Home
>
Analisis
>
Autores
>
Luces de NY
>
El “Signalgate” exhibe a la administración Trump
Luces de NY
Luces de NY
Radica en Brooklyn. Es autor de NXIVM, la Secta que Sedujo al Poder en México,... Continuar Leyendo
5 minutos de lectura

El “Signalgate” exhibe a la administración Trump

Debido a un error, el editor en jefe de The Atlantic conoció de primera mano planes de la administración Trump para un ataque militar, que finalmente se cumplió, contra objetivos del grupo “terrorista” hutíes en Yemen, en la más grave falla de seguridad en la historia de Estados Unidos.
28 de marzo, 2025
Por: Juan Alberto Vázquez

El nuevo escándalo del gobierno de Donald Trump comenzó temprano esta semana. El lunes por la mañana el medio The Atlantic publicó una nota de su editor en jefe, el reconocido periodista Jeffrey Goldberg, quien detalló cómo en la primera semana del mes había sido incluido, presumiblemente por error, en un chat privado entre miembros del gabinete trumpista. Debido al error, el reportero conoció de primera mano planes para un ataque militar, que finalmente se cumplió, contra objetivos del grupo “terrorista” hutíes en Yemen.

Tras la publicación de la pieza y conforme avanzaban las horas, el disparate adquirió proporciones épicas al grado de convertirse en tendencia mundial en casi todas las redes sociales. En Estados Unidos medios impresos y electrónicos se regodearon con la falla de seguridad que llegó a ser calificada como “la más grave en la historia del país”

Las reacciones iban de la burla al asombro entre quienes no concebían cómo es que un intercambio en el “muy seguro” servicio de mensajería y telefonía Signal pudo haber llegado a la bandeja de un periodista.

En la charla virtual participaron el vicepresidente JD Vance, cuya carrera primero al Senado y luego a la vicepresidencia, fue patrocinada por los billonarios Peter Thiel y Elon Musk; la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, quien nunca pudo desprenderse de sus sospechosos nexos con los gobiernos rusos y sirio; el secretario de la Defensa, Peter Hegseth, confirmado de milagro en el cargo y duramente criticado por ser, en lugar de militar activo, un colaborador de Fox News con probado descontrol con su manera de beber y de violentar mujeres, entre otros. Estaban igualmente incluido el secretario de Estado, Marco Rubio; el director de la CIA, John Ratcliffe, y el asesor de Seguridad Nacional, Michael Waltz, al parecer el culpable de haber incluido al periodista en el chat.

Así que Goldberg, en uno de esos milagros que los periodistas siempre esperan les sucedan, leyó sorprendido el intercambio que incluía emojis y donde en una línea del tiempo se detallaba los previos del ataque, y luego los bombardeos en tiempo real, las armas que se utilizaron, el tipo de avión desde el cual se lanzaron proyectiles y el lugar donde cayeron.

Inseguros, fuera de forma, resentidos, novatos, incompetentes, pero siempre altivos y dispuestos a culpar a Joe Biden, a Hillary Clinton y a cualquier otro demócrata que les cruce por la mente, empleados del equipo de Trump -tanto los involucrados en el Signalgate, como otros que no- salieron con un plan muy cuestionado a realizar una gira de control de daños que, en lugar de restaurar la confianza, atizó más los incendios que arrasaban la pradera.

Gabbard, Radcliffe, Watz y Kash Patel, director del FBI —otro de los que fue milagrosamente confirmado y quien en los años previos solía aparecer en podcast de la ultraderecha defendiendo teorías de la conspiración—, acudieron el martes a una audiencia en el Senado estadounidense. La estrategia, pese a la clara evidencia, fue la misma: negarlo todo. “No hay fuentes, métodos, locaciones o planes de guerra que hayamos compartido”, dijo Gabbard. “No se discutieron planes de guerra”, repitió en otro foro el presidente de la cámara, el republicano Mike Johnson. “Lo hemos dicho todo el tiempo, no se discutieron planes de guerra”, secundó la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. “¡No se discutieron planes de guerra!”, dijo muy molesto a reporteros el propio secretario Hegseth en Hawai.

En su pieza del lunes en Atlantic, Goldberg se limitó a describir el hecho y mostrar partes del chat. Pero luego de que el mismo lunes fuera criticado por Trump y miembros de su equipo, el martes publicó el intercambio completo.

El tiempo ahora (11:44 et) el clima es favorable. Confirmo con el CENTCOM que tenemos un VAMOS para lanzar la misión”.

12:15 et: F-15 lanza el primer paquete de ataque”.

14:10: Más lanzamiento del F-18. Segundo paquete de ataques”, son algunos de los mensajes enviados por el secretario Hegseth.

El miércoles por la mañana, la negativa de que se hubiera compartido información confidencial se repitió en una audiencia en la Cámara de Representantes, en la que acudieron casi los mismos personajes. Curiosamente, tampoco se presentó el secretario de la Defensa Hegseth, al que evidentemente se busca proteger pues es sobre quien más han llovido las peticiones para que renuncie.

Además de generar montañas de memes, el Signalgate ha dado material a pasto para los guionistas de los talk shows nocturnos que justamente esperan este tipo de tropezones de la clase política para ir construyendo historias y chistes subidos de tono. “Gracias a Dios que eliminamos el DEI (para contratar burócratas). Ahora pueden estar seguros que los idiotas a cargo no fueron elegidos por su raza o género. Fueron elegidos puramente por ser idiotas”, soltó el comediante Jimmy Kimmel en su show que transmite desde Los Ángeles.

Otro que aprovechó el oso fue el también comediante Stephen Colbert, quien durante tres días consecutivos hizo su monólogo de inicio de The Late Show, inspirado en el chat.

Durante los dos recientes meses todos están preocupados diciendo ‘oh, en la Administración Trump son malvados’. No me parece justo, pues creo que también son muy estúpidos”.

¿Cuántas veces debes decir una mentira para que se convierta en verdad?”, hurgó en otra parte de su exposición Jimmy Kimmel, a propósito del nado sincronizado republicano que negaban se hayan compartido planes de guerra. “No soy experto en guerras, pero esos no me parecen planes de paz tampoco”, ironizó Kimmel.

El lunes, minutos después de que The Atlantic pusiera a circular su ahora célebre “La Administración Trump accidentalmente me compartió planes de guerra por mensaje de texto”, el presidente de Estados Unidos fue cuestionado sobre el que su gabinete de seguridad compartiera un chat tan sensible con alguien externo.

“No sé nada al respecto. ¿Dices que ellos tenían qué? Me lo acabas de decir por primera vez”, aceptó ante una reportera. Trump se miraba desconcertado y desinformado.

Para otros muy perspicaces, sin embargo, el Signalgate, que hasta el momento no ha arrojado ningún despido o renuncia, fue un asunto provocado en el más puro estilo de Donald Trump: para mantener entretenida a la opinión pública mientras otros planes más perversos se asoman a la vuelta de la esquina.

Lo que hacemos en Animal Político requiere de periodistas profesionales, trabajo en equipo, mantener diálogo con los lectores y algo muy importante: independencia
Tú puedes ayudarnos a seguir.
Sé parte del equipo
Suscríbete a Animal Político, recibe beneficios y apoya el periodismo libre.
Iniciar sesión

Registrate
Suscribete para comentar...
Imagen BBC
“Amigos, socios y aliados”: 4 datos que muestran la relación única entre EU y Canadá que el primer ministro da por terminada
11 minutos de lectura

En la cima de la guerra comercial, el presidente Trump y el primer ministro Mark Carney acordaron esta semana sentarse a “renegociar exhaustivamente” la relación de sus países.

29 de marzo, 2025
Por: BBC News Mundo
0
Unos 40 habitantes de Vermont se reunieron en el centro de Montpelier, la capital del estado, para demostrar su apoyo a los vecinos canadienses (Foto de: John Lazenby/UCG/Universal Images Group vía Getty Images)
Getty Images
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro de Canadá, Mark Carney, quedaron en “renegociar exhaustivamente” la relación entre ambos países.

“La geografía nos hizo vecinos, la historia amigos, la economía socios y la necesidad nos volvió aliados”.

Las palabras las pronunció el 17 de mayo de 1961 el entonces presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, en el Parlamento canadiense.

Apenas llevaba cuatro meses en el cargo y sabía que su liderazgo, y el del país que representaba, necesitaban un impulso, sumidos como estaban en plena Guerra Fría con el bloque comunista soviético.

Así que en Ottawa, Kennedy aprovechó para hacer un guiño a la relación bilateral y establecer una agenda global conjunta.

“Está claro que en una época en la que nuevas fuerzas están afirmando su poder en el mundo y la forma política del hemisferio está cambiando rápidamente, nada es más importante que la unidad de EE.UU. y Canadá”, añadió para rematar su discurso, ante la mirada de aprobación del primer ministro canadiense John Diefenbaker.

Pero mucho ha llovido desde entonces, y lo que se escucha hoy de los líderes de ambos países no puede estar más en las antípodas de aquel ambiente de concordia.

“La antigua relación que teníamos con EE.UU., basada en la integración cada vez mayor de nuestras economías y en una estrecha cooperación en materia de seguridad y militar, ha terminado“, zanjó este jueves el primer ministro canadiense, Mark Carney.

El presidente del país vecino, Donald Trump, acababa de anunciar unos aranceles del 25% a la importación de automóviles, algo que cayó como una bomba en una Canadá en plena campaña electoral hacia los comicios del 28 de abril.

Fue el colofón de una serie de medidas y desplantes que comenzaron con llamar al anterior primer ministro, Justin Trudeau, el “gobernador del 51º estado” estadounidense y siguió con de una guerra comercial abierta.

Mark Carney, el primer ministro de Canadá, habla durante una conferencia de prensa en Ottawa, Ontario, Canadá, el jueves 27 de marzo de 2025. (Foto: David Kawai/Bloomberg vía Getty Images)
Getty Images
“Los canadienses debemos básicamente reimaginar nuestra economía” frente a los aranceles del presidente de EE.UU., Donald Trump, dijo el primer ministro de Canadá, Mark Carney.

Ambos jefes de gobierno conversaron este viernes por teléfono en un primer intento por limar asperezas, una llamada que los dos describieron como “productiva” y en la que acordaron sentarse a “renegociar exhaustivamente” tras las elecciones canadienses.

Pero Carney, que además de primer ministro es candidato del Partido Liberal en estas elecciones, no se desdijo y dejó claro que este es el inicio de una nueva era en la relación entre dos países vecinos que han sido amigos y aliados durante generaciones.

A continuación, cuatro datos que reflejan la complejidad del vínculo entre estas dos naciones.

1. Dos siglos de paz y uno como “mejores amigos”

Los territorios que hoy constituyen Estados Unidos y Canadá no siempre fueron aliados.

Durante la Guerra de la Independencia de EE.UU. (1775-1783), cuando 13 colonias británicas del actual territorio estadounidense se rebelaron y lucharon por independizarse de la Corona, las canadienses rechazaron las invitaciones para unirse a la revuelta.

Al estallar de nuevo las hostilidades entre EE.UU. y Reino Unido en la guerra de 1812, las tropas estadounidenses invadieron los territorios canadienses bajo dominio británico esperando ser recibidas como libertadoras, solo para encontrar una respuesta armada. Un episodio que —según coinciden expertos— contribuyó en gran medida al surgimiento del sentido de identidad canadiense.

“Desde el final de la guerra de 1812 no ha habido encuentros oficiales abiertamente hostiles, en parte porque muchos estadounidenses tendían a creer que los canadienses se unirían a la república”, escribe Robert Bothwell, profesor emérito del Departamento de Historia de la Universidad de Toronto, en un informe publicado en 2019.

“Al no ocurrir, EE.UU. aceptó a un Canadá independiente pero amigable como un vecino permanente, útil y deseable”, prosigue el especialista en el texto, centrado en los últimos 200 años de relación entre Canadá y EE.UU.

Soldados canadienses desplegados en Playa de Juno, Normandía. Esta imagen fue tomada después de los desembarcos iniciales del Día D. Fechado en 1944. (Foto de: Photo12/Universal Images Group vía Getty Images)
Getty Images
Soldados canadienses desplegados en Playa de Juno, cerca de Bernières-sur-Mer, Normandía (Francia), en uno de los primeros desembarcos del Día D, en 1944.

Sin embargo, aunque los vecinos establecieron relaciones diplomáticas en 1927, fue durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) cuando se estrechó la cooperación canadiense-estadounidense.

Desde entonces, hubo acontecimientos que pusieron a prueba esa amistad, como la guerra de Vietnam, la represión de las protestas del movimiento por los derechos civiles en los estados sureños y la invasión de Irak encabezada por EE.UU. en 2003, a la que Canadá se opuso con firmeza.

Pero en general ha estado marcado por gestos de cooperación y solidaridad, como la respuesta canadiense a los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra EE.UU.

Unos 7.000 pasajeros que iban a bordo de decenas de vuelos desviados tras los atentados fueron recibidos en Gander, una comunidad de apenas 11.000 habitantes de la isla de Terranova.

A ese espíritu de colaboración hizo referencia el 8 de febrero Justin Trudeau, ya como primer ministro saliente, en un emotivo mensaje a la nación después de que Trump firmara una orden ejecutiva que establecía un 25% de aranceles a todo producto importado de Canadá.

“Desde las playas de Normandía hasta las montañas de la península coreana, desde los campos de Flandes hasta las calles de Kandahar, hemos luchado y muerto junto a ti durante tus horas más oscuras”, dijo.

2. Una frontera de 8.800 km

La frontera entre Canadá y EE.UU. constituye el límite territorial internacional más largo del mundo, una línea recta imaginaria trazada a lo largo del paralelo 49.

Sumando porciones de los océanos Atlántico, Pacífico y Ártico, además de los Grandes Lagos, mide un total de 8.891 kilómetros.

Fue el Tratado de París del 3 de septiembre de 1783 el que le dio origen, el mismo que puso fin a la guerra de la Independencia de EE.UU. Pero numerosos acuerdos posteriores han ido conformándola tal como es en la actualidad.

Separa a 13 estados de EE.UU. de siete provincias canadienses y un territorio, y varias comunidades indígenas se extienden a un lado y otro.

Y agencias de ambos países estiman que al día la cruzan alrededor de 400.000 personas y bienes y servicios por un valor de US$2.500 millones.

Un letrero que marca la frontera internacional entre Estados Unidos y Canadá en el Parque Estatal Histórico Peace Arch en Blaine, Washington, el 5 de marzo de 2025. (Foto de JASON REDMOND/AFP vía Getty Images)
Getty Images
La que separa Canadá de Estados Unidos es la frontera más larga del mundo.

Es una frontera no militarizada, cuidada únicamente por elementos civiles, y de forma mucho menos activa que el muy patrullado confín entre EE.UU. y México.

Aunque ante la llegada de Trump a la Casa Blanca, en diciembre de 2024 el gobierno de Canadá anunció una inversión de US$1.300 millones en personal, equipamiento y nueva tecnología para reforzar la vigilancia.

“El 20 de enero, como una de mis muchas primeras órdenes ejecutivas, firmaré todos los documentos necesarios para cobrar a México y Canadá un arancel del 25% a todos los productos que ingresen a EE.UU. por sus ridículas fronteras abiertas”, había advertido ya el republicano en su red Truth Social tras ganar las elecciones en noviembre.

“¡Este arancel permanecerá en efecto hasta que las drogas, en particular el fentanilo, y todos los extranjeros Ilegales detengan esta Invasión a nuestro país! Tanto México como Canadá tienen el poder para resolver fácilmente este problema latente desde hace mucho tiempo”, zanjó.

Mientras, el gobierno canadiense sostiene que la guerra arancelaria tiene más bien propósito geopolítico. “La excusa del fentanilo es ficticia”, subrayó Trudeau a principios de marzo, antes de que Carney lo relevara en el cargo.

“Trump quiere que la economía canadiense colapse para anexionarnos”, espetó.

Aunque la administración Trump acuse a las agencias canadienses de no hacer lo suficiente para impedir el tráfico de fentanilo, un opioide sintético que ha contribuido con más de medio millón de muertes por sobredosis en EE.UU. desde 2012, las cifras muestran una realidad mucho más matizada.

Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP, por sus siglas en inglés), el año pasado se interceptaron alrededor de 43 libras de fentanilo provenientes de Canadá, mientras que las autoridades canadienses incautaron alrededor de 11 libras llegadas del sur durante el mismo período.

3. US$1 billón en comercio bilateral

Según datos del gobierno canadiense, el comercio bilateral alcanza el billón de dólares anual, mientras casi US$2.500 millones en bienes y servicios que cruzan la frontera común a diario.

Estados Unidos vende más productos a Canadá que a cualquier otro país, lo que convierte a Canadá en el principal cliente de 32 estados estadounidenses.

Asimismo, EE.UU. es el principal inversor en Canadá; representa el 46% del total de inversión extranjera directa, según el más reciente Informe sobre el Clima de Inversión del Departamento de Estado.

En 2024, la inversión extranjera directa de Estados Unidos en Canadá se situó en US$452.000 millones, mientras que la inversión extranjera directa canadiense en EE.UU. alcanzó los US$672.000 millones de dólares.

Asimismo, casi una cuarta parte del petróleo que EE.UU. consume cada día proviene de su vecino del norte, y solo la provincia de Alberta exporta 4,3 millones de barriles al día.

Según la Administración de Información Energética estadounidense., EE. UU. consume alrededor de 20 millones de barriles al día, mientras que a nivel nacional produce alrededor de 13,2 millones.

“No necesitamos su energía. No necesitamos su petróleo y gas”, dijo en enero Trump. “No necesitamos nada de lo que tienen”.

Un camión con remolque viajando hacia los Estados Unidos cruza la frontera desde St-Bernard-de-Lacolle, Quebec, Canadá, el jueves 6 de marzo de 2025. (Foto: Graham Hughes/Bloomberg vía Getty Images)
Getty Images
Casi US$2.500 millones en bienes y servicios que cruzan la frontera entre Estados Unidos y Canadá a diario.

Durante la mayor parte de las últimas cuatro décadas, el comercio entre Canadá y Estados Unidos se ha regido por una sucesión de acuerdos de libre comercio.

El más reciente es el T-MEC, que entró en vigor en julio de 2020 y del que forma parte también México.

“Hay cosas que podemos hacer, no solo para trabajar juntos con Estados Unidos, sino para generar más capacidad de acción para Canadá”, dijo el exministro de Finanzas canadiense Bill Morneau (2015-2020), en una conferencia titulada “Las relaciones entre Estados Unidos y Canadá en una época de tumultuosa política norteamericana” ofrecida en la Universidad de Yale el mes pasado.

“El desafío es mantener la cabeza fría frente a un diálogo degradante y francamente ofensivo, y hacerlo de una manera que reconozca la relación positiva y muy beneficiosa a largo plazo entre nuestros dos países”.

4. US$95.000 millones anuales en energía

Canadá es un exportador neto de electricidad a EE.UU. y las redes energéticas de ambos países mantienen una alta interdependencia.

Sus redes eléctricas se fusionan en un sistema “complejo y altamente interconectado” en el que las principales empresas canadienses del sector cuentan con filiales y divisiones comerciales en Estados Unidos, según la Administración de Información Energética de ese país (EIA, por sus siglas en inglés).

Ambas naciones intercambian energía por valor de US$95.000 millones anuales y en algunos estados este comercio llega a representar entre el 5% y el 15% de su PIB, según una investigación del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

EE.UU. importó 33,2 millones de megavatios-hora (MWh) de electricidad en 2024, de los cuales 27,2 millones provinieron de Canadá y el resto de México.

Aunque esta cifra representa menos del 1% del consumo total de electricidad estadounidense, su impacto es significativo en ciertos estados, especialmente los fronterizos con su vecino del norte.

Un avión sale del Aeropuerto Internacional Pearson de Toronto, visto junto a líneas y torres de transmisión eléctrica en Mississauga, Ontario, el 11 de marzo de 2025. (Foto: Mike Campbell/NurPhoto via Getty Images)
Getty Images
La electricidad ha sido también foco de tensión en la guerra comercial abierta entre Estados Unidos y Canadá.

Es por eso que la electricidad ha sido también foco de tensión en la guerra comercial entre ambos países.

El gobernador de Ontario, Doug Ford, eliminó el 11 de marzo el recargo del 25% que un día antes había impuesto a la electricidad que esta provincia canadiense vende a tres estados de EE.UU.

Horas después, el presidente Trump, retiró su amenaza de elevar del 25% al 50% el arancel sobre el acero y el aluminio canadienses.

En cualquier caso, el comercio energético entre ambos países no es unidireccional: Canadá también importa electricidad estadounidense, especialmente en los últimos dos años en los que la sequía ha reducido la capacidad de generación de las centrales hidroeléctricas canadienses.

Una bandera canadiense ondea junto a la estadounidense en el puente fronterizo Lewiston-Queenston el 4 de febrero de 2025 en las Cataratas del Niágara, Canadá. (Foto: Joe Raedle/Getty Images)
Getty Images

Pero la lista de conexiones e interdependencias no acaba ahí.

Ambos países también cooperan en defensa, a través de distintos foros e instrumentos bilaterales y multilaterales, aunque un funcionario de alto rango del gobierno le confirmó recientemente a la agencia AP que su país inició negociaciones con la Unión Europea con el objetivo de reducir su dependencia de EE.UU. en esa materia.

Como buenos vecinos, tienen una historia común de migraciones, con grandes movimientos en ambas direcciones desde 1750 hasta bien entrado el siglo XXI.

Sus habitantes comparten, en gran parte, lengua, y sus identidades se han ido definiendo por momentos en contraposición a la nación vecina.

“De todos los países, Canadá ha sido históricamente el que más se ha parecido a Estados Unidos, en términos de cultura, geografía, economía, sociedad, política, ideología y, especialmente, historia”, escribe Bothwell, el profesor de la Universidad de Toronto en su informe.

“Una cultura compartida —literaria, social, legal y política— es un factor crucial en las relaciones entre canadienses y estadounidenses. Y la geografía es, al menos, igual de importante”, prosigue.

“Ninguna idea estadounidense, buena o mala, desde el liberalismo hasta el populismo, deja de encontrar eco en Canadá. Lo fuerte o lo suave que suene el eco marca la diferencia”, concluye.

O como más célebremente describió la relación entre vecinos el ex primer ministro Pierre Trudeau:

“Vivir a tu lado es en cierto modo como dormir con un elefante. No importa cuán amigable y ecuánime sea la bestia, si es que puedo llamarla así, uno se ve afectado por cada contracción, por cada gruñido”.

línea gris
BBC

Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.

Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.

También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro canal de WhatsApp.

Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.

Lo que hacemos en Animal Político requiere de periodistas profesionales, trabajo en equipo, mantener diálogo con los lectores y algo muy importante: independencia
Tú puedes ayudarnos a seguir.
Sé parte del equipo
Suscríbete a Animal Político, recibe beneficios y apoya el periodismo libre.
Iniciar sesión

Registrate
Suscribete para comentar...

Utilizamos cookies propias y de terceros para personalizar y mejorar el uso y la experiencia de nuestros usuarios en nuestro sitio web.