La ganadora de las elecciones presidenciales y próxima presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha concluido el nombramiento de las personas que ocuparán los cargos civiles de su gabinete legal.
Se trata de 18 posiciones contempladas actualmente en la Ley de la Administración Pública, a las que hay que sumar las dos secretarías de las Fuerzas Armadas (Defensa Nacional y Marina) -cuyos titulares serán nombrados hasta septiembre- más una nueva secretaría de Ciencia y Tecnología, cuya creación deberá ser aprobada en el Congreso de la Unión.
En total, Sheinbaum ha hecho 21 nombramientos de lo que será su gabinete legal y equipo cercano.
Diez de esos nombramientos corresponden a funcionarias y funcionarios heredados del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, en carteras de gran relevancia política: Gobernación, Hacienda, Bienestar, Relaciones Exteriores, Economía, Función Pública, Medio Ambiente, Trabajo y Desarrollo Agrario Territorial Urbano. Además de la Oficina de la Presidencia.
Es indudable que hay una línea de continuidad en dichos nombramientos, aunque no necesariamente se trata de una imposición de López Obrador a la virtual presidenta electa… o al menos no en todos los casos.
Los más significativos son las tres secretarías en las que la misma persona repetirá en el cargo: Rogelio Ramírez de la O, quien se mantendrá al frente de la Secretaría de Hacienda; Ariadna Montiel, que se quedará en la Secretaría del Bienestar, y Marath Bolaños, que repetirá en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
Esto quiere decir que, a la señal de continuidad en la política económica, que fue aplaudida por los mercados cuando se confirmó que Ramírez de la O trabajará con Sheinbaum, se suma la continuidad en la política social, con todo lo que ello implica en el manejo de programas sociales en los que el gobierno federal invierte miles de millones de pesos cada año. Y su respectivo uso con fines político-electorales.
En el caso de la Secretaría del Trabajo, un despacho menor en el gabinete, la clave está en la continuidad del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, que ha sido prioritario y estratégico en la narrativa de la llamada “cuarta transformación”.
Lugo están los tres enroques de personas que cambian de secretaría: Rosa Icela Rodríguez, que pasa de Seguridad y Protección Ciudadana a la otrora poderosa Secretaría de Gobernación; Alicia Bárcena, que se mueve de Relaciones Exteriores a Medio Ambiente, y Raquel Buenrostro, de Economía a Función Pública.
Y los dos funcionarios que ocuparon con AMLO posiciones clave en la política exterior y que ahora estarán en la primera línea del equipo de Sheinbaum, en un momento clave en la relación México-Estados Unidos.
Marcelo Ebrard, quien fue el secretario de Relaciones Exteriores entre 2018 y 2023, ahora estará en la Secretaría de Economía, con la misión de volver a negociar aspectos del T-Mec muy probablemente con Donald Trump.
Y Juan Ramón de la Fuente, quien fue embajador de México ante la Organización de las Naciones Unidas, también de 2018 a 2023, y que se integró al equipo de Claudia Sheinbaum desde la precampaña, que ahora será canciller, con la misma misión: lidiar -muy probablemente- con Trump en su segundo mandato (2025-2028).
Otro movimiento dentro del propio gabinete es el de Edna Elena Vega, quien pasará de subsecretaria a secretaria de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano.
Otro funcionario que trabajó con López Obrador y ahora estará muy cerca de Sheinbaum es Lázaro Cárdenas Batel, coordinador de asesores del actual presidente, aunque con un papel prácticamente invisible entre diciembre de 2018 y marzo de 2023. El hijo del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas será jefe de la Oficina de la Presidencia de Sheinbaum, quien ha reivindicado su antigua relación con los Cárdenas.
La virtual presidenta electa nombró a cinco colaboradores cercanos en su administración en la Ciudad de México como futuros secretarios de Estado.
El caso más importante es el de Omar García Harfuch, quien fuera el jefe de la policía y a quien Sheinbaum impulsó como candidato a la Jefatura de Gobierno de la CDMX. Perdida esa candidatura, que recayó en Clara Brugada, Sheinbaum rescató a García Harfuch, primero como candidato al Senado y ahora como próximo secretario de Seguridad y Protección Ciudadana. Eso sí, acotado por los mandos militares y sin la Guardia Nacional, que estará bajo el mando de la Sedena.
Jesús Esteva, secretario de Obras local, ahora será secretario de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes; Claudia Curiel, secretaría local de Cultura, será secretaría de Cultura a nivel federal; Luz Elena González, exsecretaria de Finanzas local, ahora será la titular de la Secretaría de Energía, y Rosaura Ruiz, quien fuera la secretaria de Educación en el Gobierno capitalino, ahora será titular de la nueva Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación.
Otra exfuncionaria local cercana a Sheinbaum, pero también a López Obrador, que estará en el nuevo gabinete legal es Ernestina Godoy, exfiscal capitalina, quien ocupará la Consejería Jurídica de la Presidencia, único cargo del gabinete legal que no es una Secretaría de Estado, y que será crucial en el probable litigio constitucional de las reformas del “plan C”, una vez que éstas sean aprobadas en el Congreso.
Finalmente, sin rango de gabinete legal, pero con gran influencia en el equipo de Sheinbaum, está el nombramiento de José Peña Merino al frente de una nueva Agencia de Transformación Digital de México, como parte de la estructura de la Presidencia. Pepe Merino fue director de la Agencia Digital de Innovación Pública de la CDMX desde 2018 y en campaña se convirtió en uno de sus colaboradores de más confianza.
Al gabinete legal también se incorporará Mario Delgado como secretario de Educación Pública. El dirigente nacional de Morena, que en septiembre concluye su periodo al frente del partido, representa un nombramiento eminentemente político, luego de haber sido el coordinador de campaña de Sheinbaum y el líder durante el periodo de expansión del “movimiento” lopezobradorista en todo el territorio nacional.
Delgado recibió en 2019 un partido con siete gobiernos estatales (CDMX, Chiapas, Morelos, Tabasco, Veracruz, Baja California y Puebla) y lo entregará siendo gobierno en 24 entidades.
Sin embargo, su nombramiento al frente de la SEP ha sido uno de los más cuestionados por especialistas, porque -a diferencia de casi todos los demás nombramientos- aquí no se privilegió el perfil técnico, sino el político.
Un dato que puede ayudar a entender qué tipo de política podría hacerse desde la SEP en el próximo sexenio es el hecho de que el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Alfonso Cepeda, haya sido electo senador por Morena el pasado 2 de junio, invitado por Mario Delgado a la Lista Nacional de candidatos de Representación Proporcional.
El equipo nombrado por Claudia Sheinbaum tiene, en realidad, sólo tres nombres frescos de personas que estarán al frente de secretarías de Estado.
Josefina Rodríguez Zamora, próxima secretaría de Turismo, quien actualmente ocupa ese encargo a nivel estatal en Tlaxcala, entidad gobernada por Morena.
David Kershenobich, próximo secretario de Salud, quien fue un exitoso director del Instituto Nacional de Nutrición.
Y Julio Berdegué, próximo secretario de Agricultura, quien tiene formación académica en el sector del Campo y una carrera en organismos internacionales. Fue subdirector de la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) y representante de América Latina y el Caribe entre 2017 y 2022.
En las próximas semanas, Claudia Sheinbaum irá definiendo otros nombramientos en carteras importantes del llamado gabinete ampliado, aunque López Obrador ya se le adelantó y prácticamente “destapó” a Zoé Robledo para quedarse al frente del IMSS -donde él ha iniciado la construcción del complejo sistema de IMSS-Bienestar- y Alejandro Svarch para repetir en la Cofepris.
Con esos y otros nombramientos que faltan, como el de Pemex, la Comisión Federal de Electricidad y el ISSSTE, Claudia Sheinbaum terminará de configurar el equipo de la primera etapa de su sexenio.
Un equipo en el que se lee experiencia y solidez técnica, pero también lealtad política al proyecto que ganó las elecciones del 2 de junio.
Hace meses, López Obrador mostró su satisfacción porque Claudia ofrecía “continuidad con cambio”, y luego ella misma refrendó que ésa sería su oferta política.
Continuidad en líneas estratégicas de la llamada “4T” que, con la súper mayoría obtenida por Morena en el Poder Legislativo, podría traducirse en una radicalización del proyecto. Hacia allá apuntan las reformas del plan C heredadas por López Obrador. Continuidad garantizada con nueve funcionarios de AMLO que ahora serán secretarios de Estado con Sheinbaum.
Con tanta continuidad, y una agenda legislativa previamente determinada por el presidente que se va, la pregunta es: ¿cuál será efectivamente el cambio que hará Claudia Sheinbaum?
En su conferencia de prensa anual, el presidente ruso abordó una amplia serie de asuntos, desde el conflicto en Ucrania o el cambio de régimen en Siria hasta las capacidades del ejército ruso.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, dijo este jueves en su conferencia anual que debería haber iniciado antes la invasión de Ucrania.
Afirmó que, de retroceder en el tiempo, “habría pensado que una decisión así debería haberse tomado antes“, y agregó que se habría preparado para ello “con antelación y de forma más exhaustiva”.
Como ventaja de la invasión del país vecino, en curso desde febrero de 2022, argumentó que “Rusia se ha vuelto mucho más fuerte en los últimos dos o tres años porque se ha convertido en un país verdaderamente soberano”.
“Nos mantenemos sólidos en términos económicos, estamos fortaleciendo nuestro potencial de defensa, y nuestra capacidad militar es hoy la más fuerte del mundo”, sentenció.
Putin, de 72 años, inició a principios de 2024 un nuevo mandato de seis años tras mantener durante casi un cuarto de siglo el máximo poder en el Kremlin.
En su conferencia de prensa anual del jueves, abordó una amplia serie de asuntos internacionales e internos, desde el conflicto en Ucrania o el cambio de régimen en Siria hasta las capacidades del ejército ruso o las dudas que se plantean sobre la economía de su país.
En su discurso anual de este jueves, el líder ruso expresó su voluntad de reunirse “en cualquier momento” con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
“No sé cuándo lo veré. No ha dicho nada al respecto. No he hablado con él en más de cuatro años. Estoy listo para ello, por supuesto. En cualquier momento“, expresó.
Y aseguró que, “si alguna vez celebramos una reunión con el presidente electo Trump, estoy seguro de que tendremos mucho de qué hablar“.
El presidente ruso puntualizó que su gobierno está listo para “negociar y llegar a acuerdos” sobre temas estratégicos que implican a ambas potencias, como la guerra en Ucrania.
La última cita entre Putin y Trump tuvo lugar en junio de 2019 en el marco de la cumbre del G20 en Japón.
El Kremlin reveló la semana pasada que su líder no había recibido invitación para asistir a la toma de posesión de Trump prevista para el 20 de enero.
El presidente electo estadounidense, que se reunió a principios de este mes con el jefe de Estado de Ucrania, Volodímir Zelensky, ha prometido en varias ocasiones promover negociaciones para poner fin a la guerra.
El líder ruso se mostró confiado sobre la marcha del conflicto en Ucrania para su ejército que, aseguró, está “avanzando hacia la solución de los objetivos principales que nos planteamos al comienzo de la operación militar especial”.
“Nuestros hombres están luchando heroicamente. Las capacidades de las fuerzas armadas están aumentando”, agregó.
En cuanto a la invasión ucraniana en la región de Kursk, confió en recuperar las zonas que permanecen en poder de las tropas de Kyiv desde la ofensiva de agosto, aunque no estableció una fecha o más detalles sobre cómo piensa lograrlo.
“Los expulsaremos sin dudarlo. Sin dudarlo. No puede ser de otra manera. Pero la cuestión de una fecha concreta, lo siento, no puedo decirla ahora”, admitió.
Por otro lado, el líder ruso planteó a Occidente un inusual reto sobre tecnología militar de última generación para poner a prueba los avances que ambas partes aseguran haber alcanzado en este ámbito.
En específico, se refirió a los sistemas occidentales de intercepción de misiles frente a los nuevos cohetes hipersónicos rusos.
“Que fijen un objetivo, por ejemplo, Kyiv. Allí concentrarán todas sus defensas aéreas. Lanzamos allí un ataque con el misil Oreshnik y vemos qué pasa“, propuso el mandatario.
Putin se pronunció por primera vez sobre el asesinato en Moscú el pasado martes del teniente general Igor Kirillov, jefe de las Fuerzas de Defensa Nucleares, Biológicas y Químicas de Rusia.
Tras condenar la acción, cuya autoría intelectual se atribuye a Ucrania, criticó el trabajo de los servicios especiales rusos.
“Nuestros servicios especiales no están acertando con estos ataques. No acertaron con estos ataques. Significa que tenemos que mejorar este trabajo. No debemos permitir que ocurran errores tan graves“, afirmó.
El teniente general Igor Kirillov, de 54 años, murió el martes tras la explosión de una bomba oculta en un scooter o patinete eléctrico en la puerta de un edificio.
Las autoridades rusas han arrestado a un sospechoso, un ciudadano uzbeko nacido en 1995, quien creen que podría haber actuado siguiendo instrucciones de los servicios ucranianos.
En cuanto al reciente derrocamiento en Siria de su aliado Bashar al Assad, al que acogió en Rusia como exiliado cuando los rebeldes cercaron Damasco, Putin negó que se trate de una derrota para Rusia.
“Ustedes quieren presentar lo que está sucediendo en Siria como una derrota para Rusia. Les aseguro que no lo es. Hemos logrado nuestros objetivos“, respondió a la pregunta de un periodista sobre este asunto.
El presidente ruso indicó que todavía no se ha reunido con Al Assad, pero planea hacerlo pronto.
Los periodistas presentes también le preguntaron sobre la aparentemente delicada situación económica que atraviesa Rusia, donde el rublo se ha depreciado frente al dólar y la guerra en Ucrania está consumiendo ingentes recursos financieros, materiales y humanos.
El líder del Kremlin aludió a datos favorables como el bajo desempleo y el crecimiento industrial, y aseguró que la situación económica en el país es “estable pese a las amenazas externas“.
Reconoció, sin embargo, que “la inflación es una señal preocupante” en Rusia y calificó como “desagradables” los aumentos de precios de alimentos básicos como la carne o la mantequilla.
Putin criticó al banco central de su país por no haber tomado medidas para acabar con la inflación más allá de aumentar los tipos de interés y trató de restar peso al efecto de las sanciones occidentales al considerar que “no tienen una importancia clave”.
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