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Que se muevan los feos
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Que se muevan los feos

El estancamiento del desarrollo urbano en la CDMX ha sido resultado de una falta de responsabilidad de todas las partes involucradas. Unos manipularon la opinión ciudadana, otros propagaron desinformación, otros construyeron de forma abusiva y otros no hicieron su trabajo.
26 de noviembre, 2024
Por: Bernardo Farill

El desarrollo urbano en la Ciudad de México es un tema tabú. Aunque no es el enemigo público número uno, sí ha sido estigmatizado al punto de convertirse en el principal “apestado”. Durante la reciente época electoral, la satanización del desarrollo urbano alcanzó niveles épicos, donde todos los candidatos se acusaban mutuamente de ser beneficiados por actos ilícitos con el sector inmobiliario. Obviamente, ahora que ya se apagaron las antorchas y se bajaron los trinches, nos topamos con una ciudad que ya casi no tiene desarrollo inmobiliario.

Disfrutemos este silencio momentáneo y aprovechemos para discutir el tema con responsabilidad.

El desarrollo urbano es parte de la gestión de las ciudades y abarca todo lo que crece y cambia en ellas. Llegar a este estancamiento ha sido resultado de una falta de responsabilidad enorme de todas las partes involucradas. Unos manipularon la opinión ciudadana, otros propagaron desinformación, otros construyeron de forma abusiva y otros no hicieron su trabajo.

Tras tres años de ser funcionario público en una alcaldía atendiendo la planeación y el desarrollo urbano, es mi impresión que el problema del desarrollo urbano en la Ciudad es una responsabilidad que recae principalmente en el poder legislativo y en el gobierno de la Ciudad de México. El legislativo se ha negado a crear mejores leyes, a mejorar sus lentísimos procesos y en dejar ir trámites que le corresponden a las alcaldías y sus concejos. El Gobierno de la Ciudad de México debe actualizar los reglamentos de esas leyes para evitar la opacidad en los trámites y debe establecer los criterios con que atiende los agujeros legales. El mal uso de los polígonos, los reconocimientos de usos mercantiles y los cambios de uso de suelo han estado en la cancha de estos actores. Ojalá esta nueva administración haga los cambios necesarios.

El gobierno contribuye a esta contradicción de otras formas. Por un lado, permite que ciertos grupos, bajo la bandera del activismo, griten que “no debe construirse más”. Punto. Se cae en la omisión de no explicarles el origen real de sus problemas ni las consecuencias de mantener una densidad urbana tan baja como la actual. Por ejemplo, la falta de desarrollo ha tenido un impacto directo en los ridículos precios de las viviendas, y no se ha hecho casi nada por construir vivienda accesible. Necesitamos que los gobernantes cuyos partidos arrasaron en las elecciones, con mayoría en su Congreso, hagan lo que se necesita hacer.

Por otro lado, es el mismo gobierno el que promueve que “la ciudad debe ser más vertical”. Aquí es donde falta claridad en el diálogo. Una de las afirmaciones populares es que los grandes desarrollos “chupan el agua”, pero esa es una mala lectura de la ciudad. De hecho, las ciudades más verticales son más eficientes en la distribución de servicios como el agua, electricidad o drenaje. La Ciudad de México, según muchas investigaciones, es ineficiente precisamente porque no es lo suficientemente vertical.

No vamos a salvar el mundo abriendo una granja en nuestras casas, poniendo paneles solares sobre el gallinero y viendo crecer la yerba, escopeta en mano. El mundo se salvará viviendo en ciudades verticales, con viviendas cercanas al trabajo y vías de comunicación bien conectadas. El futuro de la sostenibilidad está en escenarios a los que sólo podremos llegar mediante la participación de todas las partes. Para llegar a ese punto, es necesario reactivar el diálogo, pero de manera inteligente, con reglas claras que beneficien a todos, no solo a unos cuantos.

Llama la atención que, durante la campaña, los desarrolladores no salieron a defenderse. Callaron porque les resulta más fácil y seguro retirar su dinero de la ciudad e invertirlo en otras ciudades como Tulum, Miami o Monterrey. Gran parte del capital que hoy se invierte fuera, pudo haberse utilizado en mejorar la Ciudad de México. Yo, como chilango, prefiero que se quede ese dinero en mi ciudad para mejorar nuestra calidad de vida.

En lugar de pedir más desarrollo bien hecho, en vez de exigir mejores leyes a nuestros legisladores, optamos por cancelar todo. Satanizar el desarrollo es un error; no podemos seguir pensando que todo desarrollo es malo sólo porque es más fácil tener miedo que resolver los problemas. Tampoco se trata de aceptar cualquier proyecto sin cuestionarlo. Necesitamos instituciones fuertes que garanticen que los proyectos benefician a todos. La transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana son claves para evitar que el desarrollo urbano se convierta en un “caballo de Troya” de otros intereses.

Al final del día, la construcción de edificios es sólo un engrane más en la Ciudad. Hay que incluir a todos los actores para llegar a las mejores soluciones: los guapos, los feos, los ricos, los pobres, los poderosos y los que ponen las reglas. Pensamos que estamos bien porque la Ciudad no ha colapsado, pero podríamos estar mucho mejor. Nos merecemos una mejor Ciudad de México.

* Bernardo Farill (@bernardofarill) es arquitecto urbanista. Recientemente fue director de Planeación y Desarrollo Urbano de la alcaldía Miguel Hidalgo.

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Imagen BBC
El alto costo de huir de la guerra de Putin para los soldados desertores del ejército ruso
9 minutos de lectura

Un número récord de soldados rusos está siendo procesado por deserción. Muchos están siendo ayudados y ocultados por sus familias.

22 de noviembre, 2024
Por: BBC News Mundo
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Los tribunales rusos han registrado un número récord de casos de soldados que desertan de sus unidades o no regresan a casa tras su tiempo de permiso, según una investigación del servicio ruso de la BBC. Muchos desertores se refugian en casa de familiares, quienes también corren el riesgo de ser procesados.

En la mañana del 23 de marzo de 2023, en un pueblo de la región de Stavropol en el sur de Rusia, un joven llamado Dmitry Seliginenko llevó a su novia en motocicleta para que pagara sus facturas en las oficinas de la autoridad local.

Seis meses antes había sido llamado a filas para combatir en Ucrania, en el marco de la movilización militar del presidente ruso Vladimir Putin.

En marzo de ese año debería haber vuelto al frente de combate.

Pero no regresó a su unidad tras 10 días de baja médica y ahora figuraba en la lista de personas buscadas por Rusia.

De camino por el pueblo, el joven fue localizado por su antiguo compañero de clase Andrei Sovershennov, que se había unido al cuerpo de policía tras terminar los estudios.

Sovershennov alertó a la policía militar y, poco después, tres hombres intentaron detener a Seliginenko mientras esperaba a su novia.

Seliginenko consiguió ponerse en contacto con su madre y su padrastro, que se dirigieron al pueblo para intervenir. Hay dos versiones diferentes de lo que ocurrió después.

Según la versión oficial de la policía, el padrastro de Seliginenko, Aleksandr Grachov, agarró las esposas de Sovershennov y gritó: “Arréstenme a mí”. A continuación, supuestamente empujó a un oficial al suelo y empezó a golpearle.

Según la versión de la familia, fue Aleksandr Grachov quien supuestamente fue empujado al suelo y golpeado tras exigir ver una orden de detención contra su hijastro.

Ambos acabaron en el hospital, y Grachov fue acusado posteriormente de agresión a un policía.

Seliginenko, por su parte, se subió al coche de sus padres y se marchó.

El incidente generó un acalorado debate en un grupo de chat creado por los habitantes del pueblo.

La familia de Seliginenko afirma que su hijo ni siquiera estaba destinado a alistarse en el ejército; que no se le sometió a un examen médico adecuado para ver si realmente era apto para el servicio, y que fue enviado al frente a pesar de dar positivo en las pruebas del coronavirus.

En enero de 2023, Seliginenko presentó afecciones en su piel, causadas por el frío extremo, y se le dio tiempo libre para descansar. Dos días después de llegar a casa, fue sometido a una operación gástrica. La familia argumentó que Dmitry no era apto para el servicio militar y que debería haber sido evaluado por una comisión médica militar.

No todos en el grupo de chat simpatizaban con sus argumentos, y en respuesta la familia publicó este emotivo llamamiento a sus vecinos.

“Aquí estás viviendo cómodamente en nuestro pueblo, pero ¿quién de ustedes vendrá con nosotros a un hospital de Pyatigorsk, Budyonnovsk o Rostov para ver cuántos soldados heridos yacen ahí?… Antes de juzgar a los demás, pónganse en la piel de la madre y su hijo que ya han sufrido tanto… Tienen a sus maridos e hijos a su lado; ¡será mejor que recen para que a ustedes no les pase lo mismo!”.

En marzo de 2024, Aleksandr Grachov fue encontrado culpable de agresión y multado con 150.000 rublos (US$1.500).

Dmitry Seliginenko no ha vuelto a su unidad militar y se desconoce su ubicación actual.

Ninguno de los involucrados quiso hablar con la BBC.

“Nos han quitado a todos los hombres”

Ilustración de dos hombres peleando.
BBC
Los desertores se han enfrentado a la policía militar.

A cientos de kilómetros del pueblo de la región de Stavropol, otros dos casos han sido llevados ante el juez en un tribunal de Buriatia, una república al otro lado de Rusia.

En el banquillo estaban el soldado Vitaly Petrov, que había desertado de su unidad, y su suegra, Lidia Tsaregorodtseva, que había intentado impedir que la policía local lo detuviera.

La BBC ha reconstruido lo sucedido a partir de documentos judiciales y del testimonio de personas familiarizadas con el caso, que no nombramos por razones de seguridad.

Vitaly Petrov, de 33 años, padre de dos hijos y originario de Sharalday, fue llamado a filas para combatir en Ucrania en 2022.

La región es una de las más pobres de Rusia. En otoño de 2022, tenía uno de los índices de movilización más altos del país, y también uno de los índices de muertes más elevados, según una investigación de la BBC y el medio de noticias independiente ruso Mediazona.

En junio de 2023, Petrov escapó de un hospital militar al que había sido enviado tras ausentarse previamente sin permiso y ser devuelto a la fuerza a su unidad a principios del mismo año.

Su suegra dice que él no era apto para el servicio militar y que sufría dolores de cabeza. Ella también declaró ante el tribunal que Petrov había sido objeto de violencia y extorsión en su unidad militar.

Los fiscales militares afirman que Petrov simplemente intentaba evitar ser enviado de nuevo al frente.

Durante el verano y el otoño de 2023, Petrov se escondió en casa de su suegra. Pasaba la mayor parte del día en el bosque cercano, buscando piñones, setas y frutos rojos, y volvía a casa de vez en cuando por la noche para dormir.

Grigory Sverdlin, activista de la ONG Run to the Forest, que ayuda a los soldados que han desertado a huir del país, calcula que alrededor del 30% de los desertores se quedan dentro de Rusia, mientras que el resto se va al extranjero. Según Mediazona, hay más de 13.000 casos en los tribunales rusos por cargos de deserción y ausencias sin permiso.

Una ilustración de la guerra.
BBC
“En los pueblos sólo quedan las mujeres silbando al viento”, dijo una fuente a la BBC.

En diciembre de 2023, la policía armada se presentó en la casa por la noche para detener a Petrov.

Lo que ocurrió después tiene de nuevo versiones diferentes.

Tsaregorodtseva afirma que la policía derribó la puerta e irrumpió en la casa, apartándola a ella y a sus dos nietas pequeñas aterrorizadas mientras empezaban a registrar la vivienda y a levantar las tablas del suelo con un hacha.

También afirma que la policía no le mostró su identificación ni una orden judicial, algo que las autoridades niegan, según los documentos judiciales. También señalan que no registraron la casa ni movieron nada.

Tanto la familia como la policía afirman que Petrov salió de su escondite en el sótano y sus hijas corrieron hacia él.

En los documentos judiciales, tanto la familia como la policía se acusan mutuamente de violencia, ya que se produjo un altercado mientras los policías intentaban detener a Petrov.

Él fue arrastrado afuera de la casa y, según sus hijas pequeñas, la policía lo golpeó con una pistola eléctrica. El investigador principal del caso fue trasladado al hospital con quemaduras producidas por agua hirviendo durante el altercado.

Tanto Petrov como Tsaregorodtseva fueron procesados. Petrov fue condenado a seis años de prisión por ausentarse sin permiso. Su suegra fue condenada a dos años de cárcel y a pagar una indemnización de 100.000 rublos (casi US$1.000) al agente de policía que resultó herido durante el altercado.

Una fuente familiarizada con el caso declaró a la BBC que la esposa de Vitaly Petrov se sentía aliviada de que su marido estuviera en la cárcel y no de vuelta en el frente de guerra.

Una fuente de la BBC también dijo que la guerra estaba pasando factura a los habitantes de las zonas rurales.

Nos han quitado a todos los hombres de los pueblos, no queda nadie para hacer el trabajo duro, cuidar de los animales y prepararse para el invierno. Un niño está enfermo, el otro está muerto de miedo. Si me perdonan la expresión, en los pueblos sólo quedan las mujeres silbando al viento”.

La misma fuente dijo que muchos hombres de la localidad se sentían en “una situación imposible”: enviados a la guerra quisieran o no, mientras sus familias se quedaban luchando solas en casa.

Siete años por deserción

Ilustración de la guerra en Ucrania
BBC
En enero de 2023, Roman Yevdokimov, de un pueblo de la frontera ruso-mongola, fue condenado a siete años de prisión por desertar de su unidad.

Otro caso visto por la BBC fue el de un soldado condenado.

En enero de 2023, Roman Yevdokimov, de un pueblo de la frontera ruso-mongola, fue condenado a siete años de prisión por desertar de su unidad.

Este hombre de 34 años, que había sido condenado en dos ocasiones por robo, fue llamado al servicio militar en octubre de 2022 como parte de la movilización nacional de Putin.

Yevdokimov pasó sólo un mes en el ejército antes de ausentarse sin permiso y regresar a casa. Pasó un tiempo escondido en el bosque y sus familiares lo ocultaron en el sótano de la casa de su suegra, hasta que finalmente las autoridades militares lo atraparon y fue enviado a prisión.

Pero como delincuente convicto, le ofrecieron la oportunidad de ir a luchar a Ucrania, en lugar de cumplir su condena. Yevdokimov sobrevivió seis meses como soldado de asalto y, según las normas de entonces -que se han modificado-, fue liberado y regresó a casa en abril de 2024.

Su familia dice que los seis meses que pasó en el frente le han dejado traumatizado e incapaz de volver a su vida anterior. Ahora pasa gran parte del tiempo en el bosque, donde antes se escondía de la policía militar.

Como soldado de asalto reclutado en prisión en 2023, cuenta con un indulto oficial que anula su condena de siete años de cárcel por deserción, pero no hay documentos que demuestren que luchó en el ejército y resultó herido en acto de servicio.

Muchos veteranos de combate reclutados en prisión intentan ahora llevar al Ministerio de Defensa ruso ante los tribunales para exigir el reconocimiento de su estatus.

Pero para Yevdokimov, el viaje de cuatro horas a la oficina de reclutamiento más cercana para tratar de resolver sus problemas es simplemente demasiado como para considerarlo.

“Cuando lo fui a ver, él con algunos tragos encima, dijo: ‘¿Quizás debería inscribirme para ser un soldado por contrato?'”, dijo su hermana a la BBC.

“No lo dejaré ir y tiene miedo de dejarme porque sabe lo mucho que me preocupo por él. Pero quiere volver con sus compañeros, porque algunos se están muriendo y está preocupado por ellos. Está sufriendo por estar allí”.

Estos casos son sólo una pequeña fracción del elevado número que llega ahora a los tribunales.

Los registros oficiales muestran que en 2024, alrededor de 800 soldados fueron condenados cada mes por ausentarse sin permiso, no cumplir órdenes o desertar de sus unidades. Según Mediazona, esta cifra duplica la del año anterior y multiplica por más de 10 el número de condenas antes de la guerra.

No hay estadísticas oficiales sobre cuántos familiares han sido también condenados por ayudar a soldados que se han fugado.

*Información adicional de Olga Ivshina

Editora: Olga Shamina

Ilustraciones del equipo de periodismo visual ruso de la BBC

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BBC

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