En este día quiero invitar a la introspección y al encuentro. A la búsqueda de coincidencias y a poner mi grano de arena en la construcción de la paz. Esa paz que le urge al mundo y que nos urge a cada una de las personas y seres que habitamos este planeta.
En el mundo occidental y cristiano festejamos la Navidad, pero casualmente otras tradiciones y religiones también festejan en diciembre días especiales y tienen un común denominador: la luz como uno de sus ejes.
La luz como símbolo universal: la luz que guía, la que disipa la oscuridad y la que nos conecta con algo más grande que nosotras mismas. Navidad y Hanukkah (o Janucá) coinciden este 25 de diciembre y nos dan la oportunidad de reflexionar sobre lo que nos une, más allá de lo que nos separa y hace diferentes.
En la Navidad cristiana celebramos el nacimiento de Jesús, el “Príncipe de Paz”, cuya llegada al mundo simboliza esperanza y redención. Por otro lado, Janucá, la “Fiesta de las Luces”, nos habla de perseverancia y fe, conmemorando el milagro de un candelabro que permaneció encendido durante ocho días, contra toda expectativa.
Hay otras tradiciones que aunque no coinciden en fechas exactas también nos invitan a encontrar luz en medio de la oscuridad. El Bodhi Day del budismo recuerda la iluminación de Buda, ese momento en que la sabiduría y la verdad universal transformaron su vida y, a través de él, la de millones. Por su parte, Kwanzaa celebra la herencia africana con principios de unidad y creatividad, encendiendo velas que iluminan un camino de comunidad y autodeterminación.
Incluso en la tradición islámica, aunque no haya una festividad específica en este periodo, encontramos resonancias similares. El concepto de “An-Nur”, la Luz, refleja la guía divina que ilumina nuestras decisiones y es un símbolo de misericordia, mientras que el saludo “As-salamu alaykum” significa “la paz con vosotros” y nos recuerda que la paz está al centro de la interacción humana.
Sin embargo, al observar estas tradiciones desde la distancia es inevitable hacerse una pregunta: ¿cómo hemos permitido que estos mensajes de paz y luz dejen de existir y sólo sean visibles la división, el odio, la guerra y el conflicto? La interpretación humana ha transformado palabras que debían unirnos en barreras que nos separan.
Pero esto no tiene que ser nuestro destino.
Llámenme ilusa o ingenua, pero la luz y la paz, hilos conductores de estas festividades, nos recuerdan que hay algo que trasciende las diferencias. En un mundo tan dividido, tal vez sea hora de detenernos a reconocer que lo que compartimos es mucho más profundo que lo que nos divide.
Este 24 de diciembre o cualquiera que sea nuestra tradición y fecha relevante o -inclusive- si no celebras absolutamente nada, encendamos no solo velas, sino la esperanza de un entendimiento renovado.
Nos queda claro hoy en el mundo que la paz -aunque quisiéramos- no es un estado natural, sino una condición que nos toca construir de manera permanente y jamás darla por sentada. Pero si algo nos enseñan estas tradiciones es que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay luz.
La pregunta que nos toca responder es: ¿qué queremos y estamos dispuestos y dispuestas a hacer con ella?
Por mi parte, te deseo luz, calma, claridad, paz, amor, armonía y motivos para agradecer en estas fechas.
Los rescatistas buscan a las víctimas del ciclón Chido en Mayotte, el territorio francés de ultramar en el océano Índico.
Los habitantes de la pequeña isla de Mayotte hablan de “escenas apocalípticas” provocadas por la peor tormenta que ha azotado este territorio francés del océano Índico en los últimos 90 años.
El ciclón Chido trajo vientos de más de 225 km/h, arrasando zonas donde los más pobres vivían en chabolas con tejados de chapa.
“Llevamos tres días sin agua”, afirmó Mamoudzou, un residente de la capital. “Algunos de mis vecinos tienen hambre y sed”, añadió otro.
Los equipos de rescate, incluidos los refuerzos de Francia, están buscando supervivientes debajo de los escombros. Se ha confirmado la muerte de 14 personas, pero el prefecto local dijo que podrían ser miles.
Las autoridades afirmaron tener dificultades para establecer el número de muertos debido al gran número de inmigrantes indocumentados -más de 100.000- en una población de 320.000 habitantes.
Los daños generalizados en las infraestructuras, con tendidos eléctricos caídos y carreteras intransitables, están dificultando gravemente las operaciones de emergencia.
Ha llegado un primer vuelo con suministros y lonas para los refugios de emergencia, pero en algunas zonas hay una grave escasez de alimentos, agua y refugio.
John Balloz, residente en Mamoudzou, se mostró sorprendido de no haber muerto al paso del ciclón.
“Gritaba porque veía que se me acercaba el final”, relató.
“Todo está destrozado, casi todo, la planta de tratamiento de agua, las torres eléctricas, hay mucho que hacer.
“No hay mucho que la gente pueda hacer, la gente está quieta, no se ha movido, está esperando ayuda, ayuda para comer, para que vuelva la electricidad, y el agua también, no hay agua corriente”.
Mohamed Ishmael, que también vive en la capital, declaró a la agencia de noticias Reuters que la situación allí era “una tragedia”: “Te sientes como si estuvieses en las secuelas de una guerra nuclear… He visto desaparecer un barrio entero“.
“Es el hambre lo que más me preocupa”, declaró a los medios franceses el senador por Mayotte Salama Ramia. “Hay gente que no ha comido ni bebido nada” desde el sábado, aseguró.
François-Xavier Bieuville, prefecto de la isla, declaró a los medios de comunicación locales que el número de muertos podría aumentar considerablemente una vez evaluados los daños. Advirtió de que “sin duda serían varios cientos” y podrían llegar a miles.
Se cree que las comunidades empobrecidas de Mayotte, entre las que se encuentran los inmigrantes indocumentados que han viajado al territorio francés para solicitar asilo, se han visto especialmente afectadas debido a la vulnerabilidad de sus viviendas.
La tradición musulmana de enterrar a los muertos en un plazo de 24 horas también dificultó la documentación del número de fallecidos, según el prefecto.
Además de la asistencia humanitaria, han llegado 110 soldados franceses para ayudar en las tareas de rescate, y otros 160 están en camino.
Tras llegar a Mayotte, el Ministro del Interior francés, Bruno Retailleau, declaró que se necesitarían “días y días” para determinar las pérdidas humanas.
La operación de socorro se coordina desde Reunión, otro territorio francés de ultramar.
El portavoz de la Cruz Roja francesa, Eric Sam Vah, declaró a la BBC que la situación era “caótica”.
Dijo que sólo habían podido contactar con 20 de los 200 voluntarios de la Cruz Roja en Mayotte y se hizo eco de los temores sobre el número total de muertos.
“La totalidad de las zonas de chabolas han quedado completamente destruidas, no hemos recibido ningún informe de personas desplazadas, así que la realidad podría ser terrible en los próximos días”, declaró Vah al programa Today de Radio 4 de la BBC.
Francia colonizó Mayotte en 1841 y, a finales del siglo XX, añadió a sus territorios de ultramar las tres islas principales que constituyen el archipiélago de las Comoras.
Las Comoras votaron a favor de la independencia en 1974, pero Mayotte decidió seguir perteneciendo a Francia.
La población de la isla depende en gran medida de la ayuda financiera francesa y lleva mucho tiempo luchando contra la pobreza, el desempleo y la inestabilidad política.
Alrededor del 75% de la población vive por debajo del umbral nacional de pobreza y uno de cada tres habitantes está desempleado.
El ciclón Chido también tocó tierra en Mozambique, donde provocó inundaciones repentinas, arrancó árboles y destruyó edificios a unos 40 km al sur de la ciudad septentrional de Pemba. Se han registrado tres muertes.
El ciclón causó daños estructurales y cortes de electricidad en las provincias costeras septentrionales de Nampula y Cabo Delgado el sábado por la mañana, según informaron las autoridades locales.
Guy Taylor, portavoz de Unicef en Mozambique afirmó que “el ciclón nos ha golpeado muy fuerte esta madrugada”.
“Muchas casas han quedado destruidas o gravemente dañadas, y los centros sanitarios y las escuelas están fuera de servicio”, añadió.
Taylor dijo que Unicef estaba preocupada por “la pérdida de acceso a servicios críticos”, como tratamiento médico, agua potable y saneamiento, y también por “la propagación de enfermedades como el cólera y la malaria”.
Chido es la última tormenta mortal cuya intensidad muchos atribuyen al cambio climático.
El meteorólogo François Gourand, del servicio meteorológico Meteo France, explicó a la AFP que este ciclón “excepcional” se ha visto sobrealimentado por unas aguas del océano Índico especialmente cálidas.
La tormenta ha sido degradada a “depresión” y está previsto que atraviese el sur de Malawi, luego la provincia mozambiqueña de Tete, antes de dirigirse hacia Zimbabue durante la noche del martes.
Según Sarah Keith-Lucas, del Centro Meteorológico de la BBC, aunque los vientos se hayan debilitado, podrían caer entre 150 y 300 mm de lluvia a finales del martes.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección del mejor contenido de la semana.
También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en el nuevo canal de WhatsApp.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.