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Cuatro pueblos donde comprar esferas de Navidad (cerca de la CDMX)
Cuatro pueblos donde comprar esferas de Navidad (cerca de la CDMX)
Foto: Secretaría de Turismo
3 minutos de lectura

Cuatro pueblos donde comprar esferas de Navidad (cerca de la CDMX)

¿No sabes dónde comprar esferas de Navidad? Pues lánzate por los adornos y de paso sal de la rutina con estos destinos.
19 de noviembre, 2024
Por: Abigail Camarillo
@aabi_cm 

¿Ya estás pensando en cómo adornar el árbol? Pues si no sabes dónde comprar esferas de Navidad, lánzate a estos tres pueblos cercanos a la CDMX. Además de encontrar adornos únicos, son el pretexto perfecto para darte una escapada.

En estos pueblos donde hacen esferas, podrás encontrar de todos colores, tamaños y formas. Además, todas son elaboradas de forma artesanal, por lo que son valiosas y únicas.

Chignahuapan, Puebla

Uno de los pueblos donde hacen esferas navideñas más famosos; y es que cada año millones de estos adornos son fabricados por los 300 talleres que existen en este pueblo mágico.

Por esa misma razón, Chignahuapan también es conocido como “el lugar de la eterna Navidad”. Además, no solo tienen esferas navideñas, sino también ornamentos de cristal soplado para cualquier época del año.

En esta temporada, los adornos que ponen en el poblado te harán sentir como en una villa navideña.

chignahuapan en navidad
Aprovecha para recorrer las calles de Chignahuapan. Foto: Twitter @Sectur_mx

Feria de la Esfera en Tlalpujahua, Michoacán

Desde septiembre inició la tradicional Feria de la esfera en Tlalpujahua, ubicado en Michoacán.

Junto con la de Chignahuapan, es ampliamente conocida en México por su producción manual y el uso de técnicas tradicionales como el soplado de vidrio.

Este es uno de los pueblos perfectos donde comprar esferas de Navidad, pues encuentras cerca de 180 talleres que también hacen otra clase de adornos.

La Feria de la Esfera en Tlalpujahua 2024 termina el 15 de diciembre y en esta nota te decimos cómo llegar y qué hacer en Tlalpujahua.

feria tlalpujahua michoacán
Enamórate de los paisajes únicos de Tlalpujahua que parecen sacados de un cuento. Foto: SECTUR

Para paisajes nevados: Recorre las Barrancas del Cobre con el Chepe Express (ruta, costos, destinos)

Esferas en El Oro, Estado de México

Este pueblo donde hacen esferas de Navidad no es tan conocido y eso que es vecino de Tlalpujahua. Así que puedes armar el viaje 2×1 y visitar ambas localidades.

De hecho, algunas esferas que se fabrican en El Oro terminan en la Feria de la Esfera de Tlalpujahua, pero también tienen ventas en los talleres del pueblo. De hecho, hay algunos donde tú misma puedes decorar tu esfera.

Igualmente, aprovecha la temporada para visitar el Santuario La Mesa, donde verás mariposas monarca.

Te interesa: Celebra las fiestas con estos episodios de Navidad de tus series favoritas

Xonacatlán, Estado de México

Este es de los pueblos donde comprar esferas de Navidad menos conocidos. Y es que en realidad Xonacatlán es famoso por fabricar peluches.

Sin embargo, desde hace un par de años, varios talleres empezaron a diversificarse y ahora también encuentras talleres de esferas vidriadas en Xonacatlán.

Los artesanos dan vida al vidrio soplado creando esferas que se venden en la entidad y en  distintos lugares la República Mexicana.

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Imagen BBC
Varosha, la ciudad fantasma que estuvo abandonada desde la división de Chipre hace 50 años (y su reciente reapertura al turismo)
7 minutos de lectura

Despuntó como destino turístico internacional de primer nivel por más de una década hasta que el conflicto entre Grecia y Turquía la cambió para siempre.

17 de noviembre, 2024
Por: BBC News Mundo
0

De un lujoso destino turístico a una ciudad con un futuro incierto tras cinco décadas de abandono.

Varosha, suburbio de la localidad de Famagusta en el noreste de Chipre, tuvo su auge en la década de 1960 y la primera mitad de los años 1970.

Con sus hoteles de cinco estrellas, discotecas de primer nivel y más de dos kilómetros de playa bañada por el Mediterráneo, atraía a turistas y celebridades de todo el mundo, desde Elizabeth Taylor hasta Brigitte Bardot o Richard Burton.

Postal de Varosha
BBC
Las postales antiguas muestran cómo era este lugar antes de la división de Chipre.

Pero su destino cambió drásticamente en 1974, cuando la invasión turca de Chipre forzó a sus habitantes griegos-chipriotas a huir, dejando este territorio desierto y enjaulado en vallas militares.

Varosha quedó bajo el control del ejército turco como parte de un conflicto más amplio que dividió la isla en dos: al sur, la República de Chipre, reconocida internacionalmente y habitada en su mayoría por griegos-chipriotas; al norte, la República Turca del Norte de Chipre, un estado autoproclamado que solo reconoce Turquía.

Desde entonces, este enclave ha sido utilizado por ambas partes como una moneda de cambio en las complejas negociaciones que han intentado, sin éxito, reunificar el país.

Un paraíso cerrado por medio siglo

La invasión de Chipre por las tropas turcas en julio de 1974 obligó a sus 39.000 residentes, la amplia mayoría mayoría griegos-chipriotas, a huir en cuestión de horas.

Cuando esto ocurrió, Avghi Frangopoulou tenía 15 años y sus padres acababan de comprar dos apartamentos en la playa de Varosha, pero la guerra lo cambió todo de la noche a la mañana.

“Recuerdo que corría porque veía los aviones justo encima de mí”, comenta sobre los bombardeos turcos en una entrevista para el programa de radio Assignment, de la BBC.

Su familia, como otras miles, tuvo que dejar atrás todas sus pertenencias y huir para salvar sus vidas.

Tras tomar el control, el ejército turco cercó Varosha con una valla y la convirtió en una zona militar restringida, vacía e inaccesible para civiles, es decir, una “ciudad fantasma”.

Edificios en ruinas en Varosha
Getty Images
Los otrora concurridos edificios están vacíos y en su mayoría en ruinas.

Durante décadas, el destino de Varosha fue un asunto de negociación clave en los fallidos intentos de reunificar Chipre.

En 1984, la ONU adoptó la resolución 550, que declaraba que debía ser devuelta a sus legítimos propietarios, pero el gobierno turco-chipriota de facto no aceptó y la ciudad permaneció intacta, con sus casas, hoteles y tiendas vacías.

“No somos fantasmas, y nuestra ciudad no es una ciudad fantasma”, protesta Frangopoulou, quien, como muchos otros exresidentes, ha visitado Varosha en los últimos años tras su reapertura parcial en 2020.

El estado de abandono del lugar hace aún más dolorosos sus recuerdos. “No me gusta ver esto”, afirma sobre el deterioro de su barrio natal y el “turismo oscuro” que ha surgido en torno de él.

El “turismo oscuro” y la reapertura parcial

En 2020 Turquía decidió reabrir parcialmente al público este espacio.

El anuncio de su presidente, Recep Tayyip Erdogan, atrajo de inmediato a visitantes curiosos, convirtiendo al otrora destino de lujo en uno del llamado “turismo oscuro” que invita a lugares marcados por la tragedia, el abandono o el conflicto.

Los turistas que llegan a Varosha se enfrentan a una extraña combinación de belleza y decadencia.

Playa en Varosha
Getty Images
Pocos destinos turísticos ofrecen la posibilidad de bañarse en una playa junto a edificios en ruinas.

La playa está de nuevo abierta al público y en ella se observan bañistas disfrutando del mar y el sol rodeados de apartamentos en ruinas y hoteles destruidos, con ventanas rotas y fachadas corroídas por el paso del tiempo.

Muchos de los antiguos residentes no ven con buenos ojos esta transformación de su barrio en una especie de atracción turística.

“Conozco a la gente que vivió aquí. No pueden vender esto como un producto, como un pueblo fantasma”, comenta Avghi Frangopoulou, quien considera la reapertura como una forma de trivializar la tragedia de la invasión.

Mujer en bicicleta en Varosha
Getty Images
Muchos turistas vienen para pasear por una “ciudad fantasma”.

Parte de la comunidad internacional también ha condenado la decisión de Turquía de abrir Varosha sin un acuerdo previo con los grecochipriotas, lo que supone un paso más en la violación de la resolución 550 de la ONU.

Pero el barrio sigue recibiendo turistas y las autoridades turcochipriotas no parecen dispuestas a cambiar su postura.

La nostalgia de los antiguos habitantes

Para los antiguos residentes de Varosha, regresar a la ciudad tras casi 50 años de exilio es un intenso golpe emocional, ya que sus edificios ahora en ruinas les evocan recuerdos de una vida interrumpida de forma abrupta en 1974.

Avghi Frangopoulou ha vuelto varias veces desde que se abrió parcialmente en 2020.

“Mi casa está aquí”, dice, señalando la calle donde vivía, ahora cubierta de escombros.

Pese a la autorización de visitas turísticas, el barrio sigue bajo estricto control militar y muchas zonas permanecen inaccesibles para los antiguos residentes.

“Solo quieres pasar por esa puerta y subir las escaleras, pero hay policías que te detienen, así que no te arriesgas”, asegura Frangopoulou.

Hotel en Varosha
Getty Images
Los antiguos residentes de la ciudad recuerdan con nostalgia sus calles y edificios.

El caso de Andreas Lordos es similar. Su familia construyó uno de los primeros hoteles en Varosha, el Golden Marianna, aún en pie aunque abandonado y cubierto de enredaderas.

“Mi padre construyó este hotel en 1967 cuando tenía 27 años. Era un hotel con piscina, algo nuevo en esa época. Estaba frente a mi colegio, así que durante el recreo íbamos a curiosear qué hacían los turistas”, relata, mientras observa lo que queda del edificio.

Confiesa que su sueño es restaurarlo y abrirlo de nuevo algún día.

Sin embargo, es difícil que los antiguos propietarios huidos hace 50 años puedan recuperar sus inmuebles.

Las autoridades turcochipriotas han instado a los antiguos dueños a que reclamen sus tierras, pero estos aseguran que en la práctica es casi imposible debido a que el proceso legal está plagado de obstáculos.

El gobierno chipriota, además, ve con desconfianza esta oferta al temer que ayude a legitimar la ocupación turca.

¿Un futuro compartido?

El futuro de Varosha está en el aire.

Muchos locales tienen la esperanza de que el barrio pueda ser restaurado y convertirse en un símbolo de la futura reunificación de Chipre, donde griegos y turcos chipriotas coexistan en paz.

“Nos volvimos como familias con algunos de los grecochipriotas, porque pensamos y actuamos de la misma manera: que todos somos los perdedores en este conflicto”, afirma Serdar Atai, un activista turcochipriota comprometido con la preservación del patrimonio cultural de la zona.

Playa de Varosha
Getty Images
Muchos habitantes de la región sueñan con la reapertura de Varosha como destino turístico y símbolo de la futura reunificación de Chipre.

Sin embargo, las tensiones políticas siguen siendo un gran obstáculo.

Atai lamenta que tanto las autoridades turcochipriotas como las grecochipriotas han torpedeado continuamente los intentos de un acuerdo de paz.

“Siempre acuerdan estar en desacuerdo desde el principio”, ironiza, en referencia a las últimas cinco décadas plagadas de intentos fallidos.

Por otro lado, figuras políticas como Oguzhan Hasipoglu, miembro del parlamento turcochipriota, ven en Varosha un modo de reclamar la soberanía del norte de Chipre que la comunidad internacional rechaza.

“Perdimos la confianza en los grecochipriotas (…) Sus palabras son amables pero, a la hora de la verdad, no están dispuestos a compartir el gobierno ni la riqueza de esta isla con nosotros. Nos ven como una minoría”, sentencia.

Hasipoglu, quien cree inevitable la división de la isla en dos Estados, ansía ver renacer Varosha como un destino turístico de lujo bajo control turco.

Así, la incertidumbre sobre el futuro de Varosha persiste: ¿seguirá siendo un destino de “turismo oscuro” en ruinas, se convertirá en un nuevo y lujoso balneario del no reconocido Estado de Chipre del Norte, o será un puente hacia la reconciliación de una isla dividida?

Lo que es seguro es que el tiempo se agota poco a poco para los antiguos residentes que sueñan con regresar al barrio donde crecieron.

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BBC

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