Es evidente que el Ejército y las agencias de seguridad de Estados Unidos están preocupadas por la acción del crimen organizado en México y las repercusiones que este puede tener en la seguridad de su país.
Este martes 12 de marzo, el general Gregory M. Guillot, nuevo comandante del Comando Norte del Departamento de Defensa (USNOR-THCOM), compareció en declaración escrita ante la Cámara Baja.
Lo hizo ante el Comité de Servicios Armados y ahí fijó su postura sobre las “organizaciones delictivas trasnacionales” de México, como en Estados Unidos se llama a las organizaciones del crimen organizado.
Afirmó que las “organizaciones delictivas transnacionales de México y de otros lugares del hemisferio occidental siguen fomentando inestabilidad y desafiando el Estado de derecho creando oportunidades potenciales para que nuestros adversarios estatales y no estatales amplíen su acceso e influencia”.
Y subrayó la “necesidad de una cooperación continua en materia de seguridad con nuestros socios en México dada la voluntad creciente que han demostrado los cárteles de la droga de enfrentarse directamente a las Fuerzas Armadas y de seguridad mexicanas así como a funcionarios del gobierno”.
Plantea también que se ha incrementado la disputa y violencia entre las organizaciones delictivas mexicanas rivales que “luchan por el control de las lucrativas rutas de tráfico de drogas y personas”. Menciona que “la migración irregular a través de México alcanzó niveles récord en el último año”.
Un día antes, el lunes 11 de marzo, como lo dijimos en estas mismas páginas, comparecieron ante Comité Selecto de Inteligencia del Senado, la directora de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, el director de la CIA y el director del FBI.
Los tres hablaron sobre las “organizaciones delictivas transnacionales” de México. En esa ocasión la directora de la Inteligencia nacional dijo textualmente que hay espacios de México “que están efectivamente bajo su control”.
Y también hizo mención a la necesidad de colaboración de las agencias de seguridad de Estados Unidos con las autoridades mexicanas. Habló de que había mejorado.
Por las declaraciones de estos funcionarios nos enteramos que la colaboración la consideran estratégicas por la vecindad y la gama amplia de problemas que se enfrentan en la frontera entre ellos la migración y las drogas, que necesariamente exigen una acción conjunta.
Supongo que la cancillería mexicana y también las Fuerzas Armadas recogen y dan seguimiento a estas declaraciones de los funcionarios estadounidenses e informan al presidente López Obrador de ellas.
El actual gobierno de México no da a conocer el nivel de colaboración con la DEA, la CIA, el FBI, el Ejército de Estados Unidos. Es a través de las declaraciones de los funcionarios estadounidenses que nos enteramos de su existencia.
Pero no sabemos cuáles son los campos donde se da, de qué dimensión es y tampoco los resultados de esta. No se han hecho anuncios de acciones conjuntas.
En lo que queda de este gobierno seguramente seguiremos sin información y solo nos vamos a enterar a partir de las comparecencias públicas de los funcionarios estadounidenses.
Attenborough afirma que el estado de los océanos casi le ha hecho perder la esperanza en el futuro de la vida en el planeta. Pero lo que lo ha alejado de la desesperación es que el océano puede “recuperarse más rápido de lo que jamás habíamos imaginado”.
El célebre naturalista y divulgador científico británico David Attenborough presenta este martes una de las películas más importantes de su carrera, en vísperas de cumplir 99 años.
Su nuevo largometraje, Océano, puede ser decisivo para salvar la biodiversidad y proteger al planeta del cambio climático, dice, asegurando que aún estamos a tiempo de hacerlo.
“Después de casi 100 años en el planeta, ahora entiendo que el lugar más importante del planeta no está en la tierra, sino en el mar“, señaló.
El océano es el sistema de apoyo del planeta y el mayor aliado de la humanidad contra la catástrofe climática, argumenta la película, que muestra cómo los océanos del mundo se encuentran en una encrucijada.
El estreno del filme tendrá lugar en el Royal Festival Hall, en Londres, y contará con una alfombra azul (y no roja).
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Toby Nowlan, productor de Océano, afirma que esta nueva producción no es la típica película de Attenborough: “No se trata de ver nuevos comportamientos en la historia natural. Es el mensaje más importante que ha comunicado”.
La película documenta cómo el estado de los océanos del mundo y nuestra comprensión de su funcionamiento ha cambiado a lo largo de la vida del naturalista, que cumple los 99 años este 8 de mayo.
David Attenborough recuerda su primera inmersión en la Gran Barrera de Coral en 1957: “Me quedé tan sorprendido por el espectáculo que tenía ante mí que momentáneamente olvidé respirar”.
Desde entonces, se ha producido un declive catastrófico en la vida en los océanos del mundo. “Casi no nos queda tiempo”, advierte.
Océano contiene algunas de las imágenes más gráficas jamás vistas del daño que la pesca de arrastre de fondo —una práctica pesquera habitual en todo el mundo— puede causar en el lecho marino.
Según el naturalista, es un claro ejemplo de cómo la pesca industrial puede acabar con la vida de los océanos del mundo.
Las nuevas imágenes muestran cómo la cadena que estos barcos arrastran tras de sí socava el lecho marino, obligando a las criaturas que perturba a introducirse en la red que queda detrás.
Con frecuencia buscan una sola especie, de manera que más de tres cuartas partes de lo que capturan puede ser desechado.
“Es difícil imaginar una forma más derrochadora de capturar peces”, comenta Attenborough.
El proceso también libera grandes cantidades de dióxido de carbono que contribuyen al calentamiento de nuestro planeta.
No obstante, la pesca de arrastre de fondo no solo es legal, sino que muchos gobiernos la fomentan activamente.
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Attenborough afirma que el estado de los océanos casi le ha hecho perder la esperanza en el futuro de la vida en el planeta. Pero, lo que lo ha alejado de la desesperación es lo que él llama “el descubrimiento más extraordinario de todos”: que el océano puede “recuperarse más rápido de lo que jamás habíamos imaginado”.
El naturalista dice también que la historia de las ballenas del mundo ha sido para él una fuente de enorme optimismo.
Se calcula que la industria ballenera mató 2,9 millones de ballenas solo en el siglo XX. Los científicos afirman que se trata de la mayor matanza de animales de la historia en términos de biomasa total. Esto llevó a casi todas las especies de ballenas al borde de la extinción.
Solo quedó un 1% de ballenas azules, dice David Attenborough: “Recuerdo que pensé que eso era todo. No había vuelta atrás. Habíamos perdido las grandes ballenas”.
Pero en 1986 los legisladores cedieron a la presión pública y prohibieron la caza comercial de ballenas en todo el mundo. Desde entonces, la población de ballenas se ha recuperado rápidamente.
Uno de los directores de la película, Keith Scholey, trabajó con el naturalista durante 44 años. “Cuando conocí a David, yo iba en pantalón corto”, bromea. Fue en 1981, dos años después de que dimitiera como director de programas de la BBC, uno de los puestos más altos de la corporación. “Había hecho una carrera y se iba a la siguiente”.
A pesar de estar a punto de cumplir 99 años, Attenborough sigue mostrándose extraordinariamente enérgico, comenta Scholey. “Cada vez que trabajas con David, aprendes algo nuevo”, dice. “Es muy divertido. Pero además, David te mantiene alerta, porque él está muy alerta y, ya sabes, siempre es un proceso muy creativo”.
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El mensaje de David Attenborough en la película es que no todo está perdido.
Los países prometieron proteger un tercio de los océanos del mundo y él espera que su nueva película anime a los líderes a actuar con firmeza para cumplir esta promesa en una conferencia de la ONU el mes próximo.
Él cree que eso podría ser transformador.
“El océano puede volver a la vida”, dice. “Si se lo deja en paz puede no solo recuperarse, sino prosperar más allá de lo que nadie vivo haya visto jamás”.
Un ecosistema oceánico más sano también podría atrapar más dióxido de carbono, y ayudar así a proteger al mundo del cambio climático, según los científicos.
“Tenemos ante nosotros la oportunidad de proteger nuestro clima, nuestros alimentos, nuestro hogar”, concluye Attenborough, quien, a sus casi 99 años, continúa luchando por proteger el mundo natural del que a lo largo de su vida nos ha mostrado en todo su esplendor.
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