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Los cambios en la forma de vivir la niñez en 100 años
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Los cambios en la forma de vivir la niñez en 100 años

Hace cien años, las niñas y niños carecían de los derechos fundamentales que hoy damos por sentados, pero realmente ¿qué tanto hemos avanzado?
27 de septiembre, 2024
Por: Save the Children

Hace un siglo, la vida de las niñas, niños y adolescentes comenzó a cambiar de manera significativa. La aprobación de la pionera “Declaración de Ginebra sobre los Derechos de la Niñez” marcó un antes y un después en la forma en que el mundo concibe a la niñez. En aquel entonces, este grupo de la población no gozaba de los derechos fundamentales que hoy consideramos como normales.

En este contexto, Eglantyne Jebb, fundadora de Save the Children, desempeñó un papel crucial al redactar la declaración adoptada por la Sociedad de Naciones el 26 de septiembre de 1924. Por primera vez en la historia, se reconoció que las niñas y niños no eran posesiones de las personas adultas, sino seres humanos con derechos propios. Entre los principios establecidos se incluyeron el derecho a la educación, la protección en tiempos de crisis, la alimentación adecuada y la seguridad frente a la explotación.

Uno de los avances más notables en estos últimos 100 años es la reducción de la mortalidad infantil. En 1924, un tercio de las niñas y niños moría antes de cumplir cinco años. Para 1950, esta cifra se redujo a uno de cada cuatro, y hoy en día, esa probabilidad ha descendido a menos de cuatro de cada 100. Este progreso se debe a mejoras en la atención sanitaria, la nutrición, el acceso a agua potable, las vacunas, medicamentos y a la reducción de las hambrunas.

Sin embargo, a pesar de estos logros, los avances se han estancado en los últimos años. Se estima que 3,8 millones de niñas y niños seguirán muriendo antes de cumplir los cinco años para el año 2030. En un mundo donde existen los recursos para prevenir estas muertes, esta cifra es inaceptable y plantea un desafío urgente para la comunidad internacional.

Otro avance clave es el acceso a la educación, un derecho que hace 100 años estaba limitado a unos pocos. Hoy, la educación es reconocida como un derecho fundamental y, en muchos países, los gobiernos tienen la responsabilidad de garantizar su acceso para todas las niñas y niños. Actualmente, casi nueve de cada 10 (88%) niños en edad de cursar primaria completan sus estudios, y seis de cada 10 (59%) logran concluir la secundaria superior. Esta cifra contrasta drásticamente con 1924, cuando más de seis de cada 10 personas carecían de acceso a la educación formal.

A pesar de este gran avance, millones de niñas, niños y adolescentes siguen fuera del sistema educativo, sobre todo en zonas de conflicto. En Sudán, más de 18 millones de niños están sin escolarizar, y 625.000 en Gaza carecen de acceso a la educación. Esto subraya la necesidad de redoblar esfuerzos internacionales para garantizar que el derecho a la educación se cumpla en todas partes, sin importar el contexto geográfico o político.

En cuanto al trabajo infantil, hace 100 años era común que la mayoría de las niñas y niños trabajaran para contribuir a los ingresos familiares, ya fuera en granjas, fábricas o minas. Hoy en día, nueve de cada 10 niños ya no realizan trabajos infantiles, lo que representa un logro clave en la protección de sus derechos. Sin embargo, el trabajo infantil sigue siendo una realidad para millones. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que 160 millones de niñas, niños y adolescentes siguen realizando actividades laborales; la mitad de ellos de forma peligrosa, poniendo en riesgo su salud y seguridad.

Quizás el avance más significativo de los tiempos recientes es que cada vez más niñas, niños y adolescentes están reclamando activamente sus derechos, exigiendo los cambios que desean ver en el mundo. Sus peticiones están llevando a generar acciones de verdadero impacto.

No obstante, aún queda mucho por hacer. Por eso, la misión de Save the Children sigue siendo tan relevante hoy como lo fue hace un siglo. Esta lucha es el legado de la organización, su presente y su compromiso para el futuro: garantizar que la niñez y la adolescencia se mantengan en el centro de la toma de decisiones globales.

* Save the Children (@SaveChildrenMx) es la organización independiente líder en la promoción y defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Trabaja en más de 120 países atendiendo situaciones de emergencia y programas de desarrollo. Ayuda a los niños y niñas a lograr una infancia saludable y segura. En México, trabaja desde 1973 con programas de salud y nutrición, educación, protección infantil y defensa de los derechos de la niñez y adolescencia, en el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas.

Visita nuestra página y nuestras redes sociales. Facebook: @SavetheChildrenMexico, Twitter: @SaveChildrenMx Instagram: @savethechildren_mx

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Imagen BBC
¿Conoces el síndrome de desconexión cognitiva? Te contamos la razón de por qué te cuesta concentrarte
4 minutos de lectura

El CDS fue descrito por primera vez en las décadas de 1960 y 1970, pero ¿por qué se considera un síndrome y no simplemente un rasgo peculiar de la personalidad?

14 de septiembre, 2024
Por: BBC News Mundo
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¿Notas que sueñas mucho despierto? ¿Te sientes lento a menudo y tiendes a desconectarte fácilmente cuando realizas una tarea? Es posible que tengas síndrome de desvinculación cognitiva o CDS, por sus siglas en inglés.

El CDS fue descrito por primera vez por psicólogos en las décadas de 1960 y 1970, cuando notaron que algunas personas mostraban estos rasgos de manera más persistente que otras.

Pero ¿por qué se considera un síndrome y no simplemente un rasgo peculiar de la personalidad?

La distinción radica en el efecto. Para las personas con CDS, su comportamiento interfiere significativamente en su vida diaria, su rendimiento académico y sus interacciones sociales.

Si bien todo el mundo sueña despierto de vez en cuando, a las personas con CDS les resulta difícil concentrarse en las tareas durante períodos prolongados. No se trata sólo de falta de atención o pereza, el CDS es un patrón persistente que puede alterar la capacidad de una persona para tener éxito en diversas áreas de la vida.

A diferencia del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), que incluye hiperactividad e impulsividad, el CDS se caracteriza por su “ritmo cognitivo lento”, un nombre con el que anteriormente se conocía la afección.

El síndrome no está reconocido como un “trastorno de atención” distinto en el “Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales”, la clasificación estándar de trastornos mentales utilizada por los profesionales en Estados Unidos.

Sin embargo, un creciente número de investigaciones muestra que merece más atención y debe considerarse por separado del TDAH.

Una forma de distinguirlos es que, si una persona tiene TDAH, puede concentrarse en algo, pero probablemente se distraiga y cambie su atención a otra cosa. Si una persona tiene CDS, en primer lugar no puede concentrarse.

¿Cómo identificamos el CDS?

El diagnóstico es complicado porque no existen criterios oficiales. Sin embargo, algunos psicólogos utilizan una combinación de cuestionarios y observaciones de comportamiento para evaluar síntomas como ensoñaciones frecuentes, niebla mental y velocidad de procesamiento lenta.

Los padres y maestros observan con frecuencia este comportamiento en niños que parecen “estar en otra parte” o que tardan más en responder preguntas y completar tareas.

Niña
Getty Images
Aquellos con CDS procesan más lentamente la información

Una velocidad de procesamiento lenta significa que las personas tardan más en asimilar la información, darle sentido y responder.

Por ejemplo, en la escuela, un estudiante con una velocidad de procesamiento lenta puede tardar más en responder una pregunta o completar una tarea porque necesita más tiempo para comprender el material y pensar en su respuesta.

Esto no se debe a falta de inteligencia o esfuerzo: su cerebro simplemente procesa la información a un ritmo más lento.

El apoyo y el tratamiento para el CDS aún están evolucionando. La terapia cognitivo-conductual (TCC) se usa comúnmente para ayudar a las personas a desarrollar mejores formas de afrontar la situación y mejorar su concentración.

Algunos investigadores están explorando el uso de fármacos estimulantes, similares a los utilizados para el TDAH, pero la evidencia aún no es concluyente.

También se recomiendan cambios en el estilo de vida, como tener una rutina de sueño más estable e incorporar el ejercicio regular, para ayudar a controlar los síntomas.

Falta de conciencia

Una de las mayores dificultades es la falta de conciencia. Muchas personas, incluidos algunos profesionales de la salud, pueden descartar el CDS como mera pereza o falta de esfuerzo.

Este estigma puede impedir que las personas busquen ayuda y reciban el apoyo que necesitan.

Mujer durmiendo
Getty Images
Cambios en el estilo de vida, como mantener una rutina de sueño más estable, pueden ser de gran ayuda.

A pesar de la falta de reconocimiento oficial, se estima que el CDS puede afectar a una parte importante de la población.

Los estudios sugieren que podría ser tan común como el TDAH, que afecta alrededor del 5% al 7% de los niños. Esto indica que un número sustancial de personas podrían estar lidiando con los síntomas del CDS sin siquiera saberlo.

Comprender el CDS es fundamental porque puede ayudar a los afectados a obtener el apoyo que necesitan.

Al reconocer que el comportamiento CDS no son sólo caprichos –o un intento de demostrar que eres demasiado genial para que te importe– sino indicadores potenciales de un problema más amplio, podemos ayudar mejor a las personas a controlar sus síntomas y mejorar su calidad de vida.

*Sofia Barbosa Boucas es profesora de psicología, Brunel University London.

*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic para leer la versión original.

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