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Michel de Certau: el caminante herido
Lo que quiso decir
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Rubén Aguilar Valenzuela: Socio fundador de Afan y Asociados, S.C. Doctor en Ciencias Sociales. Profesor... Continuar Leyendo
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Michel de Certau: el caminante herido

En el libro de esta semana, Francois Dosee presenta una biografía del jesuita Michel de Certau Ceratu, centrada en sus ideas y elaboración intelectual durante la Francia de 1965 a 1985.
18 de octubre, 2013
Por: Rubén Aguilar

michel de certeau el caminante heridoMichel de Certau:

El caminante herido

Francois Dosee

Universidad Iberoamericana

Departamento de Historia

México, 2003

pp. 635

El texto ofrece una biografía centrada en las ideas y elaboración intelectual del jesuita Michel de Certau (1925-1985), en el contexto de la producción y el debate intelectual en Francia en el período de 1965 a 1985. El padre de Certau se desarrolló en el campo de la filosofía, la teología, la antropología, la lingüística, la semiología, la historia y el psicoanálisis. Trabajó siempre en el marco de una concepción interdisciplinar.

Esa variedad de disciplinas de las que de Certau era partícipe, Dosse las aborda en el mundo más amplio del  pensamiento francés. Con enorme conocimiento y erudición da cuenta de las discusiones que en el ámbito de los intelectuales y la academia francesa ocurren en esos campos. Presenta las escuelas, los grupos y las tesis que éstos debatían.

[contextly_sidebar id=”e63345e8a98cff257f1ce46c70327396″]Los primeros estudios de Certeau son de la mística y los místicos. Su tesis doctoral es sobre el jesuita francés Jean Joseph Surin (1600-1665) místico con el que de Certau se sentía particularmente identificado. En 1634 a él le toca hacer frente y resolver el caso de Jeanne des Anges y las  religiosas ursulinas de Loudun. También trabaja en torno a la figura del beato Pedro Fabro uno de los fundadores de la Compañía de Jesús, bajo el liderazgo de san Ignacio de Loyola.

La vida del padre de Certau se caracterizó por estar en la búsqueda permanente e intensa del conocimiento y de la verdad. Hombre plural, abierto e inquieto que siempre procuró el encuentro del otro y de lo otro. Dispuesto a colaborar y apoyar a los demás como amigo, maestro y director de tesis. Su búsqueda intelectual lo llevaba de un campo al otro de las ciencias sociales y también al descubrimiento de nuevos enfoques y puntos de vista. Son particularmente interesantes sus trabajos sobre el sentido de lo cotidiano y la manera de hacer historia.

En de Certau había una vena mística y una herida abierta sobre la que profundiza Dosse en la biografía. El jesuita vive al borde de las fuerzas físicas y también en la búsqueda perpetua, al filo de la navaja, por comprender el mundo que lo rodea y la profundidad de la persona y la razón última de sus decisiones. En la crisis de los valores y de las certezas de Certeau está a la búsqueda de Dios en el marco de la fe y no de la religión.

El jesuita de Certeau es crítico de la institución de la que forma parte, la Compañía de Jesús, pero nunca deja de pertenecer a ella. De joven está muy ligado al gran teólogo jesuita Henry de Lubac que ve en de Certau grandes posibilidades, para ser un gran teólogo. Éste reclama a su alumno que se abra a tantos campos de interés. Rompen su relación. Al principio de su vida laboral trabaja en revistas, centros de estudio y de formación de los jesuitas franceses. Después toma distancia y participa más del espacio de los centros de estudio del Estado y de las universidades públicas.

En 1967, cuando de Certau tiene 42 años, en un accidente automovilístico pierde a su madre y él un ojo. Es un hecho que lo marca. A partir de este momento va a intensificar su búsqueda y ampliar todavía más sus campos de interés e incrementa su ritmo de trabajo. En 1968 escribe “La toma de la palabra” que es su interpretación sobre el movimiento estudiantil francés. Muy pronto se piensa que su análisis es el más lúcido y esclarecedor para entender ese suceso. Es a partir de ese texto que se empieza a dar a conocer como un intelectual de peso.

A pesar de su búsqueda permanente del conocimiento,  de Certeau siempre mantuvo una actitud humilde ante los avances de la ciencia y el logro de su trabajo. Él era consciente del límite de la ciencia y del propio conocimiento. Siempre había algo más qué saber para explicar las cosas. Nunca se había llegado al fin. Se estaba en tránsito, en una etapa del proceso que en todo momento era perfectible. Siempre había un ángulo nuevo de mirada.

Dosee hace una rigurosa narrativa y análisis de la etapa de formación que tiene de Ceratu en la Compañía de Jesús, de sus artículos en muy diferentes revistas, de las instituciones en las que enseña, de los recorridos y estancias en Brasil, Chile, México y Estados Unidos. Ofrece un minucioso recuento de cada uno de sus libros y de los que éstos aportan. Ubica también cómo son recibidos por la crítica. Da cuenta precisa de cómo la obra se difunde en Estados Unidos y es traducida al español en el Departamento de Historia de la Universidad Iberoamericana de México.

La obra de Dosse inicia con la narración de la misa para conmemorar la muerte del padre de Certau. Resalta su  capacidad de convocatoria y ofrece buena parte de los nombres de los asistentes ligados al mundo del pensamiento y la academia. La intención de Dosee es señalar la importancia que el jesuita daba a la amistad. Fue amigo y estuvo cerca de muchos hombres y mujeres. Compañeros de trabajo, estudiantes y gente que lo buscaba y se acercaba a él.

La reconstrucción que Dosse hace del debate intelectual francés entre 1965 y 1985 en el campo de las ciencias sociales, de la filosofía, la teología, el psicoanálisis y la historia es extraordinaria. Buena parte de los autores a los que hace mención y a los debates que se dan entre los mismos me tocaron leer y enterarme como estudiante de filosofía, teología, antropología y sociología precisamente entre 1966 y 1979. El trabajo de Dosse revela también un gran conocimiento de la vida intelectual y de la obra del padre de Certeau.

Dosse, para hacer esta biografía intelectual realizó cerca de 200 entrevistas con personas que de una u otra manera y en diversos espacios estuvieron cerca del jesuita desde el noviciado hasta su muerte. Pienso que el texto es una gran obra. Está muy bien escrita y es muy claro. Se apuntala en un enorme aparato crítico que se cita a pie de página. Es un libro muy recomendable en una doble intención: Conocer la vida y el pensamiento del padre de Certeau y también el desarrollo del pensamiento francés de 1965 a 1985. En esa época Francia todavía era el centro de buena parte de la producción y el debate intelectual en Occidente.

 

Versión original: Michel de Certau: La marcheur blessé, Éditions Le Découverte, París, 2002. Traducción Claudia Mascarua. Ésta es la primera edición en español.

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Imagen BBC