En 1959 se lanzó la que se convertiría en la muñeca más famosa del mundo. Desde entonces, ha sido acompañada por diversos modelos y personajes que ya han quedado en el pasado. Hablemos de algunas Barbies descontinuadas por Mattel.
Ruth Handler es la creadora de esta muñeca cuya inspiración salió de Lilli, una muñeca alemana. Fue en 1961 cuando Ruth y su esposo Elliot lanzaron a Ken, y con los años llegarían nuevos personajes.
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La película Barbie está repleta de distintas versiones de la muñeca interpretadas por actrices como Margot Robbie (Barbie estereotípica), Issa Rae (Barbie Presidenta), Hari Nef (Barbie Doctora), Alexandra Shipp (Barbie Escritora), Sharon Rooney (Barbie Abogada) y hasta Dua Lipa (Barbies Sirenas).
Sin embargo, destacan la aparición de Allan y Midge, interpretados por Michael Cera y Emerald Fennell, respectivamente, pues se trata de dos personajes de Barbie descontinuados.
A muchas personas les parecía que Barbie se veía demasiado adulta y “atrevida” para ser una muñeca infantil.
Para combatir a esos padres, en 1963 Mattel introdujo a Midge Hadley como la mejor amiga de Barbie que usaba menos maquillaje y un look más “natural”. El cuerpo era idéntico (para compartir ropa), pero el rostro de Midge era diferente, con todo y pecas, y tenía cabellera castaña/peliroja.
En 1964, Mattel lanzó a Allan, el mejor amigo de Ken y quien sería el novio de Midge. Así saldrían en citas dobles con Barbie y Ken.
En 1967 fue descontinuada y reemplazada por PJ (que tenía prácticamente el mismo rostro), aunque hizo su regreso triunfal en los 80s peeeero con menores apariciones.
Uno de los sets más famosos es el set de boda que salió en los 90s, donde vemos como novios a Midge y Allan, mientras que Barbie y Ken son dama y padrino de boda.
Midge y Allan tuvieron una familia y en 2002 Mattel lanzó la colección Happy Family con una versión de Midge embarazada. Su pancita podía ser removida y dentro de ella encontrabas a una bebé.
Y aunque no lo creas, hubo gente que casi se infartó con esto porque decían que la muñeca promovía el embarazo adolescente.
Aunque después se vendió la versión no embarazada y que traía a la bebé en brazos, poco a poco Midge quedó a tener menos apariciones y así es como formó parte de las Barbies descontinuadas.
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Como ya dijimos más arriba, Allan Sherwood fue introducido en 1964 como el mejor amigo de Ken (¡al que le quedaba la misma ropa!).
Y sí, como ya viste Midge y Allan querían representar la imagen de una familia tradicional con todo y sus retoños. Sin embargo, su evolución se vio estancada y con el tiempo dejamos de verle, convirtiéndose en uno de los personajes de Barbie descontinuados.
Corría el año de 2009 y era el 50 aniversario de Barbie, por lo que Mattel lanzó ediciones especiales de sus muñecas y personajes de Barbie. Sin embargo, una cuasó mucha polémica: Palm Beach Sugar Daddy Ken.
Aunque sí parece un hombre mayor que tendría un/una amante más joven, no es por eso que se llame “Sugar Daddy”. Ken viene con un perrito que se llama Sugar, así que es el papá de Sugar (Sugar’s Daddy).
Aunque en su momento se dijo que este Ken estaba pensado para ser una figura de colección para adultos, no evitó que varios padres pusieran mala cara por su nombre.
Y pues sí, un día simplemente desapareció.
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La versión de Palm Beach no fue el primer Ken que hizo que papás enloquecieran. En 1993 Mattel lanzó una colección llamada Arete Mágico (o Earring Magic) que consistía en cuatro muñecas Barbie y un Ken.
Earring Magic Ken venía con una camisa lavanda de malla, un chaleco de piel sintética a juego, un collar con un dije circular y, como su nombre lo indica, un arete en su oreja izquierda. En esa época se consideraba que esto último era una forma indirecta de decir que eras gay.
Mattel estaba intentando darle una imagen mucho más cool a Ken, pero (¿inesperadamente?) esta versión se volvió un ícono queer en cuanto salió. No solo por su vestimenta y aspecto, sino también por el collar que traía.
Dan Savage, periodista, escritor y activista LGBT, escribió sobre este Ken y mencionó que lo que traía el muñeco colgado del cuello “es lo que diez de cada diez personas que saben le dirán de un vistazo que es un anillo para el pene”.
Aunque una representante de Mattel negó absolutamente que se tratara de eso y que solamente era un collar, Dan reafirmó que “los homosexuales han estado usando anillos para el pene como collares durante años”.
Y pues sí, este Ken y el resto de la colección se esfumaron entrando en las Barbies descontinuadas.
Si no eres fan de Barbie, te sorprenderá saber que la famosa muñeca tiene varias hermanas y una de ellas es (¿era?) Kelly, la más pequeña de la familia.
Fue introducida en 1995 con una apariencia de entre 3 y 6 años de edad (dependiendo la colección). Junto a ella aparecieron otras muñecas Barbie que representaban niñas con distintos colores de piel y estilos de cabello. Hasta Ken tuvo un hermanito llamado llamado Tommy.
En 2011 Kelly fue reemplazada y ahora se ve más grande y se llama Chelsea y pues no, aunque Mattel dice que se trata del mismo personaje, en el fondo de nuestros corazones sabemos que no.
Ok, no se trata de una Barbie como tal, sino de su hermana menor Skipper. Este personaje se introdujo en 1964 como una pequeña de 8 años. Sin embargo, después nacería la necesidad de hacerla entrar en la adolescencia y así fue como en 1975 se lanzó Growing Up Skipper.
Y sí, como su nombre lo indica la muñeca era novedosa porque podías “ver crecer” a la muñeca. Si girabas su brazo, Skipper se volvía una pulgada más alta (su torso se estiraba). Pero eso no era todo, pues al mismo tiempo le aparecían pequeños senos.
Esto último provocó mucha controversia y sí, esa versión de Skipper quedó en el pasado, pero la idea no se desechó para siempre.
A mediados de los 2000s Mattel intentó replicar la idea con su línea My Scene (ajá, la competencia de las Bratz) lanzando la línea Growing Up Glam.
Mattel le intentó desde hace varios años darle diversidad a sus muñecas, y aunque la rubia era el personaje principal, introdujo a otras chicas con distintos colores de piel, cabello y ojos.
Francie, la prima MODerna de Barbie
Para mediados de los 60 la imagen de Barbie se estaba quedando atrás con la moda de la época. Así fue como Mattel lanzó Francie Fairchild, la prima de Barbie con estilo moderrrrno.
Se suponía que era de inglaterra y su estilo de ropa era del movimiento mod de Inglaterra, así que traía colores más brillantes y estampados geométricos.
Con el tiempo fue descontinuada con todo y Casey, “su amiga divertida”.
Kayla y Lea
Una de ellas fue Kayla (a veces confundida con Lea Bing, pues usaban el mismo modelo de cabeza), que tenía un tono de piel moreno.
Lea y Kayla fueron introducidas en el 2000, la primera como de descendencia asiática y la segunda nunca quedó clara. A veces también parecía ser otra representación asiática, pero otras ocasiones parecía ser la representante de Latinoamérica.
Muchas colecciones de Barbie en los 2000s tenían a la icónica rubia, a Kayla, Lea y también a Christie, quien siguió existiendo a través de los años. Kayla desapareció en el 2004 tras la colección Fashion Fever.
Ana, la Barbie mexicana (y las Generation Girls)
En el 2000, para celebrar el inicio del nuevo siglo, Mattel lanzó Generation Girl (o Mundo Joven), una línea paralela sobre un grupo de amix que estudiaban en una escuela internacional en Nueva York.
Así es como Barbie ganó amistades de todo el mundo, entre ellas Ana Suárez (llamada Marissa en España), originaria de México y amante de la natación, correr y mantenerse activa.
Entre las Generation Girl también estaban: Nichelle Williams, de Nueva York y amante del modelaje; Tori (Susie/Vicky) Burns, de Sidney y que ama los deportes extremos; Gabby Peterson, de Londres y que disfruta escribir canciones; Lara/Marie Morelli-Strauss, de París y le gustan las artes; Mari/Mariko Nakano, de Tokyo y amante de los videojuegos; y Blaine Gordon, chico de Nueva York que quiere ser DJ.
Con el tiempo fueron Barbies descontinuadas; algunas sobreviviendo más tiempo que otras. Ojalá hubiéramos visto más de Ana.
¿Y tú qué otros personajes y muñecas Barbie descontinuadas recuerdas?
En octubre de 1961, Betty y Barney Hill se sentaron con un profesor de astronomía en su casa de New Hampshire e hicieron una afirmación extraordinaria.
La pareja –una trabajadora social y un empleado del servicio postal– contó que mientras conducía por una una carretera a través de las montañas, habían sido secuestrados por extraterrestres.
Los Hill explicaron que luego habían sido sometidos a una serie de exámenes invasivos y “con sondas” por parte de unos extraños seres a bordo de una nave espacial estilo platillo volante.
Las afirmaciones cautivaron la imaginación del público y se les atribuye ampliamente el mérito de haber dado pie a todo el género de las abducciones extraterrestres: fue la primera historia de este tipo que se publicó y dio lugar a muchas historias similares.
Pero también contribuyó a otra revolución: una que ocurrió en Hollywood.
En el relato de los Hill, las criaturas que describían tenían cabezas de gran tamaño con cráneos grandes, ojos muy abiertos, piel grisácea, narices pequeñas y bocas en forma de hendiduras.
La pareja había inventado el arquetipo de película de ciencia ficción extraterrestre, con una estética que recuerda a bebés humanos distorsionados y espeluznantes.
Junto con un puñado de historias similares que surgieron casi al mismo tiempo, los seres extraterrestres cabezones fueron rápidamente adoptados por programas de televisión y películas, según Wade Roush, periodista de ciencia y tecnología y autor del libro Extraterrestrials.
“Y la representación estándar de los extraterrestres en ese momento se convirtió en el hombrecito gris”, dice.
“Entonces, cuando llegó Steven Spielberg e hizo las que probablemente sean las dos películas más influyentes sobre extraterrestres: Encuentros Cercanos del Tercer Tipo (1977) y ET, el extraterrestre (1982), esos extraterrestres y esas películas terminaron siendo básicamente variaciones de la imagen del hombrecito verde o gris de los años 1950 y 1960.”
Pero, ¿cómo eran las representaciones de extraterrestres antes de esta sintonización colectiva del imaginario público? ¿Y qué ha influido en la forma en que los vemos?
Mucho antes, los extraterrestres de la primera ciencia ficción eran considerablemente más fantásticos: pulpos espeluznantes, enjambres inteligentes de criaturas insectos y reptiles monstruosos.
En 1887, el autor de ciencia ficción Joseph Henri Honoré Boex puso la pluma sobre el papel en su oficina de Bruselas e imaginó Les Xipéhuz.
El libro está ambientado en la Tierra, mil años antes de que se fundaran las antiguas ciudades mesopotámicas de Nínive y Babilonia, y comienza con un encuentro onírico en un claro del bosque. Una tribu nómada busca un lugar para descansar una noche, pero se topa con “Les Xipéhuz”, traducido como “Las Formas”.
Las extrañas criaturas geométricas parecían “conos transparentes azulados” con la punta hacia arriba. Cada uno tenía aproximadamente la mitad del tamaño de un humano, con algunas marcas a rayas y “una estrella deslumbrante cerca de su base como el sol al mediodía”.
Las criaturas están consideradas entre los primeros extraterrestres no humanoides de la ciencia ficción, dentro de una historia con moraleja que muestra cuán devastador puede ser el primer contacto con un “otro” desconocido.
Después de muchas batallas (alerta de spoiler), queda claro que no hay lugar para la diplomacia. Incluso cómo se comunican las Formas, trazando símbolos en el cuerpo de cada uno utilizando los rayos de sus estrellas, es extraña. Al final son exterminadas.
Da la casualidad de que el momento de esta historia no es casualidad.
La humanidad lleva miles de años contemplando la posibilidad de que haya vida en otros planetas.
Después de una observación intensa de los cielos que abarcó toda su carrera, alrededor del año 450 a. C., el antiguo filósofo griego Anaxágoras sugirió tentativamente que la Luna podría no ser un dios, como se creía ampliamente, sino una roca como la Tierra.
De hecho, supuso, incluso podría contener vida.
Anaxágoras fue inmediatamente condenado a muerte por su insubordinación, pero persistió la idea de que podría haber otros cuerpos celestes como nuestro propio planeta.
Décadas más tarde, el filósofo Demócrito llegó a una conclusión similar tras teorizar que la materia del Universo podría estar formada por pequeñas partículas llamadas átomos. “Y eso llevó a la especulación de que, si había un número infinito de átomos, entonces tal vez hubiera un número infinito de otros planetas”, dice Roush.
Pero aunque la especulación sobre la vida en otros mundos es antigua, los extraterrestres de estas primeras reflexiones no eran como las creaciones imaginativas que se encuentran hoy en los libros y en la televisión.
“Cuando la gente pensaba en los extraterrestres, me temo que asumieron que si había extraterrestres, se parecerían a nosotros. Que los animales inteligentes y sensibles serían básicamente humanos”, dice Roush.
Después de todo, en aquel momento, ¿qué más se podía esperar?
Roush explica que nadie había contemplado realmente de dónde venían los humanos o cómo nos relacionamos con otras especies, por lo que no había mucho margen para imaginar seres racionales más allá de nosotros mismos.
“Eso se ve reflejado hasta cierto punto incluso en la simbología y la mitología religiosas”, dice. Desde la antigua deidad egipcia Hathor hasta la diosa romana Minerva, la mayoría de las entidades religiosas tenían al menos algunas características humanas.
Pero todo esto cambió en 1859, cuando un libro de color verde con letras doradas apareció por primera vez en los estantes de los intelectuales de todo el mundo.
Se trataba de El origen de las especies mediante la selección natural, de Charles Darwin, y su impacto en la ciencia ficción fue tan grande como su influencia en la biología.
“Entonces creo que nuestra imaginación sobre la forma que podrían adoptar los extraterrestres comenzó a variar mucho más”, dice Roush.
Primero fueron las criaturas geométricas de Les Xipéhuz. Pero pronto fueron seguidas por una diversidad de extrañas formas de vida que rivalizaban con las de la propia Tierra.
Cuando se publicó La guerra de los mundos en 1898, los extraterrestres comenzaban a volverse verdaderamente monstruosos.
En esta novela, H G Wells presentó a los lectores a los marcianos, criaturas que consisten en una cabeza gigante sin cuerpo con una boca en forma de pico rodeada de tentáculos. Se reproducían asexualmente y sobrevivían con una dieta de sangre humana fresca que extraían con pipetas y luego se inyectaban en sus cuerpos.
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“Son un poco como insectos, son un poco como pulpos, un poco como cangrejos. Y así, a partir del siglo XIX, se obtienen extraterrestres muy espeluznantes, con forma no humana. Porque la gente finalmente se dio cuenta de que la evolución es una cosa que [en otras partes del universo] podría tomar direcciones muy diferentes a las de nuestro planeta”, dice Roush.
Durante las décadas siguientes, esta colección de extraterrestres de ciencia ficción continuó floreciendo en la literatura.
Estaban los selenitas, parecidos a insectos, de Los primeros hombres en la luna (1901), el Tweel, similar a un flamenco en Una odisea marciana (1934) con una especie de extraño tronco con pico; e incluso una estrella inteligente desconcertantemente deslumbrante en Star Maker ( 1937).
Nuestras ideas sobre los extraterrestres se transformaron nuevamente con el ascenso de Hollywood en el siglo XX, lo que llevó a la pantalla a extraterrestres que eran inquietantemente parecidos a los humanos.
“Creo que la razón principal de esto es que es más fácil simplemente ponerle un disfraz a un humano que crear una representación evolutivamente muy distante; es mucho más fácil poner a un hombre con un traje alienígena y hacer que camine por ahí sobre sus dos piernas y sus dos brazos que imaginar una especie de mitad calamar, mitad insecto”, dice Roush.
Y así, con la inspiración de personas como los Hills, los extraterrestres que caminaban sobre dos piernas y ocupaban un valle misterioso entre la humanidad y lo “otro”, se convirtieron en el estándar.
“Incluso en series como Star Trek, casi todos los extraterrestres son humanoides, y es claramente por razones presupuestarias”, dice Roush.
Sin embargo, en las últimas décadas, las nuevas tecnologías han transformado lo que es posible.
Con las imágenes generadas por computadora a partir de procesadores cada vez más potentes (y ahora con la llegada de la inteligencia artificial), Roush cree que las cosas han comenzado a volverse extrañas nuevamente.
Un ejemplo es la película Arrival, en la que la Tierra es visitada por extraterrestres espaciales ultrasensibles con siete patas: los heptápodos.
“Con estos increíbles apéndices que pueden arrojar tinta para comunicarse, son realmente bastante diferentes”, dice. “Podemos simplemente inventar monstruos y extraterrestres en 3D que tal vez nunca existan físicamente”.
Quién sabe qué será lo próximo que sueñe la ciencia ficción: podría incluso ser más extraño que lo que realmente encontramos en otros planetas.
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