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Refugios chinamperos: la oportunidad para restaurar el humedal y el hogar del ajolote mexicano
Refugios chinamperos: la oportunidad para restaurar el humedal y el hogar del ajolote mexicano
Ilustración: Alex Santibañez / @alexso_art
7 minutos de lectura

Refugios chinamperos: la oportunidad para restaurar el humedal y el hogar del ajolote mexicano

Décadas atrás, en el humedal de Xochimilco, vivía en abundancia el ajolote mexicano, una simpática salamandra que nadaba en las aguas de los largos canales de este sistema lacustre. En la actualidad su hábitat continúa amenazado, pero chinamperos, académicos y sociedad civil crearon refugios para revivir su hogar.
19 de julio, 2024
Por: Verónica Santamaría
@VeroSantamariaC 

Los largos canales de Xochimilco al sur de CDMX se encuentran rodeados de árboles, arbustos y pastos verdes que se alimentan de las aguas del milenario sistema lacustre en los que, generaciones atrás, vivió en abundancia el axolotl mexicano o ajolote mexicano (ambystoma mexicanum). Hoy su hogar se encuentra amenazado. 

Uno de esos árboles son los ahuejotes (Salix bonplandiana). Naturalista señala que estos ejemplares pertenecen a la familia de las salicáceas y entre otros, al sauce llorón. Este árbol alcanza una altura promedio que va de 1 a 13 m de altura y cuenta con ramas de color amarillo o rojo amarronadas.

Durante la época prehispánica, según describe Naturalista, los ahuejotes se usaron para fijar las chinampas al lecho de los lagos que rodearon, hace algunas décadas, Xochimilco y Tenochtitlán. Hoy día, estos árboles continúan capturando carbono para producir oxígeno.

Navegar por los canales de Xochimilco en trajinera implica sumergirse al pasado milenario de este importante humedal que se encarga de mitigar el impacto de la crisis climática de la Ciudad de México. Con sus verdes paisajes rodeados de aves y vegetación nativa, preocupan las amenazas que atentan con la supervivencia de la vida que en él habita.

ajolote Xochimilco
Foto: Lizeth Ovando.

El ajolote mexicano o “monstruo de agua”, según el náhuatl, tiene la capacidad de regenerar sus tejidos y órganos como el cerebro y el corazón. Esta simpática salamandra sobrevive en el humedal de Xochimilco.

El ajolote mexicano se encuentra amenazado. Según la lista de la Norma Oficial Mexicana,  la NOM-059-2010-SEMARNAT, esta especie requiere de protección especial.

Las amenazas de Xochimilco

En Xochimilco existen tres problemas importantes para atender: la contaminación del agua en los canales, especies invasoras como las carpas y el lirio que se multiplica en la superficie del agua, y la urbanización que implica los asentamientos de casas y el cambio de uso de suelo, situaciones que actualmente se ven presentes y para las que el humedal no estaba destinado.

Para rescatar este sistema lacustre, el Laboratorio de Restauración Ecológica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), junto con el Dr. Luis Zambrano, biólogo, ecólogo y especialista en restauración de comunidades acuáticas, iniciaron su investigación en en el humedal con carpas y tilapias con la que observaron que además de estos peces invasores, existen otros problemas que ponen en riesgo a Xochimilco.

Para restaurar el ecosistema, designado como Sitio Ramsar, fue nombrado Sistema lacustre ‘Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco’, el 2 de febrero de 2004, el Dr. Zambrano se acerca a los chinamperos para crear una alianza e intercambiar conocimientos entre academia y habitantes.

El objetivo de esto fue valorizar y recuperar la tradición chinampera a través de las soluciones que los chinamperos ya tenían recabando, además, el conocimiento milenario que han adquirido de generación en generación para crear el proyecto “Chinampa refugio” y así restaurar el humedal, recuperar la salud de las aguas de Xochimilco y, en algún momento, reintroducir al ajolote mexicano a su hogar.

ajolote Xochimilco
Foto: Lizeth Ovando.

Chinampas refugio, esperanza para el Ambystoma mexicanum

El proyecto Chinampa-Refugio se encarga de mantener la práctica de la agricultura tradicional de la chinampería. Este trabajo implica sacar el agualodo de manera natural.

De acuerdo con Vania Méndoza, bióloga y maestra en ciencias en el Laboratorio de Restauración Ecológica de la UNAM, este agualodo es muy nutritiva porque tiene fósforo y nitrógeno que en cantidades suficientes es muy buena para las plantas. 

Sin embargo, advierte la bióloga, ante las problemáticas que enfrenta Xochimilco, existen diversos factores que provocan que estos elementos aumentan, al igual que los nutrientes que hacen que llegue un momento en que esa calidad ya no sea buena para las plantas y que, a su vez, al momento regarlas, ya no crezcan o se mueran.

Para que la chinampería tradicional se realice, debe ser con responsabilidad y con el compromiso de sumar y aportar en la restauración del ecosistema lacustre de Xochimilco y la conservación del ajolote mexicano.

Hasta noviembre de 2023, con la presentación de la campaña #AdoptaUnAjolote, se tenía el registro de 18 personas productoras dedicadas a las actividades del proyecto chinampa-refugio, el cual ya había logrado rehabilitar 40 chinampas, 26 refugios, 71 biofiltros y 5.5 kilómetros de líneas de canales donde los ajolotes pueden sobrevivir.

Los cuidadores del humedal

Para seleccionar a las personas chinamperas que serán parte del proyecto, el Laboratorio de Restauración Ecológica busca que los chinamperos realmente estén comprometidos con la causa y la intención de conservar y restaurar Xochimilco.

Cuando un chinampero acepta ser parte del proyecto, él o ella se comprometen a realizar la chinampería tradicional libre de agroquímicos y que el riego sea a través del canal. Este proceso y trabajo en conjunto trae beneficios al ecosistema porque vincula a la tierra con el agua al mejorar la calidad del líquido en ambos lados.

Además, para que la chinampería tradicional se realice, también es necesario incluir estudios de agua y suelo. 

Por otra parte, los refugios son sitios que se encuentran a un lado de las chinampas y cuentan con un biofiltro en sus extremos para mejorar la calidad del agua.

Ese biofiltro está conectado a un canal principal para que exista un recirculación del agua y, a su vez, toda el agua que entra a esos espacios es de mejor calidad y está libre de especies exóticas y son sitios seguros para los ajolotes.

ajolote Xochimilco
Foto: Lizeth Ovando.

Agualodo para formar chapines

En la chinampería tradicional es importante que al utilizar agualodo, recomendación que da la maestra en ciencias en el Laboratorio de Restauración Ecológica de la UNAM.

El agualodo, explica Vania, se obtiene al extraer del fondo del agua de los canales de Xochimilco. Una vez que se extrajo este liquido, se procede para después armar un almácigo, que es una cama de cultivo de color negro, por la tierra. 

Con ayuda de un rastrillo de metal, forman cuadros perfectos, conocidos como chapines. Una vez conformados se introducirá, al centro de estos, un dedo para humedecer la piel y con la humedad tomar las semillas que se pegarán a la piel para después llevarlas al orificio que formamos previamente. 

“Dependiendo de las hortalizas o productos que hayamos sembrado será la siembra que tendremos en las próximas semanas. Esto se traspasa a una cama de cultivo más grande que después se cultivará para disfrutar de las hortalizas y productos que queramos”, añade la experta.

Protectores de la riqueza biológica y cultural

Carlos Humano es colaborador en el Laboratorio de Restauración Ecológica y se dedica a la operación del proyecto chinampa refugio en Xochimilco al establecimiento, construcción de refugios y la producción de alimentos.

Humano explica algunos de los beneficios que, como chinamperos, obtienen de la chinampa, como ocurre con la captura de carbono debido a que los suelos son muy ricos en materia orgánica por producir sin el uso de pesticidas, agroquímicos, ni fertilizantes. 

Con una producción sostenible y sana, las chinampas se encuentran rodeadas de árboles desde tiempos milenarios con el objetivo de capturar carbono y producir oxígeno. 

En cuanto a la mitigación de la crisis climática, Carlos Humano señala que tener los canales alrededor de las chinampas les ayuda a regular la temperatura y a mantener la biodiversidad en los refugios, tanto para plantas, especies de peces, especies de algunas culebras de agua y a las aves que llegan a los canales.

“En las chinampas producimos alrededor de 50 cultivos distintos. Esto es un mundo de diversidad biológica”, resalta Carlos Humano.

El origen de la agricultura chinampera se remonta a hace más de unos mil años, cuando llegaron los primeros pobladores a un gran lago del que obtuvieron peces, ajolotes, y alimentos acuáticos. 

Esos primeros grupos de personas que comenzaron a practicar la chinampería se vieron en la necesidad de inventar un sistema de producción que les permitiera obtener maíz, frijol, chile, calabaza, jitomate, alimentos que complementen esa dieta lacustre.

“Este sistema de producción convive con el ecosistema, convive con el agua y permite la producción de alimentos en la tierra en estas chinampas que son una especie de islas que están rodeadas de árboles”, añade.

Un proyecto para la comunidad

Leticia Gutiérrez Lorandi, vicepresidenta para México en Conservación Internacional, una organización no gubernamental internacional con operación en más de 70 países, resalta que en México cuentan con 30 años de trabajo por los paisajes que lo componen.

Sobre su trabajo en Xochimilco con la recuperación del hábitat del ajolote, Conservación Internacional realizó una alianza con la UNAM a través de su Laboratorio de Restauración del Instituto de Biología para sumar en los esfuerzos que vienen realizando desde hace dos décadas.

Este esfuerzo parte de dos ejes. Por un lado ponen a la ciencia al centro para recuperar al ajolote mexicano y, por otro, se recuperan conocimientos ancestrales.

“Nos sumamos con un enfoque de escalar a más refugios y más chinampas poniendo en el centro la parte social en Conservación Internacional nuestro mandato es conservar la biodiversidad para la gente y de la mano con la gente”, indica.

Para Leticia Gutierrez, los conocimientos ancestrales que tienen las chinamperas y los chinamperos en Xochimilco más la ciencia que ha desarrollado la UNAM, en combinación, “dan la solución para rescatar a esta especie y su hábitat”.

“Con este proyecto queremos mostrar cómo a través de la recuperación del hábitat y la instalación de los biofiltros en medio de las chinampas podemos tener una mejor calidad de agua y eso nos beneficia a todos no solo a los ajolotes”, finaliza.

Antes de que te vayas: El ajolote y Xochimilco: el trabajo importantísimo de preservar este ecosistema de la CDMX

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Imagen BBC
¿Te has preguntado por qué el cielo es azul? El científico John Tyndall lo descubrió
6 minutos de lectura

El científico irlandés comenzó a explorar los colores del cielo y, sin proponérselo, terminó descubriendo los orígenes de las enfermedades transmitidas por el aire.

07 de septiembre, 2024
Por: BBC News Mundo
0

A lo largo de la historia, muchos científicos han buscado comprender cómo funciona la naturaleza.

En su forma más pura, se trata solo de eso: el deseo de entender, sin tener en cuenta cuán útiles o rentables puedan ser los descubrimientos.

Algunos llaman a ese enfoque de la ciencia como “investigación impulsada por la curiosidad” o “investigación sin límites”.

Uno de los mejores ejemplos de los practicantes de esta forma pura de descubrimiento es el físico irlandés John Tyndall (1820-1893).

Se trata de un investigador que hizo enormes contribuciones a la ciencia, como probar los orígenes de las enfermedades transmitidas por el aire y demostrar que un respirador de algodón podía filtrar gérmenes.

Hoy el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) califica la contaminación del aire como “la mayor amenaza ambiental para la salud pública a nivel mundial”, calculando que provoca la muerte prematura de hasta 7 millones de personas en todo el mundo.

Su trabajo es particularmente importante en este Día Internacional del Aire Limpio por un Cielo Azul.

“El cielo en una caja”

Además de ser un erudito, Tyndall era un romántico.

Practicaba el montañismo y pasaba mucho tiempo en los Alpes. A menudo hacía una pausa al atardecer pues las puestas de Sol y su magnífica gama de colores lo dejaban extasiado.

Fue por eso que se propuso comprenderlas y, con ello, logró inspirar a generaciones de científicos a realizar investigaciones fundamentales.

Ilustración John Tyndall
Getty Images
Hay quienes definen a Tyndall como uno de los cofundadores de la ciencia del clima.

Su ilimitada curiosidad y su interés por la naturaleza lo llevaron a explorar una amplia gama de temas y a hacer muchos descubrimientos clave para la ciencia.

Fue él, por ejemplo, quien demostró por primera vez que los gases en la atmósfera absorben calor en grados muy diferentes, descubriendo así la base molecular del efecto invernadero.

De hecho, algunos consideran a Tyndall como uno de los cofundadores de la ciencia del clima.

Para encontrar respuestas a sus diversas preguntas, inventó experimentos para los que construyó varios aparatos, algunos muy sofisticados, que requerían, además, de una profunda comprensión teórica y una tremenda destreza.

Pero cuando quiso saber por qué el cielo se ve azul en el día y rojo al atardecer, los instrumentos que usó fueron sencillos.

Armó un simple tubo de vidrio para simular el cielo y usó una luz blanca en un extremo para simular la luz del Sol.

Descubrió que cuando llenaba gradualmente el tubo de humo, el haz de luz parecía ser azul desde un costado pero rojo desde el otro extremo.

Se dio cuenta de que el color del cielo es el resultado de la luz del Sol dispersándose por las partículas en la atmósfera superior, en lo que ahora se conoce como el “efecto Tyndall”.

Frasco de vidrio con agua
BBC
Primero tomas un recipiente de vidrio, le echas agua y unas gotas de leche.
Linterna iluminando un extremo de un frasco de vidrio con agua y un poco de leche. A través del líquido, se ve una luz azulada.
BBC
Después, solo necesitas una linterna para ver los tonos azules cerca de la fuente de luz.

Otro de sus aparatos fue aún más simple.

Se trataba de un tanque de vidrio lleno de agua, al que le agregaba unas gotas de leche.

Lo que hacía la leche era introducir algunas partículas en el líquido.

Una vez lista la sencilla receta, Tyndall encendió una luz blanca al lado de un extremo del tanque.

Inmediatamente vio que el tanque se iluminaba con diferentes colores.

A Tyndall le fascinaba el experimento. En su estilo típicamente poético, lo describió como “el cielo en una caja”.

Y es que a un lado del tanque, la solución era azul. Pero a medida que viajaba hacia el otro lado, se iba tornando más amarilla, hasta volverse anaranjada y hasta roja, como el atardecer.

Linterna iluminando un extremo de un frasco de vidrio con agua y un poco de leche. Del lado opuesto de la linterna, a través del líquido se ve una luz roja.
BBC
En el otro extremo del tanque con agua y leche, la luz de la misma linterna se ve rojiza.

Del azul a los colores del atardecer

Tyndall sabía que la luz blanca está hecha de todos los colores del arcoíris.

Así que pensó que la explicación de ese fenómeno que tanto lo cautivaba era que la luz azul tenía una mayor probabilidad de rebotar y dispersar las partículas de leche en el agua.

Ahora sabemos que esto se debe a que la luz azul tiene una longitud de onda más corta que los otros colores de luz visible.

Eso significa que la luz azul es la primera en dispersarse por todo el líquido.

Por eso, la parte más cercana a la fuente de luz se ve azul.

También es por eso que el cielo es de dicho color: porque la luz azul del Sol tiene una mayor probabilidad de dispersarse en la atmósfera.

Pero el tanque también explica los colores del atardecer.

A medida que la luz penetra más profundamente en el agua lechosa, todas las longitudes de onda más cortas de la luz se dispersan, dejando solo las longitudes de onda más largas de naranja y rojo.

Entonces, el agua se ve progresivamente más anaranjada y, si el tanque es lo suficientemente largo, roja.

Eso es lo que ocurre con el cielo.

Ilustración de John Tyndall dando una conferencia en la Royal Institution de Londres.
Getty Images
Tyndall fue una figura respetada y renombrada en su época.

A medida que el Sol se pone más bajo, su luz tiene que viajar a través de más atmósfera, por lo que las longitudes de onda azules más cortas se dispersan por completo, dejando solo la luz anaranjada y roja, haciendo que el cielo se vea de esas tonalidades al atardecer.

Hoy sabemos que la luz se dispersa principalmente en las moléculas de aire, en lugar de partículas de polvo, como pensaba Tyndall.

Pero, aunque su explicación fue incorrecta en detalles, fue absolutamente certera en su principio.

De hecho, la mala interpretación de sus resultados fue lo que llevó a Tyndall a hacer su descubrimiento más importante.

Una caja y algo de polvo

Siendo un científico curioso, Tyndall decidió proceder y llevar a cabo más experimentos.

Entonces tomó una caja de aire llena de polvo y dejó que éste se asentara por días y días y días.

Llamó a esa muestra, con todo el polvo asentado, “aire ópticamente puro”.

Luego comenzó a poner cosas en la caja para ver qué pasaba: primero puso un pedazo de carne; luego, un poco de pescado; e incluso le añadió muestras de su propia orina.

Y notó algo muy interesante. Ni la carne ni el pescado se pudrieron, y su orina no se nubló. Según dijo “siguió tan clara como un jerez fresco”.

Lo que había creado no era aire libre de polvo u ópticamente puro.

Sin darse cuenta, Tyndall lo había esterilizado. Dejó que todas las bacterias se asentaran y se pegaran al fondo de la caja.

El aire quedó libre de gérmenes.

Atardecer con el sol y un cielo de un rojo intenso.
Getty Images
Tyndall también quiso saber el porqué de los colores del ocaso.

Puede que no haya sido su intención original, pero Tyndall proporcionó evidencia decisiva para una teoría controvertida de la época: la descomposición y la enfermedad son causadas por microbios en el aire.

También demostró que una forma de filtrar el polvo era a través del algodón. Y experimentos posteriores demostraron que el proceso de filtrado era más eficaz cuando se aplicaba a la respiración humana.

Tyndall era un hombre que investigaba exclusivamente por el ansia de conocimiento, sin una focalización a priori vinculada a un problema del mundo real.

No se propuso descubrir los orígenes de las enfermedades transmitidas por el aire cuando comenzó a explorar los colores del cielo, pero eso fue exactamente lo que hizo.

De hecho, su caso hace que la otra forma en la que se le llama a este tipo de investigación guiada por la curiosidad en inglés (y que se usa en menor grado en español) suene muy apropiada: “blue-sky investigation” o “investigación de cielos azules”.

*Este artículo es una actualización de otro publicado originalmente en 2019.

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BBC

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