Las personas que nos hacen reír no siempre son felices. Muchos comediantes tienen o han tenido depresión en algún momento de su vida, ¿cómo es posible que aún pasándola tan mal puedan hacernos reír?
Hace seis años, la muerte repentina del actor y comediante Robin Williams sorprendió al mundo. Las películas entrañables que dejó (Patch Adams, por ejemplo) y las risas que contagió hicieron que su suicidio pareciera extraño.
Lo que pocos sabíamos es que tenía depresión, además de que luchó contra las adicciones y vivía con trastorno bipolar y poco antes de su muerte fue diagnosticado con demencia.
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A eso se sumó la sensación de que su carrera estaba en descenso.
“No puedo. No sé cómo ser gracioso”, le dijo Robin Williams llorando a Cheri Minns, su maquillista y amiga, según cuenta el periodista Dave Itzkoff en el libro biográfico Robin.
La sacudida por su muerte nos hizo poner el foco en la relación entre la comedia y la depresión.
Aunque no hay ningún estudio que establezca una relación clara entre los comediantes y las enfermedades mentales no podemos ignorar algunos casos.
Hannah Gadsby, Jim Carrey, Robin Williams, Ellen DeGeneres, Ben Stiller, Sarah Silverman, Stephen Fry, Spike Jones, Woody Allen, y Rachel Bloom, son sólo algunos comediantes que han tenido depresión.
En 2014, la Universidad de Oxford realizó una investigación que muestra que los comediantes tienen rasgos en común con personas que tienen esquizofrenia o depresión maníaca, y que esto podría ser lo que los hace divertidos.
“Los elementos creativos necesarios para producir humor son sorprendentemente similares a los que caracterizan el estilo cognitivo de las personas con psicosis, tanto esquizofrenia como trastorno bipolar“, dijo a BBC el autor del estudio, Gordon Claridge.
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La investigación también arrojó que los comediantes eran menos capaces de sentir placer social y físico y tenían una visión general más oscura de la humanidad.
En el estudio participaron 523 comediantes de Reino Unido, Estados Unidos y Australia.
“El humor requiere la capacidad de pensar fuera de la caja o ver conexiones inusuales que otros no ven”, dijo Victoria Ando, especialista del Departamento de Psicología Experimental de Oxford a The Guardian.
“Esta forma de pensar divergente refleja muchos de los procesos y patrones de pensamiento vistos en la psicosis. Pero mientras que en los pacientes psicóticos estos rasgos son demasiado patológicos para permitir la creatividad, en un individuo sano pueden contribuir a la inspiración“.
Mark Twain decía que “la fuente secreta del humor no es la alegría sino la tristeza”.
Un enfoque llamado psicología positiva considera que el humor es una fortaleza que ayuda a las personas a establecer conexiones con el entorno.
Pero antes, algunos psicólogos pensaban que el sentido del humor era empleado como mecanismo de defensa para ocultar los verdaderos sentimientos.
Y el standupero estadounidense Jaime Kilstein lo confirma:
“La buena comedia proviene de las dificultades. Es muy raro que conozcas a alguien divertido cuya historia de fondo sean hazañas atléticas calificadas y conexiones de red de alto nivel. Mi comedia vino como un mecanismo de defensa. Si algo era abrumador, normalmente me congelaba hasta que alguien bromeaba, y luego era como si se hubiera liberado toda la tensión”, cuenta Kilstein, quien también tuvo depresión.
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El psicólogo Peter McGraw, autor del libro The Humor Code: A Global Search for What Makes Things Funny, es escéptico.
En una entrevista detalló que lo que sabemos de la relación entre la comedia y la depresión es inexacto y equívoco.
“Primero, no está claro que (la depresión) sea un efecto de comedia”, dice. “Por ejemplo, la mortalidad de los comediantes no es diferente a la de otros artistas o personas. El otro problema es que ninguna de las investigaciones ha analizado la relación de la comedia con la gama completa de enfermedades mentales“.
Y esto tiene sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que la depresión es la principal causa de discapacidad en todo el mundo. Según las últimas estimaciones de la OMS, más de 300 millones de personas viven ahora con depresión, un aumento de más de 18% entre 2005 y 2015.
Esto significa que cada vez más personas (comediantes o no) tienen depresión. A diferencia del pasado, algunos comediantes se han abierto a hablar del tema en la actualidad, donde las enfermedades mentales están menos estigmatizadas.
Jaime Kilstein lo dijo así: “Estamos deprimidos, todos nosotros: cómicos, atletas, directores ejecutivos, personas ricas y pobres. Lo que importa es cómo lo manejamos”.
Si sientes que tú o alguien cercano a ti tiene depresión, puedes pedir ayuda a:
El ataque aéreo fue lanzado en la mañana de este miércoles contra puntos de “infraestructura terrorista”. Pakistán niega cualquier relación con los ataques de hace dos semanas.
Dos semanas después del mortal ataque militante a turistas en la región de Cachemira administrada por India, este país ha lanzado una serie de bombardeos en Pakistán y en la zona de Cachemira administrada por Pakistán.
De acuerdo al reporte oficial, al menos 26 personas murieron en el ataque aéreo indio.
El ministro de Defensa de India señaló este miércoles que los bombardeos -de la llamada operación Sindoor- hacen parte del “compromiso” de “hacer responsables” a las personas que perpetraron el ataque del 22 de abril, que causó la muerte de 25 ciudadanos indios y un nepalí.
Pero Pakistán, que ha negado cualquier responsabilidad en el hecho, ha descrito las incursiones aéreas como “no provocadas”.
El primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, anotó que este “atroz ataque de agresión no quedará impune”.
El ejército de Pakistán señaló que había derribado cinco aviones de guerra indios y un drone. Hasta el momento, no se conoce una respuesta de India.
El vocero del ejército de Pakistán, el general Ahmed Sharif Chaudhry, anotó que al menos 26 personas habían muerto y otras 46 habían resultado heridas.
Por su parte, India reportó la muerte de 10 personas en su país debidos a avances del ejército paquistaní en la frontera.
En BBC Mundo te explicamos lo que se sabe hasta ahora de esta tensión entre ambas naciones.
India señaló que nueve posiciones en Pakistán y la zona de Cachemira administrada por Pakistán fueron blanco de los ataques aéreos en la madrugada de este miércoles.
Y anotó que los blancos hacían parte de la “infraestructura terrorista” donde los ataques contra India se “planeaban y producían”.
El gobierno en Nueva Delhi señaló que no atacó instalaciones militares de su país vecino y añadió que sus acciones “han sido enfocadas, medidas y sin escaladas”.
De acuerdo con el gobierno de Pakistán, tres zonas del país resultaron afectadas por los ataques: Muzaffarabad y Kotli, en la región de Cachemira administrada por Pakistán, y Bahawalpur, en la provincia paquistaní de Punjab.
Su ministro de Defensa, Khawaja Asif, le dijo a la cadena de televisión GeoTV que los ataques alcanzaron áreas civiles y añadió que eran falsos los reclamos de India de que los blancos atacados eran “campamentos terroristas”.
La avanzada india ocurre semanas después de un aumento de tensiones entre ambos países -que tienen programas nucleares- y tras los ataques que dejaron 26 turistas muertos en el pintoresco poblado vacacional de Pahalgam.
En esos hechos del 22 de abril, por los que se responsabiliza a un grupo de militantes extremistas, murieron 26 personas, con testigos que afirman que los atacantes estaban señalando particularmente como blanco a hombres hindúes dentro del grupo.
Se trata del peor ataque contra civiles en la región en cerca de 20 años y generó una ola de fuertes rechazos en India.
El primer ministro Narendra Modi afirmó que el país perseguiría a los sospechosos “hasta el fin del mundo” y que quienes lo planearon y llevaron a cabo recibirán “un castigo inimaginable”.
Sin embargo, India no ha identificado a ningún grupo sospechoso de perpetrar el ataque en Pahalgam.
Pero la policía india ha alegado que dos de los atacantes eran ciudadanos paquistaníes, y Delhi señala a Pakistán de apoyar a los militantes extremistas, una acusación que Islamabad niega.
Las autoridades paquistaníes han señalado que no tienen nada que ver con los atentados del 22 de abril.
En las dos semanas transcurridas desde entonces, ambos países han tomado represalias, incluyendo la expulsión de diplomáticos, la suspensión de visas y el cierre de cruces fronterizos.
Pero muchos ya esperaban que la situación escalara hasta convertirse en una especie de ataque transnacional, como se había visto tras los atentados de Pulwama, que dejaron 40 paramilitares indios muertos en 2019.
Cachemira es reclamada en su totalidad por India y Pakistán, pero administrada solo parcialmente por cada uno de ellos desde su partición tras la independencia de Gran Bretaña, en 1947.
Ambos países han librado dos guerras por ella.
Pero más recientemente, han sido los ataques de militantes extremistas los que han llevado a los países al borde del abismo.
La Cachemira administrada por India ha sido escenario de una insurgencia armada contra el gobierno indio desde 1989, con extremistas que atacan tanto a las fuerzas de seguridad como a la población civil.
El de este año fue el primer ataque de gran escala contra civiles desde que India revocó el Artículo 370, que otorgó a Cachemira el estatus de semiautónoma en 2019.
Tras la decisión, la región fue escenario de protestas, pero también de un declive en la militancia radical y un enorme aumento en el número de turistas que la visitan.
En 2016, tras la muerte de 19 soldados indios en Uri, India lanzó “ataques preventivos y específicos” a través de la Línea de Control – la frontera de facto entre India y Pakistán- contra centros de operaciones de militantes extremistas.
En 2019, el atentado de Pulwama, que dejó 40 paramilitares indios muertos, derivó en ataques aéreos en Balakot – en lo que fue la primera acción de este tipo en Pakistán desde 1971-, y esto desencadenó incursiones de represalia y un combate aéreo.
Ninguno de estos ataques llevó hacia algo más grave, pero el mundo entero está ahora en alerta ante lo que podría suceder ocurriera una escalada. Diversos gobiernos y diplomáticos de todo el mundo han intentado detener el deterioro de relaciones a partir de la situación actual.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ya ha pedido “máxima moderación”, mientras que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que esperaba que los combates “terminen muy pronto”.
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