Tabasco está muy lejos de ser un edén. El reciente asesinato del periodista Alejandro Gallegos León es el más reciente de una cadena de hechos de violencia que demuestran que la corrupción política sí tiene consecuencias.
Hoy, después de seis años de gobiernos morenistas en la entidad y 12 de administraciones “de izquierda”, en Tabasco se viven los peores niveles de violencia y criminalidad registrados en décadas, con asesinatos selectivos, motines, bloqueos, quema de comercios, balaceras, desapariciones, secuestros, asaltos y otros hechos de delincuencia común.
No en balde Villahermosa es actualmente la ciudad con la percepción de inseguridad más alta de todo el país. En los primeros meses del sexenio de Claudia Sheinbaum, desplazó de ese indecoroso primer lugar al municipio de Fresnillo, Zacatecas.
Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Inegi, en el último trimestre de 2024, el 95.3 % de la población de la capital tabasqueña se sintió insegura, mientras que el promedio nacional fue del 67.8 % entre hombres y 54.4 % entre mujeres.
En la historia corta, Tabasco se incendió a partir de 2023, luego de que se revelara -gracias a la filtración de documentos de la Secretaría de la Defensa Nacional a través de grupo de activistas conocido como Guacamaya– que los mandos de sus corporaciones policiacas estaban coludidos con grupos criminales.
Gracias a esa filtración supimos que los jefes policiacos contratados por Adán Augusto López cuando fue gobernador del estado –Hernán Bermúdez Requena, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, y José del Carmen Castillo Ramírez, comisionado de la Policía Estatal– habían formado un grupo llamado La Hermandad, que después se convirtió en La Barredora, y que estaban en la mira del Ejército por sus nexos con el crimen organizado.
Según las revelaciones de Sedena Leaks, el hoy presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado colocó en esos cargos a personajes con antecedentes criminales, que se aliaron con el Cártel Jalisco Nueva Generación para la operación de rutas de trasiego y extracción ilícita de hidrocarburos, trasiego y distribución de droga y tráfico de migrantes, principalmente en los municipios de Huimanguillo, Cárdenas, Cunduacán, Paraíso, Comalcalco y Centro (Villahermosa).
Los primeros reportes sobre estos hechos, enviados por el Centro de Fusión de Inteligencia del Sureste al Centro Nacional de Inteligencia, ambos comandados por la Defensa Nacional, datan de 2019. Sin embargo, cuando esta revelación ocurrió, en octubre de 2022, Adán Augusto López ya llevaba más de un año al frente de la Secretaría de Gobernación.
Es decir, el expresidente Andrés Manuel López Obrador puso en manos de su paisano y amigo la seguridad interior y la gobernabilidad del país pese a los reportes del Ejército.
No sólo eso, el sucesor de Adán Augusto López en la gubernatura de Tabasco, Carlos Merino Campos, dejó en su cargo a Hernán Bermúdez, identificado por la Sedena como “comandante H”.
Los señalamientos no hicieron mella en el secretario de Gobernación, quien a finales de 2022 inició su proselitismo en busca de la candidatura presidencial de Morena.
El tabasqueño fue el aspirante que más dinero gastó (y trató de ocultar al Instituto Nacional Electoral) en promoción; sin embargo, quedó en penúltimo lugar en la encuesta y tuvo que “conformarse” con ser candidato al Senado en 2024 y coordinador del Grupo Parlamentario de Morena.
Hoy, Adán Augusto López acumula y ejerce un inmenso poder en la Cámara alta, desde donde impulsa y veta reformas, nombramientos y las carreras políticas de quienes buscan ser gobernadores o gobernadoras en 2027. Consentido del expresidente López Obrador, es uno de los “hombres fuertes” del régimen y, también, un dolor de muelas para la presidenta Claudia Sheinbaum y una piedra en el zapato para el actual gobernador, Javier May.
En la historia larga, Tabasco es la cuna del movimiento fundado por Andrés Manuel López Obrador. Ahí nació, ahí se formó como funcionario, como político y como activista. Y ahí rompió con el PRI en 1988, cuando le fue negada la candidatura del oficialismo a la gubernatura.
El lopezobradorismo, hoy convertido en la denominada “cuarta transformación”, nació de las luchas postelectorales que encabezó AMLO tras sus denuncias de fraude en las campañas estatales de 1988 y 1994, cuando fue candidato, y en las de 2000 y 2006, cuando impulsó las candidaturas de César Raúl Ojeda y el PRI se volvió a imponer con prácticas políticas deleznables.
En la narrativa lopezobradorista, Tabasco era el prototipo de todo lo que tenía que cambiar en el país: la desigualdad ancestral, la injusticia, la corrupción política, el saqueo de las arcas públicas, el nepotismo, la protección política al crimen organizado y los abusos de los gobernadores que habitaron la Quinta Grijalva.
Desde Manuel Gurría hasta Andrés Granier, pasando por Roberto Madrazo y Manuel Andrade, el relato lopezobradorista convenció a propios y extraños de que ellos eran los culpables de los muchos males que padece el estado.
Tanto así, que en 2012 el PRD logró ganar la gubernatura tras los escándalos de Granier (quien terminó encarcelado), postulando al expriista Arturo Núñez. Y aunque el perredista terminó rompiendo con AMLO, en los hechos Tabasco es gobernado por eso que llamamos “izquierda” desde hace más de 12 años.
En la lógica de un partido-movimiento que afirma tener la misión de “limpiar la vida pública de México”, Tabasco debería ser -junto con la Ciudad de México- el paradigma de los gobiernos morenistas, la muestra clara de que se pretende desterrar la corrupción, el ejemplo a seguir a nivel administrativo y de buenas prácticas políticas. Pero es todo lo contrario.
En la historia corta, el intento de asesinato de Hernán Bermúdez, en diciembre de 2023, y su posterior renuncia al cargo, en enero de 2024, encendieron la mecha de la violencia en Tabasco, que lleva un año sumido en balaceras, bloqueos, motines, asesinatos e ingobernabilidad.
Las declaraciones del gobernador May, señalando abiertamente a Bermúdez de proteger a La Barredora, el respaldo de la presidenta Sheinbaum al gobernador, y la reciente detención de un jefe de ese grupo criminal apodado El Tomasín, son los episodios más recientes de una historia que aún no ha terminado.
El desastre tabasqueño no sólo confronta al exgobernador Adán Augusto con el gobernador Javier May, sino que está quebrando al lopezobradorismo local y genera una importante disputa política dentro de Morena.
La corrupción y la presunta entrega del estado a jefes policiacos coludidos con el crimen organizado, como origen de la violencia, es un expediente que tira por la borda los discursos del oficialismo. Es un expediente delicado para la presidenta Sheinbaum; una tragedia social de la que no se puede responsabilizar a la oposición ni culpar a la prensa de querer “dañar al gobierno” por hablar de ella.
La propuesta del presidente de EE.UU., que quiere que Egipto y Jordania acojan a los palestinos que huyeron de sus hogares por la guerra, fue rechazada en Gaza.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que quiere que Egipto y Jordania acojan a los palestinos de Gaza, área que describió como un “sitio de demolición”.
Trump señaló que en una llamada telefónica este fin de semana le había dicho al rey Abdalá de Jordania: “Me encantaría que aceptaras más, porque estoy mirando toda la Franja de Gaza en este momento y es un desastre, es un verdadero desastre”.
El mandatario indicó que planeaba hacer una solicitud similar al presidente de Egipto, el domingo.
La medida “podría ser temporal” o “podría ser a largo plazo”, añadió.
Hamas ha prometido oponerse a cualquier acción de ese tipo, y los comentarios de Trump probablemente indignarán a los palestinos en Gaza, que ven el territorio como su hogar ancestral.
“Nuestro pueblo palestino en la Franja de Gaza aguantó la muerte y la destrucción durante 15 meses… sin abandonar su tierra. Por lo tanto, no aceptarán ninguna oferta ni solución, incluso si parecen ser buenas intenciones bajo el título de reconstrucción, como anuncian las propuestas del presidente estadounidense Trump”, le dijo a la BBC Bassem Naim, miembro de la oficina política de la organización Hamás.
“Nuestro pueblo, así como a lo largo de las décadas, ha impedido todos los planes de desplazamiento y de una patria alternativa, también frustrará esos proyectos”, agregó.
La mayoría de los dos millones de residentes de Gaza han sido desplazados en los 15 meses de guerra con Israel, que ha arrasado gran parte de la infraestructura de Gaza.
Las Naciones Unidas estima que el 60% de las estructuras en Gaza han sido dañadas o destruidas y que podría tomar décadas reconstruirlas.
Trump hizo sus comentarios mientras hablaba con un grupo de periodistas a bordo del avión presidencial Air Force One.
“Estamos hablando de probablemente un millón y medio de personas, y simplemente limpiemos todo eso”, dijo.
“Casi todo está demolido y la gente está muriendo allí. Así que preferiría involucrarme con algunas de las naciones árabes y construir viviendas en una ubicación diferente, donde quizás puedan vivir en paz alguna vez”.
Trump no dio más detalles de la propuesta, y no se hizo referencia al tema en la lectura oficial sobre la llamada de la Casa Blanca.
Cuando se le preguntó sobre los comentarios de Trump, Abu Yahya Rashid, un hombre desplazado en la ciudad sureña de Jan Yunis, dijo:
“Somos nosotros los que decidimos nuestro destino y lo que queremos. Esta tierra es nuestra y propiedad de nuestros antepasados a lo largo de la historia. No la dejaremos excepto como cadáveres”.
Décadas de política exterior estadounidense se han comprometido con la creación de un estado palestino, con Gaza como una parte fundamental. Pero eso es algo que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechaza.
Estados Unidos ha mantenido que se opone a cualquier desplazamiento forzado de palestinos de Gaza o de los territorios ocupados de Cisjordania.
“No se les puede ni se les debe presionar para que abandonen Gaza”, dijo en enero del año pasado el secretario de Estado del gobierno de Joe Biden, Antony Blinken.
Según las Naciones Unidas, en Jordania viven más de dos millones de refugiados palestinos, a la mayoría de los cuales se les ha otorgado la ciudadanía.
Son descendientes de algunos de los aproximadamente 750.000 palestinos que huyeron o se vieron obligados a abandonar sus hogares en los conflictos que rodearon la formación de Israel.
Miles de palestinos han huido a Egipto desde que comenzó la guerra con Israel, pero allí no se les reconoce como refugiados.
En octubre de 2023, el presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sisi, dijo que rechazaba cualquier desplazamiento forzado de palestinos a la península del Sinaí y que la única solución era un Estado independiente para los palestinos.
Algunos miembros de la extrema derecha de Israel quieren regresar a Gaza y establecer allí asentamientos.
Israel ordenó una retirada unilateral en 2005, con 21 asentamientos desmantelados y unos 9.000 colonos evacuados por el ejército.
El exministro de seguridad nacional, Itamar Ben-Gvir, un político de extrema derecha, dijo que elogiaba a Trump “por la iniciativa de transferir residentes de Gaza a Jordania y Egipto”.
“Una de nuestras solicitudes al primer ministro Benjamin Netanyahu es promover la emigración voluntaria”, escribió en la red social X.
Los comentarios de Trump se producen en momentos en que los palestinos desplazados por la guerra no han podido regresar a sus hogares en el norte de Gaza, debido a las acusaciones formuladas por Israel de que Hamás violó los términos de un acuerdo de alto el fuego, que entró en vigencia el domingo pasado.
“No hay nada allí, no hay vida, todo está demolido. Pero aún así, regresar a tu tierra, a tu hogar, es una gran alegría”, le dijo a la BBC un hombre que esperaba ansiosamente que lo dejaran pasar.
En comentarios separados, también realizados en el Air Force One, Trump dijo que había puesto fin a la suspensión impuesta por Biden frenaba el suministro de bombas a Israel.
“Pagaron por ellas y llevan mucho tiempo esperándolas”, indicó a los periodistas en el Air Force One.
Estados Unidos es el mayor proveedor de armas a Israel, al que ha ayudado en la construcción de uno de los ejércitos tecnológicamente más sofisticados del mundo.
Pero la guerra en Gaza dio lugar a nuevos llamados para que Estados Unidos redujera o pusiera fin a los envíos de armas a Israel, debido al nivel de destrucción causado por las armas estadounidenses en el territorio.
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