Hace unos días, mientras estaba atorado en el tráfico habitual de la Ciudad de México, escuché en la radio un spot de la virtual candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, declarando que en este gobierno se acabaron los “gasolinazos”. De entrada, el mensaje es directo, pero no necesariamente verdadero.
Primero, Sheinbaum afirma que en el sexenio de Felipe Calderón hubo un incremento en el precio de la gasolina de 22.9 %, uno de 42.8 % durante la administración de Enrique Peña Nieto y ha disminuido un 7.2 % en el actual periodo de Andrés Manuel López Obrador. Si bien estas cifras son ciertas, es fundamental que recordemos que mantener artificialmente los precios de las gasolinas magna, premium y del diesel tiene un costo, que ha sido cerca de 573 mil millones de pesos entre 2019 y 2022, a través del esquema de subsidios a la gasolina.
Otro comparativo que se realiza en el material de difusión es que “con Fox, Calderón y Peña aumentó la importación de combustibles en más de 500 por ciento. En cambio con el presidente López Obrador ha bajado la importación de gasolinas en 50 % entre 2018 y 2023; esto es porque se compró la refinería Deer Park en Texas, se están rehabilitando 6 refinerías, y se construye la refinería Olmeca en Tabasco”. Sin embargo, con base en información de la propia Secretaría de Energía, durante el sexenio de Fox el volumen de importación de gasolina pasó de 1,084 a 2,034 miles de barriles diarios (mbd), es decir, un incremento del 88 %. En el caso del sexenio de Calderón, el aumento fue del 97 % (pasó de 2,456 a 4,740 mbd) y con Peña Nieto el incremento fue de 45 % (al pasar de 4,740 a 6,871 mdb); todas ellas son cifras muy distantes de un 500 por ciento.
Es cierto que, en lo que va de este sexenio, entre 2018 y 2022, la importación de gasolinas pasó de 7,450 a 6,569 mbd; es decir, tuvo un decremento del 12 %. No obstante, esta cifra es engañosa, ya que a partir de enero de 2016 algunas empresas privadas obtuvieron el permiso de importar gasolinas. Si tomamos en consideración la cifra de importaciones de gasolinas entre 2018 y 2022, entre PEMEX y las empresas privadas pasaron de 7,722 a 8,121 mdb, lo que representa un incremento del 5 %. ¿De dónde obtiene la virtual candidata una caída en el volumen de importaciones del 50 % en este sexenio? Los datos del propio gobierno morenista no respaldan esa aseveración.
Más adelante en su mensaje, Claudia Sheinbaum asegura que “en 2022 el presidente destinó muchos recursos para que no aumentara el precio de las gasolinas y el diesel”. En esto no nos miente Claudia: en 2022 el subsidio a los combustibles, pagados con nuestros impuestos sumaron 397,300 millones de pesos, cifra récord. En promedio cada persona en México, incluida la niñez, la población que habita en zonas marginadas y quienes no tienen automóvil, pagamos poco más de 3,000 pesos para que los precios de la gasolina no se fueran al cielo. Pero, ¿qué tan conveniente es destinar todo ese dinero a promover el uso de combustibles fósiles en lugar de destinarlo a otros rubros, como salud o educación de calidad?
El spot cierra afirmando que “con la Cuarta Transformación no hay ni habrá gasolinazos”, pero vale la pena reflexionar si esta política de gastar los ingresos que provienen de nuestros impuestos en subsidios a la gasolina es la ideal, ya que únicamente se beneficia la mitad de la población con mayores ingresos, quienes acaparan un 77 % del subsidio, mientras que la población más pobre únicamente se queda con el 23 % de ese subsidio.
Si hacemos un análisis a fondo, veremos que no hay nada más cercano a una política neoliberal que beneficiar con los caudales públicos a una minoría que resulta ser los que más tienen; sin embargo, el partido en el poder ha optado por distorsionar la realidad desde el discurso oficial.
En los meses que vienen será necesario monitorear los montos que este gobierno destinará a los subsidios a combustibles, ante gasolinas importadas que muy probablemente aumentarán de precio debido a la guerra en Medio Oriente, tal como sucedió en 2022 por la invasión de Rusia a Ucrania.
Además, no podemos dejar de lado temas más serios y centrar la discusión en la urgencia de que PEMEX transparente los precios a los que comercializa y vende los combustibles; otorgar más permisos a los franquiciatarios que quieren competir con PEMEX y que actualmente son negados por la Comisión Reguladora de Energía, e incentivar la inversión en infraestructura que le permita a las empresas privadas competir con PEMEX, en beneficio de los consumidores finales.
* Jacques Stroobants (@Jstro001) es Coordinador de Finanzas Públicas en Ethos Innovación en Políticas Públicas (@EthosInnovacion).
Las ansias de cambio de los argentinos se impusieron al miedo a lo desconocido.
El economista libertario Javier Gerardo Milei ganó las elecciones de este domingo y el próximo 10 de diciembre se convertirá en el 12º presidente de Argentina desde la restauración de la democracia en 1983.
Pese a sus controvertidas promesas de sacar a los políticos a patadas, recortar el gasto, dolarizar la economía y dinamitar el Banco Central, el extravagante y polémico outsider consiguió el respaldo del 55,7% de los electores frente al 44,3% cosechado por su rival, el peronista Sergio Massa.
Pero qué se sabe del futuro mandatario, de dónde viene y quiénes son sus confidentes más cercanos. Estas y otras incógnitas las respondemos a continuación.
Milei nació el 22 de octubre de 1970 en la ciudad de Buenos Aires y se crio en el barrio porteño de Villa Devoto en el seno de una familia de clase media.
Su padre, Norberto Horacio Milei, de 78 años, fue conductor de autobuses y luego se hizo con la propiedad de siete líneas de transporte. Por su parte, su madre, Alicia Luján Lucich, de 73 años, es ama de casa.
Desde muy joven el hoy presidente electo se labró fama de excéntrico y prueba de ello es que sus compañeros del colegio Cardenal Copello comenzaron a apodarlo El Loco, por cómo vestía, lo que decía y cómo se comportaba. Este mote lo acompaña desde entonces.
Al igual que buena parte de sus compatriotas, Milei es aficionado al fútbol, llegando a jugar como portero en el Club Atlético Chacarita Juniors, de la segunda división.
Sin embargo, lo que realmente marcó su infancia fueron los malos tratos que recibió de sus padres, como él mismo admitió.
Según él, todo comenzó el 2 de abril de 1982, mientras miraba por televisión cómo el presidente de facto Leopoldo Galtieri anunciaba el desembarco de tropas argentinas en las Islas Malvinas/Falklands, bajo control de Reino Unido.
Milei, quien para la época tenía 11 años, le dijo a su padre que creía que era un “delirio” la decisión del gobierno militar por la relación desigual de fuerzas entre un ejército y otro.
“A mi padre le agarró un ataque de furia. Empezó a pegarme trompadas y patadas. Me fue pateando a lo largo de toda la cocina”, recordó Milei en una entrevista hace cinco años.
El incidente, sin embargo, no fue un hecho aislado, aunque con el paso del tiempo iría cambiando, relató el hoy presidente electo.
“De grande [mi padre] dejó de pegarme para infligir violencia psicológica. Siempre me dijo que era una basura, que me iba a morir de hambre”, comentó.
El trato que su madre le dio no fue mucho mejor.
“Tu hermana está así por culpa tuya, si se muere es culpa tuya”, aseguró que le dijo su progenitora en una ocasión, debido a que su hermana Karina sufrió un shock al presenciar una de las palizas que recibía de su padre.
Milei aseveró que estos vejámenes hicieron que hoy “no le tenga miedo a nada”.
Pese a la mala relación con sus padres, Milei mantiene un estrecho vínculo con su hermana menor, Karina Milei, a quien los cercanos al mandatario electo apodan como El Jefe, en masculino.
“Sin ella nada de esto hubiera sido posible”, declaró en su primer discurso nada más conocer su victoria en las urnas, en el cual le agradeció por todo su apoyo.
El mandatario electo ha comparado el vínculo que lo une con Karina con el del profeta Moisés y su hermano Aarón:
“Moisés era un gran líder, pero no un gran divulgador. Dios le mandó a Aarón para que se comunicara. Yo soy a Kari lo que Aarón es a Moisés”.
Aunque se define como católico, Milei ha arremetido contra el papa Francisco, al que llamó “el representante del maligno en la Tierra” que “tiene afinidad por los comunistas asesinos”.
De su vida personal, se sabe que es amante del rock y lideró la banda “Everest”, que se dedicaba a versionar temas de The Rolling Stones. También dice que es apasionado de la ópera.
Está soltero y no tiene hijos, aunque considera como tales a sus perros: Murray, Milton, Robert y Lucas, a los cuales bautizó en honor a los economistas liberales Murray Rothbard, Milton Friedman y Robert Lucas.
“Les agradezco el triunfo a mis hijitos de cuatro patas”, dijo tras ganar las primarias de agosto en referencia a sus mastines, copias de un perro llamado Conan creados en un laboratorio del norte del estado de Nueva York.
La relación de Milei con sus perros ha dado de qué hablar. El biógrafo no autorizado del mandatario, Juan Luis González, en su libro “El Loco”, asegura que Milei mantiene comunicación con su fallecida mascota a través de una médium.
Las dos únicas novias que se le conocen son figuras del mundo del espectáculo: la cantante Daniela Noemí Pérez, y la humorista Fátima Flórez, que saltó a la fama por sus imitaciones de la saliente vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
La prensa asegura que esta última fue quien lo bautizó como el Rey.
En 2021 Milei logró su primer cargo público al ser elegido diputado. Sin embargo, ya tenía tiempo en el mundo de la política, aunque sus andanzas no comenzaron en el seno de un partido, sino en los escenarios televisivos.
El periodista argentino Roberto García, uno de los primeros en llevarlo a un programa de televisión, notó que era un hombre que decía “cosas diferentes al resto de los economistas”.
En aquel momento, el que era director periodístico del diario Ámbito Financiero, lo invitó a su programa para hablar sobre economía y rápidamente identificó que Milei tenía la habilidad de mantener atenta a la audiencia gracias a su tono volcánico.
“Milei es una rara avis. No solo es una persona que sabe de lo que habla, sino que parece saber”, le contó García a BBC Mundo, quien aseguró que hace 15 años a nadie se le podía ocurrir que algunas de las ideas de Milei pudieran ser aceptadas por la sociedad argentina.
El economista comenzó a promover lo que llamó “la batalla cultural”, a través de la cual abogó por la dolarización y lanzó críticas al consenso alcanzado en materia de derechos humanos tras el gobierno militar de las décadas de los 70 y 80.
Desde la televisión el profesor de Economía de distintas universidades argentinas construyó una figura que supo conectar con la ansiedad económica de los ciudadanos ávidos de cambio.
“Yo soy un liberal libertario. Filosóficamente, soy un anarquista de mercado”. Así se definió en 2021 el hoy presidente electo de Argentina.
Sin embargo, su pensamiento ha ido evolucionando. En los primeros años de su carrera como estudiante de Economía de la Universidad de Belgrano, así como en el tiempo en las maestrías que realizó en el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES) y la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), se consideraba un “liberal clásico”.
No obstante, con el pasar de los años ha ido moviéndose hacia posiciones más radicales y en 2014 se adhirió al mundo de la Escuela de Austria.
“Yo considero al Estado como un enemigo; los impuestos son una rémora de la esclavitud. El liberalismo fue creado para liberar a las personas de la opresión de los monarcas; en este caso sería del Estado”, declaró antes de iniciar su carrera por la silla de la Casa Rosada.
En sus primeras declaraciones tras la victoria ha prometido “un gobierno limitado” y “respeto a la propiedad privada y al comercio libre”.
“No venimos a inventar nada. Venimos a hacer las cosas que la historia demuestra que funcionan. Venimos a hacer lo mismo que hicimos en el siglo XIX en nuestro país, lo mismo que hicieron países como Irlanda hace no tanto tiempo. Venimos a abrazar las ideas de la libertad, que son aquellas que garantizan la prosperidad de los argentinos”, remató.
Sin embargo, su postura contraria al aborto hace que muchos duden en calificarlo como un libertario a carta cabal. ¿La razón? El libertarismo no sólo defiende la desregulación institucional y económica, sino también aquella relacionada con la esfera más individual y personal.
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