En 1986, Jorge González Torres funda el Partido Verde Mexicano (PVM), ahora el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), que en 2001 regala a su hijo Jorge Emilio González Martínez, más conocido como “El niño verde”.
Imitando lo realizado por González Torres, el expresidente Andrés Manuel López Obrador regaló Morena, el partido que fundó en 2011 y cuyo registro obtuvo en 2014, a su hijo Andrés Manuel López Beltrán, apodado “Andy”.
A pocos días de dejar la presidencia, en la mañanera del 9 de septiembre, disimuló el regalo diciendo que su hijo iba a competir por un puesto de dirección en el partido. Nadie dudó que lo iba a ganar.
De inmediato los líderes de Morena, también la presidenta electa Sheinbaum, aplaudieron la decisión y anunciaron que el cargo que ocuparía sería la Secretaría de Organización, formalmente el tercer puesto de mayor importancia.
De esta instancia del partido dependen la definición de las candidaturas, la constitución del padrón de militantes, la creación de comités y la comunicación con las dirigencias estatales.
Es público que López Beltrán, sin ser todavía oficialmente funcionario del partido y por ser hijo del fundador y líder máximo, ha tenido una gran influencia en las decisiones y ha participado en el nombramiento de funcionarios públicos de su círculo cercano.
El 22 de septiembre, el Consejo Nacional de Morena nombró a Luisa María Alcalde, desde niña muy cercana al presidente, como dirigente del partido, y a López Beltrán como secretario de Organización.
Nombramientos del presidente en los que no participó la presidenta electa Sheinbaum, que fue marginada de esta elección por su antecesor, fundador y dueño del partido.
Alcalde, mujer inteligente que conoce muy bien al presidente y sus maneras de operar, nunca se va a oponer a lo que proponga López Beltrán, que -a su vez- será correa de transmisión de lo que decida el todavía líder máximo del partido, su padre.
En Morena, comenzando por su actual presidenta, nadie duda quién tiene el mando del partido, que es el hijo del presidente López Obrador, que lo ha heredado, pero no solo, sino en consulta y relación directa con él.
La ahora presidenta Sheinbaum está alejada del partido; no es un espacio en el que se le haya permitido poner a su gente. Habrá que ver si en el futuro, en la medida que se empodere, pueda hacerse del partido. Se ve muy difícil.
Ahora sigue siendo patrimonio exclusivo de su fundador, que se lo ha regalado al segundo de sus hijos, el que lleva su nombre. La disputa interna de los grupos de Morena ya inició y habrá de incrementarse en la medida que se acerquen las elecciones de 2027.
Está por verse si el nuevo dueño del partido es capaz de mantener la unidad a nivel nacional y en los estados. Para ello cuenta con el apoyo de su padre, que sigue siendo no solo el dueño sino también su líder moral máximo.
Un grupo de científicos logró estimar por primera vez la antigüedad de Pando.
Para el visitante desprevenido, Pando no es más que un hermoso bosque de una especie de álamos llamados temblones.
Pero durante miles de años sus raíces han guardado un secreto genético que lo hace aún más interesante.
Ubicado en un área de 43 hectáreas cerca de Fish Lake, en Utah, Estados Unidos, algunos científicos lo consideran “el organismo vivo más grande y más pesado del mundo”.
¿Por qué?
Resulta que los 47 mil árboles que lo conforman están conectados por un sistema de raíces y son idénticos genéticamente.
“Todos estos árboles son en realidad un solo árbol”, le dijo a BBC Mundo el geógrafo Paul Rogers en 2018.
El fenómeno ha atraído durante décadas a los científicos. Y una de las grandes dudas que había respecto de Pando tenía que ver con su antigüedad.
Aunque desde hace tiempo ha sido considerado como uno de los seres vivos más antiguos de la Tierra, los expertos no sabían con certeza su edad.
Ahora, esa duda se disipó luego de que un equipo de biólogos lograra datarlo por primera vez.
¿Su conclusión?
Pando, el árbol más grande del mundo, tiene al menos 16 mil años.
Para estudiar la historia evolutiva de Pando, la bióloga Rozenn Pineau, del Instituto de Tecnología de Georgia, en Atlanta, y sus colegas, recolectaron y secuenciaron más de 500 muestras del árbol, así como de varios tipos de tejidos, incluyendo hojas, raíces y corteza.
El objetivo era extraer datos genéticos, buscando en particular las mutaciones somáticas, que son alteraciones en el ADN que ocurren en las células de un organismo después de la concepción.
Según declaraciones de Pineau recogidas por la revista especializada New Scientist, “al principio, cuando Pando germinó a partir de una semilla, todas sus células contenían ADN esencialmente idéntico”.
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“Pero cada vez que se crea una nueva célula y se replica la información genética, pueden producirse errores que introduzcan mutaciones en el ADN”, explicó.
De acuerdo con el estudio, al observar la señal genética de esas mutaciones presentes en diferentes partes del árbol, los investigadores pudieron reconstruir la historia evolutiva de Pando y estimar su edad.
Cabe recordar que los bosques de álamos se pueden reproducir de dos maneras: una es cuando los árboles maduros dejan caer semillas que luego germinan y, la otra se da cuando liberan brotes de sus raíces, a partir de las cuales nacen nuevos árboles a los que se les llama clones.
Pando no es el único bosque clon, pero sí el más extenso. Como los expertos lo consideran un mismo organismo, suman el peso de todos sus árboles, lo que da como resultado un ser viviente que pesa un estimado de 13 millones de toneladas.
Los investigadores hicieron tres estimaciones diferentes de la edad de este árbol, pues no estaban seguros de si habían pasado por alto algunas mutaciones o si algunas de las mutaciones que identificaron eran falsos positivos.
Suponiendo que los científicos identificaran correctamente cada mutación en la parte del genoma que secuenciaron, la primera estimación dice que Pando tiene unos 34 mil años de antigüedad.
Si los expertos incluyen posibles mutaciones somáticas no detectadas, la segunda estimación —y la menos conservadora— sugiere que el árbol Pando tendría unos 81 mil años.
Y si se considera que sólo el 6% de las mutaciones que observaron los biólogos son “positivas verdaderas”, Pando entonces tendría 16 mil años.
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Considerando todas estas incertidumbres, Rozenn Pineau y su equipo calcularon que la edad del árbol probablemente se encuentre entre 16 mil y 81 mil años.
“Aunque estos escenarios nos dan cifras bastante diferentes, todos apuntan a una conclusión notable: Pando es antiguo”, dijo Pineau a New Scientist.
“Incluso en su edad estimada más joven (16 mil), este clon de álamo ha estado creciendo desde la última edad de hielo”, agregó.
A través de su cuenta de X (Twitter), Will Ratcliff, otro de los biólogos que participó de la investigación, indicó que “para poner la edad de Pando en perspectiva, incluso según nuestra estimación más conservadora, estaba vivo cuando los humanos cazaban mamuts”.
“Según nuestra estimación más antigua, germinó antes de que nuestra especie abandonara África”, agregó.
En el estudio, en tanto, se indica que “independientemente del escenario, estas estimaciones destacan la notable longevidad de Pando (…), lo que lo convierte en uno de los organismos vivos más antiguos de la Tierra”.
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