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¿Amas las hojas de colores? 6 destinos en México para disfrutar paisajes de otoñales
¿Amas las hojas de colores? 6 destinos en México para disfrutar paisajes de otoñales
Foto: Secretaría de Turismo de México
5 minutos de lectura

¿Amas las hojas de colores? 6 destinos en México para disfrutar paisajes de otoñales

En nuestro país no solo abundan las playas y estos paisajes otoñales en México lo demuestran con sus hojas de colores y clima frío.
04 de octubre, 2025
Por: Abigail Camarillo
@aabi_cm 

¿Nada te reconforta más que sacar una suéter y beber algo caliente? Pues entonces prepárate, porque aquí te traemos una guía de paisajes otoñales en México que te harán sentir como en una postal de otro país.

Aunque somos famosos por las hermosas playas, el otoño pinta todo con una paleta distinta: bosques que cambian de color, lagunas que reflejan cielos dorados y montañas que invitan a detenerse en cada curva del camino. Por eso, esta es la temporada perfecta para escapar de la rutina y regalarse un viaje para disfrutar de los paisajes únicos de la naturaleza.

Eso sí, estos lugares se encuentran regados por todo México. Así que ve planificando el viaje porque no vas a querer perdértelos.

Para el clima otoñal: 5 cabañas en el bosque cerca de la CDMX para disfrutar del frío

Lugares con paisajes otoñales en México

1. El bosque de Maple, Jalisco

bosque maple talpa jalisco paisajes otoñales
Fotos: Secretaría de Turismo de México en Facebook

Los árboles de maple suelen ser los protagonistas de postales o fotografías de Canadá. Sin embargo, en México hay un bosque donde estos ejemplares abundan.

Se trata del Bosque de Maple (que oficialmente se llama Parque Estatal Bosque de Arce) en Talpa de Allende, Jalisco y aunque puedes visitarlo durante todo el año, es de los más hermosos paisajes otoñales en México.

Este sitio se formó hace más de 23 millones de años, pero fue declarado como Área Natural Protegida apenas en 2016.

Aunque cuenta con 56 mil hectáreas donde también hay pinos y oyameles, solo una parte está abierta al público.

El maple mexicano, también llamado arce azucarero, es una especie de árbol que suele medir de 20 a 40 m. de altura, vive por más de 100 años y es remanente de la era del Pleistoceno, conocida como la “Edad del Hielo” que se extiende desde los 2,6 millones de años hasta los 11,700 años, aproximadamente.

2. Parque Ecológico Chipinque, Monterrey

parque ecológico chipinique paisajes otoñales en méxico
El Parque Ecológico Chipinique es reserva natural más icónica de Nuevo León. Foto: chipinque.org.mx

Otro de los paisajes otoñales en México que debes conocer es el que ofrece este parque que forma parte de la Sierra Madre Oriental y que se ubica muy cerca de Nuevo León.

Dentro de los límites del Parque Nacional Cumbres de Monterrey, se encuentra esta área natural de 1,791 hectáreas con flora y fauna representativa desde el matorral xerófilo hasta el bosque de Pino-encino.

Además de contar con sitios de interés como mariposario e insectario, el lugar es perfecto para practicar senderismo, admirar la naturaleza y asombrarte con los miradores.

Chipinque es uno de los pasajes naturales más importantes de la región por su cercanía a la ciudad de Monterrey y por los atractivos y servicios que ofrece.

Mira: Volar en parapente, caminar por el pueblo o senderismo: Qué hacer en Valle de Bravo

3. Lago Camécuaro, Michoacán

lago camecuaro michoacan paisajes otoño
Foto: Michoacan Te Espera en Facebook

No solo los bosques se convierten en perfectos paisajes otoñales en México. Los lagos también tienen lo suyo y este ubicado en el municipio de Tangancicuaro, Michoacán lo demuestra.

Se trata de un lago natural formado por nacimientos de agua que borbotean de entre árboles que crecen en la rivera. El lago tiene una extensión de 1,400 metros de largo por cien metros de ancho.

Es famoso por sus aguas cristalinas que durante el otoño reflejan los tonos naranja, rojo y amarillo de árboles como ahuehuetes, sabinos, fresnos, ocales y algunas coníferas.

Además de caminar y dar recorridos por sus aguas, otra de las actividades que puedes realizar en Camécuaro es el camping. Así que lánzate y acampa junto al lago bajo un cielo estrellado.

4. Reserva de la Biosfera El Cielo,  Tamaulipas

reserva de la biosfera el cielo tamaulipas paisajes otoño
Foto: @SECTUR_mx en X

Otro paraíso y de los mejores paisaje otoñales en México es aquél que aparece durante un par de meses dentro de la reserva de la biosfera El Cielo, un destino donde la biodiversidad se funde con la magia del paisaje.

Recorre en kayak sus hermosos ríos, haz senderismo, observación de estrellas o visita fascinantes cuevas prehistóricas.

Ubicada dentro de la Sierra Madre Oriental, esta reserva comprende 144 mil 530 hectáreas y es un paraíso ecológico que resguarda cuatro ecosistemas distintos: selva tropical, bosque mesófilo, pino-encino y matorral xerófilo, algo inusual en una misma región.

El lugar es perfecto si te interesa el ecoturismo, pues incluso puedes hacer camping o quedarte en alguna cabaña mientras disfrutas de vistas espectaculares durante el día. Aquí coexisten jaguares, osos negros, guacamayas verdes y más de 255 especies de aves registradas.

Lee: Senderismo y aguas termales a 40 grados: recorre las Grutas de Xajhá en Hidalgo

5. Jardín Escultórico Edward James, San Luis Potosí

jardín escultórico edward james san luis potosí
Fotos: @SECTUR_mx en X

Si nunca has conocido este lugar, aprovecha el otoño para lanzarte y sorprenderte con la fusión entre lo orgánico y lo artificial, entre la selva y el concreto, que se aprecia en este lugar.

Declarado Monumento Artístico de la Nación en 2012, El Jardín se presenta como el espacio surrealista más importante de México. Se ubica en el Pueblo Mágico de Xilitla, en la Huasteca Potosina.

La superficie total del Jardín es de 37 hectáreas dedicadas a conservación ecológica, de estas 9 hectáreas conforman el jardín escultórico, donde se pueden admirar más de 28 estructuras y esculturas. En 2007 la Fundación Pedro y Elena Hernández, A.C, adquirió Las Pozas con el propósito de preservar las esculturas y conservar el ecosistema.

El jardín está integrado con cascadas, pozas naturales y una gran variedad de plantas y árboles nativos y exóticos.

6. Sierra la Marta en Arteaga, Coahuila

La Sierra de la Marta en Arteaga, Coahuila, es uno de los bosques más bonitos de México en otoño. Está cubierta de bosques y rodeada de profundos valles y cañones. De hecho, una de sus zonas es conocida como “La Suiza de México” debido a que sus cumbres suelen llenarse de nieve durante el invierno. Además, por el largo valle o Cañón Amargos, se ubica el centro turístico Bosques de Monterreal, el único sitio de esquí al estilo Alpes suizos que hay en México.

Y en general el Pueblo Mágico de Arteaga es un destino ideal para ver paisajes otoñales en México gracias a que está rodeado por las enormes montañas de La Viga, La Marta y La Siberia. Es el escenario ideal para practicar ecoturismo y actividades de aventura, cuenta con hermosas cabañas donde los visitantes pueden disfrutar del ambiente campestre y practicar senderismo, avistamiento de aves y paseos a caballo

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Imagen BBC
Por qué algunas personas prefieren pasar sus vacaciones todos los años en el mismo lugar (algo que para otros es aburrido)
6 minutos de lectura

En un mundo cada vez más estresante, muchos viajeros encuentran consuelo en la repetición: volver cada año a los mismos pueblos de esquí, suburbios costeros o sus cafés favoritos.

23 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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cuatro mujeres de pie frente a una pared de madera de color amarillo y azul. Todas sostienen un helado en sus manos y sonríen.
Getty
Los expertos dicen que el atractivo va mucho más allá de la nostalgia y ayuda a lidiar con el estrés.

Durante los últimos 15 años, el fotógrafo Jason Greene y su familia han viajado desde la ciudad de Nueva York hasta Mont Tremblant, en Quebec, para pasar una semana del invierno boreal en la nieve.

“Tenemos una tradición: el primer día comemos paletas de jarabe de arce, patinamos sobre hielo y luego pasamos por la tienda de dulces local”.

La ciudad turística francocanadiense, dice, “ocupa un lugar especial en nuestros corazones porque allí todos aprendimos a esquiar y hacer snowboard”.

Para muchos viajeros, la novedad es el objetivo: tachar nuevos destinos y buscar nuevas sensaciones.

Pero un número creciente de personas, como Greene y sus cuatro hijos, hace lo contrario: regresa al mismo lugar cada año. Reservan la misma habitación, comen los mismos platos y recorren las mismas calles para encontrar comodidad en lo familiar, en lugar de la emoción del descubrimiento.

“Para muchas personas, hay una sensación de seguridad al volver a lo conocido”, afirma Charlotte Russell, psicóloga clínica y fundadora de The Travel Psychologist.

Imagen aérea de varios edificios en Mont Tremblant, un municipio en las montañas de Quebec.
Getty Images
Durante los pasados 15 años, la familia del fotógrafo Jason Greene regresa cada invierno a Mont Tremblant en Quebec.

“Sabemos qué esperar, qué nos conviene… y [es] menos probable que enfrentemos desafíos inesperados”.

Este comportamiento, añade, suele atraer a personas abrumadas por su vida diaria, por lo que repetir las mismas vacaciones una y otra vez puede resultar muy reconfortante.

Movidos por la nostalgia

Esa sensación incomparable de tranquilidad fue lo que me llevó de nuevo a Lima, Perú, este mayo, exactamente un año después de mi primera visita, mientras escribía mi libro de viajes Street Cats & Where to Find Them.

Me alojé en el mismo hotel, comí el mismo sándwich en el mismo café, caminé por las mismas calles y dejé que muchos de los mismos gatos durmieran en mi regazo, disfrutando de la satisfacción que me había sorprendido la primera vez.

La profesora de sociología Rebecca Tiger ha regresado a Atenas ocho veces, con una novena visita programada este mes, por razones similares. “Siempre me quedo en Pangrati porque me encantan los cafés del barrio [y] sus gatos”, señala.

“Ahora tengo residentes locales con quienes mantengo contacto mientras estoy fuera y socializo cuando regreso”.

Tiger aprecia la familiaridad que ha cultivado con el tiempo y no se aburre gracias a la diversidad de experiencias que ofrece el lugar.

Los datos reflejan este cambio impulsado por la nostalgia.

Según el informe para 2026 Where to Next? de la plataforma de viajes Priceline, el 73% de los viajeros encuestados afirmó sentirse atraído por los lugares y experiencias que los marcaron, desde playas familiares hasta parques de diversiones.

Hombre sentado en el muelle mirando los molinos de viento en Zaanse Schans, Zaandam, Países Bajos.
Getty Images

El último informe global de viajes de Hilton confirma la tendencia: el 58% de los viajeros con hijos planea volver a destinos de su propia infancia, mientras que el 52% de los viajeros brasileños regresa a los mismos lugares año tras año.

La nostalgia y la comodidad son lo que ayuda a Greene y su familia a “dejar atrás el estrés de la vida y relajarse en nuestros lugares favoritos”.

No solo repiten su costumbre del jarabe de arce en la montaña.

Su rutina diaria en Mont Tremblant también se replica cada año: “Esquí y snowboard durante tres días seguidos, luego un día libre para pasear en trineo con perros, dar un paseo en carruaje u otra actividad invernal”.

Cuando la vida se vuelve difícil, es la anticipación de su viaje invernal -y la alegría que sienten juntos allí- lo que les ayuda a sobrellevarlo.

Un toque de novedad

Russell señala que, desde una perspectiva neurocientífica, “los circuitos de recompensa en nuestro cerebro pueden volverse menos receptivos a medida que nos acostumbramos a visitar el mismo lugar”.

Sin embargo, volver puede seguir aportando beneficios para el bienestar, añade, destacando que suele ser más relajante ir a un sitio asociado con el disfrute porque seguimos “distanciados de las señales que asociamos con el estrés”.

Greene afirma que su familia no ha experimentado ninguna disminución en la emoción de hacer exactamente las mismas cosas en el mismo orden cada año.

Aun así, Tiger y yo intentamos añadir un toque de novedad a nuestras vacaciones repetidas y rutinas familiares.

Cuando visito Inglaterra, lo cual intento hacer varias veces al año, no es para repetir experiencias idénticas, sino para conocer estadios de fútbol, producciones teatrales y rutas de senderismo.

Si solo me quedara en Wandsworth y viera partidos en el estadio de Craven Cottage, mis vacaciones se volverían aburridas rápidamente.

En cambio, recorro el país, como en distintos restaurantes y dejo que mi curiosidad me guíe hacia nuevas aventuras. Según Russell, esta combinación ayuda a mantener viva la chispa de la exploración, al tiempo que ofrece comodidad.

Esto es importante, explica, porque “hay un punto en el que volver al mismo lugar empieza a ser problemático.

Si regresamos demasiadas veces y superamos nuestro “apetito” por él, se llama adaptación hedónica: acostumbrarse a las cosas placenteras y volver a nuestro nivel emocional original”.

Tiger plantea un argumento similar sobre su predilección por Grecia.

Una vista aérea de una playa en italia. Se ven decenas de sombrillas de playa y decenas de personas tanto en la arena como en el mar.
Getty Images
El último informe global de viajes de Hilton confirma la tendencia: el 58% de los viajeros con hijos planea volver a destinos de su propia infancia.

“El país sigue siendo nuevo para mí: nuevas playas, islas y pueblos rurales; hay tantos lugares por explorar que podría pasar toda una vida allí y no conocer ni una fracción de ellos”.

Si solo nos fijamos en los códigos de los aeropuertos de destino, nuestros viajes podrían parecer idénticos. Pero las experiencias que vivimos -Tiger en Grecia y yo en Inglaterra- son tan distintas que nuestros recorridos nunca resultan monótonos.

Crecí en los suburbios de Filadelfia y veía a los vecinos viajar en masa y entre el tráfico hacia la costa de Jersey cada verano. Iban al mismo pueblo, la misma playa, con las mismas atracciones en el mismo muelle y se alojaban en las mismas casas de alquiler.

Alguna vez me pregunté: ¿qué pasa cuando viajar deja de ser una ruptura con la rutina y se convierte en otra rutina más?

Ahora, en un mundo cada vez más estresante, entiendo el atractivo de buscar alegría en lo familiar, mientras doy un pequeño paso fuera de mi zona de confort para encontrar nuevas emociones en lugares conocidos.

A Tiger le encantan sus rutinas vacacionales en Grecia, pero admite que otras partes del mundo también le atraen.

“Siento mucha curiosidad por Japón, pero me gusta controlar el ritmo de mis días”, dice.

Su trabajo como profesora es agotador, al igual que su trayecto diario, por lo que se entiende cuando afirma: “Mi tiempo en Grecia es un respiro que agradezco, tanto porque es familiar como porque resulta extraño al mismo tiempo”.

Y añade: “Atenas casi se siente como un segundo hogar”.

línea gris que separa el texto
BBC
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