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Militarización, prisión preventiva oficiosa y reforma judicial: hablemos del populismo punitivo
Ruta Crítica
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Coordinador del Programa de Seguridad Ciudadana de la Universidad Iberoamericana. Fundó y dirigió el Instituto... Continuar Leyendo
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Militarización, prisión preventiva oficiosa y reforma judicial: hablemos del populismo punitivo

Me interesa entender el trasfondo de las narrativas a favor de la militarización, la prisión preventiva oficiosa y la reforma judicial; si las evidencias importan poco o nada, entonces qué es lo que importa. Mi hipótesis principal es que la fuerza de tracción principal de todo esto está en la rentabilidad del populismo punitivo.
06 de septiembre, 2024
Por: Ernesto López Portillo

Si quienes promueven la militarización de la seguridad nos enseñaran inferencias causales que comprueban el impacto a favor de la seguridad de las comunidades. Si quienes promueven la prisión preventiva oficiosa nos mostraran inferencias causales que prueban la reducción de la impunidad respetando los derechos humanos. Si quienes promueven la reforma judicial nos enseñaran una teoría de cambio basada en la evidencia que fundamenta la propuesta a favor del acceso a la justicia. Pero ni lo primero, ni lo segundo, ni lo tercero.

Cualquiera tiene derecho a postularse a favor o en contra de esas tres rutas, el problema es cuando la llamada clase política se postula a favor o en contra sin reconocer la evidencia como el anclaje de su argumentación. Y así confunden, engañan, manipulan y, en lugar de aclarar, oscurecen los temas, al tiempo que profundizan la ya avanzada polarización política y social.

No es novedad que estos temas caminan en paralelo a su comprobación con base en la aplicación de métodos construidos por la ciencia y las técnicas idóneas. Ya aprendimos: la barrera política multicolor hace generalmente imposible pasar estas narrativas por el filtro de la evidencia empírica. Entonces la superficialidad, la generalización, el maniqueísmo y cualquier ocurrencia es posible si apalanca la construcción del espectáculo para construir audiencias.

El blanco y negro es la preferencia en la construcción de mitos; los grises no existen porque suponen la necesidad de diferenciar con argumentos fundados en el conocimiento y eso no ayuda en “la construcción del espectáculo político”. Los detalles no existen; la reflexión serena, cuidadosa, profunda, informada y sensible parece incluso una mala estrategia ante la disputa propia de “la era narrativa”.

Esto parece implicar, nada menos, que cualquier expectativa de que las decisiones en estos -y tantos otros- temas sean llevados a la construcción de planes de reforma consensuados a través del diálogo informado, basado en el conocimiento fundado, debemos guardarla para otros tiempos.

Me interesa entonces entender el trasfondo de las narrativas a favor de la militarización, la prisión preventiva oficiosa y la reforma judicial; si las evidencias importan poco o nada, entonces qué es lo que importa. Mi hipótesis principal es que la fuerza de tracción principal de todo esto está en la rentabilidad del populismo punitivo.

Recojo primero esta definición general: el populismo punitivo es la “expansión irracional del derecho penal en términos de delitos y penas, realizadas por agentes políticos para obtener ganancias electorales”. Y propongo una mirada más amplia que enseña la hegemonía de una cultura política autoritaria que asocia la seguridad a la fuerza y la justicia al castigo, no al debido proceso, no a la presunción de inocencia y menos al derecho penal como formalmente se le define: la última ratio.

Entiendo el populismo punitivo como una herramienta política y electoral extraordinariamente extendida y efectiva porque conecta la promesa política de la seguridad y la justicia a la fuerza y la inflación penal, mismas que, a su vez, son así exigidas desde la gran mayoría de la sociedad.

Además, el populismo punitivo funciona para esconder los fines no manifiestos, es decir, los que entendemos como fines latentes, que en este caso tiene que ver con la manipulación política de los aparatos de seguridad y justicia. La militarización, la prisión preventiva oficiosa y la reforma judicial en proceso de aprobación son medidas conectadas por el impulso hacia el endurecimiento ofrecido desde el poder público y exigido desde la sociedad. He llamado a esto la convergencia autoritaria.

La clave fundamental es el arrastre clientelar y electoral del populismo punitivo. Y en el trasfondo de soporte figura la ausencia de una narrativa creíble para la gran mayoría que incube esperanza en la reforma policial democrática, el Estado de derecho, el debido proceso, la presunción de inocencia e incluso los derechos humanos. Este vacío narrativo pavimenta desde abajo la manipulación política desde arriba.

No necesita argumentos fundados en la evidencia quien promueve todo esto, porque está bien aceitada la conexión emotiva favorable al endurecimiento. Bien entendido, estamos ante tendencias instrumentales a la promesa del populismo punitivo: más fuerza y más prisión.

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Imagen BBC
4 desafíos para México y Claudia Sheinbaum ante el nuevo gobierno de Donald Trump en EU
7 minutos de lectura

En 2016 se creyó que Trump sería un problema para México y el resultado fue casi opuesto. Ahora llega un Trump más ambicioso y en México gobierna una mujer. Una coyuntura desafiante para dos países que se necesitan.

08 de noviembre, 2024
Por: BBC News Mundo
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México es quizás el país más afectado en el mundo por lo que ocurre en Estados Unidos.

Las razones son de toda índole: por la frontera de 3.000 kilómetros que comparten, porque es su mayor socio comercial, porque millones de familias tienen miembros en ambos países.

Pero si es el más afectado por razones estructurales, también lo es por razones coyunturales.

Donald Trump fue elegido este martes como nuevo presidente de Estados Unidos en parte gracias a su agenda agresiva hacia México, la cual incluye altos aranceles a las importaciones desde ese país y la deportación de mexicanos indocumentados que estén en territorio estadounidense.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quiso calmar los ánimos en su conferencia de prensa del miércoles: “No hay motivo ninguno de preocupación (…) México siempre será un país independiente y soberano. Va a haber buena relación. No competimos entre nosotros, nos complementamos (…) Hay mucha unidad y mucha fortaleza de la economía mexicana”.

Sin embargo, las señales de alarma están prendidas.

“Para Sheinbaum va a ser un desafío enorme”, dice Juan Gabriel Tokatlián, doctor en relaciones internacionales. “Si esta política de desalojar migrantes es llevada a cabo y si hace un proteccionismo a ultranza concentrado en Estados Unidos, va a ser una situación muy complicada para México”.

Estos son los cuatro ámbitos sobre los cuales va a girar la compleja relación entre México y Estados Unidos durante los próximos 4 años.

Trump en Arizona
Getty Images
Trump estuvo en la frontera una semana antes de las elecciones. Fue de sus temas clave.

1. Economía

El miércoles, el peso mexicano registró su peor marca en dos años, de casi 21 pesos por dólar, debido a la victoria de Trump.

Aunque la devaluación es una tendencia normal en países emergentes tras las elecciones en la primera economía del mundo y fue en principio una caída menos drástica de lo esperado, los inversionistas extranjeros creen que las restricciones comerciales prometidas por Trump pueden afectar el desempeño de la economía mexicana.

Por varias razones.

Las remesas que los mexicanos en Estados Unidos envían cada mes a sus familiares son uno de los pilares de la economía de consumo de este país: están, según cifras oficiales, entre el segundo y tercer mayor ingreso después del turismo y las ventas del petróleo.

Esa fuente de ingresos se puede ver afectada por las deportaciones y los aranceles de Trump.

En campaña, el republicano también dijo que piensa imponer aranceles del 25% a las importaciones de México si el país no detiene el tráfico ilegal de migrantes.

También aseguró que va a sancionar el transbordo de productos chinos a través de México e imponer una tarifa de 500% a los automóviles producidos por empresas chinas en México.

AMLO y Trump
Getty Images
AMLO y Trump se entendieron más de lo esperado.

Según el centro de estudios Capital Economics, un arancel del 10% a los productos importados de México significaría una reducción del 1.5% del PIB mexicano.

Durante el primer gobierno de Trump, entre 2017 y 2021, la guerra comercial con China benefició a México, ya que empresas que producían allá acercaron sus fábricas a EE.UU. radicándolas en el país latinoamericano.

Gracias a esto, el año pasado México se convirtió en el mayor importador a Estados Unidos del mundo, entre otras razones porque goza de un Tratado de Libre Comercio que facilita la importación de productos de un país a otro.

El TLCAN, asimismo firmado con Canadá, tendrá que ser ratificado en 2026 por los tres países.

Aunque en 2020 Trump accedió a firmarlo, lo más probable es que ahora lo use como mecanismo de negociación frente a dos de sus grandes obsesiones: la batalla comercial con China y la migración.

“La pregunta es qué tipo de proteccionismo quiere Trump: si es concentrado en Estados Unidos, sin contemplar a Canadá y México, o si lo hace con ellos pero evitando la triangulación con China”, explica Tokatlián.

Migrante en Tijuana
Getty Images
Este miércoles en un centro de migrantes en Tijuana, una mujer mira las noticias.

2. Migración

El otro gran eje de la relación bilateral va a ser la migración.

Trump prometió deportar un millón de migrantes indocumentados al año y dijo que va a reanudar la construcción del muro fronterizo entre los dos países.

Ambas promesas son difíciles de cumplir, según expertos, porque son costosas y pueden afectar a la economía estadounidense, que en parte depende de la mano de obra migrante.

Sin embargo, con que solo una parte de la “deportación masiva” prometida se realice ya hay razones para la preocupación en México.

Se estima que 5 millones mexicanos están en Estados Unidos en situación irregular.

“México va a insistir en el diálogo y va a informar lo que ya está haciendo”, dice Yanerit Morgan, una diplomática y académica mexicana.

Para evitar los aranceles, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador accedió a detener migrantes y logró reducir el flujo de personas que ingresaba a Estados Unidos.

“Sheinbaum va a seguir con esa política, pero va a tener que fortalecer mucho la red consultar en Estados Unidos, no solo por las deportaciones, sino por el trato a los mexicanos allá”, dice Morgan.

La nueva mandataria mexicana ha insistido en que la migración transnacional debe ser atendida a través de soluciones sociales en los países de origen, una iniciativa que en principio no aparece en el manual trumpista.

prensa mexicana el miércoles.
Getty Images
Los titulares de la prensa mexicana el miércoles.

3. Narcotráfico

A la ecuación se añade el complejo tema del tráfico ilegal de drogas.

Más de 80.000 personas murieron en Estados Unidos el año pasado por cuenta del fentanilo, un potente opioide que se produce y trafica desde México.

Trump prometió que va a bombardear los laboratorios de fentanilo en México, bloquear los puertos mexicanos que transporten sus precursores y designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas.

Ninguna de estas iniciativas ha sido comentada por Sheinbaum, pero al menos en principio suenan como medidas que en México tocarían la sensible fibra de la injerencia.

En julio, la relación bilateral entró en crisis debido a la detención en Estados Unidos del capo mexicano Ismael “El Mayo” Zambada. La operación no fue notificada al gobierno mexicano y eso generó disgusto en el Palacio Nacional.

Aunque los dos gobiernos tendrán mandatarios nuevos cuando Trump se juramente en enero, el tema inevitablemente va a ser abordado con este antecedente y bajo la preocupación histórica mexicana, aunque marcada en este gobierno, de proteger su soberanía.

Sheinbaum e Ivanka Trump
Getty Images
Sheinbaum e Ivanka Trump en la toma de protesta de AMLO en 2018.

4. Política

Todo lo anterior va a depender de la relación que entablen los jefes de Estado, quienes, en principio, son muy destinos: él, conservador y capitalista, ganó en parte gracias a su rechazo de lo que llama “feminismo radical”; ella, de izquierda y crítica del neoliberalismo, tiene una profunda preocupación por la causa feminista.

En los dos años y medio que AMLO y Trump coincidieron se estableció una relación cordial, pragmática, proclive a la negociación, que dejó a muchos sorprendidos por sus diferencias ideológicas.

AMLO llegó a escribir un libro titulado “Oye, Trump” en el que explicaba la importancia de los migrantes para Estados Unidos y proponía medidas no policiales para atender la migración.

Los expertos esperan que Sheinbaum mantenga el pragmatismo de su antecesor. Antes de las elecciones ella dijo en que va a trabajar con quien quiera que ganase.

“Sheinbaum tiene suficiente carácter como para tener un diálogo interesante, importante, horizontal con él. Ella llegó con un fuerte apoyo popular y eso es algo que Trump no puede negar”, dice Morgan.

La relación bilateral ha pasado por todo tipo de coyunturas difíciles. En 2016 se creyó que Trump sería un problema para México y el resultado fue casi opuesto. Ahora llega un Trump distinto, quizá más ambicioso, y en México gobierna la primer mujer presidenta, una “progresista” y “ambientalista”, que goza de un notable apoyo popular. Se viene, en todo caso, otra coyuntura desafiante.

Línea
BBC

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