Reto mental: sin usar Google nombra a tres personas trans que conozcas. 3… 2… 1… ¿Lo tienes? Ahora nombra a tres atletas trans. No hagas trampa y haz memoria. 3… 2… 1… Por último, piensa en tres hombres o mujeres trans en el deporte que compitan y ganen a nivel profesional en su disciplina. 3… 2… 1… Listo.
Quizá pensaste en personas como Lia Thomas, Laurel Hubbard o, más recientemente, Mara Gómez. Las tres son deportistas buenísimas en natación, halterofilia y futbol, respectivamente. Pero al querer alargar la lista puede tornarse complicado.
¡Y sí las hay! En la historia, por ejemplo, tenemos a la tenista Renée Richards, al triatleta Chris Mosier o la brasileña Tiffany Pereira, quien juega voleibol profesional; sin embargo el camino que han recorrido para competir como deportistas de alto rendimiento ha sido -y todavía es- bastante más pedregoso que el de personas cis.
Además de demostrar que son capaces en su deporte, deben enfrentarse a discriminación, a que se discuta sobre sus cuerpos públicamente e iniciar tratamientos hormonales.
Pero ¿realmente es necesario? ¿hay una “supremacía” del cuerpo masculino por encima del femenino? ¿la testosterona hace todo el trabajo? ¿cómo se regula la participación de hombres y mujeres trans en los deportes?
A sus 25 años, Mara Gómez es una mujer histórica: en Argentina, el país más apasionado por el futbol (o el fútbol, como lo pronuncian por allá), se convirtió en la primera mujer trans en llegar a la primera división femenil y, desde hace dos años, juega a nivel profesional.
Creció sin interés por este deporte en el que, a los 15 años, encontró un refugio para ser ella misma y la convirtió en la persona que abre el camino a muchas más que vienen detrás.
“Algo tan normal como querer vivir la vida haciendo lo que me gusta me terminó llevando también a ser la primera y romper una perspectiva -más dentro del fútbol que es un deporte bien machista-”, dice en entrevista para Animal MX.
Por supuesto, Mara no ha estado exenta a los ataques biologistas que personas odiantes lanzan a diestra y siniestra.
“Este transodio es una cuestión cultural y de costumbres y lo trasladan al deporte”, dice Mara.
La supuesta ventaja física a la que hacen referencia los grupos odiantes comienza a disolverse, explica la futbolista, cuando se voltea a ver las desigualdades en las que se desenvuelve el colectivo trans: a muchas personas se les excluye de casa, les es más difícil terminar sus estudios, y el escaso acceso a trabajos remunerados las convierte, especialmente a las mujeres trans, en sujetos sociales vulnerables.
Ella está rodeada de una familia amorosa, que la ha acompañado e impulsado desde un inicio, pero sabe que su caso es una excepción a la regla.
“La discriminación es un asesinato sin armas”, dice tajante. “Encima de ser excluidas de casa, sin oportunidades laborales y académicas, estar en la calle y ser violentadas ahí”.
La respuesta rotunda es no. “El deporte y el ejercicio se vive diferente en cada cuerpo”, explica Noris Vargas Garciaguirre, entrenadora personal con certificaciones internacionales, como el Business and Health Institute y el United Fitness.
Noris explica que no es lo mismo hablar de una ventaja fisiológica de una física y que, en todo caso, en cada disciplina deportiva esta llamada “ventaja” difiere dependiendo de la composición corporal y proporciones de las extremidades.
Para entender mejor: No binaries, intersex y asexuales: rostros y voces de las identidades LGBTIQA+ más invisibilizadas
Como explica la investigadora de la UNAM y académica de la UBA, Lucía Ciccia, en una charla TEDx, “los genes y las hormonas que asociamos a nuestro sexo impactan en nuestra constitución cerebral, pero no la determinan”.
La experta asegura que son un factor más entre muchos otros. Es decir, no solo los genes y las hormonas determinan nuestras diferencias y capacidades, también el ambiente, el clima y las prácticas sociales.
Entonces, si a una persona se le socializa como “hombre” y a otra como “mujer”, muchas de sus habilidades fueron desarrolladas con base a eso.
“Esto es congruente con lo que nos caracteriza como especie: nuestra alta plasticidad cerebral, la facilidad con la que incorporamos experiencia a nuestro cableado neuronal. El cerebro aprende a través de la experiencia y se entrena a través de la repetición”, dice Ciccia.
A esto, Nori Vargas hace un apunte importante: la historia de las mujeres en el deporte de alto rendimiento tiene menos de 60 años.
“Cuántos estudios de desempeño de mujeres en el deporte no se han hecho bajo el mismo argumento de que las hormonas femeninas son muy complicadas, que el estrógeno es muy complicado”, destaca Nori. “Cuando se hacen estudios de desempeño deportivo, estos se hacen con base en población casi siempre caucásica, hombres cis de entre 18 a 35 años, un grupo diminuto y muchos son atletas de alto nivel”.
Desde las clases de Biología de la secundaria nos han hecho creer que la testosterona, en combinación con el cromosoma XY, da una especie de poder físico superior.
“La testosterona no es la causa de la supremacía atlética”, aseguran tanto Lucía Ciccia como la investigadora Hortensia Moreno en entrevista con la Gaceta UNAM.
Ambas explican que existen muchos factores vinculados a las habilidades deportivas que no tienen una relación directa y transparente con la testosterona.
Por ejemplo: la densidad ósea se ve afectada por el estrés y la alimentación; mientras que la masa muscular no depende únicamente de la testosterona, sino que se involucran la alimentación y la hormona del crecimiento.
A esto, Nori Vargas agrega que al hablar de los “niveles hormonales no es una carrera, no hay como que «mientras más mejor»”.
Y aunque puede haber ciertas ventajas, las tres expertas coinciden en algo: la testosterona sirve más como una justificación “biológica” para legitimar jerarquías que ponen al varón cisgénero por encima.
Sin embargo, la ventaja mayor del desempeño de hombres cis en el deporte es la sociocultural.
“A los niños se les permite correr y saltar, experimentar, practicar y entrenar lo que su cuerpo puede hacer. Desarrollan este conocimiento de su corporalidad en actividad desde chiquitos. Desarrollan y entrenan el equilibrio, la estabilidad, la velocidad, la fuerza”, destaca Nori.
Al eliminar la testosterona, a través de medicamentos conocidos como “bloqueadores”, y al incrementar los niveles de estrógeno, la masa muscular de las mujeres trans disminuye.
Y si el tratamiento hormonal inició en una fase tardía -es decir, cuando las hormonas sexuales ya comenzaron a hacer su trabajo en la adolescencia-, la musculatura disminuye, pero la densidad ósea sigue siendo la misma, explica Eduardo Ramos, médico cirujano especializado en sexualidad y psicólogo.
Eduardo acompaña a niñas, niños, niñes y adolescentes trans y sus familias durante el proceso de confirmación de género.
“Cuando la confirmación de género hormonal es tardía el cinturón escapular se desarrolla más, los huesos se hacen más gruesos, esto hace que el peso corporal sea mayor en las chicas trans”, detalla y asegura que “se nos olvida que las habilidades y la constancia es lo que nos lleva a las medallas”.
Además, el médico y terapeuta es tajante: “yo no le veo cuáles son las ventajas de una mujer trans sobre las demás”.
Nori Vargas agrega que, para ella -como especialista en cuerpos de mujeres y poblaciones especiales-, debe tomarse en cuenta que “las mujeres trans están suprimiendo su testosterona mientras que las mujeres cis no tenemos en el deporte ninguna necesidad de hacerlo, ninguna obligación y, de hecho mientras estamos practicando ciertos deportes pueden aumentar nuestros niveles de testosterona con la estimulación que nos da el ejercicio”.
Su afirmación no es exageración: Mara Gómez, quien desde hace años lleva un tratamiento de contrahormonización para igualar los niveles de testosterona en sangre como lo marca el Comité Olímpico Internacional (COI), conoce bien su cuerpo.
Entre el autoconocimiento que tiene como deportista y su entrenamiento como enfermera recién recibida, Mara entiende y conoce perfectamente los pros y los contras de un tratamiento hormonal.
“Yo no me siento en igualdad con mis compañeras, me siento en desventaja porque entro a la cancha y a los cinco minutos estoy ahogada. Más allá de la alimentación que yo pueda llegar a cumplir, y demás para rendir mejor, me siento mejor físicamente para competir, pero entro a la cancha y a los 5-10 minutos ya no puedo correr. No hay estudios al día de hoy que hablen de cómo reacciona el cuerpo de una deportista trans con una contrahormonización en las competencias deportivas”.
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Entre tantos ataques de grupos odiantes, es importante que escuchemos a las corporalidades trans.
Son ellas -y solo ellas-, desde su realidad, sus cambios, su vida diaria, quienes mejor nos pueden explicar cómo viven la terapia de regulación hormonal.
Mara, acompañada de su entrenadora Lorena Berdula -quien es investigadora de Educación Física en la Universidad Nacional de La Plata-, y el fisiólogo Jorge Roig, se han puesto a investigar qué sucede con las cuerpas trans que son deportistas de alto rendimiento y que se someten a tratamientos hormonales.
La profa Berdula explica a Animal MX muy claramente algunos de los efectos del TRH (tratamiento de regulación hormonal).
Además de sarcopenia -que es la baja de masa muscular-, hay varios cambios en los órganos.
Menciona algunos, como que el hígado acumula grasa porque debe sintetizar los medicamentos; en la sangre hay niveles más altos de potasio (por eso Mara explica que son más propensas a las lesiones, como desgarres musculares); los riñones son más propensos a producir piedras por lo que deben sintetizar; mientras que a nivel óseo, hay descalcificación.
“El cuerpo orgánicamente produce una cantidad de testosterona que le es útil para su propio funcionamiento, si hay una contrahormonización está faltando algo que necesita y si a eso le sumamos el entrenamiento de deporte de alto rendimiento, tenemos un combo que puede ir en contra: va a haber fatiga prematura”, dice la Berdula.
“Más allá del biologicismo hay que comprender que todos los cuerpos son diferentes entre sí y que tienen una fisiología diferente. Por más que haya dos hombres cis no van a tener la misma fuerza o velocidad porque sus cuerpos funcionan diferente”, ejemplifica Mara.
La entrenadora Nori Vargas completa la idea.
“Esta constante afirmación de que si una mujer trans gana es por una ventaja biológica, este discurso de la «ventaja biológica» para tener un mejor desempeño deportivo está copiado del racismo de antaño”, dice.
Para la pilota de autos carreras Ana Sofía Villaseñor fue un golpe duro el rechazo de sus papás. Muy chavita se tuvo que ir de casa con la poco ropa que alcanzó a tomar y se puso a buscar trabajo de inmediato para sostenerse a sí misma.
Extrañaba todo: desde el cepillo de dientes que se quedó en el baño, hasta su cama y la tele de su cuarto, “fue un rato bastante difícil emocionalmente para mí”.
El acompañamiento de su hermano, primos y amigos cercanos, la hizo sentirse como en un “nidito” de apoyo.
Sin embargo, el rechazo de sus papás también le generaba temor en otros entornos: no tenía la seguridad de pedir trabajo como mujer trans.
A su actual trabajo como ingeniera en desarrollo de tecnología de realidad virtual llegó “vestida de hombre”.
“Me disfrazaba de hombre, llegué a pedir trabajo y me lo dieron. Yo les decía el nombre que me pusieron al nacer y así trabajé como dos años y medio”, relata.
Con el tiempo se cansó de vivir algo que no era en el empleo y, al salir, ser ella misma.
“Empecé poco a poco a allá vestirme como yo quería, esa es la manera en la que la gente se va dando cuenta, solo con eso ya empiezan a decir «ah, eres mujer», así de subjetivo es para otras personas”, relata la pilota, fotógrafa y modelo.
Fue cuando sus compañeros comenzaron a preguntar que ella comenzó a abrirse. La recepción fue inesperada para ella: nadie puso un pero al respecto, comenzaron a llamarla por su nombre y a acompañarla, “me di cuenta que las barreras las estaba poniendo yo”.
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Ana Sofía decidió no utilizar tratamientos hormonales en su proceso de confirmación de género y, en su caso específico, no ha sido necesario: sigue corriendo autos gran turismo, continúa en su empleo como ingeniera y ahora está entrándole al modelaje también.
Ella, como Mara Gómez, se convierten en una referencia importantísima para que más niñas, niños y niñes sepan que pueden llegar lejísimos en los deportes por sus capacidades y habilidades.
“Si yo llegué, muchas otras también van a poder llegar”, concluye Mara.
Las autoridades están investigando la causa del accidente aéreo más mortífero en la historia de Corea del Sur, en el que murieron 179 personas.
Este domingo 179 personas murieron después de que un avión se estrellara cuando intentaba aterrizar en Corea del Sur.
El avión de la aerolínea Jeju Air se salió de la pista de aterrizaje, chocó contra una barrera y estalló en llamas en el Aeropuerto Internacional de Muan.
La aeronave, que regresaba de Bangkok, la capital de Tailandia, transportaba a 181 personas, de las cuales 179 murieron. Dos miembros de la tripulación fueron rescatados de entre los restos del avión.
Las autoridades están investigando la causa del accidente, que según los bomberos pudo haber ocurrido debido a una colisión con pájaros y al mal tiempo.
Sin embargo, expertos advierten que el accidente pudo haber ocurrido debido a varios factores.
El accidente ocurrió en el vuelo 7C2216 operado por un Boeing 737-800 de Jeju Air, la aerolínea de bajo coste más popular de Corea.
Los agentes de control de tráfico aéreo autorizaron al avión a aterrizar en el aeropuerto internacional de Muan alrededor de las 08:54 hora local del domingo (23:54 GMT), tres minutos antes de emitir una advertencia sobre la actividad de aves en la zona.
A las 08:59, el piloto informó que un pájaro había impactado contra el avión.
El piloto dijo “mayday, mayday, mayday” (una señal de socorro utilizada en la aviación como llamada de emergencia), antes de agregar que el avión había chocado con un pájaro y que debía dar la vuelta.
Entonces abortó el aterrizaje inicial y solicitó permiso para aterrizar en la dirección opuesta.
Los agentes de control de tráfico aéreo autorizaron el segundo aterrizaje a las 09:01, y a las 09:02 el avión hizo contacto con el suelo. Tocó tierra aproximadamente en la mitad de la pista de 2.800 metros de longitud.
Un video parece mostrar que el avión aterrizó sin sacar las ruedas ni ningún otro tren de aterrizaje.
Se deslizó por la pista, se salió de la misma y se estrelló contra una pared, antes de estallar en llamas.
Un testigo le dijo a la agencia de noticias surcoreana Yonhap que escuchó un “fuerte estallido” seguido de una “serie de explosiones”.
Varios videos del accidente muestran el avión en llamas con una nube de humo elevándose hacia el cielo.
Los bomberos extinguieron el fuego posteriormente.
El primero de los dos sobrevivientes fue rescatado aproximadamente a las 09:23.
El segundo fue rescatado del interior de la sección de la cola del avión aproximadamente a las 09:50.
Lee Jeong-hyun, jefe del departamento de bomberos de Muan, aseguró en una sesión informativa televisada que el impacto de un pájaro y el mal tiempo pudieron haber causado el accidente, pero las autoridades aún están investigando la causa exacta.
Las grabaciones del vuelo y de voz del avión han sido recuperadas, pero la agencia de noticias Yonhap informó que la primera estaba dañada.
Un experto le dijo a la agencia de noticias que las cajas negras podrían tardar hasta un mes en decodificarse.
Un pasajero del vuelo le envió un mensaje a un familiar en el que indicaba que un pájaro “estaba atrapado en el ala” y que el avión no podía aterrizar, según informaron los medios locales.
Sin embargo, las autoridades no han confirmado si el avión realmente chocó con un pájaro.
La dirección de la aerolínea señaló que el accidente no había ocurrido debido a “un problema de mantenimiento”, reportó Yonhap.
Por su parte, el departamento de transporte de Corea del Sur destacó que el piloto principal del vuelo ocupaba el cargo desde 2019 y tenía más de 6.800 horas de experiencia de vuelo.
Geoffrey Thomas, experto en aviación y editor de Airline News, le dijo a la BBC que Corea del Sur y sus aerolíneas son vistas como las que tienen “las mejores prácticas de la industria” y que tanto el avión como la aerolínea contaban con un “excelente historial de seguridad”.
Thomas le dijo por separado a la agencia de noticias Reuters que dudaba que el choque de un pájaro por sí solo pudiera haber causado el accidente.
“Un choque con aves no es inusual. Los problemas con el tren de aterrizaje no son inusuales. Los choques con aves ocurren con mucha más frecuencia, pero normalmente no causan por sí solos la pérdida de un avión”, aseguró.
El avión transportaba 175 pasajeros y seis tripulantes.
Dos de los pasajeros eran tailandeses y se cree que el resto eran surcoreanos, según las autoridades.
Se cree que muchos regresaban de vacaciones de Navidad en Tailandia.
La cifra oficial de muertos, 179, lo convierte en el accidente aéreo más mortífero ocurrido en en la historia en suelo surcoreano.
Todos los pasajeros y cuatro miembros de la tripulación murieron.
Las autoridades han estado recolectando muestras de saliva de familiares reunidos en el aeropuerto de Muan para ayudar a identificar los cuerpos de las víctimas.
Otras víctimas han sido identificadas por sus huellas dactilares.
Cinco de las personas que murieron eran niños menores de 10 años. El pasajero más joven era un niño de 3 años y el mayor tenía 78, informaron las autoridades.
“No puedo creer que toda la familia haya desaparecido“, le dijo a la BBC Maeng Gi-Su, de 78 años, cuyo sobrino y sobrinos nietos estaban en el vuelo.
“Me duele mucho el corazón”.
La Agencia Nacional de Bomberos de Corea del Sur señaló que dos miembros de la tripulación, un hombre y una mujer, sobrevivieron al accidente.
Fueron encontrados en la cola del avión después del accidente y trasladados al hospital, precisó.
El hombre ya está despierto y es “plenamente capaz de comunicarse”, según la agencia Yonhap, que cita al director del hospital de Seúl donde está siendo tratado.
Las autoridades han desplegado más de 1.500 miembros del personal de emergencia como parte de los esfuerzos de recuperación, incluidos 490 bomberos y 455 policías.
Han estado buscando partes del avión y a las personas que estaban a bordo en los alrededores de la pista.
El presidente interino de Corea del Sur, Choi Sang-mok, ordenó una inspección de seguridad de emergencia de todas las operaciones aéreas del país.
Muan también ha sido declarada zona especial de desastre. Esto permite que se pongan fondos del gobierno central a disposición del gobierno local y de las víctimas.
Todos los vuelos hacia y desde el aeropuerto internacional de Muan han sido cancelados.
También se ha declarado un luto nacional de siete días y es probable que las celebraciones del Año Nuevo en el país sean canceladas o se les baje el tono.
El fabricante de aviones Boeing informó que está en contacto con Jeju Air y expresó está “listo para apoyarlos”.
Jeju Air se ha disculpado con las familias. Su director ejecutivo afirmó en una conferencia de prensa que la aerolínea no tenía antecedentes de accidentes.
Se cree que el choque del avión el domingo ha sido el único accidente mortal de la aerolínea desde su lanzamiento en 2005.
Un choque con un pájaro es una colisión entre un avión en vuelo y un pájaro.
Los choques pájaros con aviones son muy comune: por ejemplo, en Reino Unido se registraron más de 1.400 colisiones con aves en 2022, de las cuales solo alrededor de 100 afectaron al avión, según datos externos de la Autoridad de Aviación Civil.
El choque con aves más conocido se produjo en 2009, cuando un avión Airbus realizó un aterrizaje de emergencia en el río Hudson de Nueva York tras chocar con una bandada de gansos. Los 155 pasajeros y la tripulación sobrevivieron.
El profesor Doug Drury, que enseña aviación en la CQUniversity Australia, escribió en un artículo para The Conversation hace un par de meses que los aviones de Boeing, así como los de Airbus y Embraer, tienen motores turbofan, que pueden dañarse al chocar con un pájaro.
Añadió que los pilotos están entrenados para mantenerse alerta temprano en la mañana o al atardecer, cuando las aves están más activas.
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