicado.
“Seguiremos brindando justicia y esperanza a millones de víctimas de atrocidades en todo el mundo”, añadió.
En noviembre pasado, la CPI emitió una orden de arresto contra Netanyahu por presuntos crímenes de guerra en Gaza, lo que Israel niega. El tribunal también emitió una orden de arresto contra un comandante de Hamás.
Una hoja informativa de la Casa Blanca que circuló el jueves por la mañana acusaba a la CPI, con sede en La Haya, de crear una “vergonzosa equivalencia moral” entre Hamás e Israel al emitir las órdenes al mismo tiempo.
La orden ejecutiva de Trump dice que las recientes acciones de la CPI “sientan un precedente peligroso” que pone en peligro a los estadounidenses al exponerlos a “acoso, abuso y posible arresto”.
“Esta conducta maligna a su vez amenaza con infringir la soberanía de Estados Unidos y socava la importante labor de seguridad nacional y política exterior del gobierno de Estados Unidos y de nuestros aliados, incluido Israel”, dice la orden.
Añade que “ambas naciones [Estados Unidos e Israel] son democracias prósperas con ejércitos que se adhieren estrictamente a las leyes de guerra”.
Estados Unidos no es miembro de la CPI y ha rechazado repetidamente cualquier jurisdicción del organismo sobre funcionarios o ciudadanos estadounidenses.
La Casa Blanca acusó a la CPI de imponer restricciones al derecho de Israel a la legítima defensa, y de ignorar a Irán y a los grupos antiisraelíes.
Trump ha criticado repetidamente a la corte y tomó varias medidas para sancionar al organismo durante su primer mandato.
En 2020, impuso sanciones a los funcionarios de la CPI que estaban investigando si las fuerzas estadounidenses habían cometido crímenes de guerra en Afganistán. Esas sanciones fueron levantadas por la administración del presidente Joe Biden.
El mes pasado, la Cámara de Representantes de Estados Unidos votó a favor de sancionar a la CPI, pero el proyecto de ley fracasó en el Senado. La CPI se fundó en 2002, tras la disolución de Yugoslavia y el genocidio de Ruanda, para investigar presuntas atrocidades. Más de 120 países han ratificado el Estatuto de Roma, que constituyó la CPI, mientras que otros 34 lo han firmado y podrían ratificarlo en el futuro.
Ni Estados Unidos ni Israel son parte del Estatuto de Roma. La CPI es un tribunal de última instancia y está destinada a intervenir únicamente cuando las autoridades nacionales no pueden o no quieren hacerlo.
Durante su mandato, el presidente Biden también criticó la orden de arresto de la CPI contra Netanyahu, calificando la medida de “escandalosa” y diciendo que no había equivalencia entre Israel y Hamás.
La firma de Trump de su última orden ejecutiva se produce después de que el martes, durante una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro israelí, anunciara un plan para que Estados Unidos “se apodere” de Gaza, reasiente a su población palestina y convierta el territorio en la “Riviera del Medio Oriente”.
Después de que los líderes árabes y la ONU condenaran la idea, el presidente estadounidense la reiteró en su plataforma de redes sociales Truth Social el jueves.
“Israel entregaría la Franja de Gaza a Estados Unidos al concluir los combates”, escribió Trump.
Repitió que el plan implicaría reasentar a los palestinos y que no se desplegarían soldados estadounidenses.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo el miércoles que cualquier desplazamiento sería temporal.
El secretario de Estado Marco Rubio afirmó que los habitantes de Gaza se irían por un período “interino” mientras se lleva a cabo la reconstrucción, según la propuesta.
Trump firmó la orden que sanciona a la CPI mientras Netanyahu continuaba su visita en Washington, donde se reunió con legisladores republicanos y demócratas en el Capitolio.
El primer ministro israelí también le entregó a Trump como regalo un buscapersonas dorado.
Este es una referencia a la operación mortal de Israel contra la milicia libanesa Hezbolá en septiembre del año pasado, utilizando dispositivos de comunicación con trampas explosivas.
Decenas de personas murieron y miles resultaron heridas en los ataques.
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