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Todas queremos ser Lindsay Lohan
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Hasta que el cuerpo... Continuar Leyendo
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Todas queremos ser Lindsay Lohan

Abraza tu celulitis, acepta tu flacidez y siéntete afortunada de lo que el paso del tiempo le hace a tu cara, a tu cuerpo y a tu actitud, porque eso solo significa una cosa: sigues respirando, mamacita.
10 de enero, 2025
Por: Bárbara Hoyo

Entre mis búsquedas y sus imposiciones, la burbuja digital decidió que la zanahoria a perseguir este año es la oportunidad que los avances estéticos me ofrecen para lucir más joven y quitarme de encima los estragos, defectos o “imperfecciones” que deja vivir. Porque tengo permiso para seguir viva, pero no de verme vieja. Lo sé yo, lo sabes tú, lo sabemos todas.

Soy joven todavía, me respondo a mis 39 años recién cumplidos, que a veces se sienten como una tercera adolescencia, y continuo con la procrastinación que parece haberse convertido en la búsqueda de una “mejor versión” de mí. Con lo mucho que me cuesta reconocer que estoy bien como estoy, mi relación con internet se convierte en el sueño de cualquier coach de vida, pero mi peor pesadilla.

¿Sabrá el algoritmo que no estoy satisfecha con lo que tengo? Tampoco es difícil adivinarlo: la mayoría de las mujeres creemos que la solución está en cambiarnos algo. ¿Quitarte dos costillas muy a la Thalía de los noventa? No suena tan mal. ¿Convertirte en la nueva Lindsay Lohan? ¡Sí, por favor! ¿Meter la cara en una tina con hielos para rejuvenecer la piel, aunque te cale de dolor? Sin duda. ¿Cambiarte los dientes para que no parezca que alguna vez los usaste? Díganme cuánto cuesta.

Mi propia guerra mediática se ve así: combate la celulitis, borra las líneas de expresión, deshazte de la flacidez, reduce a toda costa el paso del tiempo por tu cara, por tu cuerpo y, de ser posible, por tu actitud. Todo al alcance de tu mano, mientras haya con qué. Sólo hace falta inseguridad y dinero. Para el gel, para el suero y el parche, para el bisturí, para la recuperación y el seguimiento. Para mantenerse joven incluso siendo vieja. Sí, una vieja de casi cuarenta años. Aunque, por lo que veo, una empieza a ser vieja desde los treinta.

Mientras mi algoritmo se empeña en reforzar la idea de que yo también quiero ser Lindsay Lohan, en otra parte de mi cerebro se cocina a fuego lento la idea de que mi mayor motivación para comer mejor y moverme más no es la estética, sino la salud de mi sistema.

Si la motivación para mejorar mi cuerpo es adquirir la fortaleza que quiero tener antes y durante la menopausia, que cada día se acerca más, tal vez sea más fácil levantar el culo y llevarme al gimnasio. Estoy cansada de querer ser deseable y no de querer ser menos frágil. Estoy cansada de querer una piel radiante, pero no unas rodillas fuertes. Vaya que es difícil saciar el deseo. Y si le sumas el deseo ajeno sobre el propio, se convierte en un cochambre de insatisfacción y de promesas imposibles de cumplir.

Alguna vez salí con un futbolista (qué te digo, amiga, caí) y mi gran preocupación nunca fue si teníamos tema de conversación o no (spoiler: no teníamos), sino era verme tan bien como él (spoiler: no lo logré). El asunto es que de esa breve interacción recuerdo más la angustia por mi cuerpo que el placer por la situación. Hoy solo me quedan algunas preguntas básicas como qué hacía con un futbolista o qué hacía autoevaluándome con él como referencia. ¿Por qué? ¿Para qué?

Y entonces, heme aquí, una o dos décadas después, combatiendo el mismo deseo y el mismo síntoma que dirige la flecha hacia mis decisiones, queriendo permanecer atractiva con estándares casi imposibles de alcanzar, con inconformidades con mi cuerpo de cuarenta años y con acceso a internet. ¿Qué puede salir mal?

Quiero pensar que con la edad viene un enorme regalo para las mujeres. Más allá de la aceptación, lo que parece llegar es libertad. La libertad de no tener que gustar, de ser más firme con el autocuidado y más leal a una misma. La libertad de saber que nada importa tanto y que ningún deseo ajeno puede convertirse en propio. El mero acto de liberarse es una zanahoria que no se persigue sino que llega hasta tu plato, lista para ser devorada por una dentadura desgastada y probablemente incompleta.

Veo a mi mamá, a sus casi 70 años, ajena a esas complicaciones. Desprendida de la idea de que su cuerpo sea deseable (o no). Libre de la mirada masculina y de la exigencia social. Mi mamá tuvo la primera mastectomía radical a los 36 años. La segunda poco antes de los 50. Me cuesta imaginar lo que piensa de mi algoritmo y de mi anhelo adquirido de no verme vieja, cuando su mayor deseo, desde los treinta, ha sido seguir viva. Me siento un poco tonta, pero con la intención de que se me quite.

Quiero seguir viva, también quiero verme bien. Pero no quiero ser más joven. ¿Por qué insistes, internet? Me gusta lo que los años le hacen a mi cuerpo: lo aceptan. Mi propia batalla personal se ve así: abraza tu celulitis, las líneas de expresión son arrugas y son tuyas, acepta tu flacidez y siéntete afortunada de lo que el paso del tiempo le hace a tu cara, a tu cuerpo y a tu actitud, porque eso solo significa una cosa: sigues respirando, mamacita.

Y aquí sigo, con días en los que me miro al espejo y pienso que debo de ir corriendo al cirujano porque “me están cayendo los años”, y días en los que me miro al espejo y agradezco no tener veinte años ni la osadía de competir contra el cuerpo de un futbolista.

Dos décadas han pasado desde que cumplí veinte años, tal como Lindsay Lohan, pero dudo tener un comeback como el de ella. Lo que sí creo tener, espero que más pronto que tarde, es la libertad de ser quien soy, como estoy, pararme frente al deseo y darme el permiso de existir y de envejecer, en dosis completas. Sin algoritmos de por medio y venciendo las ideas que llueven día con día sobre lo que debería de ser, pero que no puedo ni podré.

A falta de querer perseguir una zanahoria para verme “mejor”, respiro profundo y le pido a la sabiduría de mi cuerpo devorarse la zanahoria de la libertad una vez que llegado el momento.

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Imagen BBC
Incendios siguen sembrando el caos en Los Ángeles; advierten que cifra de muertos puede aumentar
6 minutos de lectura

El origen de los incendios es desconocido y está bajo investigación, informaron las autoridades del condado. Miles de personas han sido evacuadas y autoridades advirtieron que las cifras de muertos irremediablemente van a aumentar.

09 de enero, 2025
Por: BBC News Mundo
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Con ninguno de los fuegos bajo control y nuevos sumándose a medida que pasan las horas, los incendios más destructivos de la historia de Los Ángeles parecen no tener fin.

En la tarde de este jueves empezó a arder otra zona del noroeste de la ciudad, cerca de las exclusivas áreas residenciales de Calabasas y Hidden Hills.

Y con ello, son ya seis los focos que cientos de bomberos combaten desde que se encendió la primera llama en la mañana del martes en Pacific Palisades.

Los evacuados llegan casi a los 200 mil y las edificaciones dañadas superan los 9 mil.

Hasta la tarde de este jueves se habían reportado seis muertes, pero las autoridades ya advirtieron que las cifras irremediablemente van a aumentar.

“En un momento dado, podremos hacer una búsqueda más exhaustiva de las áreas afectadas — algunas parecen haber sido alcanzadas por una bomba—. Podremos traer K-9 (perros de búsqueda y rescate) que nos ayuden a descubrir, con suerte, no demasiados muertos”, dijo el alguacil del condado de Los Ángeles, Robert Luna, en una rueda de prensa el jueves en la mañana.

“Rezamos por ello (para que no sean demasiados). Esto es una crisis y no sabemos qué nos puede deparar, aunque estamos preparados para todo”, añadió.

“Así que sean pacientes con nosotros cuando nos preguntes sobre la cifra de muertos”, siguió. “Hoy por hoy, francamente no lo sabemos”.

Imagen del incendio que afectaba en la noche del miércoles a las colinas de Hollywood.
Reuters
Imagen del incendio que afectaba en la noche del miércoles a las colinas de Hollywood.

El alguacil Luna también informó que habían detenido “a más de 20 personas” tratando de saquear casas evacuadas.

Para evitar ese tipo de situación, adelantó que impondrían el toque de queda entre las seis de la tarde y las seis de la mañana alrededor de las zonas afectadas por los incendios de Palisades y Eaton.

Qué provocó los fuegos sigue estando bajo investigación, dijo en esa misma conferencia el jefe de bomberos del condado de Los Ángeles, Anthony Marrone, repitiendo el mensaje del día anterior.

“En cuanto tengamos un indicio se lo comunicaremos a los medios”, zanjó.

Mientras, los meteorólogos advierten que nuevos vientos de Santa Ana podrían seguir complicando la situación sobre el terreno.

Estos incendios serán unos de los más costosos en la historia de Estados Unidos, adelantan los expertos.

Tal como están las cosas, el banco de inversión estadounidense JP Morgan estima que las pérdidas económicas ascenderán a alrededor de US$50.000 millones, una cifra que se ha más que duplicado desde una estimación inicial del miércoles.

Servicios de emergencia al límite

Los incendios en curso están llevando la capacidad de los servicios de emergencia al límite.

Y es que, aunque la temporada de incendios del sur de California solía empezar en mayo y acabar en octubre, hoy es ya “un problema perenne”, tal como subrayó el gobernador Gavin Newsom este martes.

“No hay temporada de incendios. Lo es todo el año”.

A los bomberos de la ciudad se les han sumado otros de los condados vecinos, y las autoridades de California han pedido ayuda más allá del estado. Nevada, Oregón y Washington ya han respondido al llamado.

En algunos lugares los bomberos se quedaron sin agua el miércoles por la alta demanda para apagar los fuegos.

La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, se defendió de las críticas por estar de viaje en África cuando la ciudad empezó a arder.

Un edificio en ruinas en el bulevar Sunset.
Getty Images
Muchos edificios dle icónico bulevar Sunset han quedado en ruinas.

En el oeste de Los Ángeles, además de la enorme destrucción que ha sufrido la zona de Pacific Palisades, la vecina Malibú ha visto como cientos de casas frente al océano han sido destruidas por el fuego, así como numerosas tiendas y restaurantes.

Casa en llamas en Altadena.
Getty Images
Casa en llamas en Altadena.

Cómo empezó todo

Las primeras llamas de esta oleada de incendios sin precedentes se registraron en la mañana del martes en Pacific Palisades, un área residencial de familias de clase alta y salpicada de mansiones en el oeste de Los Ángeles, y en pocas horas ya se había quemado cientos de hectáreas.

Este fuego ya es considerado el más destructivo de la historia de Los Ángeles por la gran cantidad de construcciones afectadas.

“Parece un infierno”, le dijo a Los Angeles Times Lori Libonati, uno de los miles de residentes obligados a evacuar el barrio, antes de tener que abandonar la zona.

A última hora de la tarde del martes, a unos 40 kilómetros hacia el interior, otro fuego se inició en Altadena, un municipio del norte de Los Ángeles. Las autoridades se están refiriendo a ese incendio como Eaton.

En las siguientes horas se les sumó otro incendio al norte de Palisades, al que nombraron Woodley, y un cuarto en esa misma dirección, cerca del municipio de Santa Clarita, bautizado como Hurst.

Y en la noche del miércoles se desató el incendio en las colinas de Hollywood.

El jueves se alertó del inicio de otros incendios a los largo del condado de Los Ángeles.

El espeso humo del incendio dificultaba la operación de evacuación de los vecinos.
Getty Images
El espeso humo del incendio dificultaba la operación de evacuación de los vecinos.

Una evacuación caótica

Vecinos responden a la orden de evacuación por incendio en Pacific Palisades, Los Ángeles, California, Estados Unidos, el 7 de enero de 2025.
Getty Images
Muchos vecinos del área de Pacific Palisades tuvieron que evacuar la zona a pie por el colapso de las vías de acceso.

El proceso de evacuación en Pacific Palisades, barrio en el que viven numerosas celebridades, empezó siendo caótico, debido a las características de la zona residencial, sin suficientes rutas de acceso.

La principal vía de entrada y salida se vio colapsada, entre vecinos que huían por miedo a ser alcanzados por las llamas y bomberos que querían acceder a ella.

Y las autoridades tuvieron que usar maquinaria pesada para retirar los vehículos que bloqueban el acceso a los camiones cisterna.

“A las 10:45 de la mañana observaba unas llamas en las montañas de Santa Mónica y, en una hora, Sunset Boulevard estaba paralizado. Dos horas después, hubo un ataque de pánico masivo, con todos los vecinos tratando de evacuar a la vez”, cuenta la periodista de la BBC Lucy Sheriff, quien vive en el área.

“Vi a un padre con su hija de 10 años, con el uniforme escolar, corriendo por la calle para tratar de ponerse a salvo y escuché una mujer mayor pidiendo ayuda para subir al auto y marcharse, pero nadie quiso o pudo ayudarla”, prosigue.

“Nunca recibí un mensaje para la evacuación ni una alerta de incendio, tampoco mi pareja. Me enteré por los vecinos, y el proceso de evacuación fue extremadamente frenético”.

Se evacuaron escuelas y centros de salud, y se habilitaron albergues para recibir a los desalojados.

Bomberos tratan de sofocar las llamas que envuelven una casa en Pacific Palisades, Los Ángeles, California, Estados Unidos, el 7 de enero de 2025.
Getty Images
Las autoridades de Los Ángeles hablan de “varias estructuras” y vehículos quemados en Pacific Palisades.
Una estructura quemándose en Pacific Palisades, Los Ángeles, California, Estados Unidos, el 7 de enero de 2025.
Getty Images

Los incendios se registran apenas dos semanas después de que otro, al que llamaron Franklin, consumiera cientos de hectáreas durante nueve días en la Malibú.

Los meteorólogos han advertido que estas son las peores condiciones para un incendio en más de una década no solo en Los Ángeles, sino en todo el sur de California.

“Son los vientos más destructivos que hemos visto en décadas”, le dijo a la BBC Ariel Cohen, meteorólogo a cargo del Servicio Meteorológico Nacional en Los Ángeles.

“Estamos hablando de vientos de entre 128 y 160 km/h, que han ayudado a que el fuego se propague”, subrayó.

“El escenario es catastrófico”.

Un vehículo en llamas en Pacific Palisades, Los Ángeles, California, Estados Unidos, el 7 de enero de 2025.
Getty Images
El humo del incendio en los Pacific Palisades visto desde la playa en Santa Mónica, Los Ángeles, California, Estados Unidos, el 7 de enero de 2025.
Getty Images
La columna de humo del incendio en los Palisades era ya visible para el mediodía desde prácticamente todo Los Ángeles.
Un hombre siendo evacuado en una ambulancia, rodeado de policías, en Altadena, Pasadena, condado de Los Ángeles, California, Estados Unidos, el 7 de enero de 2025.
Getty Images
En Altadena, un municipio del norte de Los Ángeles situado a 40 kilómetros de Pacific Palisades, se registró un segundo foco y las evacuaciones están en marcha.
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BBC

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