El documento El Legado de López Obrador producto de una investigación de seis años de la organización Signos Vitales A. C. es un análisis riguroso del fracaso del gobierno que encabezó López Obrador (2018-2024) en todos los campos de la política pública.
Ese fracaso se traduce, entre otras cosas, en que el PIB solo alcanzó un aumento acumulado del 5 % entre 2018 y 2024, lo que equivale a menos del 1 % anual y una reducción en términos reales del per cápita. El crecimiento más bajo de los últimos 30 años.
Las políticas del gobierno afectaron la competitividad del país, y alejó la posibilidad de atraer inversiones extranjeras y posicionarlo como un destino atractivo para la industria manufacturera y el comercio exterior. En su lugar, la economía mexicana quedó dependiente de un modelo de crecimiento que difícilmente podrá sostenerse en el largo plazo.
La promesa de terminar con la pobreza resultó también un fracaso. Su reducción fue solo marginal y entre 2018 y 2022, pasó del 51.9 % al 46.8 %. Y esto como producto de los programas sociales clientelares y no del desarrollo de la economía. En el sexenio la pobreza extrema creció aunque también de manera marginal.
Hubo retroceso histórico en el campo de la educación con una caída en su calidad y se profundizaron las desigualdades en el aprendizaje. La política de salud que se implementó provocó que 30.3 millones de personas dejaran de tener acceso a los servicios públicos y tuvieran que resolver sus problemas por su propia cuenta. Hubo, por la vía de los hechos, un intenso proceso de privatización en el campo de la salud. El gobierno solo destinó el 3 % del PIB al sector, contra el 6.3 % promedio en América Latina.
El proceso de militarización de la seguridad pública, que se aceleró en el gobierno pasado, terminó en un fracaso rotundo para devolver la seguridad al país y actuó en sentido contrario. El sexenio terminó con 200 mil homicidios dolosos y 51 mil desaparecidos, que probablemente también estén muertos.
La lista de los fracasos del gobierno de López Obrador en el campo del resultado de las políticas públicas lo convierten en uno de los peores que ha tenido el país, solo comparable a los de Luis Echeverría (1970-1976) y José López Portillo (1976-1982). A pesar de eso, termina su sexenio con un éxito que se traduce en que el 60 % de la población lo valora positivamente y logra que su candidata gane la presidencia de la República.
Su éxito, que es innegable, se explica por haber entendido, como lo han hecho otros personajes -Donald Trump es uno de ellos- que para un gran sector de la ciudadanía no importa los resultados de la acción del gobierno, incluso si estos la perjudican. Lo relevante es identificarse con un personaje y un discurso que la reivindique y tome en cuenta. El escuchar un relato, no importa que sea mentira, que les presente el mundo como lo quieren ver. Eso lo hizo muy bien y aquí se finca su éxito.
Miles de personas siguen su canal de videos, en el que el pequeño de 7 años explica cómo programar.
Fascinados por su inteligencia.
Una empresa rusa de software invitó a un niño de 7 años considerado un prodigio de la programación a unirse a su equipo directivo, tan pronto como tenga la edad suficiente para aceptar un empleo remunerado.
Sergey, de la ciudad rusa de San Petersburgo, se ha ganado un nombre subiendo videos que explican cómo escribir software desde que tenía 5 años.
Gracias a esos audiovisuales, la compañía de seguridad informática Pro32 le envió una oferta de trabajo por escrito para el puesto de director de formación corporativa.
Según la legislación rusa, Sergey no podría aceptar ningún trabajo remunerado hasta que tenga 14 años.
Pero el director ejecutivo de Pro32, Igor Mandik, le dijo al Servicio Mundial de la BBC que había hablado con los padres del menor para encontrar formas de colaborar mientras tanto.
“Su padre, Kirill, se sorprendió y dijo que estaban muy contentos y que esperaban con ilusión [el momento en que] Sergey pudiera unirse a la empresa”, dijo Mandik.
En sus videos, Sergey suele aparecer sonriendo. Sus explicaciones las ofrece mayormente en ruso y a otras veces intenta hablar inglés.
Mientras se dirige a la audiencia, va superando desafíos de programación.
Su canal de YouTube tiene más de 3.500 suscriptores interesados en aprender los lenguajes de programación Python y Unity, o que quieren saber más sobre las redes neuronales, que son la base de muchas herramientas de inteligencia artificial.
Mandik dijo que Sergey no solo mostró notables habilidades como desarrollador, sino también habilidades “igualmente únicas” de enseñanza.
“Para mí, es una especie de Mozart”, sostuvo.
“Estoy absolutamente seguro de que cuando tenga 14 años será un gurú de la enseñanza y un gurú del desarrollo, y es por eso que estamos realmente ansiosos por este momento”, expuso.
No solo los programadores, sino también los vendedores, contadores y otros en Pro32 con sede en Moscú podrían aprender de Sergey, dijo Mandik.
No se han hecho promesas sobre el salario hasta el momento, dado que es probable que la tarifa actual cambie significativamente cuando pueda integrarse a la empresa.
“Tenemos que esperar siete años”, recordó Mandik. “Entonces comenzaremos una conversación sobre su salario”.
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