“Me gustas tú”
No es asunto que les incumba, pero el próximo día lunes 8 de agosto, cumpliré treinta y cinco años. Por vez primera quiero regalarme un texto. Nunca lo he hecho, porque aunque todos y cada uno de ellos siempre han tenido un destinatario, una dedicatoria, una inspiración específica o una punzada en el estomago; este es el primero que es de mi para mi. Autocomplacencia descarada
Tomando como pretexto cada uno de los años de mi estancia en este mundo suicida, quiero compartir con todos los incautos que me leen cada jueves, treinta y cinco razones memorables que aunque yo reniegue de muchas de ellas consiguen transformar mi humor a su lado más positivo cuando visitan mis recuerdos cotidianos. No se abrumen, son significativos saltos en el tiempo que serán contados en sentido no necesariamente cronológico. No esperen tratados filosóficos, o análisis profundos de mi subconsciente. Tampoco confesiones escandalosas. La chica sólo quiere divertirse.
1.- Partido final de Liga América – Leones Negros de la UDG. 8 de agosto de 1976. El Origen de mi nombre proviene a que el día que se supone debieron nacer todas las flores y en su lugar, nacieron todos los trolles, las impresentables Águilas del América ganaron un campeonato más del futbol mexicano. ¡Gracias, papá por apostar el nombre de tu hija en un pinche partido de futbol!
2.- El encierro de mi hermana. A los ocho años era una escuincla gordinflona e insoportable. Mi hermana mayor, harta de mis desplantes, me puso una madriza y me encerró 6 horas en una recámara. Ahí encontré mi primer libro, lo leí completo. Ese libro era “La Iliada”. El primer amor, nunca se olvida.
3.- Alien, el octavo pasajero. Mi padre sobornó al encargado del cine para que siendo yo una niña que no estaba en edad de traumas de ese tipo, pudiera entrar a ver “Alien, el Octavo pasajero”. Pueden ahora atar cabos y encontrar a los verdaderos culpables de mi desequilibrio mental: mi maligno progenitor y Ridley Scott.
4.- Unmasked. Cuando cumplí 4 años, mi primo Juan me regaló este disco de Kiss. Desde ese día, me negué rotundamente a seguir escuchando a las Ardillitas de Lalo Guerrero.
5.- La fractura de mi tobillo izquierdo. En inocente juego de brincar la cuerda, me rescató de una vida de alcoholismo, promiscuidad y quizá suicidio por haber pasado a la historia como la peor jugadora de baseball de este país. Todo al ritmo de “CHILE, MOLE Y POZOLE”. Salud, por eso.
6.- Aeropuerto Orly. Un boleto extra en la mano, y un asiento vacío rumbo a Barcelona, devolvieron a mi autoestima el chingadazo que necesitaba para levantar mi dignidad del piso y no volver la vista atrás.
7.- David Lynch, “The Air is on Fire”. Hice un viaje a Dinamarca en diciembre de 2010 con la única intención de visitar a Julio, mi amigo de la infancia. No sólo me recibió una nevada y hermosa ciudad llamada Copenhaguen, también lo hizo la primera exposición individual de David Lynch, uno de los integrantes más selectos de mi Olimpo personal. Fue mi regalo anticipado de todas las navidades que estén por venir. Esa exposición jamás llegará a México.
8.- Preséntame a tu amigo. Hace casi 19 años le pedí a mi vecino Gabriel que me presentara al más guapo de sus amigos. Gracias a sus valiosos oficios de llevarme hasta la puerta de mi casa al sujeto de marras, en este mundo respira, camina y sonríe mi hijo mayor. El guapo amigo era su padre.
9.- Fiesta Anabel. Siguiendo el camino dipsómano que me caracteriza, hice acto de presencia en una fiesta en la que conocí al hombre que cambió mi vida: Fabrice Benais. A Fabrice le debo mi primera incursión en el mundo de la publicación impresa. La entrevista que le realicé me abrió la puerta a Milenio Diario.
10.- Tuiteras prostitutas. A una turba de ociosos: Alma, Osvaldo, Cynthia, Mireille, la que suscribe (así como otras almas que me suplicaron conservar el anonimato); se les ocurrió organizar un concurso literario exclusivamente para usuarios de tuiter. Relatos eróticos cuya protagonista fuera una prostituta. El resultado fue la recepción de más de 200 relatos que fueron punta de lanza para la creatividad, el reconocimiento de plumas talentosas, un E-Book, publicaciones en la revista Emeequis, Revista Expo Sexo, Milenio Diario y entrevista en W Radio incluida. Cosecha nada despreciable atribuible a una bola de haraganes sin oficio ni beneficio.
11.- La Noche Boca arriba. La transmisión de la última emisión del programa “La Noche Boca Arriba” en el Canal 22, trajo consigo uno de los regalos más preciados en los últimos años: conocer a Rafael Tonatiuh González, mi auténtico ángel de la guarda. Es una dulce compañía, créanlo.
12.- Pesaj. Una visita a la tumba de David Sinzheim en Pére Lachaise, la hospitalidad de la entrañable familia Rosen y la celebración más importante del judaísmo, fueron los ingredientes necesarios para realizar la crónica “Shalom París” mi primer texto publicado en Replicante.
13. Foro Sol Metallica. World Magnetic Tour, 2009. Llevar a tu hijo de 15 años al concierto de una de las bandas favoritas de tu adolescencia, brincar hasta quedarte al borde de la parálisis lumbar, cantar hasta quedarte sin voz, compartir 2 litros de cerveza con él y recordar con nostalgia que en 1993 hiciste lo mismo, pero abrazada de su padre. . .no tiene precio. Sad but true.
14.- Club del Odio. Un día de furia sabatina provocada por el rompimiento con mi ex novio, la alianza invaluable de Miguel Cane, Jorge Flores Olivier (Blumpi) y 10 horas continuas de mala leche traducida en 140 caracteres, hicieron de nuestra estupidez un divertidísimo trendig topic: #Clubdelodio. Nunca tuiter hizo las veces de psicólogo de manera tan efectiva.
15.- Barcelona. La borrachera más grande de la década, está ligada a la laguna mental más profunda de mi subconsciente. Rezo todas las noches a san Isidro para que me devuelva la memoria de ese día. Dicen que estuve fenomenal.
16. El sobre bajo la puerta. “La Universidad Nacional Autónoma de México le da la más cordial bienvenida…” Por mi raza hablará el espíritu. Todo está dicho.
17. El Gigante Egoísta. Leer el cuento de Oscar Wilde en mi lejanísima infancia, llevó mis pasos hasta la ciudad luz a rendirle respetos al escritor irlandés. Nunca un cuento llevó tan lejos de su rancho a esta, su India María.
18.- Zapopan. Un viaje precipitado a la bella perla de occidente me mantiene mirando con nostalgia e impaciencia. Afectos que sólo tienden a crecer y un regreso próximo, hacen de mi vida actual un paseo en la feria. Todo gracias a Diana, mi bella Diana.
19.- Nicolás Ullman. Su nota: “Búscame en facebook” esa noche, fue la responsable de mi triunfal ingreso a las redes sociales. Merci, Nico.
20.- 16 de julio de 2004. Bienvenida al mundo a mi hermoso menonita.
21.- Allá en la estación del metro Hidalgo. Las puertas del vagón alcanzaron abrirse de par en par, a pesar de que se habían cerrado segundos antes. En ese vagón se conocieron mis padres. A veces el azar sirve para construir vidas, cambiar destinos. . . o chingar al vecino.
22.- Taquería “Los Parados”. Noviembre me gustó pa que te quedaras. Bienvenida a mi mundo, Ana Laura.
23.- Rock Stock, Bulldog, La Diabla, El Tutti-Frutti, El LUCC, Tandem. Memoria incomparable de la vida nocturna de los años que pasaron. Nada ha vuelto a ser igual.
24.- Jaque Mate, Rey Dos. La vieja columna del Financiero y el señor Víctor Roura, son los causantes indirectos de mi siniestro compadrazgo con Fedro Guillén. Ya saben a quién dirigir las demandas penales.
25.- “El Mesías” de Händel, Palacio de Bellas Artes. El concierto que marcó el principio de mi ruptura matrimonial. ¡Aleluya!
26.- Pájaro Azul. En 1994, leí por primera vez el poema del pájaro que es capaz de hacer llorar a un hombre mientras es ahogado por tragos de whisky cuando todo mundo duerme. Ojalá estés ardiendo, Charles Bukowski, grandísimo viejo cabrón.
27. Subasta Coahuila Hope. Confieso que asistí a este evento de nobles fines altruistas, sólo para contemplar la vergonzosa subasta de una cena con Fedro Guillén y reírme hasta las lágrimas porque los meseros hacían vaquita para que el doctor tuviera compañía, en el océano inmenso que era su soledad. Federico Arreola ofreció la puja más atractiva. Gran noche
28. Lobos. Recibir de manos del autor la ilustración (original) que conservaste durante más de veinte años en un viejo ejemplar de “El Gallito Inglés” como regalo de cumpleaños, es algo que no se paga con maldito y sucio dinero. Edgar Clément, tengo esa deuda eterna contigo y mi cariño sin reservas
29. Linfoma gástrico. La cara de circunstancia del oncólogo al informarnos: “El linfoma gástrico ha desaparecido, puede llevarse al enfermo a casa”, nos devolvió el respiro. No era para menos, era la salvación del ateo satánico.
30. Los letreritos. Tuve mis quince minutos de fama por una de mis más estúpidas ocurrencias. Alabado sean las bestias.
31. El Olivia. Una mañana de diciembre, este inofensivo restaurante de la colonia Roma, dio lugar a la primera sesión plenaria del Sindicato del Crimen Chino Japonés, integrado por Roberto Marmolejo Guarneros, Miguel Cane, Sara Cristina Alvarado, Orquídea Fong y su charra negra. Lo peor está por comenzar. Guarden sus carteras.
32. Hotel Maxim Quartier Latin. Tres visitas, tres historias. Ya conocen el nombre del título de mi primera trilogía de cuentos eróticos. Hagan fila y no me fallen, amiguitos.
33.- Cumpleaños XXXIII. Sólo 4 palabras: el pinche vestidito rojo.
34.- Cumpleaños XXXIV. El bar más naco (pero chido de la Condesa), delantales de mercado, uso obligatorio de vestimenta macuarra, sombreros de charro, más de 50 invitados, bigotes postizos, serenata sin luna y una misteriosa desaparición que devino en el escándalo que fue la comidilla de Aqueos y Troyanos, hicieron de mi festejo onomástico un evento difícil de superar. Bendito 2010.
35.- Cumpleaños XXXV. Mañana 5 de agosto, inician formalmente las celebraciones anuales de las Fiestas Patrias Agostinas en el Felina Bar (Ometusco 87, Col. Condesa) Inserte su nombre aquí (—) y forme parte de un numero más en esta lista de recuerdos memorables.
En este recuento de daños, el saldo es absolutamente blanco. En mi memoria existen miles de increíbles experiencias. Amor, odio, pasión, sexo, mentiras y video. Pero esas tendrán otro formato, una estructura diferente. Me despido por ahora citando a mi hermano: “¿Podré levantar las millones y millones de mentiras que han poblado mi corazón”? No tengo respuestas, tampoco me preocupa buscarlas, al menos no el día de hoy. Festejo mi cumpleaños, y el juego de las almas, ha comenzado de nuevo a girar.
Felicidades a mí. América Pacheco.
Johandri Pacheco abordó el tren con dolor de barriga.
Una barriga de ocho meses y medio.
No entró por la puerta del vagón para sentarse en una silla y mirar el paisaje entre Irapuato y Matamoros, desde el centro hasta el extremo oriental de México, en la frontera con Estados Unidos.
Trepó por una escalera lateral del vagón hasta el techo de un tren de carga que pertenece al sistema ferroviario mexicano, una vieja red de trenes conocida como La Bestia.
La migrante venezolana de 23 años estaba exhausta. Junto con su pareja José Gregorio y su hijo Gael, de 4 años, esperaron la llegada del tren durante cinco días en un puente en Irapuato.
Otros migrantes dijeron que aquel tren era conocido como El Bolichero, por unas pequeñas bolas de metal que se almacenan en el techo y que debían cubrir con cartones para descansar durante el trayecto.
Johandri y su novio recolectaron cartones para el viaje y se alimentaron con la comida que activistas y espontáneos repartían en el puente.
La pareja y el niño recorrieron una decena de países durante mes y medio para lograr que Mía, la bebé que Johandri llevaba en su vientre, naciera en Estados Unidos.
“Una amiga me metió miedo, me dijo que si daba a luz en México me iban a devolver a la frontera con Guatemala e iban a registrar a mi hija como guatemalteca”, cuenta desde un refugio de migrantes ubicado en Aguascalientes, en el centro de México.
“Mi miedo era ir al hospital y que Migración me devolviera”.
El tren llegó a Irapuato en la medianoche del viernes 25 de agosto. Faltaban 12 días para el parto, según la estimación del médico que le hizo el último control prenatal.
Johandri se crió en Las Adjuntas, una barriada popular al suroeste de Caracas.
Apenas cumplió 18 años, emigró a Perú poco antes de la pandemia, sin haber culminado el bachillerato ni tener experiencia laboral. “Yo quería conocer el mundo por mis propios medios, conseguir lo mío con mi propio esfuerzo”.
La crisis económica, la falta de acceso a servicios públicos y la violencia en Venezuela impulsaron la migración de más de siete millones de personas desde 2015, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Johandri tuvo su primer empleo en Perú como dependienta en una tienda de zapatos. “Váyase a su país, ustedes los venezolanos vienen a joder”, le decían algunas clientas, según cuenta. Ella fingía que no escuchaba y se daba la vuelta en silencio.
“Esos comentarios no me afectan”, dice al recordar los insultos que recibió en aquella tienda. “Yo estoy luchando por mí y por mi familia”.
En Perú dio a luz a Gael, su primer hijo.
Sin embargo, a mediados de 2021 cambió su perspectiva de futuro. Los precios se incrementaron y su sueldo no bastaba para pagar el arriendo y la comida.
Con menos de US$100 en el bolsillo, Johandri descartó la opción de regresar a la casa familiar en Las Adjuntas y emigró a Chile pidiendo aventones en las carreteras.
Consiguió trabajo como empleada de limpieza en una clínica pequeña en Santiago. Vendía ropa por su cuenta y servía tragos en un bar. Cuando pensó que había conquistado la estabilidad económica, subió la renta de su nuevo departamento y temió verse obligada a regresar a Las Adjuntas.
“Decidí que debíamos irnos de Chile cuando tenía siete meses de embarazo”, recuerda.
“Con la niña en la barriga, tenía mis dos brazos y mis dos piernas para agarrarme de los árboles y atravesar los ríos del Darién, que era una de las partes más difíciles del recorrido. Pero si la llevaba en brazos sería imposible”.
La pareja tenía US$700 para hacer la travesía por tierra junto con Gael hasta Estados Unidos a través de Chile, Perú, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México.
Hicieron el primer tramo del recorrido en autobús, desde Chile hasta Capurganá, un pueblo colombiano fronterizo con Panamá y una de las principales entradas hacia el Tapón del Darién, la intrincada selva por donde transitaron casi 249.000 migrantes durante el primer semestre de 2023, el mayor flujo migratorio registrado hasta el momento por las autoridades panameñas.
Al ver a tantos niños con fiebre, vómitos y erupciones en el trayecto por el Darién, Johandri se alegró de haber tomado la decisión de viajar embarazada. Sin embargo, nunca pensó que el tramo más difícil les esperaba en México.
“En el Darién puedes tomar agua de los ríos y refugiarte bajo la sombra de los árboles. Pero en México nos tocaba caminar cada día durante cinco o seis horas bajo el sol. Todo el mundo quiere robarte, estafarte. Intentamos seguir en autobús y la policía siempre nos bajaba porque no teníamos papeles”.
Después de viajar durante un mes y medio, abordar El Bolichero en Irapuato y llegar a Matamoros era el último paso para cruzar a Estados Unidos.
Johandri y José Gregorio pusieron los cartones sobre el techo del tren y acomodaron a Gael entre los dos para dormir.
A las 2:00 de la mañana, Johandri despertó apretándose el vientre para aliviar el dolor.
Todavía faltaban 12 días para dar a luz.
Cuando Johandri tuvo a su primer hijo, las contracciones de parto estuvieron acompañadas por dolores de espalda. Esta vez solo le dolía el vientre, por lo que supuso que aquellos espasmos eran producto del cansancio y los rigores del tren.
Sin embargo, la presión en el vientre adquirió ritmo, dolía por intervalos y cada vez con más intensidad. Johandri le dijo a su pareja que pidiera ayuda de inmediato. Mía venía en camino.
A las 5:00 de la mañana, José Gregorio tomó uno de los cartones que usaban para dormir y escribió: “Está naciendo un bebé. Necesitamos que el chofer del tren se entere. Urgente”. Le pidió a otros migrantes que pasaran el cartón hacia los primeros vagones, con la esperanza de que llegara a manos del conductor.
Lee: “No es un albergue, es una estafa”: migrantes denuncian mala atención de refugio de Sandra Cuevas
Mientras algunos preguntaban a gritos si alguien podía ayudar a una mujer que estaba pariendo, Johandri y José Gregorio divisaron a un hombre que se aproximaba desde el techo de los primeros vagones del tren.
Era un paramédico venezolano que también intentaba llegar a Estados Unidos. El hombre tomó su celular y llamó a su esposa, una enfermera que le indicaría cómo asistir a Johandri durante las contracciones.
“Prepárate, mi amor. Busca alcohol, esto es lo que vas a hacer…”, recuerda Johandri que le dijo la enfermera a su esposo en altavoz.
Las contracciones ocurrían cada tres minutos, calculó el paramédico. Luego cada dos minutos. Johandri comenzó a vomitar, lloraba sin poder evitarlo. No quería que Mía naciera sobre aquel techo sucio, sobre aquellas esferas de metal que se recalentaban bajo el sol y había que cubrir con cartones para descansar.
Consiguieron alcohol, una tijera y una manta para que el cuerpo de la bebé no tocara los cartones. Johandri se rindió a la idea de que su hija naciera en México, sobre el techo de un vagón de tren.
El paramédico le dijo a José Gregorio que sostuviera a Johandri por la espalda y empujara suavemente la parte superior de la barriga para ayudar a que el feto bajara.
A las 7:00 de la mañana, la abogada Paola Nadine Cortés, activista de la asociación Agenda Migrante, recibió una foto del cartel que escribió José Gregorio pidiendo ayuda.
La abogada llamó a Protección Civil para que un grupo se trasladara a los patios de la compañía Ferromex, en el municipio San Francisco de Los Romo, 222 kilómetros al norte de la estación de Irapuato.
“La idea era habilitar un servicio de emergencia y rescatarla porque me estaban enviando videos y se veía en condiciones lamentables”, cuenta la activista.
La empresa de trenes puso a Cortés en contacto con el conductor del tren en el que presumían que viajaba Johandri.
“Le envié una foto para que viera el número del tren. Entonces el maquinista me dijo: ‘No viene en este tren. Es uno que va más adelante’”.
Aquel conductor se comunicó con su colega y acordaron detener el tren durante diez minutos en la ciudad de Aguascalientes.
“El maquinista me dijo que eran diez minutos contados con reloj. Si no lograban sacarla en ese tiempo, el tren seguiría su camino”, dice Cortés.
El tren se detuvo en la comunidad Los Arellanos, a unos 108 kilómetros de la ciudad de Aguascalientes.
“Por la distancia y la centralización de servicios, el equipo de emergencia no pudo llegar en esos diez minutos que nos dieron”.
Media hora más tarde, cuando Johandri sentía que ya no podía soportar más el dolor, el tren se detuvo.
Cortés obtuvo la autorización de Ferromex para que un equipo de Protección Civil y bomberos bajara a Johandri del techo del tren. “Los vagones son altísimos, así que sacarla de allí requería una coordinación más prolija, para evitar ponerla en riesgo”.
Aparecieron socorristas, bomberos y un médico de la compañía ferroviaria. Subieron al techo del tren, acostaron a Johandri en una camilla y la amarraron. El paramédico venezolano le soltó la mano justo antes de que varios migrantes ayudaran a bajarla por un costado del vagón, junto a la escalera por la que abordó El Bolichero.
Cortés explica que el tramo desde Irapuato hasta Torreón, conocido como la ruta central, es el más transitado en este momento por los migrantes que cruzan México para llegar a Estados Unidos.
“El incremento se ha registrado este año porque la ruta del Golfo, que es la más corta en tren y es la que usan los migrantes más empobrecidos, está muy criminalizada”.
Ante el aumento del flujo de migrantes que abordan los trenes, Ferromex suspendió las operaciones de 60 trenes el 19 de septiembre, para evitar el riesgo de que resultaran heridos o fallecieran en el traslado.
Johandri fue trasladada en una ambulancia al Hospital General de Pabellón de Arteaga, en Aguascalientes. Los médicos dijeron que su cuello uterino tenía cinco centímetros de dilatación, estaba en etapa avanzada de parto.
Mía nació sin contratiempos, cerca del mediodía del viernes 25 de agosto de 2023.
Por intermediación de la abogada, funcionarios del Instituto Nacional de Migración de México visitaron a Joahndri y confirmaron que su hija obtendría la nacionalidad mexicana y que la familia podría quedarse legalmente en el país.
“Estoy muy agradecida porque mi hija y mi familia están bien”, dice Johandri desde el refugio en Aguascalientes.
“Aunque podemos quedarnos en México, no he perdido el sueño de llegar a Estados Unidos”.
Recuerda que puedes recibir notificaciones de BBC News Mundo. Descarga la última versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.