La ciudad de Tulum es uno de los destinos turísticos más populares de México. Sin embargo, el encanto termina cuando las calles se encuentran desbordadas de basura con pequeños tiraderos en las banquetas, esquinas y terrenos sin ocupar, donde el riesgo de que la fauna nociva prolifere.
Para atender el creciente exceso de basura, la organización Tulum Sostenible S.C., implementó un programa de Cultura Ambiental y Manejo de Residuos para acopiar los materiales que más se generan en la ciudad.
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Cifras del Atlas Nacional de Residuos Sólidos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) señalan que en el estado de Quintana Roo se genera mil 546 toneladas al día y se cuenta con personal de servicio de recolección de 710 personas, de las cuales 686 son hombres y 24 son mujeres.
Los residuos que más se generan en el estado son orgánicos, papel, cartón, textiles, metales, plástico y pañales desechables.
Aunque el vidrio no se contabiliza, según los datos presentados en el Atlas, la organización Tulum Sostenible señaló que este material es de los que más se genera y del que se tiene poca capacidad de reciclaje.
Karla Acevedo, presidenta de la organización Tulum Sostenible, señaló que el proyecto Puntos Limpios surgió hace seis años por la grave problemática que tienen en el municipio con la gestión de residuos y que va en aumento.
“A pesar de todos los esfuerzos, seguimos teniendo un gran problema del que estamos hasta peor, porque no tenemos un relleno sanitario”, denunció Karla Acevedo en entrevista para Animal MX.
Los Puntos Limpios Tulum son estaciones de acopio de residuos valorizables con capacidad de tener un manejo especial adecuado, esto quiere decir que al recolectarlos pueden volver a la cadena de valor para convertirse en otros materiales después de ser tratados.
En la ciudad, estos puntos de acopio se encuentran distribuidos en 12 colonias. Su función es ser una alternativa integral para el manejo de los residuos sólidos urbanos. Hasta ahora han logrado que más de 80 toneladas de materiales reciclables lleguen a las calles, al mar y cuerpos de agua en la zona.
La estructura de las 12 estaciones está hecha de materiales reciclables con módulos para depositar los siete diferentes residuos inorgánicos que recibe como: plástico PET, HDPE, Tetrapack, aluminio, metal, cartón y papel.
Acevedo resaltó que los Puntos Limpios Tulum se caracterizan por tener un acopio diferenciado y que la infraestructura pública, esto permite que tanto peatones como habitantes hagan uso de las estaciones.
“Hemos estado trabajando en los últimos años para generar recursos e instalar infraestructura pública. Esto es importante porque le corresponde a los ayuntamientos”, añadió.
Para que este programa se ejecute con éxito, la educación ambiental ha sido importante para su implementación, porque con talleres capacitan a la ciudadanía para cuidar de las estaciones y usarlas de manera efectiva.
Así cómo hay materiales que tienen capacidad de reciclaje en el municipio, existen otros que no se deben llevar a un Punto Limpio como: residuos sanitarios, pilas, baterías y electrónicos, contenedores de huevo de plástico o cartón, unicel, cajas de pizza u otro contenedor de comida, vidrio y bolsas de plástico.
El programa contempla cuatro ejes de acción:
Aunque las estaciones ya llevan seis años en Tulum, Karla Acevedo explicó que aún falta sensibilizar más a las personas sobre la importancia de esta infraestructura que separa los residuos que generan.
“Falta educación y capacitación, porque una cosa es saber cuál es el PET y cuál es el HDPE, por ejemplo, que son dos categorías de plásticos que sí podemos reciclar [ante] una gran categoría de plásticos que no podemos reciclar y esto, también, se lo debemos enseñar a la gente”, recalcó.
Después de que las personas sean educadas y capacitadas para reconocer cada una de las categorías de residuos, viene lo más importante: la capacidad de saber cómo manejan los residuos sólidos que ya reconocen y así, generar la participación ciudadana activa.
Después de que Los Puntos Limpio Tulum fueron aceptados por las personas de las 12 colonias en las que están instalados, los integrantes de Tulum Sostenible llevaron este programa a las escuelas públicas de nivel básico que hay en el municipio.
En las escuelas también instalaron módulos para acopiar los materiales reciclables que se generan, tanto en la propia escuela, como en las casas de los alumnos.
La organización Tulum Sostenible señaló que es importante contar con una empresa recolectora que canalice los materiales a su reciclaje.
Además, reiteró que la participación de las escuelas junto con la aplicación de un programa de educación ambiental adecuado para cada nivel escolar, contribuirá a que los alumnos entiendan la problemática que existe entorno a la gestión de residuos sólidos urbanos y se comprometan a participar reduciendo el uso de estos materiales y aplicando un correcto manejo de los residuos lo requieren.
“El hecho de haber llegado con los niños, primero, es porque cuando hacíamos las actividades en los módulos de las colonias los que más participaban eran los niños que lo ven como un juego, es entretenido y hacíamos dinámicas. Vimos un gran potencial con los niños y que están mucho más abiertos a aprender”, comentó Acevedo.
Tan solo en 2024, Tulum Sostenible logró crear el primer programa específico de educación en el manejo de residuos sólidos que, en poco meses, logró recuperar más de tres toneladas de materiales valorizables de cinco escuelas primarias y dos escuelas secundarias, donde más de 3 mil 500 infancias y juventudes aprendieron del manejo adecuado de los residuos.
En 2025, Karla Acevedo junto con el equipo de Tulum Sostenible, quieren implementar un segundo año de Puntos Limpios en las escuelas del municipio y así mantener activa la capacitación, educación y manejo efectivo de los residuos en su ciudad.
Para lograrlo iniciaron una campaña de fondeo en la plataforma GoFundMe titulada “Caos de basura en Tulum destruye su biodiversidad ¡Sumate!”, con el objetivo de recaudar fondos que les permitan tener un año más de operaciones en la recuperación de residuos y que no terminen en las calles o cuerpos de agua.
En las escuelas, explicó Acevedo, el programa se implementa a través de 13 capítulos que ven las infancias a lo largo del año, esto equivale a 900 sesiones de educación ambiental y manejo de residuos que presentaron durante el ciclo escolar 2023-2024.
A lo largo de estos capítulos enseñaron a las infancias sobre la importancia de los ecosistemas, la geografía de Tulum, por ejemplo, con ayuda de juegos y dinámicas para que los estudiantes lo aprendan de manera divertida.
“El programa fue todo un éxito. Los primeros meses no veíamos mucha actividad hasta que nos dimos cuenta de que así es, que toma tiempo para que la mente lo integre. Fue hasta el tercer y cuarto mes que comenzamos a ver los resultados donde los niños comenzaron a hacer uso de la infraestructura que se instaló en las escuelas y que sirve para la separación de los residuos”, describió.
Para donar solo ingresa a la plataforma GoFundMe y dirígete al botón “Donar ahora”. Ingresa la cantidad con la que desees apoyar a la organización Tulum Sostenible para lograr que el programa de educación y manejo de residuos se mantenga en las escuelas un año más.
Los recursos recabados por esta campaña irán al programa escolar que se lleva a cabo en el 100% de las escuelas públicas de la cabecera municipal de Tulum.
Karla Acevedo dijo que esperan contar con los fondos suficientes este año para comenzar en el periodo escolar 2025 y continuar con la campaña en las escuelas.
“Queremos continuar con la campaña en las escuelas, nos parece indispensable y sumar más aliados. Esos serían mis dos objetivos de este año. Creo que es importante que se sumen más empresas, tanto locales como empresas grandes (…) de estas que comercializan y tienen una utilidad y están mejorando su economía porque usan este tipo de materiales. Creo que tienen una responsabilidad directa en que la población esté educada”, invitó la directora de Tulum Sostenible.
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En su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump cuenta con mayoría en ambas cámaras del Congreso y con una Corte Suprema conservadora que, en varias ocasiones, ha favorecido su agenda. Aquí te contamos cuáles pueden ser las limitaciones al poder del mandatario estadounidense.
Donald Trump regresa este 20 de enero a la Casa Blanca con una agenda de grandes cambios en Estados Unidos.
“Gobernaré con un lema sencillo: promesas hechas, promesas cumplidas”, dijo el mandatario en su primer discurso luego de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.
Esa noche, Trump dijo que convertiría a EE.UU. en el mejor país del mundo.
Entre sus propuestas está seguir construyendo el muro limítrofe con México para sellar las fronteras del país y, sobre todo, expulsar del país a millones de extranjeros indocumentados en lo que asegura será la “mayor deportación” de la historia de Estados Unidos.
También ha prometido reducir la burocracia gubernamental, bajar los impuestos e imponer un sistema de aranceles de 10% a 20% a la importación de la mayor parte de los productos extranjeros que, en el caso de China, llegarían a 60%.
Para lograr estos objetivos, Trump cuenta con un partido republicano que ha cerrado filas en torno a su figura y que dispone de mayoría tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, lo que configura lo que los estadounidenses denominan como “trifecta” o gobierno unificado.
Esto significa que las cosas empiezan a funcionar al estilo de los sistemas parlamentarios unicamerales, donde una mayoría toma el control del Congreso y del gobierno, actuando como un todo unificado que puede hacer prácticamente lo que quiere, dice a BBC Mundo Mark Peterson, profesor de Políticas Públicas, Ciencia Política y Derecho en la Universidad de California Los Ángeles (UCLA).
Además, la Corte Suprema de Justicia -que encabeza el tercer poder independiente del Estado- cuenta en estos momentos con una mayoría de seis jueces conservadores (tres de ellos nombrados por Trump durante su primer mandato) frente a tres jueces liberales, lo que aumenta la probabilidad de que las iniciativas del gobierno reciban luz verde por parte del máximo tribunal.
¿Significa esto que Donald Trump gobernará sin ningún tipo de contrapeso? No.
Aquí te contamos seis posibles límites al poder casi absoluto del nuevo presidente.
Los republicanos cuentan con mayorías en ambas cámaras del Congreso. Sin embargo, no se trata de una ventaja holgada que pueda garantizar la aprobación de todas sus propuestas.
Los resultados de las elecciones de noviembre otorgaron al partido de gobierno 220 legisladores frente a 215 de los demócratas. No obstante, desde entonces tres congresistas republicanos renunciaron a su escaño para ocupar otras posiciones y eso supone que al menos durante unos meses, la ventaja de los republicanos en la Cámara Baja se reduce a dos votos, lo que les deja muy poco margen de maniobra.
“Es la mayoría más débil que ha habido en tiempos modernos. Y aunque los republicanos están ahora extremadamente alineados, es muy difícil mantenerlos a todos unidos frente a temas muy complicados para lograr que ese control nominal de la cámara se convierta en un control absoluto”, apunta Peterson.
En la Cámara Alta, los republicanos cuentan con 53 senadores, frente a 47 de los demócratas. Eso significa que aún les faltan 7 votos para contar con la mayoría calificada necesaria para aprobar medidas importantes.
“A menos que todo lo que quieran hacer pueda empaquetarse a través del mecanismo de reconciliación, los demócratas pueden vetar casi todo”, indica Peterson.
La reconciliación es un procedimiento especial que permite al Senado aprobar de forma expedita medidas presupuestarias contando con una mayoría simple de votos (51, en lugar de 60). En las últimas décadas ha sido empleado con frecuencia debido a la extrema polarización que hay en el Congreso estadounidense, pero no se puede aplicar en todos los casos.
“Los presidentes que han tenido la oportunidad de hacer cambios importantes han llegado al poder con una victoria aplastante, con mayorías dominantes en la Cámara de Representantes y el Senado del orden del 60% de los escaños o más. Ese no es el caso ahora, por lo que será realmente sorprendente si Trump, trabajando con sus aliados republicanos, puede hacer realmente el tipo de cosas de las que ha estado hablando”, señala Peterson.
El experto destaca que durante la primera mitad de su primer gobierno, Trump contó con una trifecta, así como con una mayoría aún más holgada que la actual en la Cámara de Representantes y la única ley importante que logró aprobar fue un recorte de impuestos.
Aunque en la Corte Suprema hay una mayoría de seis jueces conservadores y tres de ellos fueron nominados por Trump, eso no es garantía de que todas las iniciativas del gobierno vayan a recibir el visto bueno.
Es cierto que en su actual configuración, el máximo tribunal estadounidense revirtió la protección federal al derecho al aborto que existía desde la década de 1970 y que esa medida contó con el apoyo de los nuevos magistrados, tal como había prometido Trump que ocurriría durante su campaña de 2016.
Esa Corte Suprema también estableció que los presidentes tienen derecho a “inmunidad absoluta contra el procesamiento penal” por aquellas acciones de carácter oficial que realicen durante sus mandatos, lo que libró a Trump de varios juicios que estaban en marcha en su contra.
Esa decisión dejo claro, no obstante, que los presidentes no cuentan con esta misma inmunidad en las acciones que no tienen relación con su rol oficial.
Además, el máximo tribunal desestimó las denuncias que hicieron Trump y los republicanos con el fin de intentar revertir los resultados de las elecciones presidenciales de 2020, y rechazó los intentos del gobierno de Trump de poner fin al programa DACA, que protege a centenares de miles de personas que llegaron a EE.UU. sin papeles siendo menores de edad.
También mantuvo en vigor algunas protecciones de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (popularmente conocido como Obamacare), así como otras disposiciones que protegen a las personas LGBTI+ de sufrir discriminación en los lugares de trabajo, en ambos casos contradiciendo los planes de los republicanos.
Más allá de la Corte Suprema, de acuerdo con un estudio del Centro Pew, 60% de los jueces activos en cortes de distrito en Estados Unidos fueron nominados por mandatarios demócratas, mientras que solamente 40% fueron postulados por presidentes republicanos.
“El Poder Judicial sigue siendo una tercera rama importante del gobierno con un alto grado de independencia y, además, la mayoría de sus integrantes no han sido nombrados ni por Trump ni por los republicanos”, apunta Peterson, quien subraya además que se supone que los jueces deben tomar sus decisiones guiados por la ley y por los precedentes establecidos por la Corte Suprema.
El hecho de que Estados Unidos sea un estado federal trae consigo importantes limitaciones a los cambios que se pueden aplicar desde la Casa Blanca.
La décima enmienda constitucional otorga un amplio número de competencias a los gobiernos de los estados.
Tradicionalmente los estados han tenido competencias sobre seguridad, salud, beneficios sociales, educación, procesos electorales, derecho penal, regulaciones laborales y leyes sobre la propiedad.
De igual modo, los condados y ciudades tienen responsabilidades en temas de seguridad pública, planificación urbana, uso de las tierras, entre otros.
Esas competencias permiten que desde esas instancias de gobierno puede hacerse resistencia u oposición a algunas de las iniciativas que impulse Trump.
“Los demócratas definitivamente van a utilizar estas competencias ahora en contra del gobierno Trump”, vaticina Peterson.
“Vivo en California, el estado más grande del país, la quinta economía más grande del mundo. No es universalmente democráta, ni liberal ni progresista, pero va fuertemente en esa dirección. Y este será un estado, como muchos otros, que hará lo posible para hacer cosas independientemente de lo que quiera el gobierno de Trump o para desafiarlo, tal como Texas y otros estados desafiaron a los gobiernos de Biden y Obama en el pasado”, agrega.
En la actualidad, 23 de los 50 estados del país cuentan con gobernadores demócratas.
La colaboración o resistencia de las autoridades estatales y locales puede ser un factor determinante en algunos planes de Trump como la deportación masiva de migrantes, pues es una tarea difícil y compleja que requiere apoyos locales.
Muchas ciudades y estados se han declarado como lugares “santuario” para los migrantes, por lo que que limitan su cooperación con el gobierno federal en este campo.
Durante el primer gobierno de Trump, en las filas republicanas hubo quejas porque no lograron impulsar su agenda política tanto como querían debido, en parte, a su propio desconocimiento sobre cómo funciona el Estado y la burocracia, pero también debido a la resistencia que encontraron por parte de funcionarios públicos, el llamado servicio civil, que objetaron o ralentizaron la ejecución de órdenes que consideraron ilegales o inapropiadas.
Hacia el final de ese mandato, Trump aprobó una orden ejecutiva que le iba a permitir despedir a miles de empleados públicos y reemplazarlos por sus partidarios.
Esa medida fue derogada por Biden, pero el programa de campaña de Trump contemplaba su reinstauración.
De hecho, de cara a este segundo gobierno, varios grupos conservadores cercanos al nuevo mandatario elaboraron bases de datos con miles de profesionales leales a su proyecto político e ideológicamente afines con los cuales buscarían sustituir a los funcionarios públicos.
Esta iniciativa, sin embargo, puede enfrentarse a una fuerte resistencia institucional, legal, política y sindical.
“Creo que habrá tribunales que reaccionen contra eso. El servicio civil existe por una razón y hay una ley que lo ampara. Por eso, no habrá una erosión masiva y un ataque a los empleados federales, hasta el punto de reestructurar el gobierno de una forma sustancial”, dice Peterson.
“Sin embargo, sí habrá cosas marginales que marcarán una diferencia. Por ejemplo, cuando el Ejecutivo decide trasladar las oficinas de una institución fuera de Washington DC a otros lugares del país, eso hará que algunos funcionarios renuncien a sus cargos porque no pueden trasladar a sus familias”, agrega.
Cuando Trump llegó a la Casa Blanca por primera vez, los medios de comunicación de tendencia liberal realizaron una cobertura crítica de su gobierno, mientras que sindicatos y organizaciones de la sociedad civil se movilizaron para bloquear muchas de sus iniciativas por vía de la presión ciudadana o de los tribunales.
En el caso de los medios de comunicación, la situación ha cambiado un poco.
Ejemplo de ello es lo ocurrido con el diario The Washington Post que durante el primer gobierno de Trump llevó un registro de cada vez que el mandatario decía una mentira o desinformaba (más de 30.000 en cuatro años).
Por contraste, en los últimos meses de la reciente campaña, este medio decidió no publicar su acostumbrado editorial en el que fija posición sobre las elecciones y, en este caso, preveía dar un espaldarazo a la candidata demócrata, Kamala Harris.
Lo mismo hizo otro diario tradicionalmente liberal, Los Angeles Times.
El hecho de que Jeff Bezos, fundador de Amazon y dueño de The Washington Post, haya acudido a reunirse con Trump en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida, es otro elemento destacable.
En paralelo, muchos otros medios han mantenido firme su postura crítica frente a los planteamientos del nuevo gobierno de Trump.
Lo mismo puede decirse de numerosas organizaciones de la sociedad civil como la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), que cuenta con 1,7 millones de afiliados y que ya ha anunciado su intención de tratar de detener la puesta en práctica de algunas de las propuestas del nuevo mandatario.
“La victoria del presidente electo Trump significa que si implementa las políticas con las que ha amenazado desde que dejó el cargo en 2020, más familias inmigrantes serán separadas, más personas enfrentarán daños graves debido a las restricciones de salud reproductiva y utilizará al gobierno federal como arma contra los manifestantes y los opositores políticos”, dijo la ACLU en un comunicado tras conocerse la victoria de Trump.
“Emprendimos acciones legales contra la administración de Trump más de 430 veces cuando estuvo la primera vez en el cargo. Tenemos la estrategia para contraatacar y ganar una vez más”, agregó el texto.
La capacidad que tendrá Trump de llevar adelante su agenda de gobierno también dependerá de cómo esta encaje con las verdaderas preocupaciones de los ciudadanos y cómo sea percibida por estos.
En especial porque, aunque Trump ganó el voto popular, no consiguió un apoyo realmente mayoritario de los ciudadanos.
“El presidente Trump ganó la elección. Es un hecho indiscutible. Pero lo hizo con el 49,9% del voto popular -menos de la mitad de los votantes- y con un margen de apenas 1,5% puntos porcentuales sobre Kamala Harris. Esa es una de las victorias más ajustadas para un presidente”, apunta Peterson.
El experto destaca además que en el conjunto de electores que le apoyaron no todos están comprometidos con sus propuestas más radicales.
“Una parte importante son los partidarios MAGA [siglas en inglés del lema Hagamos de Estados Unidos Grande de Nuevo]: ellos apoyarían lo que Trump quiera hacer. Otra parte son republicanos a los que no les gusta Trump, pero que lo prefieren porque siendo conservadores quieren impuestos más bajos, menos regulaciones, etc”.
“Y luego hay un grupo grande de personas que votaron por Trump porque la inflación era muy alta, querían un cambio y él era la opción que tenían para conseguirlo”, afirma.
Peterson advierte que muchos de esos votantes no apoyarían, por ejemplo, la eliminación de Obamacare, ni quieren que se acabe con el gobierno federal o con el servicio civil; o que se deroguen las políticas contra el cambio climático.
Este es un factor que presionaría hacia la moderación del gobierno, no solamente porque puede afectar la popularidad de Trump sino también las opciones de los congresistas republicanos de lograr reelegirse en los comicios de mitad de periodo en 2026.
¿Y qué haría Trump si enfrenta este tipo de resistencia ante alguna de sus propuestas?
“Él se adaptará según sea necesario y, luego, culpará a otros por no haber logrado su objetivo”, prevé Peterson.
El experto recuerda que esto ya ocurrió a inicios del primer gobierno de Trump, cuando la popularidad del Obamacare creció mientras el gobierno se esforzaba por derogarlo, por lo que al final la Casa Banca tuvo que mantenerlo en vigor y conformarse con hacer algunos cambios menores.
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