La transformación del mercado laboral llegó para quedarse. Es cierto, la inteligencia artificial, la automatización y los avances tecnológicos están redefiniendo los empleos, pero el cambio no sólo se está dando en el ámbito digital. El Future of Jobs Report 2025 del WEF confirma que el futuro del trabajo no será solo cuestión de personas que sepan programar y que sean expertas en datos. Destaca que también dependerá de habilidades humanas como la creatividad, la resiliencia, el liderazgo y la capacidad de aprender de manera continua. Ante este escenario, la pregunta clave no es qué empleos desaparecerán, sino quiénes podrán adaptarse y quiénes quedarán atrás.
¿Cuáles son las competencias fundamentales que definirán el trabajo del futuro? Algunas son claramente tecnológicas: inteligencia artificial, Big Data, redes, ciberseguridad y alfabetización digital. Las otras son intrínsecamente humanas: pensamiento creativo, resiliencia, aprendizaje continuo, liderazgo e influencia social, gestión de talento, pensamiento analítico y conciencia ambiental.
Esto tiene implicaciones respecto a la manera en que las empresas deberán valorar a las personas trabajadoras: ya no será suficiente dominar herramientas digitales, serán un requisito la adaptabilidad, el pensamiento crítico y la capacidad de ejercer el liderazgo y colaborar en entornos inciertos. Surge una pregunta inevitable: si estas habilidades serán determinantes para acceder a los empleos del futuro, ¿quiénes están preparadas y preparados para desarrollarlas y quiénes corren el riesgo de quedar atrás?
La transición a este entorno laboral no sucederá de un día para otro ni será de manera uniforme. Mientras que las economías más avanzadas hoy -Estados Unidos, Europa, China- han invertido en capacitación en habilidades digitales y humanas, en otras regiones, como América Latina y África, la falta de acceso a educación y actualización profesional podría ampliar aún más la brecha laboral.
La desigualdad, además, no es sólo geográfica, sino también de género y edad. En la mayor parte del mundo las mujeres enfrentan barreras para acceder a formación en tecnología y liderazgo, lo que las deja en desventaja en un mercado que exige cada vez más estas habilidades. En América Latina la brecha digital de género sigue siendo una de las principales barreras para el desarrollo de las mujeres. Las personas mayores de 50 años también ven limitada su participación en el mundo digital por la falta de políticas proactivas de reskilling enfocadas en ellas. Esto, hay que decirlo, habla de una falta de análisis y pensamiento crítico, considerando el poder económico de la economía plateada hoy en día.
Importante poner sobre la mesa el hecho de que el futuro del trabajo también implica reconsiderar las fronteras nacionales en un mundo en el que la migración está siendo estigmatizada y las personas migrantes tratadas como delincuentes. El auge del trabajo remoto y la globalización de talento está haciendo que los países que inviertan en educación, en programas de recapacitación y reentrenamiento profesional, así como los que sean capaces de atraer a las y los nómadas digitales, sean quienes atraigan a las personas más hábiles para este contexto, mientras que aquellos países que no lo hagan enfrenten una nueva ola de fuga de cerebros y talento.
Esto puede profundizar la brecha entre países y regiones al interior de los mismos. La falta de oportunidades y de acceso a formación y educación adecuada podría empujar a las personas más preparadas a buscar empleo en economías más sólidas y que les brinden mejores oportunidades. A nivel internacional esto plantea un desafío para los gobiernos: ¿cómo evitar que el nuevo mercado laboral aumente la desigualdad entre naciones y cómo dar oportunidades a su población?
Las empresas están impulsando la transformación del empleo a gran velocidad, pero ¿qué deben hacer y no hacer los gobiernos en el marco regulatorio de esta transición y cómo pueden garantizar derechos laborales en este nuevo contexto?
Algunas economías ya han tomado medidas concretas. La Unión Europea está promoviendo el reentrenamiento laboral. China está apostando por la automatización, pero también por la formación en liderazgo e innovación. Mientras tanto, en América Latina, el debate sobre la regulación del trabajo digital y la inversión en reskilling sigue rezagado y hay países en los que, en lugar de invertir en la adecuación de la educación para las y los jóvenes y niños, se está buscando consolidar clientelas electorales entre el profesorado y cuerpo docente en lugar de construir una base sólida y preparada de educadoras y educadores.
El gran reto para los países y los gobiernos será definir cómo garantizar el acceso igualitario y equitativo a las habilidades más demandadas y evitar que la automatización, la demagogia y el populismo dejen a millones de mujeres y hombres sin alternativas laborales factibles y viables.
¿Hacia dónde vamos? El futuro del trabajo no es solo tecnológico, es profundamente humano. Aunque la inteligencia artificial y la digitalización están marcando el rumbo, siguen siendo las variables no tecnológicas las que impactarán en paralelo: creatividad, liderazgo, resiliencia y aprendizaje continuo, entre otras.
Si las personas con liderazgo, las empresas, instituciones, sociedad civil y gobiernos no invierten en formación y en modelos educativos y laborales incluyentes, el futuro del empleo podría reforzar desigualdades preexistentes. La verdadera brecha no será solo económica y tecnológica, sino de habilidades y adaptación.
El futuro del trabajo no puede definirse por la exclusión ni por la inmediatez. Si permitirnos que las coyunturas políticas y los liderazgos demagógicos y totalitarios dicten el rumbo, millones de personas quedarán sin la posibilidad de un mañana digno. Hay que construir una transformación laboral y educativa que permita la inclusión de todas las personas.
Quienes invirtieron el la criptomoneda promocionada por Milei perdieron grandes cantidades de dinero.
Subir un 1.300% en cuestión de horas para desplomarse en cuestión de segundos. Eso es lo que hizo el pasado 14 de febrero $LIBRA, la criptomoneda que el presidente de Argentina, Javier Milei, promocionó a través de sus redes sociales.
La publicidad del mandatario, quien luego se distanció del proyecto, ayudó a atraer a unos 40.000 inversores.
Según los expertos, la debacle de la criptomoneda, que hizo que miles de personas perdieran su dinero, podría tratarse de un caso de “rug pulling” (algo así como “tirar de la manta” o “tirar de la alfombra” en español), una estafa repetida muchas veces en el mundo de las monedas digitales y que lleva años en la mira de las autoridades financieras de todo el mundo.
En el “rug pulling”, se crea una criptomoneda y se promociona profusamente para convencer a los inversores de que la compren e inviertan dinero en ella.
“Por lo general, intentan generar la mayor expectativa posible -casi siempre contratando celebridades para respaldar el producto- antes de tomar el dinero de los inversores y desaparecer”, le explica a BBC Mundo Eduardo Valpuesta, director del Máster en Derecho Digital de la Universidad de Navarra, en España.
Cuando el valor de la moneda crece porque cada vez más inversores la quieren, los desarrolladores -que mantienen la mayor parte de las acciones del proyecto- las venden de golpe de forma masiva, lo que produce un abrupto desplome del valor. “Tiran de la manta” y todo se viene abajo.
Pese a que a primera vista el proyecto parece legítimo, la verdadera intención de los desarrolladores es acumular tantos fondos como sea posible y desaparecer abruptamente dejando a los participantes con tokens -monedas- sin valor.
En el caso de lo sucedido en Argentina con $LIBRA, cuyos impulsores aseguran que se trata de un negocio legítimo, el respaldo del presidente, quien cuenta con 3,8 millones de seguidores solo en la red social X, fue suficiente para llamar la atención.
Y quienes invirtieron probablemente tenían en mente lo que pasó en enero con la criptomoneda TRUMP, que en pocas horas subió como un cohete tras un mensaje en redes del presidente de Estados Unidos.
“Luego es muy difícil demandarles y recuperar el dinero. Para empezar habría que demostrar que hubo un fraude. Y sobre todo es complicado saber quiénes son, dónde hay que demandarles, conforme a qué normativa, y como ejecutar una posible sentencia condenatoria”, explica Valpuesta.
El profesor recuerda que entre 2015 a 2018 hubo muchísimas emisiones de monedas digitales en las que se repitió este patrón: “Los emisores lanzaban la moneda, y luego decían que el negocio no había funcionado y que no había dado rentabilidad”.
“No había forma de saber si realmente el negocio no había resultado, o es que ellos se habían quedado el dinero y no habían hecho nada. Un emisor de esos no es una sociedad tradicional que tiene una serie de controles. Son emisores constituidos en el ciberespacio, difíciles de someter a un poder concreto”.
Por lo general, las criptomonedas legítimas tienen un objetivo. “Sirven para algo en el entorno digital. Con Bitcoin podemos realizar pagos en el ciberespacio como alternativa a los pagos bancarios y Ethereum, por ejemplo, inventó los contratos inteligentes”, explica Andrea Baronchelli, profesor de Ciencias de la Complejidad de la City University de Londres y miembro del Instituto Alan Turing.
“Otras como Tether, tienen como objetivo mantener la paridad con el dólar, y son útiles, por ejemplo, si quieres enviar remesas al extranjero porque evitas muchas comisiones”.
“Entre los proyectos cripto establecidos y los fraudulentos hay una línea muy fina, pero los últimos se caracterizan casi siempre por ser pequeños desarrollos que no tienen nada detrás o en los que la moneda no tiene ninguna utilidad”, añade Baronchelli.
Según los expertos, no hay que dejarse engañar, más si no se entiende el objetivo de la criptomoneda. Pero si uno decide participar, hay que investigar al equipo detrás del proyecto y la tecnología que usan, y desconfiar de la falta de transparencia.
Normalmente, además, estos proyectos prometen fraudulentamente altos beneficios.
“Aparecen de la nada y no son conocidos en el ecosistema cripto. Sus creadores afirman que conseguirán resultados rápidos, pero como la moneda en realidad no tiene ninguna utilidad, eso significa que no tiene ningún sentido como inversión a largo plazo”, dice Baronchelli.
Para el experto, esas son las primera señales de alarma y al mismo tiempo las más difíciles de detectar por los inversores nuevos en el mundo cripto.
Como señales de advertencia, ten cuidado con los rendimientos y las ganancias poco realistas, el marketing excesivo y la presión para participar rápidamente. Evita el miedo a perderte algo.
“El caso de $LIBRA nos muestra cómo el entusiasmo generado en redes sociales puede inflar artificialmente el valor de un token, solo para derrumbarse cuando la especulación alcanza su punto máximo”, añade Javier Molina, asesor de Mercado de la plataforma eToro.
“Los inversores deben ser cautelosos y entender que, en este nuevo panorama digital, el impacto de los memes puede ser tan poderoso como efímero, convirtiendo la volatilidad en un factor clave a la hora de evaluar este tipo de activos”.
Aunque siempre hubo casos de “rug pulling” en la industria, algunas estafas han dejado una huella notable. Algunas incluyen OneCoin, Thodex, AnubisDAO, Uranium Finance y Squid Game Token. Estas estafas provocaron miles de millones de dólares en pérdidas para los inversores.
“Muchas criptomonedas son perfectamente solventes y serias, pero siempre hay personas que usan los mercados para aprovecharse de inversores sin experiencia, y sacarles el dinero”, añade Valpuesta.
“También hay una inmensa mayoría de compradores de criptomonedas que no las tienen para usarlas como medio de pago, sino simplemente como forma de inversión especulativa, porque esperan que suba su cotización y puedan obtener así una ganancia”, dice.
No es la primera vez que Milei promociona un criptoactivo que luego resultó ser fraudulento o de dudosa procedencia.
En febrero de 2022, el entonces diputado nacional elogió en sus redes el activo digital de la empresa de videojuegos Vulcano, otro emprendimiento de Mauricio Novelli (hoy asociado con $LIBRA).
“Muy interesante el proyecto de vulcano game NFT gaming. Un diagrama económico sostenible en el tiempo a diferencia de la gran mayoría”, expresó Milei.
Semanas después de su mensaje, el $VULC perdió todo su valor.
Ese mismo año, el economista libertario reconoció en una entrevista con Radio Con Vos que había cobrado para promocionar CoinX, una plataforma de inversión que terminaría siendo denunciada como una posible estafa piramidal.
“Tuve el placer de conocer las oficinas de CoinX World y su equipo. Están revolucionando la manera de inversión para ayudar a los argentinos a escapar de la inflación. Desde ya puedes simular tu inversión en pesos, dólares o criptomonedas y obtener una ganancia. Escríbanles CoinX World de parte mía así los asesoran con lo mejor”, había escrito el entonces legislador en una publicación de Instagram.
Consultado sobre su responsabilidad ante quienes se habían sentido engañados, Milei dijo que no se trató de una estafa y que lo suyo solo fue “una opinión”.
“El negocio estaba bien armado”, aseguró al periodista Ernesto Tenembaum, afirmando que en este tipo de negocio nunca se puede garantizar la ganancia que se promete.
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