
Si tienes unos días libres y no quieres ir taaaan lejos de la CDMX, entonces anímate a descubrir los Pueblos Mágicos de Querétaro.
Aunque su capital es lo más famoso, así como sus vendimias, esta entidad tiene mucho más que ofrecer en toda su región. Así podrás encontrar lugares perfectos para el descanso y grandes opciones si amas la naturaleza y la aventura.
Tras la última actualización de la Secretaría de Turismo, donde se añadieron 45 nuevos poblados con este título en todo el país, Querétaro cuenta actualmente con siete Pueblos Mágicos.
Te los desglosamos a continuación y te decimos qué puedes hacer o visitar en cada uno de ellos.
Su nombre viene del vocablo náhuatl ameyalco y significa “lugar donde brota el agua de las rocas”. Y totalmente le queda, pues es de los Pueblos Mágicos de Querétaro famosos por sus cuerpos de agua y paisajes boscosos.
Es por eso que aquí se practica mucho el ciclismo de montaña, así como otras actividades: senderismo, campismo, y ecoturismo. Estas las puedes realizar en el Cerro de la Cruz, Cerro de San Pablo y el Cerro de los Gallos.
No dejes de comprar a las famosas muñecas artesanales creadas por mujeres otomíes. Se caracterizan por sus largas trenzas, corona de lazos de colores y su indumentaria tradicional. De hecho, el en Amealco encuentras el Museo de la Muñeca Artesanal.
Igual visita las ruinas del Antiguo Templo de San Ildefonso Tultepec, ubicadas a 20 minutos del centro de Amealco. Se trata de una construcción de piedra del siglo XVIII donde todavía la comunidad otomí se reúne para celebrar sus antiguas ceremonias y tradiciones.
De las ciudades y Pueblos Mágicos de Querétaro más famosos por la Peña de Bernal, el tercer monolito más grande del mundo. Esta atrae a visitantes de todo el país, sobre todo amantes de la escalada y rappel.
Si lo tuyo no es la aventura, no te preocupes. Desde las calles del poblado tendrás una asombrosa vista de la Peña. En la plaza principal encontrarás el Templo de San Sebastián, construido entre 1700 y 1725, que es una de las construcciones más importantes del poblado.

Igual está El Castillo, construcción del siglo XVII que asemeja un castillo medieval. Una parte del edificio alberga oficinas de gobierno y la otra el Museo de la Máscara.
En Bernal también abundan los spas y temascales para que recargues energía y por aquí igual pasa la famosa ruta de quesos y vinos.
Este Pueblo Mágico de Querétaro es popular por ser la entrada a la Sierra Gorda queretana y también por toda su oferta gastronómica y de campos vinícolas, pues es parte de la Ruta del Vino y del Queso.
Si buscas aventura, Cadereyta es ideal para acampar, practicar senderismo y visitar las grutas y zonas arqueológicas aledañas. En cuanto a cascadas destacan las de Maconi, donde se ubica la más alta llamada Velo de Novia.
También visita la Presa Zimapán (en los límites con Hidalgo) donde puedes alojarte en cabañas ecológica en la Isla Tzibanzá.
Cerca también encuentras la Zona arqueológica de Toluquilla y las grutas La Esperanza y Los Piñones.

Se ubica en el corazón de la Sierra Gorda, por lo que destaca por su belleza natural. Esta se complementa con el arte barroco de las construcciones de misiones fransicanas.
Te recomendamos visitar las Misiones de Jalpan y Tancoyol para admirar sus impresionantes fachadas.
En Jalpan de Serra puedes realizar actividades como senderismo, ciclismo de montaña, pesca deportiva, observación de flora y fauna, entre otras.
La Presa Jalpan es reconocido como un Sitio RAMSAR por ser un Humedal de Importancia Internacional. Tanto en ella como en la Cueva de Río Adentro puedes practicar ecoturismo.
Muy cerca también se ubica la Zona arqueológica Tancama, donde se asentó la cultura huasteca. Su máximo esplendor lo tuvo en los años 700 a 900.
Este es el más nuevo de los Pueblos Mágicos de Querétaro y sí, también esrá rodeado por la Sierra Gorda.
Aquí prepárate para el ecoturismo y saca la cámara, pues podrás capturar paisajes únicos, empezando por su inconfundible Puerta del Cielo. Lleva ese nombre porque entre dos montañas se forma una especie de portal en la estrecha carretera.
Otro imperdible de Pinal de Amoles es el Mirador Cuatro Palos, donde tendrás una de las vistas más espectáculares de todo Querétaro. Además, es un lugar donde puedes acampar y esperar por el amanecer entre el mar de neblina de la Sierra.

Igualmente destacan la Cascada del Chuveje, con una caída de 30 metros; el Cañón del Infiernillo, con paredes rocosas de más de 100 metros de altura; o el Campamento Bucareli, con cabañas, tirolesa y más.
¡La naturaleza y la aventura te esperan! Lugares para hacer ecoturismo cerca de CDMX
La verdad es que gran parte de los Pueblos Mágicos de Querétaro son para aquellas personas del #TeamFrío y esta no es la excepción. La población se encuentra entre montañas y es un lugar rodeado de pinos y encinos.
También es conocido como la Capital del Huapango, pues cada abril se realiza el Concurso Nacional de Huapango que ya lleva más de 46 años de celebración.
Este lugar tiene un pasado minero, pero también puedes conocer de la historia de Querétaro con su zona arqueológica Ranas. Esta es considerada un importante centro ceremonial chihimeca donde hay pinturas rupestres.

Otra parada obligada en San Joaquín son las Grutas de los Herrera, donde puedes observar formaciones de estalactitas y estalagmitas de más de 100 millones de años.
Este Pueblo Mágico de Querétaro es para pasar unas vacaciones o fin de semana descansando, pues la zona cuenta con múltiples balnearios y aguas termales.
Tampoco debemos ovlidar que es sede de la Feria del Queso y el Vino, por lo que es excelente para introducirte al mundo vinícola y probar toda clase de productos queseros.
Mientras caminas por el pueblo no dejes de amirar la Parroquia Santa María de la Asunción. Se ubica en la Plaza Miguel Hidalgo, en el centro histórico, y su fachada es muy colorida, de estilo neoclásico y con columnas de cantera.
En la misma Plaza Miguel Hidalgo puedes encontrar toda clase de restaurantes cafés y hasta tiendas de artesanías. Es un lugar excelente para pasar la tarde.
Sin embargo, para llenarte de productos ve al Mercado Telesforo Trejo, donde los artesanos venden toda clase de productos. Sobre todo aquellos elaborados con vara y mimbre.
Igual pasa a la vieja Estación Bernal, un mirador donde puedes contemplar la ciudad ya sea en el amanecer o el atardecer.

Hasta 7 naciones o territorios en el Caribe están dando apoyo logístico al ejército estadounidense en su despliegue militar.
La creciente campaña de presión militar del presidente estadounidense Donald Trump sobre Nicolás Maduro en Venezuela cuenta con la oposición de muchos líderes latinoamericanos, pero el apoyo logístico de varias naciones en el Caribe.
En el arco geográfico que va de República Dominicana a Trinidad y Tobago han surgido distintos aliados a la “Operación Lanza del Sur” de Estados Unidos con roles disímiles.
El enorme despliegue de fuerzas militares de la primera potencia del mundo necesita todo tipo de asistencia: pistas de aterrizaje, puntos de abastecimiento, radares en puestos avanzados, maniobras o campamentos para sus soldados. También misiones de reconocimiento o espacio para almacenar equipos.
En agosto de este año, Trump ordenó el envío de tres buques de guerra de la Armada al Caribe Sur para interceptar embarcaciones sospechosas de transportar drogas que salían de Venezuela. Hasta la fecha Estados Unidos realizó más de 20 ataques contra estos botes en aguas internacionales, que causaron la muerte de más de 80 personas.
Desde entonces, el despliegue acumula en aguas de la región al menos 12 buques de guerra, un submarino nuclear, aviones, helicópteros y drones, además dos portaviones: el USS Gerald R. Ford y el Iwo Jima. Se cree que el número de efectivos militares supera ya los 15.000.
“En general, es probable que los aliados en el Caribe proporcionen vigilancia, logística o apoyo de contingencia, siendo la República Dominicana la nación que más explícitamente lo está haciendo”, le dice a BBC Mundo Evan Ellis, profesor e investigador de estudios latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos.
“Pero todos evitarán ser puntos de lanzamiento de ataques ofensivos, a menos que las circunstancias cambien”, añade.
Washington asegura que su objetivo es frenar el tráfico de drogas hacia EE.UU., pero tanto Caracas como numerosos observadores creen que lo que se pretende es forzar un cambio de gobierno en Venezuela.
De hecho, la mayor parte del tráfico de drogas que los carteles latinoamericanos envían al norte el pasa por el Océano Pacífico oriental -el 74% de los envíos según la DEA- y no es ahí donde se concentran ahora mismo las operaciones militares.
“El hecho de que la administración Trump presente las operaciones antidroga como un acto de autodefensa nacional marca un giro profundo en la política exterior estadounidense”, afirma Björn Beam, responsable de Investigación Tecnológica y analista geopolítico senior de la firma Arcano Research.
Beam explica que al declarar un “conflicto armado” contra actores no estatales que operan desde territorio venezolano, Washington ha difuminado la frontera entre la lucha contra el terrorismo y el cambio de régimen.
“El resultado es una operación jurídicamente flexible, que podría evolucionar desde ataques limitados en el mar hasta acciones selectivas en tierra, todo ello sin necesidad de contar con la aprobación del Congreso”, añade.
Hasta el momento, además de Puerto Rico y las Islas Vírgenes estadounidenses, República Dominicana y Trinidad y Tobago le han dado acceso a EE.UU. a sus infraestructuras, pero hay más.
Estas son hasta la fecha las islas y territorios que están dando cobertura al ejército estadounidense:
Aruba, Curazao y Bonaire están a 80 kilómetros de Venezuela. Son territorios de ultramar que pertenecen a los Países Bajos y aunque poseen un estatus especial y de autogobierno, su uso para cualquier ataque requeriría, en teoría, autorización del país europeo.
Estados Unidos tiene una base de operaciones avanzada en Curazao y una más pequeña en Aruba. Su misión, según fuentes oficiales, es la detección y monitoreo aéreo de presuntas actividades de narcotráfico aéreo y marítimo.
En sus conversaciones con diplomáticos y altos rangos del ejército, Ellis nota nerviosismo.
“Creo que parte de su preocupación radica en que si Venezuela percibe que apoyan militarmente a Estados Unidos, podría dirigir operaciones contra ellos. Aunque probablemente Maduro no sería tan insensato, hay inquietud ante un posible escenario como este”, dice el experto militar.
Hace tan solo unas semanas, el portal de monitoreo aéreo Flightradar24 documentó la presencia de bombarderos estadounidenses sobrevolando el espacio aéreo entre Aruba y Curazao.
A 11 kilómetros de la costa este venezolana, estas islas son las más cercanas a Venezuela y por lo tanto las más expuestas. Durante mucho tiempo han sido uno de los países más perjudicados por el flujo de migrantes venezolanos y las actividades de diferentes grupos criminales.
El gobierno de Kamala Prisad-Bisisier -que asumió en mayo- ha mostrado posiciones muy proestadounidenses desde el principio. En sus primeros meses al frente del país, se reunió con el jefe del Estado Mayor Conjunto, Dan Caine, para estrechar lazos y favorecer el intercambio de datos de inteligencia militar.
Recientemente el gobierno de Trinidad y Tobago recibió buques de guerra estadounidenses y facilitó entrenamiento de fuerzas especiales de Estados Unidos. Prisad-Bisisier confirmó que infantes de marina estadounidenses operan en el aeropuerto de Tobago, trabajando en una pista, en una carretera y que están instalando y modernizando un radar. Además, varios aviones militares han usado la isla para reabastecerse de combustible.
El gobierno justifica el proyecto como parte de la seguridad nacional y la lucha contra el narcotráfico en sus aguas.
“Han apoyado mucho la operación de las fuerzas estadounidenses y ven con buenos ojos la presencia de infantes de marina en el territorio, pero han dejado muy claro que, a menos que Venezuela los ataque, no se lanzarán operaciones ofensivas estadounidenses desde su territorio. Esa es la línea trazada”, explica Ellis.
Es otro de los países que se ha visto gravemente afectado por el flujo de drogas, el crimen organizado y la migración en la región y es el que más abiertamente ofreció apoyo logístico a la “Operación Lanza del Sur”.
Desde la primera administración de Trump, el gobierno de Luis Abinader siempre ha estado muy alineado con Washington. República Dominicana se beneficia enormemente del turismo que llega desde Estados Unidos y del acceso al mercado estadounidense a través del Tratado de Libre Comercio CAFTA-DR.
“Esta lucha contra el narcotráfico constituye una prioridad para su administración [la de Trump], por tratarse de una amenaza que afecta la estabilidad nacional y regional”, afirmó Abinader.
“Esta lucha es esencial para proteger a nuestras familias y para preservar la estabilidad. Ningún país puede ni debe enfrentarla sin aliados”, añadió.
En medio de la escalada con Venezuela, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, visitó República Dominicana y firmó una serie de acuerdos, que incluían el uso militar de zonas restringidas de la Base Aérea de San Isidro y del Aeropuerto Internacional de Las Américas.
Además, República Dominicana permite el reabastecimiento de combustible a naves estadounidenses, traslado de equipos y de personal técnico a través de su territorio.
“A Abinader le interesa la cooperación de Trump para contener el problema de Haití, pero la estrategia de las autoridades de República Dominicana de posicionarse como un aliado clave de Washington responde a la ambición de tener un papel más importante en los asuntos regionales”, estima el profesor de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos.
“Por ejemplo, recientemente, el país solicitó integrarse como miembro asociado de Caricom, un espacio clave para el comercio y la cooperación de las naciones del Caribe, lo que aumentaría considerablemente su cooperación en temas como el intercambio de información de inteligencia contra el crimen organizado”, dice Ellis.
El apoyo a las operaciones de Estados Unidos se presenta como temporal, técnico y limitado, enfocado en reforzar vigilancia aérea y marítima contra el crimen organizado transnacional.
La distancia entre la isla de Granada y Venezuela es de aproximadamente 145 km en línea recta a través del mar Caribe.
EE.UU. solicitó instalar equipos de radar y personal técnico de forma temporal en el Aeropuerto Internacional Maurice Bishop. Ellis señala que esta solicitud se remonta al mandato de Biden o incluso antes, pero al parecer está siendo efectiva ahora.
“Como parte de la lucha contra el narcotráfico, Granada necesita un radar para su aeropuerto que le dé visibilidad sobre vuelos con posibles cargamentos. El ejército estadounidense estaba de visita, pero no ha trascendido públicamente si era para la instalación o se llevaron a cabo conversaciones técnicas que ayuden a instalarlo”, afirma Ellis.
Washington es uno de los principales socios comerciales de Granada. El país se beneficia de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC), que otorga entrada libre de aranceles a muchos de sus productos.
Granada y Estados Unidos han firmado varios tratados para facilitar la cooperación policial y el intercambio de información y el ejército de EE.UU. ha proporcionado capacitación y equipo a las fuerzas de seguridad granadinas.
Los dos territorios estadounidenses, que se encuentran aproximadamente a 800 kilómetros de Venezuela, se están utilizando para albergar personal militar y brindar apoyo logístico a las operaciones.
Según una investigación gráfica realizada por la agencia Reuters, la estación naval estadounidense Roosevelt Road -una antigua base de la Guerra Fría clausurada en 2004- se encuentra en proceso de modernización, con la repavimentación y la ampliación de las pistas, en las que ya están operando aeronaves de gran tamaño, como el gigantesco Boeing C-17 Globemaster, usado por las fuerzas estadounidenses para el transporte rápido de tropas y de suministros.
Además, la Administración Federal de Aviación (FAA) anunció una zona de vuelo restringida que afectará el espacio aéreo frente a la costa sureste de Puerto Rico desde el 1 de noviembre de 2025 hasta el 31 de marzo de 2026.
Esto facilitaría las operaciones militares de alta intensidad cerca del Aeropuerto José Aponte de la Torre. Allí han sido desplegados los cazas F-35 de última generación movilizados por el Pentágono y se han visto operaciones de aviones de combate y transporte.
En estas instalaciones se queda la mayor parte del personal terrestre.
También hay registro de aviones militares en el Aeropuerto Henry E. Rohlsen de Islas Vírgenes, que funciona como plataforma operativa y logística para despliegues regionales.
En Saint Croix, la mayor de las Islas Vírgenes estadounidenses, se aloja personal militar adicional en el “Man Camp” de Port Hamilton Refining and Transportation (PHRT).
Y el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) reportó que la Base Naval que Estados Unidos tiene en la Bahía de Guantánamo (Cuba) ha aumentado el número del personal militar estacionado permanentemente.
Todo este progresivo aumento de fuerzas lleva a una pregunta. Si hay una operación de Estados Unidos, ¿cuál es el punto en el que se lanzararía?
“Cualquier operación se lanzaría desde múltiples puntos. Personalmente, creo que podríamos ver ataques terrestres limitados antes de una operación de derribo importante”, cree Ellis.
“Si hubiera ataques terrestres limitados, probablemente provendrían de misiles estadounidenses, tal vez los misiles Tomahawk. Porque Venezuela aún tiene algunas defensas aéreas bajo su control. No son las mejores, pero los sistemas rusos S-300, por ejemplo, representan una amenaza para las aeronaves de Estados Unidos”, añade.
Por eso, cree el experto, no se lanzarían los F-18 de los portaaviones mientras esas defensas aéreas siguieran funcionando.
“Quizás podríamos ver el despliegue militar de algunas Fuerzas de Operaciones Especiales en el terreno, pero si tuviera que adivinar, diría que los ataques iniciales serían con misiles, simplemente porque es la forma más segura de hacerlo”.
“También se podrían lanzar misiles desde submarinos, ya que con un submarino se puede llegar relativamente cerca. Pero si se realizara una operación mayor, probablemente se necesitarían múltiples bases”.
Según el CSIS, las fuerzas estadounidenses comprometidas actualmente son insuficientes para un desembarco anfibio o una invasión terrestre. Esto requeriría al menos 50.000 soldados. “Sin embargo, los recursos aéreos y navales acumulados en los últimos tres meses han proporcionado suficiente potencia de fuego al Caribe para lanzar ataques aéreos y con misiles contra Venezuela”, explican los expertos del think tank.
Mapas por Caroline Souza y diseño de imagen por Daniel Arce, del Equipo de periodismo visual de BBC Mundo
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