Home
>
Analisis
>
Autores
>
Explicador político
>
Jóvenes y el 2024
plumaje-icon
Explicador político
Periodista y explicador de la política de las cosas y las cosas de la... Continuar Leyendo
5 minutos de lectura
Jóvenes y el 2024
Más de 15 millones de jovenes podrán votar por primera vez en la elección de 2024. Son jóvenes que necesitan esperanza y pruebas de que la democracia electoral vale la pena, más que meras promesas de campaña.
30 de julio, 2023
Por: Ernesto Núñez Albarrán
0

Más de 15 millones de jóvenes podrán votar por primera vez en unas elecciones presidenciales en los comicios de 2024.

Para entonces encontrarán en la boleta electoral muy probablemente a dos mujeres nacidas en los años 60 disputándose la Presidencia; a miles de candidatos y candidatas compitiendo por una curul, un escaño o una presidencia municipal, y un montón de logos de partidos y coaliciones que, muy seguramente, no les dirán nada.

Se trata de la generación nacida entre 2001 y 2006 que prácticamente creció con un teléfono inteligente en la mano. Esas niñas y niños que cuando sus papás querían comer con tranquilidad les daban un iPad para entretenerse.

Es la generación que ya ni de bebé conoció el régimen de partido único. De hecho, muchos de ellos nacieron cuando Vicente Fox ya había demostrado que la alternancia no basta para construir una auténtica democracia.

Es la generación de la pandemia y del classroom; la que tuvo que aprender a enamorarse a través de mensajes de WhatsApp o Instagram; que supo hacer travesuras a través de Meet o que asistió a su graduación de secundaria en una sesión masiva de Zoom.

Son los fans del reguetón de Bad Bunny y de los corridos tumbados. Las chicas y chicos que pasan más horas en TikTok que frente a un televisor. Los que probablemente nunca han tenido un periódico en sus manos.

Nombrados con la última letra del abecedario, son aquellos que llegaron a suplir a los millennials, que se niegan a ser conocidos como otra generación de cristal y que han normalizado la inclusión y la diversidad.

La generación Z no definirá la próxima elección presidencial, pero sí será la que pague los platos rotos de lo que en ella ocurra. Según los datos actuales del Registro Federal de Electores, hay 11 millones 355 mil personas que actualmente tienen entre 20 y 24 años; 2 millones 136 mil que tienen 19 años, y un millón 717 mil que apenas cumplieron 18 años.

Es decir, 15 millones 219 mil personas están entre los 18 y los 24 años. Y, aunque los de 24 se salen del rango de primeros votantes, estos serán sustituidos por los que cumplan 18 antes del 2 de junio de 2024, por lo que la cifra de los que por primera vez podrían votar oscilará en alrededor de los 15 millones. Por cierto, fue el mismo número de personas que pudieron votar por primera vez en las elecciones de 2018.

Estos 15 millones de jóvenes representan el 15.8 por ciento del padrón electoral, en el que actualmente hay 95.8 millones de personas registradas. Su peso en el padrón es semejante al de las personas de más de 65 años, que actualmente suman 12 millones 400 mil votantes.

El problema de los más jóvenes es que la elección, si el comportamiento es semejante al de procesos anteriores, será definida por las personas de 40 a 75 años, y no por ellos. En 2018, las chicas y chicos de 18 que estrenaron su credencial del INE votaron en niveles de casi 65 por ciento; un poco por arriba del promedio nacional, que fue del 63.4 por ciento.

Pero, según el estudio muestral realizado por el INE, entre los 19 y los 29 años la participación cayó estrepitosamente: 57.1 % los de 19 años; 52 % los de 20 a 24 y 52.8 % los de 25 a 29.

Es decir, más de 13 millones de personas entre 19 y 29 años (un poco más de la mitad de los 25 millones que estaban en ese rango de edad) no se sintieron atraídos a las urnas, en una elección en la que había un candidato presidencial joven (Ricardo Anaya), y un espíritu de cambio y renovación encarnado por Andrés Manuel López Obrador. Veremos si eso cambia en 2024.

Sin duda, los más de 15 millones de nuevos votantes serán un apetecible manjar para partidos, coaliciones y candidatos. Basta asomarse a TikTok para ver a los presidenciables perder hasta el decoro con tal de acercarse a un público que nunca ha votado. Ojalá que, además de payasadas tiktokeras, las candidatas y candidatos comiencen a darles un poco de esperanza.

Y es que la generación Zeta no sólo ha sido la del smart phone adaptado como una extremidad más del cuerpo, la de Bad Bunny y la pandemia. También ha sido la que fue obligada a vivir en medio de una guerra.

Mientras nuestras hijas e hijos crecían, iban a la escuela, maduraban, entraban a la prepa o a la universidad, o se insertaban en el mercado laboral, la violencia criminal se cobraba más de 30 mil vidas cada año por una irresponsable estrategia “de seguridad” iniciada en el sexenio de Felipe Calderón.

De acuerdo con el documentado reportaje publicado la semana pasada por Manu Ureste en Animal Político, medio millón de jóvenes entre 15 y 29 años fueron víctimas directas o indirectas de la violencia y la criminalidad de 2015 a 2022: han sido asesinados, desplazados, desaparecidos u obligados a reclutarse en pandillas, ser halcones o abandonar sus estudios para tener un trabajo precario.

Entre los miles de mexicanos que cada año son descartados así por el sistema, hay un alto porcentaje de jóvenes que no vieron una sola oportunidad para vivir una vida distinta a la de la adicción a las drogas, la migración, la delincuencia o el sicariato.

Y, según lo investigado por Ureste en su reportaje, ni siquiera el cambio de enfoque intentado por López Obrador con programas como las Becas Benito Juárez o Jóvenes Construyendo el Futuro, han podido contrarrestar esa triste realidad. A esos chavos habrá que darles mucho más que una vil promesa de campaña; necesitan esperanza y creer que la democracia electoral vale la pena.

El Latinobarómetro, también dado a conocer la semana pasada, arroja un dato preocupante no sólo para México, sino para toda la región: el rango de edad en el que menos apoyo tiene la democracia es el de 16 a 25 años, en donde sólo el 41 por ciento la considera la mejor forma de gobierno.

Además, es la edad en la que más apoyo tendría el autoritarismo. El 20 por ciento de las personas de 16 a 25 años dijo que “en algunas circunstancias, un gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático”, según el estudio.

* * *

Mis dos hijos podrán votar por primera vez en las elecciones de 2024 y, desde ahora, percibo su escepticismo. Uno de ellos tendrá 20 años el día de la jornada electoral y estará en un momento clave para definir su futuro. El menor nació en 2006, mientras su padre cubría el conflicto postelectoral, y estará terminando la preparatoria.

Cuando les pregunto por quién van a votar, lo primero que responden es que ni siquiera saben si van a votar. Falta un año y ojalá que para entonces haya alguien que los entusiasme, algo que los mueva a las urnas, una idea de país que los convenza.

Lo que hacemos en Animal Político requiere de periodistas profesionales, trabajo en equipo, mantener diálogo con los lectores y algo muy importante: independencia
Tú puedes ayudarnos a seguir.
Se parte del equipo
Suscríbete a Animal Político, recibe beneficios y apoya el periodismo libre.
image
“No sabo kids”, la burla a los latinos en Estados Unidos por no dominar el español
7 minutos de lectura
“No sabo kids”, la burla a los latinos en Estados Unidos por no dominar el español
Más de 15 millones de jovenes podrán votar por primera vez en la elección de 2024. Son jóvenes que necesitan esperanza y pruebas de que la democracia electoral vale la pena, más que meras promesas de campaña.
27 de noviembre, 2023
Por: BBC News Mundo
0

La entrevista que le intentó hacer un periodista a un niño, en medio de una jubilosa celebración de aficionados de la selección de México en Los Ángeles, en California, se hizo viral en julio pasado.

-Nene, ¿cuál es tu nombre?

-Mmm… ¿mi name?

-¿Por qué ganó México?

-Mmm… what?

“Está muy emocionado”, dijo el periodista para justificar la falta de respuesta del niño, mientras otro comentarista en la transmisión en directo de la cadena ESPN señalaba: “Es una generación que ya no habla castellano”.

El video fue compartido miles de veces en redes sociales, en las que muchos comentarios incluían un término que se escucha en EE.UU. en este tipo de situaciones: “No sabo kid”.

La expresión es usada por algunos latinos para referirse de forma despectiva a otros latinos que no hablan español. La mayoría de las veces son niños o jóvenes, hijos de migrantes de América Latina que crecieron con el inglés como idioma materno, por eso se habla de “kids” (niños).

Y este fenómeno no es esporádico.

Un estudio del Pew Research Center (PRC), institución que analiza cuestiones demográficas de EE.UU., indicó que el 40% de los latinos en el país han escuchado bromas o burlas de otros latinos por no hablar bien el español.

“Fue muy llamativo que los comentarios de muchos cuestionaran que por qué ese niño [del video] no habla español, lo que es una lástima porque los padres no le están hablando en español a ese niño”, le dice a BBC Mundo Mark Hugo López, director del departamento de Raza y Etnicidad del PRC y coautor del estudio.

Videos sobre No sabo kids en TikTok
TikTok
Muchos latinos en EE.UU. comparten sus buenas y malas experiencias con el dominio del español en plataformas como TikTok.

Y es que aunque EE.UU. sea considerado uno de los países con más hispanohablantes del mundo, el dominio del idioma varía mucho entre sus hablantes.

En la encuesta del PRC, un 75% de los consultados dijeron que podían mantener una conversación en español bien o muy bien. Pero del resto que no hablaba español, la mitad reconoció haber sido avergonzados por otros por no hablar bien el idioma.

Al mismo tiempo, 8 de cada 10 latinos entrevistados dijeron que no es necesario hablar español para ser considerado latino.

“Estos resultados muestran la importancia del español, por un lado, pero también que una persona puede ser latina en Estados Unidos sin hablar español”, dice López.

“Muchos dicen que es una lástima, porque esa persona está perdiendo su cultura, su identidad, por no hablar español. Pero para otros, no es importante hablar español en EE.UU. para ser latino”, añade.

Crecer sin hablar español

Vanessa Ávalos, una estadounidense de origen mexicano que vive en Chicago, rechaza el término “no sabo kid”, pues señala que eso pone la carga negativa en los niños en lugar de los adultos de su entorno que no les dan los conocimientos del idioma.

Es algo que ha vivido de forma muy personal.

“Mis papás no quisieron que mi hermano y yo habláramos español”, explica a BBC Mundo.

Su familia vivía en la década de 1980 en el estado de Texas, donde entonces se vivía un ambiente de discriminación hacia quienes hablaban en español. “Mis papás querían que nosotros no pasáramos malos momentos de racismo”.

Ávalos y su hermano, que hablan inglés como lengua materna, aprendieron español en las clases de secundaria y preparatoria por iniciativa e interés propio. “Luchamos por el idioma, por recuperarlo. Sabíamos que queríamos el idioma”, dice con orgullo.

Un salón de clases en EE.UU.
Getty Images

Tiempo después, Ávalos se dio cuenta que el español es importante no solo para saber más sobre su cultura, sino también porque es un factor que une a las familias latinas en EE.UU.

“Mi abuela no habla inglés. Desafortunadamente la mayoría de mis primos no hablan español. Entonces cuando estábamos en casa de ella, todos hablábamos inglés y ella se sentía como ‘Bueno, aquí estoy en mi casa y nadie me está hablando porque no hablan español’”, relata.

“No me gustó ver eso. Mis niños pueden hablar con mi suegro. A mi hija le gusta el fútbol y ellos ven los partidos juntos”.

Ese es un fenómeno arraigado en la cultura latina de EE.UU. Como los estudios del PRC muestran, la mayoría de los 40 millones de personas en el país que saben español lo hablan en casa. En especial, en aquellos hogares donde hay migrantes que nacieron fuera del país.

Y 6 de cada 10 latinos usan el Spanglish: la mezcla de español e inglés.

Enseñar español a los latinos

Ávalos dice que no quería que sus hijos tardaran en aprender español como le pasó a ella.

Su esposo también es de origen mexicano pero no habla español. “Pensé ‘Si nosotros no les hablamos nada de español a nuestros hijos, ellos lo van a perder también. En ese momento vi lo que podíamos hacer con nuestros hijos”, explica.

Otras personas de la comunidad latina en Chicago también querían que sus hijos hablaran español, por lo que puso manos a la obra y abrió este año un espacio que ofrece de manera didáctica y lúdica clases de acercamiento al idioma español para niños.

Los pequeños de 1 a 5 años aprenden español a través de canciones, conociendo las formas de cosas y hablando de situaciones básicas como el desayuno. Los de 5 a 9 años escriben, leen y hablan español a través de un método didáctico.

“Es algo divertido para los niños. Ahora mismo hacemos exploración de la música de Latinoamérica. Las mamás me han dicho que el español de sus hijos ha mejorado y me da gusto escuchar esto”, explica Ávalos.

“El currículo fue desarrollado por una maestra latina que tiene un programa para computadoras, una aplicación en la que los niños pueden practicar cuando se van a casa”, agrega. La meta es que en tres años los pequeños sean bilingües.

Niñas en Cielo y Luna Play Cafe
Vanessa Ávalos
Los niños en la escuela de Ávalos aprenden español con música o practicando el lenguaje de situaciones básicas.

A diferencia del pasado, los latinos en EE.UU. han cambiado su perspectiva sobre lo valioso que es hablar español como un complemento para su vida e incluso como una herramienta laboral.

“Personas que fueron jóvenes en los años 50 y 60, dicen que sus padres decían que era más importante hablar inglés y no español, porque tenían miedo sobre el futuro de sus hijos en el mercado laboral y en la sociedad en EE.UU.”, explica López, del PRC.

Pero ahora no. Ahora es diferente: una encuesta del PRC de 2019 indicó que la mayoría de los latinos que tienen hijos quieren que sus niños también hablen español”.

Además, el éxito de la música en español a nivel mundial ha despertado un gran interés entre los latinos por el idioma de su cultura.

Preservar el idioma

Sin embargo, el español que hablan muchos latinos en EE.UU. parece tener un mayor uso en la comunicación cotidiana en casa y en situaciones informales, más que en el ámbito profesional.

La mayoría no tiene un nivel para hablarlo en un empleo que requiera un cierto nivel de formalidad, según los estudios del PRC.

Otro fenómeno que se da en EE.UU. es la pérdida del idioma de los padres o abuelos entre las nuevas generaciones.

El español no escapa a esta tendencia: un 65% de los latinos de tercera generación o más no pueden mantener una conversación en español, muestra el estudio del PRC.

“Las escuelas en EE.UU. no tienen muchas clases de español que sean obligatorias para obtener un diploma”, señala López.

“Tenemos tres, cuatro décadas con diálogos sobre la importancia de una educación bilingüe, pero no ha habido muchos cambios. El inglés es el idioma de las escuelas”, añade.

Ante esto, los padres se convierten en un factor clave para que sus hijos conozcan el español y lo hagan suyo.

“Para mí era duro que mi raza se burlara de mí, porque no supiera el lenguaje”, dice Ávalos.

“En vez de reprochar a una persona por no hablar español, debemos ayudarlo. Si vas a burlarte, nadie querrá hablar español y lo vamos a perder. Es el deber los padres guiar a sus hijos para que conozcan su cultura”.

Línea gris
BBC

Recuerda que puedes recibir notificaciones de BBC News Mundo. Descarga la última versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.

Lo que hacemos en Animal Político requiere de periodistas profesionales, trabajo en equipo, mantener diálogo con los lectores y algo muy importante: independencia
Tú puedes ayudarnos a seguir.
Se parte del equipo
Suscríbete a Animal Político, recibe beneficios y apoya el periodismo libre.