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La desaparición de las desapariciones y la realidad intersubjetiva de Harari
Ruta Crítica
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Coordinador del Programa de Seguridad Ciudadana de la Universidad Iberoamericana. Fundó y dirigió el Instituto... Continuar Leyendo
5 minutos de lectura

La desaparición de las desapariciones y la realidad intersubjetiva de Harari

¿Cuántas voluntades confluyen en desaparecer las desapariciones del reporte de delitos de alto impacto en el más alto órgano de Estado en materia de seguridad pública?
16 de diciembre, 2024
Por: Ernesto López Portillo

Hace unos días me entrevistaba un periodista sobre la sesión 50 del Consejo Nacional de Seguridad Pública y cuando enfaticé la ausencia del delito de desaparición en el reporte de delitos de alto impacto, él lo interpretó como algo “inexplicable”. Esta es una explicación que yo propongo.

Primero, los hechos. El 10 de diciembre pasado en esa sesión se presentaron unas láminas, entre las cuales estaba la “Incidencia de los delitos de alto impacto 2019-2024”. La gráfica no incluyó el delito de desaparición forzada de personas ni el delito de desaparición cometida por particulares, previstos en los artículos 27 y 34, respectivamente, de la ley general en la materia.

Algunas preguntas: ¿Por qué es así? ¿Quién lo decidió así antes y ahora? ¿Cuántas voluntades confluyen en desaparecer las desapariciones del reporte de delitos de alto impacto en el más alto órgano de Estado en materia de seguridad pública? ¿Cómo se construyó la decisión política de invisibilizar las desapariciones en la mesa de todos los poderes ejecutivos federal y estatales? ¿De qué tamaño son las implicaciones de tal postura del poder público?

Agrego otro hecho relevante para esta discusión. En su primer discurso como presidenta electa Claudia Sheinbaum afirmó que “nos han enseñado que lo que se nombra, existe, y lo que no, no existe….

Hay tantas interpretaciones posibles. En esta ocasión me concentro en el lenguaje y recojo brevemente la tesis presentada por Yuval Noah Harari al inicio de su nuevo libro Nexus (Debate, Penguin Random House, 2024), no sin antes exponer los antecedentes de mi argumento.

Desde el Programa de Seguridad Ciudadana de la Ibero CDMX dialogamos con audiencias y personas interlocutoras cotidianamente; investigamos por qué es tan extraordinariamente difícil transitar hacia la toma de conciencia y la participación colectiva y sostenida para construir los entornos protectores que ofrece este paradigma de seguridad con derechos humanos, de cara al paradigma autoritario y fallido enfocado en el uso de la fuerza y el castigo.

Al confirmar que repetimos conductas desde el poder público, pero también desde la sociedad, que prolongan la crisis de violencias, venimos abriendo puentes de aprendizaje hacia diversas teorías que explican por qué actuamos y hablamos de cierta manera y cómo aprendemos a modificar nuestras conductas. Esto nos está abriendo puentes hacia la comunicación, la comunicación política las teorías cognitivas y las nuevas propuestas de aprendizaje significativo, entre otras.

Ya entendimos que nuestro mensaje documentando la evidencia del daño a consecuencia del paradigma fallido de la seguridad es insuficiente y puede ser contraproducente; como alguien nos dijo hace poco: ustedes trabajan en temas “que nadie quiere saber”. Así que el reto es mucho más grande que documentar y más grande también que proponer alternativas abstractas, cuando estas no son significativas para las audiencias y nuestras interlocutoras.

Nos preguntamos qué resortes en el discurso político y la conversación pública pueden alimentar la prolongación de una política de seguridad hegemónica que cuesta tanto y por esa vía nos hemos aproximado a lo que algunos autores han llamado “la era narrativa”.

Así llegamos a la realidad intersubjetiva de Harari. Es una teoría enorme que solo recojo en brochazos más que gruesos. En el capítulo 2 de Nexus, intitulado Relatos: las conexiones ilimitadas, el autor explica: “Lo que permitió que diferentes comunidades cooperaran fue que una serie de cambios evolutivos en la estructura del cerebro y en las capacidades lingüísticas confirieron a los sapiens aptitudes para contar relatos ficticios y creerlos, así como para emocionarse profundamente con ellos. En lugar de construir sólo una Red de cadenas de humano a humano, como por ejemplo hicieron los neandertales, los relatos proporcionaron a Homo sapiens un nuevo tipo de cadena, las cadenas de humano al relato. Con el fin de cooperar los sapiens ya no tenían que conocer a los demás en persona sólo tenían que creer el mismo relato”.

Harari distingue hechos y relatos, como lo vienen haciendo cada vez más personas desde distintas disciplinas, y recoge relatos asociados a eventos y a figuras de la historia, como por ejemplo Iósif Stalin, para enseñarnos que “La gente cree que conecta con la persona, pero en realidad conecta con el relato que se cuenta sobre la persona, y a menudo la brecha que se abre entre ambos es enorme”. Y apunta: “Aunque en ocasiones las campañas de promoción de marca constituyen un ejercicio cínico de desinformación, la mayoría de los relatos realmente importantes de la historia han surgido como consecuencia de proyecciones emocionales y de deseos”.

En el subcapítulo sobre “ENTIDADES INTERSUBJETIVAS”, el famoso autor también de Homo Deus escribe: “Los dos niveles de la realidad que precedieron a las narraciones son la realidad objetiva y subjetiva”. La primera son las cosas “que existen seamos o no conscientes de ellas”. La segunda incluye “el dolor, el placer, el amor… existen en cuanto que tomamos conciencia de ellas”.

“Pero ciertos relatos son capaces de crear un tercer nivel de realidad: la realidad intersubjetiva… las cosas intersubjetivas existen… en el nexo que se establece entre un buen número de mentes. Más específicamente, existen en los relatos que las personas nos contamos unas a otras… Pero el hecho de que muchas personas se cuenten relatos sobre las leyes, dioses o dinero sí que crea leyes, dioses o dinero. Si la gente deja de hablar de ellos, desaparecen. Las cosas intersubjetivas existen en el intercambio de información”.

Sheinbaum nos recordó que lo que no se nombra no existe. Harari nos enseña que la realidad que nos conecta son los relatos y estos configuran el reconocimiento colectivo de la existencia o inexistencia de algo.

Según la organización Impunidad Cero, “la evolución de las desapariciones en el país ha mantenido una tendencia creciente desde 2006, y aunque ha habido años con disminuciones, el cambio porcentual es mínimo. Tan solo en 2022 hubo 9,068 personas desaparecidas y no localizadas, lo que marcó un récord en la historia del registro”. La misma fuente confirma que “la impunidad acumulada para el delito de desaparición fue de 99.6% a nivel nacional”. Mientras, en Sinaloa se informó que tan solo en un mes se duplicaron las desapariciones.

Poco después confirmamos una vez más que ese delito no está en el relato oficial del órgano superior de Estado en seguridad, entonces la teoría nos enseña que estamos ante un relato, justamente de Estado, que desaparece las desapariciones; es quizá “un ejercicio cínico de desinformación”, en palabras del autor multicitado.

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Imagen BBC
¿Quieres ser más productivo? Checa estas 6 técnicas japonesas que pueden ayudarte
6 minutos de lectura

La pereza, el miedo a no hacerlo perfecto o la desidia nos apartan de hacer un montón de actividades, pero con algunos métodos se puede solucionar.

07 de diciembre, 2024
Por: BBC News Mundo
0

Piensa: ¿cuántas veces demoraste en arrancar con esa tarea pendiente? O en, por fin, apuntarte a ese curso que te encanta.

En ocasiones, la pereza, el miedo a no hacerlo perfecto o la desidia nos apartan de hacer un montón de actividades, o las retrasamos tanto que al final perdemos un valioso tiempo en el que podríamos estar disfrutando.

Hay muchos motivos que nos pueden llevar a esto. Pero también soluciones.

Para ello, los japoneses tienen un montón de técnicas que nos pueden ayudar a superar la pereza y encontrar una motivación. Acá te las contamos.

Ikigai

Sin traducción directa del japonés, este término representa la idea de la felicidad de vivir. Es, esencialmente, la razón por la que te levantas cada mañana.

Para quienes en Occidente están más familiarizados con el concepto, se le asocia frecuentemente con un diagrama de Venn con cuatro cualidades que se superponen: lo que amas, para lo que eres bueno, lo que necesitas y por lo que te pueden pagar.

Ken Mogi, neurocientífico y autor de “Awakening Your Ikigai”, dice que el ikigai es un concepto antiguo y familiar para los japoneses, que puede traducirse simplemente como “una razón para levantarse por la mañana” o, más poéticamente, “despertarse con alegría”.

Y la psicóloga japonesa Michiko Kumano (2017) ha dicho que el ikigai es un estado de bienestar que surge de la devoción a las actividades que uno disfruta, lo que también trae consigo una sensación de plenitud.

En pocas palabras: busca algo que te motive cada día, que sea una razón para moverte. Puede ser desde tener un pequeño espacio con plantas, cuidar una mascota a aprender cada día algo nuevo.

Kaizen

La filosofía de Kaisen se basa en realizar pequeños cambios y mejoras constantes en todas las áreas de la vida.

Esto va contra el pensamiento de querer manejar con destreza algo desde el primer día. Algo que, además de imposible, genera mucha frustración y puede hacer que abandonemos aquello que nos proponemos hacer.

El modo de aplicar esto es establecerse pequeñas metas diarias, fijarte en las pequeñas mejoras. El secreto es comprometerte a dar al menos un paso que te acerque a esto.

Una persona anota en cosas en una libreta, apoyada sobre una mesa donde hay una taza de café y un teléfono celular.
Getty Images
Proponerte pequeñas metas diarias y observar estos logros puede ser un modo de motivarte.

Estos pequeños pasos te ayudarán a vencer la inercia y crear un impulso constante hacia la productividad. Y también encontrar los detalles a mejorar poco a poco.

Esta técnica se remonta al periodo de posguerra en Japón y, por ejemplo, en la página web de la conocida empress Toyota reconocen este sistema como uno de sus principios básicos del sistema de producción.

La traducción al español es, a grandes rasgos, mejora continua. “Kai” significa “cambio” y “zen” significa “para mejor”. Es una filosofía que ayuda a garantizar la máxima calidad, la eliminación de desperdicios y mejoras en la eficiencia, tanto en equipos como en procedimientos de trabajo.

Técnica Pomodoro

Cuando una tarea se nos hace complicada de hacer, bien porque nos es pesada o porque requiere concentración, esta técnica puede servirnos.

Si bien la técnica la inventó el italiano Francesco Cirillo a finales de la década de 1980, es algo muy usado en Japón para aumentar la productividad y llevar de un modo más ameno las tareas diarias. Se conoce como” pomodoro”, en referencia a unos aparatos con forma de tomate para contar los minutos.

Matthew Bernacki, profesor asociado de la Facultad de Educación de la Universidad de Carolina del Norte (UNC), en Estados Unidos cuenta a la BBC que esta técnica, por bloques, es buena para no sufrir distracciones.

Por ejemplo, marca 25 minutos en el reloj y, en ese periodo, dedícate exclusivamente a estudiar un contenido o a hacer una tarea, ya sea intelectual o física, y desconectándote de todas las distracciones.

Mujer con gafas en una mesa leyendo unos apuntes de un archivador, con una computadora al lado.
Getty Images
Tanto para estudiar como para hacer alguna tarea en la computadora o, incluso, ordenar la casa, la técnica pomodoro puede ayudarnos a concentrarnos y hacerlo más liviano.

Después, tienes cinco minutos para recompensar a tu cerebro con alguna distracción, por ejemplo, tomando un tentempié o consultando tus mensajes. Y luego vuelves para otro bloque de 25 minutos de estudio.

Esta técnica ayuda no sólo a evitar la pérdida de tiempo con distracciones, sino también a mantener el cerebro motivado con la perspectiva de una “recompensa”.

Hara Hachi Bu

“No pongas en la panza -Hara- más del 80 % de lo que querrías comer (Hachi Bu)”.

Eso es lo que, más o menos, significa esta técnica que, básicamente consiste en que no te hinches de comer hasta llenarte.

Y, ¿qué tiene esto que ver con la productividad y la pereza? Solo piensa en cómo te sientes después de una comida copiosa, en la que quedaste lleno. Con ganas de una siesta, ¿cierto?

La solución sería esta técnica, que tiene su origen en la ciudad de Okinawa, donde la gente usa este consejo como una forma de controlar sus hábitos alimenticios.

Mujer de avanzada edad haciendo deporte en la calle.
Getty Images
La técnica shoshin se trata de tomar cada cosa que hagamos con una actitud abierta, sin prejuicios, dejando a un lado la experiencia.

La psicóloga Susan Albers, PsyD, dice que este enfoque es útil porque te indica que dejes de comer cuando te sientas apenas lleno.

Cuando mires tu plato, explican desde la Cleaveland Clinic, decide qué cantidad te haría sentir lleno y luego calcula cómo sería el 80 % de esa cantidad. Quizás sean dos tercios de la comida de tu plato. Intenta sentirte satisfecho y no tener hambre, en lugar de sentirte lleno.

Shoshin

Este concepto proviene del budismo zen y significa “mente de principiante”.

Esta idea proviene del monje Shunryū Suzuki, quien escribió: “En la mente del principiante hay muchas posibilidades. Pero en la del experto hay pocas”.

Esta técnica se trata de tomar cada cosa que hagamos con una actitud abierta, sin prejuicios o preconcepciones independientemente del nivel de experiencia que ya tengamos en ese tema. Exactamente igual que como haría un principiante.

Esto, por un lado, permite que aceptemos que no sabemos todo. Varios estudios científicos han demostrado que esta postura de modestia es muy beneficiosa para la persona que la adopta, según reporta Forbes India.

¿Por qué? Porque el acercarse a algo con curiosidad y con la mente abierta también nos lleva a perseverar en algo, ser innovador y atrevernos.

Wabi Sabi

El término wabi-sabi no solo es intraducible, sino que es considerado indefinible en la cultura japonesa.

Es un término que se originó en el taoísmo durante la dinastía Song en China (960 -1279) y luego se transmitió al budismo zen.

Inicialmente se vio como una forma de apreciación austera y restringida. Hoy, el término encapsula una aceptación más relajada de lo transitorio, la naturaleza y la melancolía, que da cabida a lo imperfecto y lo incompleto en todo, desde la arquitectura hasta la cerámica y los arreglos florales.

“Mientras nos esforzamos por crear cosas perfectas y luego luchamos por preservarlas, negamos su propósito y nos perdemos de la alegría que viene con el cambio y el crecimiento”, escribe Lily Crossley-Baxter en un artículo de BBC Mundo.

Y, a la hora de centrarnos en la productividad o en hacer alguna tarea o hobbie, se basa en abrazar la imperfección en vez de estresarnos con los detalles. O, en otras palabras: “lo perfecto es enemigo de lo bueno”.

Porque mientras nos empeñamos en que algo quede perfecto, fijándonos en cada pequeña minucia, posiblemente estamos perdiendo un tiempo precioso.

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BBC

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