Integrantes del colectivo Salvemos a Benito no han dejado de visitar el Parque Central de Ciudad Juárez, Chihuahua, para documentar los avances y rezagos que persisten.
Entre estas fallas se encuentran el haber frenado obras y arreglos de construcción que iniciaron en el mes de diciembre, dejando el sitio con zonas de riesgo en áreas de senderismo y esparcimiento que infancias y adultos frecuentan.
Otro sitio que genera alarma dentro del Parque Central es el lago artificial en el que patos y aves migratorias aparcan para ser alimentados o para descansar.
Cindy Bernal García, asesora jurídica del Instituto Federal de Defensoría Pública en Ciudad Juárez, Chihuahua, explica a Animal MX cómo fueron los trabajos que peritos en diferentes disciplinas realizaron en el parque.
Para conocer la calidad del agua en los dos lagos artificiales, los cuales presentan una coloración verde intensa y malos olores, un especialista en química se encargó de tomar muestras y examinar en qué estado se encuentran.
Cindy Bernal señala que los resultados en el análisis del agua arrojaron que ambos lagos se encuentran contaminados por una bacteria de nombre Escherichia coli o E. coli.
“Las unidades de E. coli permitidas por norma son 600, sin embargo, el Parque Central cuenta con 2 mil 400 unidades. Estamos hablando de 4 veces más de lo que la misma norma te permite”, señala la asesora jurídica del Instituto Federal de Defensoría Pública en Ciudad Juárez.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), este microorganismo se encuentra presente frecuentemente en el intestino de los organismos de sangre caliente, es decir, aquellos seres vivos que tienen la capacidad de mantener su temperatura corporal de manera constante a pesar de las condiciones del entorno.
La OMS señala que la mayoría de las cepas de E. coli son inocuas, o no presentan mayor daño, pero algunas pueden causar graves intoxicaciones alimentarias tanto en infancias como adultos mayores.
La transmisión de E. coli, productora de toxina Shiga, ocurre por consumir productos de carne picada cruda o poco cocinada, la leche cruda y las hortalizas contaminadas por materia fecal.
Cindy Bernal señala también que al ser el E. coli una bacteria formada por restos de heces fecales, tanto de humanos como de animales, es importante prevenir las consecuencias de su transmisión como enfermedades gastrointestinales o que puedan causar causar algún daño en la piel.
Apenas el 13 de enero, integrantes del colectivo Salvemos a Benito denunciaron en sus redes sociales de “X” y Facebook que el lago recibe la descarga de agua tratada de una planta cercana al Parque Central.
En el post mencionaron a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), a la cuál le preguntaron cuánto tiempo le tomará abordar el tema del lago artificial contaminado.
“Hablar de enfermedades digestivas no solo es un dolor de estómago sino que, en fuertes cantidades, como es el caso, el E. coli en menores de edad de hasta 5 años no aguantarían una bacteria en comparación al organismo de un adulto”, añade Cindy Bernal.
En la presentación de resultados de su segundo informe de gobierno, la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, anunció que abrirá “una nueva época para el Parque Central” para los animales que aún viven en él.
“Así como encontramos un mejor hogar para la jirafa Benito, lo estamos haciendo también con los demás animales que estaban en el parque. Muchísimas gracias a quienes nos han ayudado de buena voluntad en este proceso, al colectivo Salvemos a Benito, a la regidora Arredondo, a Ana Félix y a los amigos de Chihuahua como Eugenio Derbez. Muchas gracias a todos”, señaló la gobernadora.
Sin embargo, a casi un mes de la llegada de Benito a Africam Safari, en Puebla, el colectivo Salvemos a Benito denunció que, además del lago contaminado, hay obras de construcción que fueron detenidas.
Según el expediente de Juicio de amparo indirecto con número de folio 1016/2023 en el Juzgado Séptimo de Distrito en Chihuahua, en Ciudad Juárez -al que Animal MX tuvo acceso- las personas usuarias del Parque Central advirtieron omisiones de autoridades que vulneran su derecho humano al medio ambiente sano y que ponen en riesgo su salud; así como la integridad y vida de la fauna y flora que alberga el lugar, existiendo posibles daños en el ecosistema por contaminación.
En uno de los apartados sobre el actuar de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ) en el caso, señalan que de existir “riesgo inminente de daño o deterioro grave a la vida silvestre o a su hábitat, fundada y motivadamente, ordene la aplicación de una o más de las medidas de seguridad previstas por el artículo 1171 de la Ley General de Vida Silvestre”.
Perla Iris, integrante del colectivo Salvemos a Benito, explica en entrevista que después del traslado de Benito a Puebla, ellos continúan visitando el Parque Central para alimentar a los patos que aún habitan en el lugar.
Tan solo para alimentar a las aves, la integrante señaló que estas consumen un costal de 26 kilos por visita.
“Nosotros seguimos documentando a diario porque estamos yendo a alimentar a los patitos, ya se llevaron al resto de los animales y nada más quedan las aves migratorias. Después de Benito, como al tercer día, se llevaron a los burritos, a los chivos y a la cabrita pero el parque sigue en malas condiciones”, relata la integrante de Salvemos a Benito a Animal MX.
Para las aves migratorias y los patos convivir en el lago contaminado también es un foco de infección.
“Aunque están implementando muchas nuevas ideas de convivencia con la comunidad, eso me parece muy bien pero están olvidando cosas que tenían ya en camino y las están dejando inconclusas. Son zonas de peligro y riesgo para transeúntes que van al Parque diariamente”, añade.
Dentro de los reportes que el colectivo realiza en sus redes sociales, está el que hicieron el pasado 15 de enero por la noche, cuando documentaron en video un recorrido por el lago del parque en el que detectaron un desbordamiento de agua que pudo ocurrir por descargar el agua de la planta de tratamiento que se encuentra cercana.
A pesar de la contaminación por E. coli que presenta el lago, las integrantes se arriesgaron a documentar el origen del desbordamiento del agua en el Parque Central.
Cindy Bernal señala que durante los peritajes que realizaron cuando se encontraba la jirafa Benito en el Parque Central, detectaron que en las patas de esta especie se notaba un daño en la piel.
“Con los peritajes de los lagos advertimos que estaba en exceso el E. coli y nos pudimos dar cuenta de que era la causa del descenso de muchos patos. Hubo un tiempo en que, cada semana, sino es que diario, encontrábamos varios patitos que tenían como “sarna” y que desafortunadamente fueron muriendo. Todo eso fue consecuencia del E. coli”, advierte la asesora legal.
Perla Iris comparte imágenes del estado en el que se encuentran los patos y aves que alimentan como ocurre con un ejemplar que ya no tiene pico y necesita ayuda extra para ser alimentado.
Bernal también denuncia que alrededor del lago existen puestos que los días sábados y domingos venden alimentos en frente al lago, a pesar de estar contaminado.
“Es muy absurdo que sabiendo que existe E. coli que sepas que existe [la bacteria], que está en demasía y que des autorizaciones o permitas que se vendan productos de consumo humano como son los alimentos”, señala.
De acuerdo con el reporte de Perla Iris, empleados de seguridad en el parque se han enfermado presentando síntomas como vómito, diarrea y temperatura por lo que, sospechan, que se trate de alguna la contaminación de E. Coli en el lago.
“Ya nos han comentado que cuándo van a sanitizar el lago porque se enferman, se alivian y regresan”, agrega.
Según el colectivo Salvemos a Benito, existen sitios a los que la administración del lago debe prestar atención como tomas de electricidad expuestas y la rehabilitación de los baños que continúan en malas condiciones para ser usados.
Varias academias de béisbol se han creado en Perú a raíz de la llegada de miles de migrantes venezolanos para ayudarlos a integrase en su nuevo país.
“¡Out!”
Miguel está envuelto por la nube de polvo que acaba de levantar tras correr con todas sus fuerzas para alcanzar la tercera base.
A pocos metros está Franklin Lopez. Él es el coordinador de una academia de béisbol conocida como Los Astros, conformada por unos 20 niños y jóvenes venezolanos que comparten un solo sueño: jugar en la Grandes Ligas de Estados Unidos.
Pero la Academia Los Astros no funciona en Caracas, sino en Lima, la capital peruana, donde el béisbol, a diferencia de lo que pasa en Venezuela, no es un deporte muy popular.
“Uno de los primeros problemas que encontramos cuando llegamos a Lima es que no había canchas para jugar al béisbol. Acá todo es fútbol”, le cuenta López a BBC Mundo.
Desde 2017, debido a la fuerte crisis económica y política en la que se fue sumiendo Venezuela, millones de sus habitantes huyeron hacia distintos países de América Latina.
Al menos 1,5 millones de ellos terminaron viviendo en Perú. De hecho, más de 500.000 pidieron refugio de manera oficial. Y muchos de ellos se encuentran entre los 10 millones de habitantes de Lima.
La capital peruana es una ciudad diferente a Caracas, donde los diamantes de béisbol abundan en los barrios y los parques. En Lima las canchas deportivas suelen tener forma rectangular y arcos para meter goles.
Sin embargo, en medio del paisaje desértico de la costa limeña y su cielo gris, muchos de los nuevos residentes se dieron cuenta que, más allá de su experiencia de desarraigo, lo que no querían era que sus hijos perdieran sus raíces venezolanas, incluidas las deportivas.
“He aprendido muchas cosas del béisbol, pero sobre todo he aprendido a estar acá, cómo vivir acá”, explica Miguel José Rivas, quien tiene apenas 7 años, pero es uno de los niños que más entusiasmo le pone al entrenamiento.
Y tanto ha sido el éxito de los clubes de béisbol en la comunidad, que Los Astros contó en sus inicios con el apoyo de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, Acnur.
“Nos dimos cuenta que era un proyecto que servía para algo fundamental: usa el poder del deporte para ayudar en la integración de la migración venezolana en Perú. Y creo que ha logrado su objetivo”, le dice a BBC Mundo Laura Almirall, representante de Acnur en el país sudamericano.
En Venezuela el béisbol es casi una religión: a pesar de la crisis, la famosa liga profesional de este deporte cuenta con ocho equipos y los torneos siguen atrayendo a multitudes.
Además, de acuerdo a la Federación Venezolana de Béisbol, al menos 50.000 niños están inscritos en las escuelas de formación.
Cuando huyó de Venezuela en 2017, porque con su sueldo no podía comprarse “ni lo mínimo para sobrevivir”, Ramón Olmedo llegó a Lima con la idea de no olvidarse de su país.
“Ramón escuchó a muchos otros venezolanos quejarse de que sus hijos no tenían donde jugar béisbol. Entonces decidió hacer algo”, cuenta López, quien se siente responsable de la historia de Los Astros. Ahora se encarga de la coordinación, después de que Olmedo regresara a Venezuela el año pasado.
Este último había jugado béisbol de forma regular en su país natal y sentía que tenía la confianza para enseñárselo a los niños venezolanos que se habían instalado en Lima con sus familias.
Lo primero fue encontrar un lugar. Eligieron un espacio abierto en el populoso sector de San Juan de Lurigancho, en el este de la capital. No hizo falta hacer una convocatoria ya que los niños comenzaron a aparecer por decenas.
En 2020, cuando se fundó Los Astros, llegaron a entrenar a 50 niños.
“Eran tantos que tuvimos que clasificarlos en categorías por edades y buscar personas para que nos ayudaran con la formación”, recuerda López.
Pronto el juego de la pelota caliente llamó la atención de los vecinos, curiosos por ese juego de bates, corridas y bases que se practicaba en el barrio todos los martes y jueves.
Pero también pronto comenzaron algunos ataques que en Los Astros consideran discriminatorios.
Tras varios meses en San Juan de Lurigancho, un día se encontraron con que la cancha era un campo de lodo en el que era imposible realizar la práctica.
El boicot continuó durante varios días.
Entonces Olmedo tomó una decisión drástica: se mudó al barrio de Lomas, en el norte de la ciudad. Temió que por la distancia fuera a perder a varios de sus pupilos, pero todos aparecieron en la primera práctica en la nueva cancha.
Y no solo eso: poco a poco niños y jóvenes limeños se fueron sumando a las clases.
Es el mismo lugar donde transcurre la práctica de este sábado. El sol aparece sobre un inusual cielo despejado y celeste en la capital peruana.
Los niños entran en calor dando varias vueltas a la cancha. La idea de López es darles conceptos básicos y técnicos sobre el béisbol, pero también sobre todo lo que trae consigo el juego: el compañerismo, el trabajo en equipo y la amistad.
Pero sobretodo, quiere usar el deporte para la integración.
“Llegar a un país tan distinto donde hay culturas y comportamientos muy diferentes a los de tu país es muy difícil. Esta es una forma de ayudarles en ese proceso de adaptación”, afirma López.
“¡Out!”
Otra nube de polvo. Esta vez es Ignacio Garcés, que desde que había bateado sabía que iba quedar eliminado apenas llegara a primera base. Pero igual corrió, igual se arrastró por el piso.
Tiene 10 años. Y también quiere llegar a las Grandes Ligas.
“Acá fue muy difícil encontrar un lugar para practicar béisbol. Pero me ha ayudado mucho porque aprendí a atajar, a lanzar, a batear”, dice con entusiasmo.
En una carpa improvisada un grupo de padres observa la práctica. Ellos han estado desde el inicio de Los Astros. Si hay que atravesar la ciudad para una práctica de dos horas, se hace.
“Lo primero que hicimos cuando llegamos a Lima en 2018 fue buscar lugares para que mis hijos jugaran al béisbol. Pero no fue fácil. Nos tomó más de un año”, le cuenta a BBC Mundo Joana Marín, madre de uno de los jóvenes que forma parte del club.
Para ella, el ingreso de su hijo en las prácticas de béisbol le ha ayudado a mucho más que a integrarse en la nueva ciudad.
“Mi hijo era tímido. Tenía problemas para relacionarse con los demás cuando llegó acá. Además de a hacer deporte, en este tiempo en Los Astros le ha ayudado a ser más extrovertido, más sociable. De verdad ha sido una bendición”, agrega.
En los últimos dos años, muchos venezolanos que residían en Lima han regresado a Venezuela, y el impacto de esos regresos se hace sentir en la alineación del equipo. Los responsables del club confirman que ha disminuido el número de jóvenes que juegan en Los Astros, aunque no el interés.
“Con los muchachos seguimos trabajando. Seguiremos ayudándolos a integrarse mejor a esta nueva sociedad, pero también a conseguir su sueño de llegar a las Grandes Ligas”, concluye López.
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