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Con la esperanza en la mira
Lo que quiso decir
Lo que quiso decir
Rubén Aguilar Valenzuela: Socio fundador de Afan y Asociados, S.C. Doctor en Ciencias Sociales. Profesor... Continuar Leyendo
6 minutos de lectura

Con la esperanza en la mira

Juan Fernando Ascoli nos entrega un texto que es testimonio de vida, pero también sitúa la realidad de una Centroamérica violenta y radicalmente desigual e injusta gobernada por dictaduras militares.
26 de enero, 2025
Por: Rubén Aguilar

El testimonio que Juan Fernando Ascoli Andreu (Guatemala, 1949) nos ofrece en Con la esperanza en la mira. Testimonio de espiritualidad, militancia y revolución en El Salvador. Parte I 1965-1980 (Guatemala, 2024) se inscribe en una vieja y gran tradición de personajes de la política y de la cultura que deciden compartir con los demás su experiencia de vida.

Juan Fernando, a la manera del alemán Günter Grass en Pelando la cebolla (2006), su biografía, aborda su propia historia. Lo hace de manera abierta, franca y honesta. Es su versión de lo que pasó, lo que está en su memoria, con ayuda de textos y documentos.

En esta obra, la primera de tres, Juan Fernando narra el tiempo de su historia personal que va de 1965 a 1980. En ese entonces tiene entre 15 y 30 años. Un lapso de 15 años. Identifico tres capas de la cebolla, que van de adentro hacia afuera.

La primera capa de la cebolla nos introduce, a grandes rasgos, a la vida de una familia católica clase media en la Guatemala de los años cincuenta y sesenta, donde nació y creció junto con sus hermanos. Una familia unida en torno a los padres, que dan todo por sus hijos.

En la familia sus padres le trasmitieron una serie de valores, el más importante “la entrega al servicio de los demás”, que ellos hicieron siempre patente en su condición de maestros.

Su familia es una como otras muchas en Guatemala, en América Latina, y diría que en el mundo. Una familia que fue capaz de trasmitir un modo de vida y unos valores, que han tenido una influencia definitiva en su vida.

La segunda capa de la cebolla inicia en 1968 cuando ingresa a la Compañía de Jesús, tiene entonces 18 años. El dejar a la familia y la vida que llevaba y entrar a una disciplina y a una formación intelectual, a un estilo de vida muy propio, de una institución creada en 1540 por san Ignacio de Loyola.

Los nuevos compañeros de distintos países de Centroamérica, el padre maestro de novicios, los profesores jesuitas, los estudios, la experiencia de Dios, los Ejercicios Espirituales, y la búsqueda del magis, del siempre más de san Ignacio. El cuestionamiento profundo de la vida y lo que Dios espera de cada uno.

Cuando Juan Fernando entra de jesuita ya ha concluido el Concilio Vaticano II, en 1965, y han iniciado profundos cambios en la Iglesia católica, de manera particular en la Latinoamericana.

En 1968, cuando ingresa en el noviciado, tiene lugar la Conferencia del Episcopado Latinoamericano (CELEM), que se celebra en Medellín, Colombia.

Esa reunión, histórica para la Iglesia en América Latina, la hace consciente de los graves problemas sociales y políticos que vive la región y la necesidad de comprometerse con los más pobres y trabajar en la construcción de un mundo más justo.

En el marco de los documentos del Concilio Vaticano II y de la encíclica Populorum Progressio, publicada por el papa Paulo VI, en 1967, ese mismo año el padre general de los jesuitas, Pedro Arrupe, publica la carta sobre el Apostolado Social en América Latina.

Y en 1968 los provinciales jesuitas de Latinoamérica y el padre general, reunidos en Río de Janeiro, Brasil, dan a conocer la Carta de Río, donde la Compañía de Jesús se compromete a combatir la situación de miseria e injusticia en la región.

Para los jesuitas esos documentos y posicionamientos públicos se convierten en materia de estudio, pero sobre todo de reflexión que conduzca a una práctica social comprometida, que transforme la realidad social.

Los jesuitas de América Latina, de manera particular de Centroamérica, se cuestionan sobre su trabajo y el camino que ahora deben de emprender, para seguir las nuevas enseñanzas de la Iglesia y compromiso social de la Compañía de Jesús. Es el tiempo que surge la Teología de la Liberación.

De sus primeros años de jesuita, en la memoria de Juan Fernando están muy presentes dos experiencias que lo marcan: sus visitas a presos y, de manera en particular, la historia de Rafa Rata y su familia.

Y un trabajo de investigación en San Pedro Jocoplias, comunidad quiché. Al final de esa experiencia, después de dar su informe, el antropólogo jesuita, Ricardo Falla, le pregunta: “¿y el dolor de la gente?”.

Fue también fundamental en su proceso de búsqueda, de discernimiento ignaciano, como se dice entre los jesuitas, el año que vivió en la comunidad jesuita de la Zona 5 en la Ciudad de Guatemala. 

Ahí, recuerda, empezó a reflexionar sobre la situación de los obreros, campesinos e indígenas explotados. Decide, entonces, que se quiere dedicar a luchar para cambiar sus condiciones de vida.

Después de estar en la Zona 5, Juan Fernando continúa sus estudios en la Compañía de Jesús en la Universidad Centroamericana (UCA) José Simeón Cañas, en San Salvador, El Salvador.

Lo hace en compañía de otros jesuitas centroamericanos. El plan de estudios combinaba la filosofía con otras disciplinas, para él la economía, que le serviría como un instrumento para apoyar a la población más pobre.

La tercera capa de la cebolla inicia con la creación de un grupo de estudiantes en la UCA que él y otros jesuitas, Alberto Enríquez y Antonio Cardenal, organizan para trabajar en apoyo de los campesinos.

Lo hacen a través de la Federación Cristiana de Campesinos Salvadoreños (FECCAS), y en la medida que el grupo se compromete crece su incidencia y también el peligro de ser reprimido por el gobierno.

Entran entonces en contacto con la guerrilla a través de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) Farabundo Martí, que se habían fundado en 1970.

Varios integrantes del grupo, entre ellos los tres jesuitas, ingresan la guerrilla, y salen de la Compañía de Jesús. En el caso de Juan Fernando después de un largo proceso de discernimiento.

A él, como parte de su evolución personal, en el marco de la realidad de El Salvador, lo lleva a decidir por el camino de la Revolución y para eso había que ingresar a la guerrilla.

Había llegado a la conclusión de que esa era la única manera de cambiar radical y profundamente la realidad social, en la esperanza irrenunciable de construir un mundo más digno y justo.

Recuerda los primeros cuatro años de su ingreso a la guerrilla, de 1977 a 1980. El trabajo clandestino, la represión, la posibilidad de la muerte, pero también la certeza de que se está en el camino que debía tomar.

El testimonio de Juan Fernando da cuenta de su propia vida, que es única e irrepetible, pero también da luz sobre miles de otras vidas que siguieron una ruta semejante en América Latina.

Hijos de familias católicas de la clase media y media alta que a partir de fe y convicciones sociales, derivadas del Evangelio, en un proceso largo, pasaron del compromiso del trabajo social, a la elección de la vía armada como el único camino, para cambiar la realidad social.

Juan Fernando nos entrega un texto que es testimonio de vida, pero también sitúa la realidad de una Centroamérica violenta y radicalmente desigual e injusta gobernada por dictaduras militares. Y lo hace en una prosa directa y clara, que fluye y resulta fácil de leer (el texto es prólogo del libro).

 

 

Con esperanza en la mira
Testimonio de espiritualidad, militancia y revolución en El Salvador
Parte I 1965-1980
Juan Fernando Ascoli Andreu
Guatemala, Guatemala, 2024
pp. 120

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Imagen BBC
Qué supone estar en la lista de EU de países patrocinadores del terrorismo y qué gana Cuba al salir de ella
8 minutos de lectura

BBC Mundo analiza, con la ayuda de expertos, los efectos del levantamiento de esta y otras sanciones a Cuba anunciado por la Casa Blanca.

16 de enero, 2025
Por: BBC News Mundo
0

En una inesperada decisión, el presidente estadounidense Joe Biden retiró a Cuba de la lista de EE.UU. de países patrocinadores del terrorismo.

La nación caribeña llevaba cuatro años en esa “lista negra” desde que el expresidente Donald Trump la incluyera en 2021 como una de las últimas medidas de su anterior mandato.

Cuba también formó parte de esta lista elaborada por el Departamento de Estado desde 1982 hasta 2015, cuando Obama la sacó como parte de su política de “deshielo” hacia el régimen entonces liderado por Raúl Castro y hoy a cargo del presidente Miguel Díaz-Canel.

La retirada de la lista de patrocinadores del terrorismo anunciada por la Casa Blanca podría durar poco, ya que Trump regresará a la presidencia el lunes 20 de enero.

Trump podría revertir la decisión de Biden de forma relativamente sencilla, sin necesidad de consultar con el Congreso.

Además, su designado secretario de Estado, Marco Rubio, aseguró este miércoles frente al Senado estadounidense no tener “duda alguna” de que el régimen de Díaz-Canel patrocina el terrorismo internacional.

Trump y Marco Rubio
Getty Images
Tanto Trump como Marco Rubio defienden políticas de línea dura hacia Cuba.

Qué implica estar en la lista

Tras la salida de Cuba solo quedan tres países en la lista negra del Departamento de Estado: Corea del Norte, Irán y Siria.

Los países designados como patrocinadores del terrorismo enfrentan severas restricciones económicas, financieras y diplomáticas, como la prohibición de exportaciones de armas, la suspensión de ayuda económica, el bloqueo de créditos internacionales y limitaciones para acceder al sistema financiero global.

Por ejemplo, no pueden obtener préstamos del Fondo Monetario Internacional y otras instituciones globales.

Además, facilita demandas civiles en tribunales estadounidenses y afecta a su reputación internacional, complicando sus relaciones con otros países.

En el caso particular de la isla, estas sanciones ahondaban las que ya habían sido impuestas de manera más extensa por el embargo económico y comercial vigente desde la década de 1960.

“Desde entonces Cuba ya estaba sometida a duras restricciones incluidas en el embargo, así que la mayoría de las disposiciones que implicaba estar en la lista tampoco causaban mucho daño adicional”, le explica a BBC Mundo Robert L. Muse, abogado especializado en las sanciones de EE.UU. al país caribeño.

Pese a esto, Muse y otros expertos destacan al menos tres beneficios que le aporta a Cuba abandonar la lista de patrocinadores del terrorismo.

Incentivo al turismo

Playa de Varadero
Getty Images
Varadero es uno de los principales destinos turísticos de Cuba, donde el número de visitantes ha caído en los últimos años.

En primer lugar, podría favorecer a un sector clave en la economía cubana: el turismo.

Desde que en 2021 el Departamento de Estado incluyó a Cuba en su lista negra, toda persona que haya viajado a la isla está sometida a un escrutinio más severo para ingresar a Estados Unidos.

Por ejemplo, los ciudadanos de la UE y otros países como Chile, Corea del Sur o Japón que visitan un país incluido en la lista de patrocinadores del terrorismo pierden el privilegio de la exención de visado de turismo a EE.UU. bajo el programa ESTA.

Al eliminar a Cuba del listado, estas personas ya pueden viajar a la isla sin miedo a que en el futuro les exijan visado para ingresar a territorio estadounidense, lo que en teoría incentivará los viajes a la isla.

En todo caso, se desconoce cuál será el alcance real de la medida a la hora de reactivar el maltrecho sector turístico del país caribeño, que pasó de recibir 4,2 millones de visitantes en 2019 a menos de 2,4 millones en 2024, según estimaciones y a la espera de datos oficiales.

“Uno podría esperar que crezca la demanda de visitas de países de la Unión Europea, pero hay otros factores que influyen de forma negativa en el turismo, como la crisis económica, la escasez, los apagones y los problemas eléctricos”, indica a BBC Mundo el economista cubano Ricardo Torres, investigador de la American University en Washington DC.

Cuba vive una profunda crisis económica con escasez de alimentos, medicinas, combustible y casi todos los productos, así como frecuentes cortes eléctricos, lo que ha provocado en los últimos tres años un éxodo migratorio de sus habitantes, y también se considera un factor clave en el descenso del turismo.

Acceso a financiación e imagen internacional

Mujer en Cuba con billetes de euro
Getty Images
Cuba tiene muy difícil el acceso a financiación en divisas por su situación financiera y las sanciones.

En segundo lugar, la inclusión en la lista negra suponía para Cuba un obstáculo adicional a la hora de acceder a financiación exterior y participar en negocios internacionales.

“Como patrocinador estatal del terrorismo, los bancos e instituciones financieras rechazan las transacciones relacionadas con Cuba. Incluso si se les explica que son legales, se niegan a hacerlo. Es casi una reticencia supersticiosa a involucrarse en cualquier tipo de comercio con países que están en esa lista”, afirma el jurista Robert L. Muse.

Muse asegura que “es beneficioso salir de la lista porque tiene un efecto inhibidor en las instituciones financieras y los inversionistas”.

Pero, aunque Cuba se libra de un importante obstáculo, no implica que los bancos y organismos internacionales vayan a estar dispuestos a aportar financiación a un país técnicamente en bancarrota que en los últimos años ha incumplido la mayoría de los compromisos con sus acreedores, desde sus aliados China y Rusia hasta el Club de París.

Y si, pese a esto, hubiera entidades dispuestas a financiar a Cuba, podrían temer repercusiones si el país regresa más adelante a la lista de patrocinadores del terrorismo.

“Cuba estaba en la lista, Obama la eliminó, después Trump la introdujo de nuevo y ahora Biden la quita; entonces, durante el periodo en el que no están las sanciones, puedes involucrarte en transacciones que, si luego se reintroducen las sanciones, pueden crearte problemas”, explica el economista Ricardo Torres.

En tercer y último lugar, ser considerado por Estados Unidos un patrocinador del terrorismo perjudica la percepción internacional sobre Cuba, cuyo gobierno ha priorizado históricamente proyectar una imagen favorable al exterior.

“Quizás lo más irritante para los cubanos es el oprobio moral asociado con ser designado como una nación terrorista. Implica ser un régimen fuera de la ley, y Cuba se siente ultrajada por esa caracterización”, afirma Robert L. Muse .

Salir del listado, agrega, “tiene para la isla un beneficio simbólico: es una acción que elimina ese estigma”.

Los efectos de las medidas adicionales

Embajada EEUU en La Habana
Getty Images
El acuerdo con EE.UU. contempla otras dos medidas para levantar sanciones a Cuba.

La retirada de Cuba de la lista negra del Departamento de Estado de EE.UU. es parte de un acuerdo más amplio entre Washington y La Habana, coordinado con la mediación de la Iglesia católica y que incluye la liberación de presos políticos en la isla.

Además de la retirada de la isla de la lista de patrocinadores del terrorismo, según medios estadounidenses, Washington se comprometió en el acuerdo a revertir dos decisiones con importantes implicaciones económicas adoptadas durante el primer gobierno Trump.

En primer lugar, rescinde un memorando de 2017 que prohíbe las transacciones de personas bajo jurisdicción estadounidense con una lista de empresas y subentidades controladas por las fuerzas militares, de inteligencia o de seguridad cubanas, como la poderosa GAESA que controla varios negocios en la isla.

Esto podría facilitar la reanudación del envío de remesas de cubanos en Estados Unidos a sus familiares en la isla por la vía legal, es decir, a través de empresas controladas por las Fuerzas Armadas, que acaparan gran parte del poder económico del país.

En la práctica, sin embargo, los cubanos cuentan con otros modos más efectivos y baratos de enviar y recibir dinero, como transferencias electrónicas no afectadas por las sanciones o efectivo a través de “mulas” que viajan entre los dos países.

En segundo lugar, la Casa Blanca suspenderá el título 3 de la ley Helms-Burton, que permite a estadounidenses presentar demandas ante los tribunales por propiedades expropiadas por el gobierno cubano desde la Revolución de 1959.

Trump activó en 2019 este título de la ley, que permanecía suspendido desde su promulgación en 1966 para evitar conflictos diplomáticos con países aliados cuyas empresas operan en Cuba.

“A partir de hoy, no se pueden presentar demandas contra, por ejemplo, una compañía hotelera española que ocupe terrenos sobre los cuales alguien reclama derechos de propiedad bajo el lenguaje de la Ley Helms-Burton”, explica Muse.

Así, las demandas ya presentadas seguirán adelante pero no se pueden iniciar nuevas.

En todo caso, matiza el abogado, “la responsabilidad por el uso de propiedades confiscadas sigue existiendo y esto crea un desincentivo a largo plazo para invertir en Cuba, ya que siempre persiste la posibilidad de que las demandas se reactiven”.

Manifestación a favor del gobierno cubano
Reuters
Los dirigentes cubanos han promovido una intensa campaña para pedir el levantamiento de las sanciones de EE.UU.

Como compensación por el alivio de sanciones, Cuba se comprometió a liberar a un número “significativo” de disidentes, activistas defensores de los derechos humanos, periodistas y manifestantes encarcelados a raíz de las históricas protestas de julio de 2021, las mayores en las últimas seis décadas a las que siguió una dura ola represiva.

El régimen de Díaz-Canel, que según organizaciones mantiene encerrados a más de un millar de presos políticos, se comprometió este martes a liberar de forma gradual a 553 personas condenadas por diversos delitos -sin especificar más detalles- y el miércoles sacó de la prisión a los primeros 14.

Según Muse, la decisión de espaciar la liberación de los presos podría ser una herramienta de negociación ante el inminente regreso de Trump a la Casa Blanca.

“Si Cuba regresa a la lista de patrocinadores del terrorismo, ¿dejará de liberar a prisioneros y podría culparse a la administración Trump de que permanezcan en la cárcel? Eso está por ver”, plantea el jurista.

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BBC

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