
Durante la última década, la tasa nacional de criminalidad en México ha aumentado casi un 60 % (Institute for Economics & Peace, 2025), causando profundos daños al tejido social y pérdidas devastadoras para miles de familias. La actividad criminal está organizada, en gran medida, a través de estructuras conocidas como cárteles; sin embargo, a pesar de su relevancia, se conoce poco sobre los efectos de sus dinámicas internas. Sus operaciones son deliberadamente opacas y esta “caja negra” no es accidental, sino estratégicamente planificada: cuanto menos se sepa sobre sus jerarquías, su control territorial y su lógica operativa, más difícil resulta para el Estado y la sociedad debilitar su poder.
A pesar de esto, un creciente cuerpo de investigación empírica y académica ha producido en los últimos años estimaciones cada vez más confiables sobre el tamaño, las características y el comportamiento de los cárteles, así como sobre su importancia económica, social y política (véanse, por ejemplo, Gambetta; Reuter; Felbab-Brown; Lessing; Trejo & Ley). Se calcula que para 2022, México contaba con aproximadamente 150 organizaciones criminales activas, con un estimado de 175,000 miembros, cifra que aumentó en 60,000 durante la última década. Investigaciones recientes demuestran desde una metodología cuantitativa, que su capacidad para mantenerse operativos —pese a los extremadamente altos niveles de violencia y homicidios implicados— depende en gran medida de su habilidad para reemplazar rápidamente a su fuerza de trabajo (también conocidos como halcones, sicarios y mulas, dependiendo del la actividad que se les encomiende). Las estimaciones indican que las organizaciones delictivas reclutan entre 350 y 370 nuevos miembros cada semana, simplemente para evitar el colapso por pérdidas acumuladas, lo que convertiría al crimen organizado en el quinto “empleador” más grande de México, sólo superado por grandes corporaciones como FEMSA, Walmart, Manpower y América Móvil (Prieto-Curiel et al., 2023).
Esta incorporación continua de nuevos miembros, conocida como reclutamiento, es uno de los mecanismos centrales que sostienen las operaciones de los cárteles. Lamentablemente, este reclutamiento se dirige de manera desproporcionada hacia individuos social y estructuralmente vulnerables; lo más alarmante, hacia niños y adolescentes. De hecho, entre 145,000 y 250,000 jóvenes en México están en riesgo de ser reclutados, siendo los de entre 12 y 15 años los más vulnerables (Reinserta, 2025). Esto refleja por un lado, que México enfrenta grandes vulnerabilidades estructurales —como pobreza, deserción escolar, acceso limitado a programas sociales de apoyo y un alto grado de normalización de la violencia— y, por el otro, que el crimen organizado se ha beneficiado de esa brecha para desarrollar y perfeccionar una serie de estrategias que utilizan para identificar, moldear y coaccionar a estos adolescentes, ofreciéndoles ingresos, comida, vivienda, y un sentido de pertenencia. El testimonio de Flaco, un joven mexicano de 14 años, refleja algunas de estas dinámicas: en un reportaje realizado por el medio de comunicación Al Jazeera (2025), explica que fue reclutado después de que su padre, quien había estado involucrado con el cártel, fuera asesinado. Hoy en día gana aproximadamente 200 USD por semana, más 650 USD adicionales por cada homicidio que cometa.
También abre la pregunta sobre si la incorporación de adolescentes es realmente forzada. No tengo una respuesta definitiva, pero recurrir a la noción de deseo permite romper la dicotomía simplista entre forzado y voluntario. El deseo no surge en el vacío: es siempre estructural. Está moldeado por relaciones de poder y por contextos materiales y simbólicos que pueden presentarse como elecciones, incluso cuando esas elecciones están profundamente condicionadas. El deseo apunta hacia aquello que imaginamos que incrementará nuestra potencia —en términos Spinozianos— aunque a veces sea ilusorio o incluso destructivo. En este sentido, cuando un joven dice “sí”, ese sí puede no es un consentimiento pleno, sino un deseo producido bajo violencia estructural, pobreza, exclusión, mandatos de masculinidad, necesidad de reconocimiento o ausencia de alternativas.
Ahora bien, ¿qué podemos hacer frente a esta problemática? Las proyecciones indican que disminuir la capacidad de reclutamiento de los cárteles tendría efectos significativos tanto en el número de víctimas que generan, como en su tamaño organizacional. De hecho, reducir a la mitad el ritmo de reclutamiento podría disminuir las muertes semanales hasta en un 25 % para 2027 (Prieto-Curiel, 2023), como se observa en el siguiente diagrama:

El diagrama anterior permite dimensionar un problema social de gran escala, pero debe tomarse con cautela debido a sus múltiples limitaciones. Se trata de un modelo matemático basado en supuestos que son difíciles de comprobar empíricamente, pues parten de hechos sobre los que no puede haber certeza absoluta (Escobar, 2023). En este sentido, si bien no nos interesa determinar con exactitud el lugar que ocupa el crimen organizado entre los principales “empleadores” de México, consideramos que, tomado con precaución, el modelo resulta útil para problematizar y alertar un fenómeno.
Existen varias posibles acciones para interrumpir o frenar estas dinámicas de reclutamiento, incluyendo ampliar los beneficios sociales por parte del Estado, fortalecer las intervenciones y el tejido comunitario, y asegurar una aplicación más consistente de la ley. Sin embargo, algo que nos preocupa particularmente es el hecho de que uno de los predictores más frecuentes entre los adolescentes reclutados por grupos criminales en México es el desvinculamiento escolar (Reinserta, 2025).
Por este motivo, consideramos que una de las estrategias que deben implementarse con mayor urgencia es disminuir la deserción escolar. Este enfoque se alinea con la perspectiva de que prevenir las captaciones sistemáticas desde el ámbito educativo no solo debilita la capacidad operativa del crimen organizado, sino que también contribuye a construir dinámicas comunitarias más seguras y a reducir la violencia a largo plazo. Dicho argumento se sustenta en las siguientes consideraciones:
I. La escuela es mucho más que un espacio educativo. Proporciona estructura, supervisión cotidiana y la presencia de adultos de apoyo y confianza. Cuando los adolescentes abandonan la escuela de manera prematura, pierden estos elementos protectores y quedan considerablemente más expuestos a entornos de alto riesgo.
II. Alrededor del 70 % de los jóvenes reclutados provienen de contextos altamente violentos (Reinserta, 2025). Aumentar la cantidad de tiempo que pasan en la escuela, reduce de manera efectiva su contacto con contextos donde el crimen organizado opera abiertamente, limitando tanto su proximidad física a actores involucrados, como su exposición a la normalización de la violencia.
III. Las escuelas desempeñan un papel fundamental en la formación de valores, aspiraciones y sentido de pertenencia. Una de las razones por las cuales muchos menores se integran a grupos criminales es la búsqueda de identidad, reconocimiento y comunidad. Los entornos educativos ofrecen modelos alternativos de logro e identidades no violentas.
* María González Díaz (Ciudad de México, 2000) es antropóloga social por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde se tituló con mención honorífica gracias a una investigación de tesis sobre las estrategias de sobrevivencia entre las personas en situación de calle en la Ciudad de México. Le apasionan las ciudades, su gente y las historias no contadas. Actualmente cursa el primer año de la maestría en Política Pública en Sciences
Po, París.
Referencias:
Al Jazeera. (2025, 24 November). Al Jazeera speaks to teenage killers recruited by Mexican drug gangs [Video]. Al Jazeera.
Escobar, F. (2025, 07 octubre). Narco, ¿el quinto empleador? Modelo y supuestos. Animal Político.
Institute for Economics & Peace. (2025, May). Mexico Peace Index 2025: Identifying and measuring the factors that drive peace.
Prieto-Curiel, R., Campedelli, G. M., & Hope, A. (2023). Reducing cartel recruitment is the only way to lower violence in Mexico. Science, 381(6664), 1312–1316.
Reinserta. (2025, September). Guía de prevención de reclutamiento.

Según el gobierno ucraniano, Rusia recluta a través de Telegram a niños y adolescentes ucranianos para llevar a cabo sabotajes y atentados con explosivos.
En julio de este año, un joven de 17 años viajó 800 kilómetros desde su casa en el este de Ucrania para recoger una bomba y un teléfono escondidos en un parque de la ciudad Rivne, al oeste del país.
Afirma que le prometieron US$2.000 por colocar la bomba en una furgoneta utilizada para el servicio militar obligatorio de Ucrania.
“Cuando estaba conectando los cables, pensé que podía explotar en ese momento. Pensé que podía morir”, declaró a la BBC.
Vlad es uno de los cientos de niños y adolescentes que, según el gobierno ucraniano, han sido reclutados en línea por Rusia y a quienes se les ha ofrecido dinero para llevar a cabo sabotajes u otros ataques contra su propio país. Cambiamos su nombre para proteger su anonimato.
Dice que le ordenaron configurar el teléfono para transmitir en directo la escena a su contacto, de modo que este pudiera detonar el dispositivo a distancia cuando alguien entrara en el vehículo.
Sin embargo, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) estaba vigilando y frustró el ataque. Vlad, ahora con 18 años, espera juicio por cargos de terrorismo que podrían acarrearle una pena de hasta 12 años de prisión.
Sentado en el centro de detención de Rivne, férreamente custodiado, junto a su abogado, reconoce que pudo haber participado en un asesinato.
“Lo pensé. Pero a nadie le caen bien los reclutadores”, afirma. “Pensé: bueno, seré como todos los demás”.
El SBU afirma que en los últimos dos años se ha identificado a más de 800 ucranianos reclutados por Rusia, 240 de ellos menores de edad, algunos de tan solo 11 años.
Sin embargo, la experta en ciberseguridad Anastasiia Apetyk, que imparte cursos sobre seguridad en internet en Ucrania, tiene conocimiento de casos aún más extremos: “Intentaron reclutar a niños de nueve o diez años”.
Andriy Nebytov, subdirector de la Policía Nacional de Ucrania, cree que existe una estrategia deliberada para buscar a personas vulnerables que puedan ser manipuladas.
“Los niños no siempre comprenden del todo las consecuencias de sus actos”, afirma.
Alega que “el enemigo no tiene reparos en utilizar a menores para fabricar explosivos con productos químicos domésticos y colocarlos en diversos lugares, como oficinas de reclutamiento militar o comisarías”.
El SBU afirma que el reclutamiento se realiza principalmente a través de la aplicación Telegram, pero también en TikTok e incluso en plataformas de videojuegos.
Según las autoridades, quienes son reclutados casi siempre están motivados por el dinero, más que por simpatías prorrusas.
Vlad asegura que no apoya a Rusia y que no tenía antecedentes penales.
Se unió a dos canales de Telegram y publicó que buscaba trabajo remoto. Media hora después, un hombre que se hacía llamar Roman le respondió. Cuando hablaron por teléfono más tarde, Vlad cuenta que Roman hablaba ruso con acento callejero.
Vlad relata que al principio se mostró reacio, pero que lo convencieron para realizar una serie de tareas cada vez más peligrosas.
Primero, le ordenaron recoger una granada, pero al llegar al lugar indicado, no estaba. Aun así, le pagaron US$30.
Unos días después, surgió otro encargo: incendiar una furgoneta de un centro de reclutamiento, grabarlo y huir.
Por ese ataque, Vlad asegura haber recibido unos US$100 en criptomonedas, mucho menos de los US$1.500 que le habían prometido. Roman le dijo que recibiría el resto si colocaba la bomba en Rivne.
Los canales de Telegram que ha visto la BBC donde se lleva a cabo el reclutamiento no son explícitamente prorrusos, pero amplifican la indignación que sienten algunos ucranianos hacia el servicio militar obligatorio, plagado de acusaciones de brutalidad y corrupción.
Usando un teléfono desechable y un alias, nos unimos a varios canales de los que nos habían contado.
Los canales contenían vídeos de incendios y explosiones que, según afirmaban los administradores, se habían llevado a cabo bajo sus órdenes. La BBC no ha podido verificar las circunstancias que muestran esos vídeos.
Una cuenta con la que nos pusimos en contacto ofreció de inmediato un pago, en criptomonedas o mediante transferencia bancaria, por provocar incendios. Nos indicaron que contactáramos con una segunda cuenta para obtener más detalles y después recibimos un mensaje con una lista de precios que detallaba cuánto ofrecían pagar por diferentes objetivos.
Los pagos oscilaban entre US$1.500 por incendiar una oficina de correos y 3.000 por un banco. Explicaron que los bancos valían más porque el cristal de seguridad dificultaba los ataques.
“Hay que verter gasolina dentro o lanzar varios cócteles molotov adentro”, aconsejaba la cuenta.
Incluso ucranianos comunes que buscan empleo pueden recibir ofertas de dinero para realizar sabotajes.
Encontramos anuncios que ofrecían una alta remuneración por trabajos de medio tiempo no especificados en diversos grupos ucranianos de Telegram no relacionados entre sí, incluidos algunos sobre refugiados o incluso consejos de belleza.
Al contactar con uno de ellos, un reclutador volvió a ofrecer miles de dólares por ataques incendiarios y nos pidió que enviáramos vídeos como prueba.
“Necesito todos los incendios que pueda conseguir”, escribió. “Encontrar a alguien de confianza es mucho más difícil que pagar. Por eso pago exactamente lo que digo y lo hago muy rápido, normalmente un par de horas después de recibir el vídeo”.
La BBC denunció varios de estos canales, cuentas, chats y bots a Telegram, que eliminó algunos, pero no la mayoría.
Uno de los canales que sigue activo ha crecido en más de 750 suscriptores desde que empezamos a monitorizarlo; también permanece abierta una cuenta que, como informamos a Telegram, nos ofreció directamente un pago por un ataque incendiario.
En un comunicado, Telegram afirmó: “Las incitaciones a la violencia o a la destrucción de la propiedad están explícitamente prohibidas en Telegram y se eliminan inmediatamente al detectarlas”.
Funcionarios ucranianos han nombrado públicamente a miembros de los servicios de inteligencia rusos sospechosos de ser responsables de este tipo de sabotajes.
La BBC no ha podido verificar de forma independiente que el propio Estado ruso sea responsable.
Sin embargo, varios gobiernos europeos han afirmado tener pruebas de que agentes rusos reclutan a jóvenes para llevar a cabo actos de vandalismo, incendios o inclusive vigilancia en sus países.
En Reino Unido, seis hombres fueron encarcelados por su participación en un ataque incendiario, ordenado por Rusia, contra un almacén de Londres que suministraba ayuda a Ucrania.
En Ucrania cientos de presuntos saboteadores esperan juicio, pero para otros las consecuencias pueden ser mortales: varios sospechosos murieron por cuenta de los explosivos que llevaban consigo.
El SBU afirma que agentes rusos han detonado deliberadamente dispositivos a distancia, a sabiendas de que sus agentes morirían.
En marzo, un joven de 17 años murió y otro de 15 resultó gravemente herido cuando explotó una bomba que, según se cree, llevaban a una estación de tren en Ivano-Frankivsk.
La BBC remitió las acusaciones del SBU a la Embajada rusa en Londres, que en un comunicado acusó a Ucrania de una campaña de sabotaje similar utilizando a ciudadanos rusos.
“Las prácticas que ustedes mencionan se han convertido en una marca registrada de los servicios especiales ucranianos. En particular, el reclutamiento de civiles, incluidos niños, para llevar a cabo incendios, sabotajes o atentados con bombas contra personas, edificios o vehículos”, señala el comunicado.
Aunque se han publicado informes que atribuyen actos de sabotaje dentro de Rusia al reclutamiento ucraniano a través de Telegram, es muy difícil verificar exactamente quién está detrás de estos ataques.
Mientras tanto, Vlad tiene un mensaje para quienes se sientan tentados por los reclutadores.
“No vale la pena. O te engañan y vas a la cárcel como yo, o acabas con una bomba en las manos que te volará por los aires”, afirma.
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