Por: Saul Vazquez Torres (@SawieV)
Me dicen unidad y me imagino una asamblea de la CTM o tal vez una reunión del partido comunista norcoreano, ellos sí están muy unidos. Creo que la Democracia y su valor más importante residen en dar la capacidad de pensar distinto y de tener proyectos políticos distintos, proyectos sociales distintos; como Socialista Democrático[i], creo que no podemos tener una unidad en torno a los neoliberales. La derecha mexicana es en mucho culpable por el subdesarrollo que nos ha llevado a esta crisis.
No estoy acusando a los panistas y priístas, así como a nuestra clase empresarial de estar en contubernio o ridícula conspiración internacional con Trump. Claro que ellos hubieran estado más felices con Hillary Clinton, los demócratas nunca fueron duros con el PRI ni con el gobierno de Calderón, al contrario, cooperaron y profundizaron su militarización del país a través de cosas como la Iniciativa Mérida y construyeron de su mano el proyecto de nación con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Sí, Peña Nieto le hizo un evento de campaña a Trump y lo hizo ver como un “Jefe de Estado” pero eso acusa más su negligencia política que alguna maldad.
Creo que esta marcha de la unidad #VibraMéxico, si bien tiene algunos convocantes a los que admiro, que respeto, que son fuerzas positivas en nuestra sociedad y que hacen esto con buenas intenciones, de buenas intenciones están llenos los panteones cómo dice el viejo adagio. No basta con querer hacer algo bueno para que sea bueno. Lo que están haciendo con esta marcha en los hechos es borrar las diferencias y dar un espaldarazo al gobierno. Hago una gran excepción con CENCOS que está convocando a la marcha, pero además está convocando con la bandera #RenunciaYA, pero más allá de ellos, todo el discurso es bastante homogéneo, una unidad completamente totalitaria que no se dialoga.
No estoy diciendo que no deban marchar, lo respeto. Es más, que Krauze, Wallace, y la clase empresarial tomen el instrumento de la marcha y lo legitimen es útil para las causas populares en el largo plazo, porque lo reivindica como mecanismo democrático legítimo y borra un tanto cuanto las condenas e intentos de regular (o de plano prohibir) el mecanismo. Me da hasta gusto que haya causas capaces de hacer vibrar a quienes han sido indiferentes o hasta nuestros más grandes críticos en tantas ocasiones.
Lo que trato de decir aquí es porque no asistiré y creo que es completamente válido no asistir a esta convocatoria. Primero, porque la unidad no se impone: se construye. No es este romántico rally alrededor de la bandera[ii] como lo describen los norteamericanos, no surge. La unidad y el proyecto nacional tienen que deliberarse, creo que es una de las principales carencias de nuestra democracia mexicana nuestros espacios políticos, nuestro congreso se ha convertido en una simple mesa de intercambio de canicas entre quien trae más votos, quien tiene las clientelas más grandes y qué va a obtener a cambio; como dijo Manuel Camacho Solís en su el Senado el 10 de Diciembre de 2013, se ha cerrado la válvula democrática que tiene la ciudadanía para debatir sus diferencias en público. No se están escuchando argumentos, simplemente se están planchando medidas que han resultado muy detrimentales para el país.
Luego, han usado un argumento histórico que me parece bastante chafa, por no decir más. Refiriendo a la Guerra de Intervención dicen que las facciones internas de México se encontraban peleando mientras el gobierno de Estados Unidos se apoderaba de la mitad de nuestro territorio. Si bien he sido un grande crítico de los liberales y su pasión por sabotear a los conservadores en el s.XIX, derivando en que éste sea llamado por algunos como El Siglo Perdido, imaginemos esto: ¿Qué habría pasado si los liberales cerraban filas en torno a Santa Anna? ¿De repente surgiría en él un genio militar? ¿Habríamos podido detener a un ejército más numeroso y mejor armado? La verdad es que no, Santa Anna era un dirigente político y militar mediocre, como mediocre es el gobierno de Enrique Peña y aunque lo apoyemos el 12 % o el 70 % de los mexicanos su política exterior y preparación ante esta crisis no cambiarán. No podemos seguir cargando con el trauma de nuestra historia, 2017 no es el s. XIX y no podemos actuar con sumisión y miedo ante el gobierno negligente que tenemos.
NO OLVIDAR: México perdió la guerra de 1847 y la mitad del territorio debido sobre todo a las divisiones políticas internas.
— Enrique Krauze (@EnriqueKrauze) 8 de febrero de 2017
(No, Enrique, no.)
La política exterior de Peña Nieto está basada en el compadrazgo, en el nepotismo, ellos creen que porque Videgaray tiene una “amistad” con el yerno de Donald Trump el dirá: mi amigo Videgaray está ahí, ya no voy a llevar a cabo toda mi plataforma anti inmigrante. Es ridículo. No tienen política exterior, tienen una manera de ver la política y es una manera corrupta e ineficiente. Aún así, cuenten con mi apoyo o mi crítica, lo van a hacer mal.
Lo que tendríamos que estar haciendo es un nuevo proyecto de nación (sin referencia a ningún otro que ya exista y sea igual de autoritario) y tendríamos que estar considerando muy seriamente la renuncia de Enrique Peña Nieto y un auténtico gobierno de unidad nacional. El gobierno actual no tiene legitimidad ni de acción política. ¿Cómo vamos a hacer esto? Pues a través del diálogo, si bien no estoy dispuesto a marchar ciegamente ante la convocatoria del señor Enrique Krauze, Claudio X. González o de la señora Miranda de Wallace, sí estoy dispuesto a sentarme en una mesa con ellos a deliberar nuestras coincidencias, porque creo que existen. Cómo mencionaba anteriormente en este espacio, creo que hay espacio para una agenda democrática en México más allá de si es de derechas o izquierdas.
Ya lo decía Gramsci en sus Cuadernos desde la Cárcel, hay momentos para la acción política y momentos para la reflexión política. Esta crisis pareciera que exige una acción, pero no una acción sin una gran reflexión nacional sobre a dónde queremos ir. Una mínima agenda democrática sobre las reglas del juego en las que un mandatario más allá de si es de izquierdas o derechas se debe comportar. Un mecanismo de rendición de cuentas y transparencia auténtico (más allá del deslactosado SNA que se aprobó), recuperar las instituciones públicas de esa desconfianza (que no es exclusiva de México) abriéndolas a la participación ciudadana.
Creo que también tenemos que ser honestos, los cambios no van a llegar de la noche a la mañana, no porque todos nos pongamos una playera blanca México saldrá de su profunda desigualdad; la política no es un simple acto de buena voluntad que transforma todo lo que toca. La política tiene que tener posiciones y hoy eso es lo que más nos hace falta, el proyecto de nación no nos lo va a traer ningún iluminado, nadie nos va a decir a dónde debemos de ir, tenemos que construirlo entre todos. Tenemos que terminar de arrancarnos esa cultura política priísta del acuerdo, la corrupción y el nepotismo, tenemos que encontrar ese piso mínimo democrático que nos va a permitir convivir a todos en este país.
* Saul Vazquez Torres es estudiante de Relaciones Internacionales en el ITESM Campus Santa Fe, Congresista Nacional del Partido de la Revolución Democrática e Integrante de Iniciativa Galileos.
[i] Una (muy mala) traducción del autor de la expresión rally around the flag.
[ii] Término que algunos como Bernie Sanders proponen en contraste con socialdemócrata, que está más basado en un proyecto socialista con vías democráticas, más que un proyecto de tercera vía como del Tony Blair o Zapatero.