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Es deber del líder repetirse: números, estribillos y obsesiones del discurso presidencial
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Es deber del líder repetirse: números, estribillos y obsesiones del discurso presidencial

¿A qué propósitos se destinan los millones de palabras vertidas al debate nacional en las conferencias matutinas? ¿En qué temas y obsesiones se distribuye el caudal de las horas-micrófono del presidente López Obrador?
13 de abril, 2024
Por: Jesús Suaste Cherizola

Predicador confeso y entusiasta, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha participado en más de dos mil conferencias de prensa y actos públicos en los casi seis años de su gobierno. Nunca un presidente había concedido tanto valor al acto de presentarse en vivo ante las cámaras. Y nunca el debate nacional se vio a tal grado influenciado por las dicencias de un mandatario. ¿A qué propósitos se destinan los millones de palabras vertidas al debate nacional? ¿En qué temas y obsesiones se distribuye el caudal de las horas-micrófono?

La digitalización de los discursos presidenciales permite identificar prioridades, estribillos y procedimientos típicos de la voluminosa masa discursiva que la locuacidad presidencial acrecienta día con día. A continuación presento algunas reflexiones a partir de una base de datos compuesta por 2,361 transcripciones, analizadas con un buscador accesible al público. Sobra decir que estas reflexiones son fragmentarias. El lector tiene la posibilidad de realizar sus propias búsquedas y llegar a conclusiones más exactas que las aquí esbozadas. 1

El ranking de la animadversión

El rasgo definitorio del discurso presidencial: la escenificación de la política como una batalla a perpetuidad entre el pueblo (en cuyos intereses históricos actúa su gobierno) y un antihéroe multiforme al que el discurso se refiere con términos como conservador(es) (4,933), neoliberal(es) (4,106), conservadurismo (1,184), potentado (569), fifí (443), reaccionario (296), y a los que asocia las figuras de lo corrupto (2,726), la mentira (3,121), el fraude (2,025), el saqueo (1,842), el engaño (1,597), la manipulación (1,565), la calumnia (602), la hipocresía (988) y las variaciones del robo —robar (3,376), robaban (826), roban (748)—.

El antihéroe también conoce encarnaciones más concretas. 2 Las cumbres de la villanía son ocupadas casi en su totalidad por expresidentes: Porfirio Díaz (1,289), Zedillo (939), Salinas (2,089), Fox (1,610), Calderón (3,326) y Peña Nieto (937). Sólo Genaro García Luna (1,836), gracias a sus polifacéticos esfuerzos como narcotraficante y secretario de Seguridad, se cuela a la élite del repudio sin haber ocupado la presidencia. Acaso injustamente, Díaz Ordaz es invocado en sólo 151 ocasiones. Y en las antípodas, dos expresidentes del siglo XX merecen un trato benigno: Lázaro Cárdenas (1,473) 3 y Adolfo López Mateos (395).

La lista de villanos sin cargo político es encabezada por Carlos Loret de Mola (882) y Claudio X. González (741), seguidos de lejos por figuras como Krauze (459), Ciro Gómez Leyva (515), Aguilar Camín (409), López Dóriga (417) o Carmen Aristegui (284). El INE (1,809) y la Suprema Corte (1,366) son las instituciones públicas más señaladas. Tratándose de medios de comunicación, el periódico Reforma acumula unas 1,613 menciones, seguido por El Universal con 889.

Hay ausencias no menos significativas: la “mafia del poder”, protagonista indiscutible del discurso obradorista hasta 2018, apenas ha sido mencionada 139 veces desde el inicio del sexenio. Y destaca la actitud condescendiente con el duopolio televisivo: Televisa es mencionado 482 veces (poco para el medio de comunicación de mayor poder en el país). TV Azteca, con 53 menciones, es irrelevante para efectos prácticos.

Los temas generales acaparan la mayor cantidad de menciones: salud (25,938), seguridad (19,774), corrupción (14,406), bienestar (15,552), justicia (9,735), violencia (6,712), educación (7,365). Otros temas ganan o pierden importancia en función de coyunturas específicas —por ejemplo, entre 2019 y 2020 las palabras “avión” y “rifa” adquirieron inusitada importancia por razones que nadie puede recordar con gratitud—.

Debe reconocerse que AMLO ha tenido el acierto de incorporar a su discurso temas que hasta hace poco recibieron escasa atención: el clasismo (569), el racismo (885) y la discriminación (907).

Anatomía del pueblo

El destinatario definitivo del mensaje presidencial es el pueblo (28,573), acaso el término más repetido a lo largo de los ejercicios informativos. Correspondientemente, “la llamada sociedad civil” (966), siempre reverenciada durante el periodo de la transición democrática, ahora es entendida como una fabricación sospechosa: la cara ciudadana del bloque que durante el neoliberalismo rigió los destinos nacionales. En los primeros días del sexenio el término es pronunciado a regañadientes. Unas semanas más tarde se fija la postura categórica: “todo lo que es sociedad civil tiene que ver con el conservadurismo”. 4 Y mientras la teoría política debate si el pueblo existe, el presidente ofrece descripciones pormenorizadas de sus cualidades: el pueblo es consciente, informado, trabajador, solidario, leal, inteligente, sabio, politizado, franco, noble. El pueblo bueno (166) es mucho pueblo (31) y mucha pieza (167) y lo asiste una facultad mística: un instinto certero (56) que le permite saber “quién habla con la verdad…”.

El panegírico es incuestionable porque el intento de determinar la veracidad de esta clase de afirmaciones pertenece a la imposible disciplina de la metafísica comparada. (¿Hay pueblos que son apenas “pieza moderada”? ¿Existe correlación entre el nivel de ingreso de un sector y la calidad del instinto que le es propio: se diría, por ejemplo, que a la clase media ya sólo le asiste un instinto dudoso?). Los pueblos son personajes a los que sólo cabe atribuir cualidades elogiosas.

Un fantasma no recorre México

Cierto sector de la oposición ha encontrado —no en la realidad, sino en la credulidad ante los rumores que sus prejuicios difunden— razones para afirmar que el actual gobierno pretende imponer un régimen socialista. Lo cierto es que pocos temas suscitan en el presidente tan poco interés. Las reflexiones sobre el socialismo son virtualmente inexistentes, y en cuanto al binomio comunista/comunismo, AMLO sólo lo utiliza con dos propósitos: 1) denunciar que hace cuarenta años fue calificado de ‘comunista’ por la Dirección Federal de Seguridad, y 2) defenderse de quienes lo acusan de comunista, para lo cual suele citar una declaración del Papa Francisco: “ayudar a los pobres no es comunismo”. 5

Aún más reveladora es la ausencia, casi total, de los conceptos “capitalista” y “capitalismo”, tematizados por el presidente apenas 3 y 6 veces respectivamente. 6 En cinco ocasiones, el presidente acude a uno de estos términos para exponer una tesis que cuestiona la idea fundamental de la teoría marxista:

[…] nos enseñaban en la universidad que […] el burgués explotaba al proletario, se quedaba con lo que se conoce como plusvalía, con la ganancia, porque pagaba poco al trabajador y él iba acumulando capital. Esa es la esencia de la teoría capitalista. Eso, en estricto sentido, no aplica para el caso de México. 7 […] Aquí fue la corrupción lo que llevó a la acumulación de capital en unas cuantas manos. 8

En las cuatro ocasiones restantes, el término “capitalismo” apenas es enlistado junto con otros términos según una teoría general del pensamiento político que sólo reconoce la distinción entre conservadurismo y liberalismo:

Ya no hablemos de capitalismo, socialismo, de fascismo, de neoliberalismo […] No hablemos de derecha o de izquierda. […] Las dos corrientes fundamentales del pensamiento político en el mundo son la corriente liberal y la corriente conservadora. 9

Según esta taxonomía, el liberalismo es el tronco del que se desprenden corrientes como comunismo, socialismo o populismo, mientras que capitalismo, fascismo y neoliberalismo son instanciaciones del conservadurismo. 10

Los ataques de ansiedad de la furibunda derecha encubren que la preocupación debería trasladarse al bando contrario: es el ala socialista de Morena quien debería prender las alarmas ante el flaco favor que las ideas presidenciales prestan a la causa anticapitalista.

La virtud de lo inmóvil

En cuanto ejercicio informativo, las conferencias de prensa deben lidiar con una multiplicidad de eventos cotidianos a veces dispares, muchos de ellos imprevisibles y que exigen acudir a la improvisación. Pero en cuanto ejercicio publicitario, la conferencia de prensa es más bien una ceremonia inmóvil, constituida por bloques narrativos reutilizables y procedimientos típicos. Esta dimensión publicitaria convierte a las conferencias de prensa en rituales predecibles: el performance en que el mismo puñado de premisas omnívoras recibe una serie cualquiera de hechos para devolver cada vez la misma conclusión conocida. Publicidad artesanal o viaje de la televisión al teatro: mientras la política tradicional acude al video para fijar un mensaje y replicarlo innumerables veces, la conferencia matutina ofrece el espectáculo de un protagonista que cada día interpreta en tiempo real la misma obra.

Tal vez sea una práctica eficiente considerada bajo criterios propagandísticos, pero también ha resultado lamentable ante situaciones que exigían un comportamiento más allá de los límites del promocional. Ante casos como la tragedia de los migrantes en Ciudad Juárez, o las masacres de jóvenes en Lagos de Moreno o Celaya, el presidente respondió ya no como persona, sino como engranaje de un Estado en pleno cumplimiento de sus funciones: la normalización de la violencia.

En virtud de su regularidad, el discurso presidencial ha dado forma a un universo narrativo con personajes, leit motivs y términos de significación propia. No será difícil esbozar un almanaque de estas figuras recurrentes:

  • Pañuelo/pañuelito blanco (52): spot sobre la erradicación de la corrupción en el gobierno.
  • Honrosas excepciones (264): pleito con la prensa.
  • Lo material (398)/Lujo barato (91): diatriba contra el culto a los bienes materiales y prédica sobre el auténtico sentido de la vida.
  • Diálogo circular (161): que termina en el punto donde comenzó.
  • Instinto certero (56): facultad místico-epistemológica propia del pueblo (y ganas de provocarle un infarto a Kant).
  • Dinamarca (223): elogio adelantado a nuestro futuro sistema de salud.
  • Me canso ganso (325): subtítulo original del Así habló Zaratustra.
  • Abrazos, no balazos (71): eslogan de la estrategia de seguridad.
  • Con todo respeto (1,316): ahí va el golpe.
  • Otros datos (114): afirmación del carácter múltiple de la realidad.
  • Tengan para que aprendan (58): aviso de una superación, o lo que diría la dialéctica hegeliana si hablara español y tuviera seis años.

Igualmente relevante es el catálogo de eslóganes que no son creación de este gobierno, sino que pertenecen al patrimonio discursivo del Estado mexicano: se abrirá una carpeta de investigación… extendemos nuestro pésame a las víctimas… condenamos enérgicamente… se llegará hasta las últimas consecuencias…

Potencias del rayo moralizador

La novedad que el obradorismo imprime al discurso de la izquierda mexicana: el desdibujamiento de principios teóricos más o menos coherentes y, en su lugar, el ascenso del fervor moralizante. En la concepción del presidente, ser de izquierda es algo así como ser bueno. 11 Y la prédica es la herramienta pedagógica al servicio de la renovación moral de la era.

Convencido del poder transformador de su palabra, el presidente departe sobre los valores (1,950), el amor (1,896) y la felicidad (867). 12 Instruye sobre lo espiritual (562) y el correcto tratamiento del prójimo (584). Advierte contra el enaltecimiento de “lo material” y el “lujo barato” (398/91); eleva himnos a la familia mexicana (117), condena a quienes tienen al dinero como su dios (32), interpreta la Biblia (74) e incursiona en el género de la homilía al reflexionar sobre el sentido de los Mandamientos (81): “no podemos ir a los templos, a las iglesias los domingos, confesar, comulgar y olvidar los mandamientos”. El presidente promueve el bienestar del alma (442) y revela el sentido de la vida: “estar bien con uno mismo, estar bien con nuestra conciencia y estar bien con el prójimo” (150).

Tal vez uno de los rasgos más desconcertantes de la conferencia de prensa (se argumentará, no sin razón, que también es una de las fuentes de su atractivo) es la facilidad con que el presidente se permite figurar en sus soliloquios moralistas a título de figura ejemplar, convirtiendo sus alocuciones en informerciales autobiográficos. Conmovido cronista de sus virtudes, el presidente abunda en las referencias a su honestidad, congruencia y convicciones; blande el criterio de la autoridad moral (444), se solidariza consigo mismo ante las críticas y repite el hit parade de la autoaprobación: pueden decirme peje, pero no lagarto (42), es mi honestidad lo que estimo más importante en mi vida (67), no odio (42), no es mi fuerte la venganza (75), mi pecho no es bodega (80). Si es verdad que AMLO es un presidente obsesivamente atacado por un sector de la sociedad con recursos y poder considerables, no es menos cierto que ningún mandatario había dedicado tanta energía al acto de elogiarse. Si el político ordinario aspira a que su conducta esté a la altura de la investidura que ocupa (de allí su acartonamiento característico), AMLO parece actuar bajo la certeza de que la investidura por fin está a la altura de su persona (de allí su proverbial soltura). 13

Es posible que la vocación pastoril del presidente tenga un impacto positivo en su aprobación, pero también parece razonable dudar que sus palabras tengan el poder transformador que él les atribuye: nuestra sociedad no padece de una carestía de discursos edificantes, género que prolifera y triunfa en las más diversas manifestaciones de la cultura de masas (radio, televisión, libros) sin que su éxito consiga contener los males que estragan a la sociedad. El que el género conquiste una tribuna más, por resonante que ésta sea y por persistente que sea el orador, no parece que pueda cambiar sustancialmente las cosas. Particularmente fútiles me parecen las disertaciones que advierten contra el culto a lo material y la riqueza desmedida: ¿considera el presidente que tiene algo que enseñarle en materia de moderación del consumo a una población tan exitosamente empobrecida por el neoliberalismo? Las advertencias contra las extravagancias consumistas son prescindibles en un país donde dos terceras partes de la población batalla para asegurarse los medios básicos de subsistencia.

Por lo demás, lo que la práctica del autoelogio pueda redituar en materia de aprobación e imagen tiene costos en lo que atañe a la calidad del ejercicio informativo: gobernar es una tarea lo suficientemente compleja como para intentar hacerlo bajo el influjo de la avidez de posteridad y las ínfulas de estatua en hemiciclo (esto sin mencionar a las víctimas suplementarias de la estrategia comunicativa: la autocrítica y la ironía se vuelven imposibles porque el orador está entregado a la enumeración de sus rasgos admirables).

Indiferente a estas consideraciones, el presidente contempla satisfecho sus hechuras y repite la arenga que es, desde el primer día, la conclusión adelantada del sexenio y una prematura exigencia de reconocimiento hecha a la Historia: Tengan para que aprendan (58).

El romance de tirios y troyanos

Al menos en lo que concierne a su dimensión publicitaria, la conferencia de prensa parece ser un ejercicio exitoso: se antoja difícil explicar los niveles de aprobación del presidente sin asumir que la conferencia de prensa está jugando un papel relevante. 14 También parece razonable creer que ha sido muy efectivo para repeler las críticas hacia el gobierno, tarea que se beneficia de una prensa opositora estridente y errática, convencida de que explicar el presente es comparar los hechos de la semana con algún crimen histórico (ya leí a Solzhenitsyn, estoy calificado para entender lo que hizo ayer el gobierno), y de que establecer analogías entre, digamos, Morena y los Jemeres de Camboya, o digamos, AMLO e Idi Amin, es apenas el proemio necesario a un análisis riguroso.

Más allá de la ruidosa rivalidad entre el presidente y quienes todos los días juran que el colapso del régimen (otra vez) ha comenzado, la obsesión recíproca que se profesan conforma una sola alianza cuya víctima compartida es la posibilidad de discernir y priorizar los temas urgentes. Cada día, la agenda nacional es avasallada por la manía de comentar los avatares de la conferencia diaria. La alianza se apodera del debate público para convertirlo en el show de dos adversarios que sólo saben combatir con la metralleta de hipérboles: aviso de Apocalipsis va, anuncio de Momento Histórico viene…

Usos y abusos de la tribuna

En la conferencia de prensa del 27 de marzo de 2023, la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, leyó una oda dedicada al presidente (doy por hecho que es de su autoría, sin afán difamatorio):

…poeta innovador, líder sin temores… has venido a levantarnos del polvo, a derribar los pretextos y las escalinatas obscuras del olvido… Andrés Manuel, hijo del maíz y del rayo restaurador… Súbete al Tren, guerrero jaguar. Que te abrace la selva, que te lleve hasta el mar. Súbete al Tren, relámpago y hierro, caballo de fuego, cambiaste mi andar…

El hecho de que el presidente no enviara a la gobernadora a un campo de trabajos forzados en Norcorea suscitó un debate nacional entre dos interpretaciones posibles: 1) el compromiso del presidente con la libertad de expresión es irrestricto, cualidad a fin de cuentas loable, o 2) el compromiso con la defensa de su imagen lo vuelve indiferente a la adulación, cualidad que lo empequeñece. Traspapelada entre el desfile de sketches de la conferencia matutina, la controversia pronto quedó olvidada y con toda impunidad se consumó la múltiple malversación (del español, de la libertad de expresión, de las telecomunicaciones, del oído del prójimo…). 15

¿Anécdota o hecho sintomático? En defensa de las conferencias de prensa, suele aducirse que su carácter espontáneo las convierte en espacios democráticos, libres de los artificios en que el poder suele proteger sus apariciones públicas. Disiento por dos razones: la democratización supone que los espacios del poder se abran para que cualquiera hable, no que los poderosos los ocupen para permitirse decir cualquier cosa. Y no es ilícito confundir la adopción de los modos coloquiales con la banalización de la palabra. El discurso de AMLO ha tenido la virtud de avivar el espíritu antioligárquico frente al desprecio de lo popular característico de los gobiernos de las últimas tres décadas. Pero esta conquista se ve mermada cuando a la arrogancia oligárquica la reemplaza una política que, cómoda en la cursilería y la ridiculez de lo grandilocuente, alimenta la fascinación del poder consigo mismo.

Coda: objeto en busca de tesistas

El sexenio obradorista ha puesto al debate nacional ante el desafío de determinar las notas esenciales de esta política comunicativa sui generis. ¿Inédito ejercicio de transparencia y rendición de cuentas? ¿Genialidad propagandística? ¿Captura del espacio de deliberación? ¿Respuesta a la avidez social de pleitos públicos? ¿Intervención estatal en la oferta mediática de entretenimiento? ¿Variante política del extinto programa de radio de Héctor Martínez Serrano? ¿El monumento discursivo que erigió el amor de un hombre a su voz?

La singularidad de la política de comunicación del gobierno obradorista, la ausencia de referentes comparables, y la diversidad de funciones que desempeña, aseguran que durante un buen tiempo comentaristas e investigadores dedicarán sus esfuerzos al desciframiento de su enigma. Se diría que se trata sólo de palabras. Y sin embargo, cabrá tener en mente las palabras de Michel Foucault: «El discurso no es simplemente aquello que traduce las luchas o los sistemas de dominación, sino aquello por lo que y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere uno adueñarse». 16

* Jesús Suaste Cherizola (@suaste86) Autor de “El país del dolor. Historia del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad”. Doctor en Sociología por la BUAP y fósil de la FCPyS de la UNAM.

 

 

1 Los discursos se extienden del 1o. de diciembre de 2018 al 8 de marzo de 2024. En su inmensa mayoría han sido pronunciados por el presidente de México. Los resultados deben tomarse con ciertas reservas, pues la herramienta de búsqueda no distingue las palabras del presidente de las pronunciadas por reporteros u otros participantes de los eventos. Debido a la cantidad de las repeticiones, considero que ello no modifica en lo esencial las conclusiones. A menos que se indique lo contrario, las fechas en las referencias aluden a la conferencia de prensa matutina de ese día. El título de este texto está tomado de una declaración del presidente: “A diferencia de un escritor, siempre he dicho, un dirigente sí debe de repetirse” (08/09/2021). Para más información, puede consultarse el sitio aquí.

2 La constelación de los héroes es menos diversa, y la ocupan en su totalidad difuntos. En la lista figuran Juárez (4,000) Madero (2,344) Cárdenas (1,473), Zapata (722), Villa (2,475) y Magón (314). Dado que Hidalgo y Morelos comparten nombre con un estado de la República, resulta enfadoso establecer una cuenta confiable.

3 Esta cifra es contestable dado que el apellido “Cárdenas” es compartido por diversos personajes y lugares. En este caso, estoy considerando las menciones a “Lázaro Cárdenas” (827), “presidente Cárdenas” (108) y “general Cárdenas” (538).

4 18/02/2019.

5 Entre agosto y septiembre de 2023 el uso del término se intensificó a partir de que TV Azteca acusara a los nuevos Libros de Texto Gratuitos de “esparcir el virus del comunismo” en México. La delirante campaña es un sólido argumento a favor de abolir cuanto antes la propiedad privada de los medios de comunicación.

6 La mayoría de las menciones a los términos ‘capitalista’ y ‘capitalismo’ se deben a otros participantes de los eventos oficiales, no al presidente. También hay algunos usos incidentales de estas palabras. Por ejemplo: “no tengo como propósito hacer dinero, convertirme en capitalista” (18/01/2022), o bien: “a mí me cae bien el presidente Trump, aunque es capitalista” (25/04/2022).

7 12/07/2019 Versión estenográfica. Diálogo con la comunidad del Hospital Rural San Cayetano, en Tepic, Nayarit.

8 05/12/2019.

9 12/04/2019.

10 11/11/2022.

11 Considérense algunas declaraciones: “Ser de izquierda es actuar con principios, con ideales; ser de izquierda es no mentir, no robar, no traicionar al pueblo” (04/10/2019), “no es de izquierda el que no es honesto y no es de izquierda el que no es austero” (30/06/2020), “no puede ser de izquierda un político corrupto, un político deshonesto” (02/12/2021), “ser de izquierda es estar a favor de la justicia, ser honesto y ser demócrata” (17/08/2023).

12 Y sus variantes: feliz/felices (715/399).

13 Una contribución al catálogo de las hipótesis difícilmente comprobables: AMLO y Sandra Cuevas bastan para impedir que la media nacional de autoestima decaiga incluso ante la falta de cooperación de quienes padecen episodios depresivos.

14 El contrafactual es tan especulativo que es imposible establecer con un mínimo de objetividad cómo se habría desarrollado el sexenio con una política de comunicación social diferente.

15 Unas semanas más tarde, el periodista Carlos Pozos leyó una calaverita, también dedicada al presidente: “La parca a la mañanera llegó, en primera fila se sentó, con el presidente López Obrador se presentó y éste del susto brincó”. Numerosos organismos de México y el mundo pidieron castigos ejemplares para el perpetrador y se pronunciaron por admitir excepciones a la exagerada universalidad (así dijeron) de los derechos humanos.

16 Michel Foucault, El orden del discurso, Buenos Aires, Tusquets, p. 15.

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“La mayoría de los jubilados está arañando la línea de pobreza”: así fue como las políticas de Milei en Argentina los impactaron
9 minutos de lectura

En la antesala de una nueva “marcha de los miércoles”, la periodista Gabriela Navarra cuenta cómo es vivir de una jubilación en Argentina y por qué participó de la última marcha que se tornó violenta.

19 de marzo, 2025
Por: BBC News Mundo
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Gabriela Navarra, de 66 años, fue una de las personas que participó de la última “marcha de los jubilados”, una protesta frente al Congreso de Argentina que todos los miércoles se realiza en reclamo de mejores remuneraciones.

Su experiencia resultó una pesadilla: terminó con cuatro heridas de bala de goma en las piernas y dice que este miércoles no volverá a participar de la marcha, a pesar de que la apoya.

“Todavía estoy mal, angustiada por lo que pasó, y mucha gente que es importante para mí me pidió que no volviera a ir”, dice sobre la manifestación del 12 de marzo que acabó con medio centenar de heridos y más de cien arrestados.

Gabriela se jubiló hace seis años y es una de los más de 7 millones de argentinos que cobra una jubilación o pensión, según datos de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses).

Su situación, cuenta, es mejor que la de la mayoría de los jubilados, ya que por su trabajo de más de tres décadas como periodista logró obtener un haber jubilatorio por encima del mínimo que cobran dos de cada tres jubilados, según datos de la Anses.

Aún así, cuando alcanzó la edad de retiro debió seguir trabajando como freelancer para poder mantener sus gastos habituales.

Pero su situación empeoró con la llegada de Javier Milei al poder, en diciembre de 2023.

“Perdí la mitad de mis empleos porque se redujeron las fuentes de trabajo, y mi prepaga (seguro médico privado de salud) aumentó de un mes a otro más del 100% porque Milei liberó los precios”, señala.

“Quedé muy muy mal económicamente y tuve que vender mi auto. Tenía que elegir entre pagar mi prepaga o tener auto, a pesar de que antes podía tener ambos”, afirma.

Gabriela Navarra
Gabriela Navarra
Gabriela Navarra se jubiló en 2018 pero su situación empeoró con las políticas de Milei.

Aunque su jubilación recibió aumentos por inflación -que en 2024 alcanzó casi el 120%- asegura que siempre eran menores “a lo que veía cuando vas a hacer las compras”.

“Desde que me jubilé tuve que cambiar mis consumos, dejar de tomar el vino que me gusta, comprar otro tipo de fiambres. También dejé de salir a comer afuera. Si salgo es a merendar, que es más barato”, dice.

Un tercio, pobres

No obstante, sabe que al lado de muchos de sus pares es una privilegiada.

“La mayoría de los jubilados está arañando la línea de pobreza”, afirma sobre los dos tercios de adultos mayores que cobran el haber mínimo, que en febrero alcanzó los $343.000 (menos de US$300 a valor de mercado), apenas por encima de la canasta básica de $334.500 que determina quién es pobre.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec), entre los mayores de 65 años la pobreza prácticamente se duplicó en el primer semestre que gobernó Milei (la última cifra oficial disponible), en comparación con los seis meses anteriores: pasó del 17,6% al 29,7%.

No solo impactó el congelamiento de un bono que reciben quienes perciben los haberes más bajos y que el gobierno mantiene fijo desde marzo de 2024 (a pesar de que el costo de vida se duplicó).

También se vieron afectados por el fuerte aumento de las tarifas de servicios públicos -como agua, gas y electricidad- que aumentaron muy por encima de la inflación debido a la quita de subsidios.

Otro factor que incidió mucho en este grupo etario fue el aumento del costo de los medicamentos.

La mayoría de los jubilados son afiliados al Programa de Asistencia Médica Integral del Estado (Pami), que registró incrementos promedio del 240% en los medicamentos durante 2024, según un informe del Centro de Profesionales Farmacéuticos (Ceprofar).

El Pami también redujo el acceso de muchos jubilados a los medicamentos gratuitos, que ahora deben solicitarse a través de un trámite especial.

Una mujer mayor mendiga frente a una farmacia
Getty Images
Para muchos jubilados los medicamentos se tornaron inaccesibles por su costo.

“Muchos jubilados no tienen hijos que los puedan ayudar”, comenta Gabriela, quien considera que el gobierno de Milei es “cruel con los más vulnerables”.

Consultado sobre la precaria situación de los jubilados, el presidente libertario ha remarcado que “son el segmento etario que menos pobres tiene” en Argentina.

En efecto, la tasa de pobreza entre los jubilados es mitad de la que existe en la población entre 15 y 29 años (60,7%), y también es bastante menor que la del segmento entre los 30 y los 64 años (48,6%).

En tanto, el grupo etario más pobre del país es, por lejos, el de los menores de 14 años. Siete de cada 10 niños argentinos no tiene sus necesidades básicas satisfechas (el 66,1%, según en Indec). Es a este grupo al que se dirigen las mayores ayudas estatales, dice Milei.

Un sistema “insostenible”

El gobierno libertario también sostiene que el sistema previsional, que es el mayor gasto del Estado, es “insostenible” en su formato actual, algo en lo que coinciden muchos expertos.

El principal motivo son las “moratorias” aprobadas durante las últimas dos décadas que permitieron que millones de personas, sobre todo amas de casa, pudieran recibir una jubilación a pesar de no haber realizado los 30 años de aportes que exige el sistema.

Según el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), más del 60% de quienes reciben una jubilación hoy no realizaron los aportes correspondientes, algo que contribuyó a que el sistema previsional sea “una de las principales fuentes de déficit fiscal” (o exceso de gasto del Estado).

En ese sentido, el gobierno, cuyo principal logro económico ha sido eliminar ese déficit para controlar la inflación, anunció que no prorrogará la última moratoria previsional que vence el 21 de marzo y que permite acceder a una jubilación a personas que no cumplen con los años de aportes necesarios, mediante el acceso a un plan de pagos en cuotas.

Para Gabriela, el gobierno “recrimina haber jubilado a mujeres que durante toda su vida cuidaron, alimentaron y se preocuparon por sus maridos e hijos, una tarea que, se ha demostrado, es la contribución más importante al Producto Interno Bruto del país”.

Jubiladas protestando contra Milei
Getty Images
Millones de amas de casa lograron jubilarse gracias a las moratorias previsionales creadas durante el kirchnerismo.

El fin de las moratorias previsionales es una de las medidas contra las que marcharán los manifestantes este miércoles frente al Congreso.

Resurgimiento

Estas marchas de los miércoles no son un fenómeno nuevo: las protestas de los jubilados frente al Congreso comenzaron en la década de 1990, liderados por una famosa activista llamada Norma Plá, en reclamo por aumentos jubilatorios durante el gobierno de Carlos Menem.

Con el paso del tiempo, la manifestación se tornó emblemática, haciendo eco de la marcha que todos los jueves, desde los años ’70, realizan las Madres de Plaza de Mayo frente a la Casa Rosada, el palacio presidencial, para reclamar por los desaparecidos durante el último régimen militar.

Pero la protesta de los jubilados resurgió con fuerza con la llegada de Milei, quien desde el día uno realizó un drástico recorte del gasto público para terminar con el déficit fiscal.

“El principal aporte a esta reducción fueron las jubilaciones”, señaló a BBC Mundo un dirigente de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP).

En septiembre, el mandatario incluso vetó una ley sancionada por el Congreso que disponía elevar el haber mínimo jubilatorio y fijaba una nueva fórmula de cálculo de los ingresos de los jubilados, por considerar que ponía en jaque su objetivo de “déficit cero”.

Por todo esto, la marcha de los jubilados siguió sumando adeptos. Pero a medida que se tornaba más masiva también empezó a ponerse más violenta, con la policía utilizando métodos cada vez más represivos para evitar que los manifestantes corten las calles alrededor del Congreso.

Un jubilado lucha contra la policía en una marcha de los jubilados en agosto.
EPA
El gobierno afirma que las marchas de los jubilados violan su “protocolo antipiquetes”, que prohíbe el corte de calles.

Y es que otra de las banderas del gobierno libertario es que lograron poner fin a los “piquetes”, los bloqueos de calle que se tornaron una forma común de protesta en los últimos años y que hacían que transitar por el centro porteño fuera una pesadilla.

En febrero pasado, un incidente en una de las marchas entre la policía y un jubilado que vestía una camiseta de su club de fútbol, Chacarita, hizo que simpatizantes de ese equipo decidieran sumarse a la siguiente manifestación, para “proteger a los jubilados”.

La idea ganó popularidad y resultó en una masiva autoconvocatoria de hinchas de los principales clubes del fútbol del país, que el 12 de marzo pasado se sumaron a la protesta.

Hinchas de fútbol en la marcha de los jubilados del miércoles 12 de marzo
Getty Images
Hinchas de los principales clubes de fútbol del país se sumaron a la marcha de los jubilados.

Gabriela cuenta que esto fue lo que la llevó a decidir participar de la movilización, algo que había estado queriendo hacer hace tiempo.

“Pensé que iba a ser una marcha especial por la participación de los hinchas”, señala.

Lejos de sentir temor por la posible presencia de “barras bravas” -algo sobre lo que había advertido la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich- ella cuenta que disfrutó de ver “cómo los hinchas de clubes que habitualmente se enfrentan estaban todos juntos y abrazados”.

Lo que no se esperaba era el violento desenlace que tendría la protesta, en la que terminó siendo una de las decenas de personas, entre manifestantes y policías, que resultaron heridas.

“Estaba caminando por la vereda a una cuadra del Congreso y pasaron policías en motocicleta disparando balas de gomas”, relata. Cuatro impactaron contra sus piernas, generándole lesiones en la piel.

Una herida en una pierna de Gabriela, causada por una bala de goma.
Gabriela Navarra
Una de las lesiones que sufrió Gabriela durante la última marcha de los jubilados.

“El uso de la violencia que vi fue completamente desproporcionado”, afirma, sobre el despliegue de gas lacrimógeno, carros de agua, bastones y balas de gomas que usó la policía para dispersar a los manifestantes, algunos de los cuales les lanzaron piedras y otros objetos. Un patrullero y varios contenedores de basura también fueron incendiados.

La víctima más grave de los incidentes fue el fotógrafo Pablo Grillo, quien recibió el impacto de un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza mientras se encontraba de cuclillas retratando la violencia, y sufrió una fractura de cráneo que aún lo mantiene en “situación delicada” en el hospital, según contó su padre a la prensa.

Gabriela señala que después de lo que vivió no volverá por el momento a sumarse a otra “marcha de los miércoles”, una medida que también podrían tomar otros jubilados preocupados por su seguridad.

Sin embargo, dice que no le molesta que los hinchas de fútbol y otros grupos se hayan tornado en los nuevos protagonistas de las marchas, quitándole el foco mediático a los jubilados y sus demandas.

“Cuantas más personas puedan salir a reclamar mejor, y cuantos más sectores sean convocados y puedan ocupar el espacio público, mejor, porque esto es como ese poema que se le atribuye a Bertolt Brecht y en realidad era de un pastor protestante que Hitler encerró en un campo de concentración:

‘Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada, porque yo no era socialista. Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada, porque yo no era sindicalista’… y así”.

“Esto es un dominó, entonces el que no fue tocado hasta ahora capaz mañana lo sea”.

Línea
BBC

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