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La reforma política-militar vestida de seguridad, 5 tesis
Ruta Crítica
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Coordinador del Programa de Seguridad Ciudadana de la Universidad Iberoamericana. Fundó y dirigió el Instituto... Continuar Leyendo
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La reforma política-militar vestida de seguridad, 5 tesis

Se ha aprobado una profunda reforma política en clave militar que, vestida como reforma en seguridad, en estricto sentido no fue deliberada ni como lo que es ni como lo que se dijo que es.
30 de septiembre, 2024
Por: Ernesto López Portillo

Se han cumplido 17 años desde que Felipe Calderón lanzó las operaciones militares bajo el argumento de fortalecer la seguridad pública. El mismo que sostiene la reforma constitucional de López Obrador que entrega la Guardia Nacional a la Sedena. Los tres últimos sexenios confirman que la alternancia en la presidencia es a la vez un periodo de consistencia expansiva hacia la militarización. Tres presidencias que representan a tres diferentes partidos, cuyas ideologías pueden diferenciarse en muchos aspectos, pero no en la preferencia por el endurecimiento en la seguridad, anclándose la política federal en un doble relato que se retroalimenta: debilitamiento civil y fortalecimiento militar.

La reforma de López Obrador culmina el tránsito iniciado más atrás, en 1996, cuando la Suprema Corte validó la constitucionalidad de los asientos de los titulares de Sedena y Semar en el Consejo Nacional de Seguridad Pública, decisión que algunos entendimos, desde entonces, como el pavimento del camino hacia la militarización. La Corte dispuso una relación de subordinación militar a la autoridad civil en tareas de seguridad pública, pero desde entonces un grupo de investigadores entendimos que eso no iba a suceder, dado que ya podíamos confirmar la amplia autonomía operativa en el despliegue militar, misma que observábamos de primera mano. Por eso desde 1994 dijimos no a la militarización de la seguridad pública.

La reforma de López Obrador puede ser leída como la conclusión de un ciclo de 30 años que configura el estrepitoso fracaso del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Si hubiera dudas de esta afirmación, léase la exposición de motivos, donde se reitera la debilidad de las instituciones civiles de seguridad, misma que el Sistema mencionado iba a resolver, según la ley que lo creó. Así, una vez más, se desnuda lo que he llamado la trampa de Estado que asegura la debilidad crónica de la policía civil para así justificar la intervención militar, generando un círculo vicioso que, por lo mismo, desincentiva el fortalecimiento civil. Parte de este relato implica, además, invisibilizar en la narrativa presidencial de cada sexenio las mejoras que algunas policías locales logran, incluso de gobiernos de su mismo partido político.

A partir de este contexto, presento 5 tesis para interpretar los motivos no declarados de los cambios constitucionales en curso:

1. No estamos ante una reforma a favor de la seguridad, estamos ante la reorganización política y administrativa del Estado, orientada por una ideología militarista que ha colocado a las instituciones militares como uno de los sostenes fundamentales de la nueva hegemonía. Hemos publicado múltiples textos afirmando que esta ruta militar no está fundamentada en el impacto a favor de la seguridad y por años nos hemos preguntado a dónde iba todo esto. Ahora lo entendemos, una vez que se han quitado las restricciones constitucionales para las tareas de las instituciones castrenses, incluso más allá del ámbito de la seguridad. Estamos nada menos que ante la reconfiguración estructural de la relación entre el poder civil y el militar, contrayéndose el primero y amplificándose el segundo.

2. La reforma de López Obrador no deriva de una ruta de Estado a favor de la seguridad, sino de la ausencia de esta. El Estado mexicano transita en el extravío, dado que los partidos políticos no han construido un proyecto precisamente de Estado que estabilice la ruta de su modernización bajo los cuatro parámetros principales de la reforma democrática de la seguridad: atención prioritaria al ciudadano, respeto a la ley, respeto a los derechos humanos, y transparencia y rendición de cuentas. No es necesario ir más allá para comprobar esto, basta mirar el intercambio de posturas de los gobiernos, sus partidos políticos y sus voceros en turno, a favor de la militarización cuando están en el poder, en contra cuando están en la oposición. Exhiben, sin vergüenza alguna, que su postura no tiene que ver con un compromiso real a favor de lo que sí funciona para construir seguridad.

3. La reforma se desnuda también como una estocada quizá final al federalismo en seguridad pública, enterrando el Modelo Nacional de Policía y Justicia Cívica aprobado por el Consejo Nacional de Seguridad Pública en 2019, plataforma que priorizó el fortalecimiento local y la intervención subsidiaria de la Guardia Nacional y de las instituciones castrenses. Fuera máscaras, ese Modelo se aprobó cuando el Ejecutivo Federal ya caminaba por la reducción progresiva de los fondos federales para el fortalecimiento local. Estamos ante una reorganización política y administrativa que centraliza en la presidencia y en las Fuerzas Armadas el más potente instrumento de uso de la fuerza, ahora con autorización para el despliegue permanente. Instrumento, además, en acelerado crecimiento. Desde el Programa de Seguridad Ciudadana de la Ibero CDMX avisamos cuando el pie de fuerza militar en tareas de seguridad pública rebasó al número de efectivos de las policías civiles, proceso que esperamos se verá acelerado aún más de inmediato.

4. La reforma niega su identidad militar y a la vez se soporta en ella. La columna vertebral de la narrativa que desde Calderón a la fecha justifica esta ruta es la misma: la disciplina militar. Bien mirada, esta es la palanca que enseña el incentivo profundo político y social a favor de la militarización: recargar en la disciplina el mayor uso de la fuerza posible. Mientras la seguridad ciudadana apuesta por policías competentes en la resolución de conflictos, en múltiples metodologías de prevención y en la investigación de delitos, el perfil policial militar prefiere la disciplina sobre esas competencias profesionales, lo cual nos regresa al soporte militar de un proyecto político que asegura sus correas de lealtad, precisamente, asegurando esa disciplina.

5. La reforma no se preocupa por demostrar su fundamento en la eficacia. Leímos la exposición de motivos y nos costó mucho creerlo; luego de 17 años de despliegue militar, no se incluyó ahí evaluación de impacto favorable a la intervención militar. Hicimos un análisis del discurso en el texto; la iniciativa, según se lee, “responde a la necesidad de que el Poder Ejecutivo cuente con una herramienta flexible y eficaz para enfrentar amenazas tanto a la seguridad pública como a la seguridad nacional”. Con mis estudiantes venimos confirmando desde Zedillo que estas palabras son prácticamente idénticas en la lista interminable de modificaciones legales y reorganizaciones institucionales, siempre repitiendo que la ampliación de poderes y recursos, en particular para usar la fuerza, nos dará mayor seguridad, pero nunca comprobándolo con evaluaciones de impacto. Un colega me explicó: “no necesitan comprobar nada en la ruta militar, siempre que les funcione culpar a las autoridades civiles y a los gobiernos anteriores”.

En un conversatorio reciente, Rut Diamint, reconocida especialista en lo que ella ha llamado la “Remilitarización de América Latina”, nos explicó que en la región no existe un consenso que entienda el fenómeno como parte del debilitamiento de la democracia. En efecto, la reforma constitucional que ha retirado el límite que desde 1857 en México contenía a los militares, apenas ha provocado un cuestionamiento marginal.

Se ha aprobado una profunda reforma política en clave militar que, vestida como reforma en seguridad, en estricto sentido no fue deliberada ni como lo que es ni como lo que se dijo que es.

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Imagen BBC
El misterio de los pequeños puntos rojos en el espacio que desconcierta a astrónomos
6 minutos de lectura

Unos objetos astrofísicos que se formaron en las primeras etapas del universo han generado un debate entre los científicos que tratan de entender qué son y cómo se crearon.

30 de septiembre, 2024
Por: BBC News Mundo
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El poder del telescopio espacial James Webb fue puesto a prueba hace poco y dio con unos resultados que han desconcertado a los científicos.

Detectaron indicios de unos objetos que se formaron hace unos 12.000 millones de años, relativamente muy poco después del Big Bang, que ocurrió hace 13.800 millones de años.

Se trata de unos objetos que antes no habían sido detectados y que desafían lo que la ciencia sabe de cómo se conforman las galaxias.

Debido a su brillo en el espectro rojo de los instrumentos con los que se miran, los astrónomos los llamaron “pequeños puntos rojos”. Pero definir qué son ha despertado un debate entre los científicos.

Y es que por sus características, pareciera que son unas pequeñas galaxias, de un 3% del tamaño de la Vía Láctea, pero que contienen miles de millones de estrellas.

También podría tratarse de unas galaxias que albergan grandes agujeros negros, con una formación que no había sido vista en las galaxias más cercanas que se conocen hasta ahora.

Todo depende de cómo estos objetos astrofísicos sean observados.

Algunos expertos incluso han comparado su cambio de apariencia con los pulpos imitadores, una especie que puede adoptar el color y forma de otros animales marinos para camuflarse.

Son unos “maestros del disfraz”, como dice el astrofísico Fabio Pacucci, del Instituto Smithsoniano de EE.UU.

Cambio de apariencia

Los pequeños puntos rojos “provienen de distancias tan lejanas que se ven muy débiles”, explica a BBC Mundo el astrónomo Mario Hamuy, profesor de la Universidad de Chile.

“Tienen tamaños típicos de unos 3.000 años luz de diámetro, un 3% del diámetro de la Vía Láctea, por ejemplo, y tienen un color muy rojo, lo que se debe a que la luz que emiten ha sido fuertemente enrojecida por la presencia de granos de polvo en su entorno”, agrega.

Imágenes de los pequeños puntos rojos detectados por el James Webb
Los pequeños puntos rojos son analizados mediante el espectro de luces generado en las observaciones del James Webb. Foto: JWST/NIRSpec

A diferencia de los telescopios de uso doméstico, los grandes observatorios como el James Webb pueden percibir luz de objetos muy lejanos en el universo. Las señales de energía que reciben pueden ser captadas en distintas frecuencias, que se analizan en espectros.

Cuando el James Webb se enfocó en los puntos más lejanos del universo, se encontró con estas señales de los “pequeños puntos rojos”, que tenían características de objetos astrofísicos diferentes a los vistos antes.

Dependiendo de cómo se les vea en el espectro, tienen una de las dos características que dividen a los científicos.

“Todos las fuentes de luz en el universo cambian de apariencia cuando uno las observa en distintas ventanas del espectro electromagnético. De la misma manera que si tomas una imagen de tu mano en rayos X o en luz óptica. En el primer caso verás los huesos de la mano y en el segundo verás la piel”, explica Hamuy.

“Los pequeños puntos rojos no son la excepción. Según qué ventana del espectro utilices, verás distintas regiones internas del objeto”, añade.

Como otros objetos del universo temprano, estos puntos existieron hace miles de millones de años y telescopios como el James Webb están detectando la luz que viajó desde entonces por el espacio.

Así es como los científicos vieron en estos pequeños puntos rojos características como las de una galaxia que alberga millones de estrellas con uno de los análisis del espectro, pero con otro una galaxia con un agujero negro supermasivo.

Infografía sobre el James Webb
BBC

No vemos este tipo de galaxias en nuestro universo cercano. Entonces fue algo que surgió en esa época temprana, que duraron por cierta cantidad de tiempo y que ahora no vemos”, explica a BBC Mundo la astrofísica Begoña Vila, una ingeniera de instrumentos de la NASA.

“En cuanto se empezaron a observar, al principio se pensaba que eran otro tipo de objeto. Pero ahora se sabe que son galaxias y es súper emocionante para todos”, añade.

Dado lo diferente que son estos objetos del universo temprano y por ser “maestros del disfraz”, están desafiando los modelos que los científicos han construido para explicar el origen de las galaxias.

Repesar lo que se sabe

Una parte de lo sorprendente de estos objetos, explica Vila, es que no se sabe cómo podrían tener tantas estrellas —un número quizás similar a las que alberga la Vía Láctea— en un espacio tan pequeño, astronómicamente hablando.

“Cómo se formaron tantas estrellas tan rápido es una duda”, dice.

Pacucci explica que en estas galaxias habría tantas estrellas en un espacio tan pequeño que es como si toda la población de China fuera colocada en una habitación.

Esto lleva a que se cuestione si los modelos que tienen los científicos para explicar la formación y composición de galaxias en las etapas tempranas de formación del universo son las correctas.

“Los modelos que existen sobre la formación de galaxias por ahora explican muy bien lo que tenemos a nuestro alrededor, las galaxias cercanas, pero ya están indicando que necesitan modificaciones para este universo temprano, para estas galaxias”, sostiene Vela.

La galaxia JADES-GS-z14-0 detectada por el telescopio James Webb
Galaxias primarias, como la JADES-GS-z14-0, están aportando información novedosa sobre la formación del universo. Se espera que los puntos rojos también lo hagan. Foto: NASA/ESA/CSA/STSCI/BRANT ROBERTSON ET AL

De igual manera, si los pequeños puntos rojos son en realidad unas galaxias que albergan un agujero negro supermasivo, la comprensión que tienen los científicos sobre cómo se forman tendría que ser repensada. Aunque no a un nivel que cambie las grandes teorías, aclara Vila.

“(En un principio) parecía que se había roto la cosmología y se pensaba que había que cambiarla. Pero no fue así. El Big Bang sigue perfecto, no hay problemas”, dice la experta de la NASA.

“Lo que pasa es que los modelos que se tenían hasta ahora estaban basados en los datos que conocíamos y reflejaban lo que conocemos hasta ahora. Pero claramente este universo temprano tiene sorpresas y eso es para lo que Webb se diseñó”.

¿Qué sigue entonces?

Desde que se identificaron los pequeños puntos rojos en el espacio y se encontraron con su cambio de apariencia llamativo, los científicos han continuado sus estudios con nuevos modelos e instrumentos para observarlos y tratar de entender de qué se trata.

Se espera que en los próximos años, los investigadores puedan tener una teoría que pueda explicar qué son y cómo se formaron.

Para Vila, tal vez la respuesta más adecuada no es definir si son galaxias con millones de estrellas o agujeros negros supermasivos: “Puede ser un poquito de ambas teorías”.

Pero también esto permitirá a los científicos conocer más sobre la formación del universo desde etapas que, hasta antes de la puesta en marcha del telescopio espacial James Webb, se tenían menos datos.

“Lo más sorprendente es que los pequeños puntos rojos son muy abundantes. Si se tratara de galaxias activas, excederían en un factor 10 a los cuásares [galaxias muy pesadas] detectados por métodos tradicionales”, opina Hamuy.

Y agrega: “En cualquier escenario, los pequeños puntos rojos resultan cruciales para comprender la formación temprana de las galaxias“.

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BBC

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