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Las 17 mujeres que han ganado el Nobel de Literatura… en 121 años
Las 17 mujeres que han ganado el Nobel de Literatura… en 121 años
Fotos: AFP y Wikimedia Commons
9 minutos de lectura
Las 17 mujeres que han ganado el Nobel de Literatura… en 121 años
06 de octubre, 2022
Por: Ana Estrada

El Premio Nobel de Literatura se comenzó a entregar en 1901. Desde entonces, sólo 17 escritoras (sí, sólo 17 mujeres) han recibido este reconocimiento.

Hoy la escritora francesa Annie Ernaux se convirtió en la mujer número 17 en ser reconocida por la Academia Sueca.

Entre las ganadoras, Gabriela Mistral es la única autora latinoamericana reconocida y en la lista no existen mujeres asiáticas y sólo una sudafricana que hayan obtenido este premio (Toni Morrison es afrodescendiente, nacida en Estados Unidos, y Nadine Gordimer fue hija de europeos, nacida en Sudáfrica).

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Pero ¿quiénes más lo han obtenido? Aquí la lista completa de las mujeres que han ganado el Premio Nobel de Literatura.

2022: Annie Ernaux (Francia)

Escritora, catedrática y profesora de letras modernas, Annie Ernaux tiene más de una veintena de novelas de autoficción donde habla sobre sus experiencias en Francia.

El jurado del Premio Nobel de Literatura asegura que fue recompensada con el galardón por “la valentía y la agudeza clínica con la que descubre las raíces, los distanciamientos y las restricciones colectivas de la memoria personal”.

En esta nota te dejamos cinco libros para entrarle a la obra de esta escritora.

annie ernaux nobel literatura 2022
Foto: AFP

2020: Louise Glück (Estados Unidos)

Glück es una poetisa estadounidense que ha sido reconocida en su país en varias ocasiones. En 1993 ganó el Premio Pulitzer de poesía por su trabajo The Wild Iris (El iris salvaje).

Es autora de once libros de poesía y uno de ensayos sobre poesía. Al español sólo se han traducido El iris salvajeLa diferencia entre la Pepsi y Coca Cola: antología de poesía norteamericana contemporáneaAratPoesía selectaLas siete edades y Averno.

Más sobre ella: Louise Glück obtiene el Nobel de Literatura

Louise Glück. Foto: AFP
Louise Glück. Foto: AFP

2018: Olga Tokarczuk (Polonia)

Escritora, ensayista, poetisa y psicóloga, Olga Tokarczuk habla en su obra del paisaje y la cultura del sudoeste polaco.

Algunas de sus obras, como Sobre los huesos de los muertos, han sido criticadas por su “radicalismo ecologista”.

La Academia Sueca asegura que Tokarczuk “construye sus novelas en una tensión constante entre opuestos culturales: la naturaleza contra la cultura, la razón frente a la locura, hombre vs. mujer”.

Algunos de sus libros son Un lugar llamado antañoLa muñeca y la perla, Historias últimasEl momento del oso, Alma perdida y, el último publicado, Relatos bizarros.

Olga Tokarczuk. Foto: Wikimedia Commons
Olga Tokarczuk. Foto: Wikimedia Commons

2015: Svetlana Alexiévich (Bielorrusia)

Escritora y periodista, Svetlana Alexiévich nació en la ex Unión Soviética, estudió periodismo en la Universidad de Minsk y sus textos danzan entre la literatura y el periodismo.

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Alexiévich le da un lugar importante a los testimonios individuales y consigue que su trabajo sea más humano al narrar la historia de hombres y mujeres soviéticas y post soviéticas, a quienes entrevistó durante distintas guerras.

Algunas de sus obras son La guerra no tiene rostro de mujer (este libro fue adaptado como obra teatral), Los muchachos de zinc. Voces soviéticas de la guerra de AfganistánVoces de Chérnobil. Crónica del futuro, entre otros.

Svetlana Alexiévich en Kabul. Foto: Nobel Prize.org
Svetlana Alexiévich en Kabul. Foto: Nobel Prize.org

2013: Alice Munro (Canadá)

El encanto de la cotidianidad te atrapan en los cuentos de Alice Munro.

Además del Nobel, cuentista canadiense ha ganado varios premios literarios en su país y es una de las voces más queridas actualmente.

En sus cuentos podría parecer que “no pasa nada”, pero justo es parte del encanto pues te lleva a ver la “vida de gente común” desde otro lente.

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Algunas de sus obras son Las vidas de las mujeresLas lunes de Júpiter, Amistad de juventudOdio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio Demasiada felicidad, entre varios libros más.

Alice Munro. Foto: Wikimedia Commons
Alice Munro. Foto: Wikimedia Commons

2009: Herta Müller (Alemania)

Es novelista, ensayista y poetisa: Herta Müller creció en una familia alemana-rusa llena de tabúes por las guerras y los campos de trabajo y su obra refleja ese silencio en torno a temas tan duros.

Müller suele escribir sobra la dictadura rumana, resistencia, migración y las durezas de los regímenes militarizados, y varias de sus obras tienen pasajes autobiográficos.

Algunas de sus obras son En tierras bajas, El hombre es un gran faisán en el mundo, La bestia del corazón, además de ensayos como El rey se inclina y mata.

Herta Müller. Foto: Wikimedia Commons
Herta Müller. Foto: Wikimedia Commons

2007: Doris Lessing (Gran Bretaña)

Feminista, comunista, pacifista, anticolonialista: Doris Lessing fue una escritora que en su obra hizo críticas muy finas y lúcidas a las desigualdades racial, social y de género.

Nació en Irán, creció en Zimbabwe y se independizó en Reino Unido. Lessing, quien murió en 2013, centró sus novelas en conflictos culturales.

Checa: Las feministas mexicanas que nos han abierto el camino a través de la historia

Escribió y publicó al menos 50 obras. Algunas de sus novelas son La grietaEl viento se llevará nuestras palabrasRisa africanaDentro de míLas cárceles elegidas, entre otras.

Su reacción al saber que ganó el Premio Nobel de Literatura es invaluable:

2004: Elfriede Jelinek (Austria)

Novelista, dramaturga, poetisa, ensayista, guionista, traductora… ¿hay algo que Elfriede Jelinek no haga dentro de la Literatura?

La escritora austriaca es también activista feminista y en su obra hace crítica social a la clase pequeño burguesa de su país.

Su estilo va entre la prosa y la poesía y sus críticos la califican de feminista radical y aseguran que sus novelas son una provocación a la derecha.

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Algunas de sus novelas son Los amantesLa pianistaObsesión, entre muchísimas otras.

Elfriede Jelinek. premio nobel de literatura. Foto: Wikimedia Commons
Elfriede Jelinek. Foto: Wikimedia Commons

1996: Wislawa Szymborska (Polonia)

La autora polaca fue poetisa, ensayista y traductora con varios reconocimientos literarios de su país.

Algunas de sus obras traducidas al español son Paisaje con grano de arenaDos puntos, El gran número, Aquí Correo literario, entre varias más.

La Academia Sueca describe su trabajo como “una poesía caracterizada por una simplicidad y un lenguaje ‘personal’ muy distinto al lenguaje contemporáneo y, a menudo, con un pequeño twist al final, con una llamativa combinación de espiritualidad, ingenuidad y empatía”.

Wislawa Szymborska. Foto: Wikimedia Commons
Wislawa Szymborska. Foto: Wikimedia Commons

1993: Toni Morrison (Estados Unidos)

Toni Morrison fue una escritora estadounidense en cuya obra hablaba de la vida de las mujeres negras.

Fue una activista incansable por los derechos civiles y trabajó toda su vida en contra de la discriminación racial en su país.

Su primera obra la publicó a los 40 años y desde entonces no paró.

Escribió novelas, cuentos infantiles, libros de no ficción, obras de teatro y una ópera.

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Algunos de sus libros son Ojos azules, Jazz, Paraíso La noche de los niños, entre otros.

Toni Morrison murió el 5 de agosto del año pasado.

Toni Morrison. premio nobel de literatura. Foto: Wikimedia Commons
Toni Morrison. Foto: Wikimedia Commons

1991: Nadine Gordimer (Sudáfrica)

Es la única autora africana de la lista de ganadoras del Premio Nobel de Literatura. En su obra, Nadie Gordimer retrata los conflictos interétnicos y habla del apartheid.

La Fundación Nelson Mandela la reconoció como una escritora de “voz fuerte por la igualdad y la democracia en el mundo”.

Además, Gordimer trabajó como activista en la lucha contra el VIH-Sida.

Algunas de sus obras son La suave voz de la serpiente, Un invitado de honor, El conservador, La historia de mi hijo, Beethoven tenía algo de negro, entre muchas otras.

Nadine Gordimer. premio nobel de literatura. Foto: Wikimedia Commons
Nadine Gordimer. Foto: Wikimedia Commons

1966: Nelly Sachs (Suecia)

Escritora y poetisa alemana, al inicio su escritora era poesía romántica, pero durante la Segunda Guerra Mundial, al exiliarse en Suecia por ser de familia judía, su obra habló abiertamente sobre la vida de los judíos durante ese período histórico.

Su obra es recordada por enmarcar el sufrimiento de su tiempo y sus poemas están llenos de metáforas e, incluso, algunos pasajes del Antiguo Testamento.

Sus dos obras más conocidas son Viaje a la transparenciaCorrespondencia.

Nelly Sachs. Foto: Wikimedia Commons
Nelly Sachs. Foto: Wikimedia Commons

1945: Gabriela Mistral (Chile)

Su nombre real fue Lucila Godoy Alcayaga, nacida en Coquimbo, Chile. Su pseudónimo, Gabriela Mistral, lo adoptó al combinar los nombres de dos de sus poetas favoritos: Gabriele D’Aznnunzio y Frédéric Mistral.

Poetisa, diplomática y pedagoga, Mistral es la única latinoamericana que ha sido galardonada con el Premio Nobel de Literatura.

Fue profesora, crítica y pensadora del rol de la educación pública y trabajó en varios sistemas educativos de América Latina, incluido el mexicano; además fue cónsul de su país en algunos países, como Brasil.

Algunas de sus obras son DesolaciónLos sonetos de la muerte y otros poemas elegíacosRecados, contando a Chile, entre otras.

Durante el evento de entrega del Nobel, en Suecia, Gabriela Mistral dijo “por una venturanza que me sobrepasa, soy en este momento la voz directa de los poetas de mi raza y la indirecta de las muy nobles lenguas española y portuguesa”.

Gabriela Mistral. premio nobel de literatura. Foto: Wikimedia Commons
Gabriela Mistral. Foto: Wikimedia Commons

1938: Pearl Buck (Estados Unidos)

Conocida por sus obras que relataban la vida en China a inicios del siglo XX y sobre el constante conflicto entre Oriente y Occidente, Pearl Buck fue una escritora y activista a favor de los derechos de los niños mestizos, creando una agencia de adopción para niños y niñas concebidas y nacidas en Asia, de padres militares estadounidenses.

Aunque nació en Virginia Occidental en 1892, pasó gran parte de su juventud en China, hasta su regreso a Estados Unidos en 1935.

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Buck comenzó a escribir artículos para revistas estadounidenses en la década de los 20 y en 1930 publicó su primera novela ‘Viento del Este, viento del Oeste’.

Además de su Premio Nobel, la escritora recibió el Premio Pulitzer y la Medalla William Dean Howells por su novela La buena tierra (1931), que junto con Hijos (1932) y Un hogar dividido (1935) conformó la trilogía de la familia Wang.

A lo largo de su carrera, Pearl Buck publicó más de setenta libros.

Pearl Buck. Foto: Wikimedia Commons
Pearl Buck. Foto: Wikimedia Commons

1928: Sigrid Undset (Noruega)

La ganadora del Premio Nobel de Literatura fue una apasionada por la historia medieval de Noruega y una opositora vocal del régimen nazi, Sigrid Undset es reconocida por hablar sobre el papel de la mujer en la clase media y sobre religión.

Undest huyó a Estados Unidos de Noruega en 1940 por la ocupación nazi, pero se mantuvo como una voz de la resistencia, apoyando a sus compatriotas a través de su escritura y una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, regresó a su país.

Entre sus obras más reconocidas están Kristin Lavransdatter y Olav Audunssön, donde habla sobre el conflicto entre el amor terrenal y el amor divino.

Sigrid Undset. Foto: Wikimedia Commons
Sigrid Undset. Foto: Wikimedia Commons

1926: Grazia Deledda (Italia)

Originaria de Cerdeña, Deledda fue reconocida con el Nobel de Literatura por narrar la vida en su isla natal “con profundidad y simpatía hacia los problemas de la humanidad”.

¿Lo más impresionante? Aunque Grazia solo estudió cuatro años en la escuela, escribió cuentos, novelas, poemas, artículos y obras de teatro. Su primera novela fue La flor de Cerdeña.

Si en algún momento visitas la isla de Cerdeña puedes ir al pueblo de Nuoro (donde Grazia vivió y creció): ¡hay un tour para visitar los lugares donde esta escritora italiana ambientó sus novelas!

Grazia Deledda. Foto: Wikimedia Commons
Grazia Deledda. Foto: Wikimedia Commons

1909: Selma Lagerlöf (Suecia)

A principios del siglo XX ocurrió lo que por muchos años se había evitado: que una mujer ganara el Premio Nobel de Literatura.

La primera fue Selma Lagerlöf, una maestra rural sueca que se convirtió en un símbolo feminista y apoyo constante al movimiento de las sufragistas suecas.

En 1911 pronunció estas palabras para expresar que era hora de que las mujeres tuvieran presencia política: “la mujer, con el hombre a su lado, ha creado el hogar ideal; ahora es tiempo de que las mujeres cooperen con los hombres y juntos puedan crear el Estado ideal”.

Su novela insignia es Jerusalem, pero se le recuerda con cariño por El maravilloso mundo de Nils Holgersson, un libro que ya tiene un lugar muy especial en la literatura infantil.

Selma Lagerlöf. premio nobel de literatura. Foto: Wikimedia Commons
Selma Lagerlöf. Foto: Wikimedia Commons
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Cómo Dearborn se convirtió en la primera ciudad de mayoría árabe de EE.UU.
8 minutos de lectura
Cómo Dearborn se convirtió en la primera ciudad de mayoría árabe de EE.UU.

Ubicada en las afueras de Detroit, la ciudad de Dearborn tiene un alcalde que es musulmán y árabe y ahí se ubica la mayor mezquita de Norteamérica. Te contamos su historia.

08 de mayo, 2024
Por: BBC News Mundo
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Una tarde de domingo en una panadería llamada Shatila Bakery en Dearborn, Michigan, en EE.UU., se veía a una fila de clientes reunida alrededor de las vitrinas llenas de baklava hojaldrado, montones de meshabek (pastel egipcio) y macarons dorados al estilo libanés.

Mientras los empleados corrían para completar los pedidos, los lugareños hablaban con entusiasmo entre sí en una mezcla de árabe e inglés, y uno de ellos bromeaba con un amigo: “¡Ahí quedan mis planes para comer saludablemente!”.

En muchos sentidos, Chatila es un microcosmos de Dearborn. Fundada por un inmigrante libanés en la década de 1970, la panadería está rodeada de docenas de restaurantes, negocios, mercados, carnicerías halal, peluquerías y mezquitas de propiedad árabe-estadounidense.

Letreros en árabe e inglés se alinean en las dos calles más importantes de Dearborn (Warren Avenue y Michigan Avenue) y durante el siglo pasado esta ciudad ubicada en las afueras de Detroit, que durante mucho tiempo ha sido sinónimo de la fabricación de los automóviles de la Ford Motor Company, se ha convertido en posiblemente el lugar más árabe de EE.UU.

En 2023, Dearborn se convirtió en la primera ciudad de mayoría árabe del país.

La ciudad de 110.000 habitantes alberga tanto el Museo Nacional Árabe Estadounidense como la mezquita más grande de América del Norte.

Es una de las pocas ciudades de EE.UU. cuyo alcalde es a la vez musulmán y árabe, la primera ciudad de EE.UU. que hace del Eid -el fin del ayuno del Ramadán- un feriado pagado para los empleados de la ciudad y uno de los pocos lugares en el país donde se permite que el adhan islámico (llamado a la oración) se transmita desde los altavoces de una mezquita.

Es, como me dijo un lugareño, “la patria lejos de la patria”.

Hoy en día, ofrece a los viajeros una tentadora oportunidad de recorrer Medio Oriente, por así decirlo, mientras exploran cómo los árabes estadounidenses han dado forma a la ciudad y a la nación.

Otro producto Ford

El museo de innovación Henry Ford
Alamy
Dearborn es el hogar del Museo Henry Ford de Innovación Estadounidense y su historia de construcción de automóviles está intrínsecamente ligada a los árabes estadounidenses.

Según Jack Tate, curador del Museo Histórico de Dearborn, la ciudad fue poco más que una tierra de cultivo escasamente poblada hasta principios del siglo XX. Todo eso cambió en la década de 1920, cuando el fabricante de automóviles y futuro magnate de los negocios Henry Ford trasladó la sede de su Ford Motor Company de Highland Park, a 10 millas de distancia, a Dearborn.

“En ese momento era una pequeña comunidad bastante tranquila. Y una vez que se abrió la [nueva] planta, venía gente de todo EE.UU. y de todo el mundo con la intención de trabajar para el señor Ford”, dijo Tate. “Ese fue el gran comienzo para la población de Medio Oriente aquí”.

Cuando Ford comenzó a fabricar sus famosos automóviles Modelo T en 1908, necesitaba trabajadores. El industrial, conocido por sus políticas de contratación racistas hacia los afroestadounidenses y su antisemitismo hacia los judíos, buscaba mano de obra entre los inmigrantes recién llegados del Medio Oriente al área de Detroit.

Pronto, oleadas de trabajadores de áreas ahora pertenecientes a Líbano, Siria, Irak, Yemen y los territorios palestinos acudieron en masa al gran Detroit en busca de estos nuevos empleos bien remunerados. (Incluso hay una leyenda local que dice que Ford una vez le dijo a un marinero yemení en un puerto que su fábrica pagaba a los trabajadores el entonces generoso salario de 5 dólares al día, lo que provocó esa oleada de yemeníes y otras personas de Medio Oriente que llegaron a la zona).

A principios de la década de 1920, la mayoría de los trabajadores de la línea de montaje del Modelo T de Ford eran de ascendencia árabe.

Cuando Ford se mudó a Dearborn, muchos de sus empleados lo siguieron. Esto no sólo transformó la ciudad de una tranquila aldea de 2.400 habitantes a la sede de la planta industrial más grande del mundo, sino que también allanó el camino para que Dearborn se convirtiera en el hogar de la mayor concentración de árabes en EE.UU.

Según el censo de 2020, el 54,5% de los casi 110.000 habitantes de la ciudad afirman tener ascendencia de Medio Oriente o del Norte de África.

Nace un “enclave”

Museo Nacional Árabe Americano
Alamy
El Museo Nacional Árabe Estadounidense es el único museo en EE.UU. dedicado a contar la experiencia árabe americana.

Un imán para los árabes

Según Matthew Jaber Stiffler, director del Centro de Narrativas Árabes, a medida que más árabes y árabes estadounidenses se trasladaron a Dearborn a lo largo de las décadas, se creó una red comunitaria que animó a otros a seguirles.

“Comenzaron a abrir consultorios médicos, restaurantes y tiendas de comestibles, con lo que se crea un enclave. Y luego, desafortunadamente, en sus países de origen (especialmente el Líbano, Yemen, Palestina e Irak) hubo continuos conflictos, que seguían obligando a la gente a migrar. Entonces, Dearborn seguía recibiendo gente nueva porque [ya había] gente aquí [de esos países]”.

Una historia similar fue la de la familia de Amanda Saab. La chef libanesa- estadounidense nació y creció en Dearborn después de que sus padres emigraran aquí en la década de 1970 cuando aún era niña.

Como tantos otros, sus padres se sintieron atraídos por la promesa de empleos en automotrices bien remunerados, y la ciudad les llamó la atención porque otros miembros de su familia ya estaban allí.

[Dearborn] siempre ha sido una especie de faro, el centro, la fortaleza… Todas las cosas que realmente nos conectan con la comunidad y la fe para mí están en Dearborn“, dijo.

En 2015, Saab fue la primera mujer musulmana con hijab en competir en el reality MasterChef USA. En respuesta a la guerra entre Israel y Gaza, creó Chefs for Palestine, una serie de cenas en las que algunos de los mejores cocineros de la zona se reunieron para recaudar dinero en apoyo del Fondo de Ayuda para Niños Palestinos y la Asociación Médica Palestino Estadounidense.

Como explicó Saab, debido a que tantos residentes llegaron a Dearborn en busca de una vida mejor después de soportar conflictos en sus países de origen, la ciudad no sólo ha servido como un refugio de esperanza para los árabes estadounidenses, sino también como un sistema de apoyo para aquellos que tienen familias extensas sufriendo en el extranjero.

“Dearborn es una de las comunidades más hospitalarias, amables y generosas”, dijo Saab.

La cultura de la comida árabe

Una mujer haciendo pan
Alamy
La gente viene de todo el Medio Oeste para comer en los numerosos cafés y restaurantes del Medio Oriente de Dearborn.

Hoy en día, la fuerte presencia árabe en Dearborn quizás se sienta más fuertemente en su escena gastronómica, con amantes de la gastronomía que acuden en masa desde todo el medio oeste estadounidense a sus numerosas tiendas de comida, cafés y restaurantes de Medio Oriente.

“Dearborn es una aventura gastronómica en sí misma”, dijo Saab.

Mientras degustas la cultura del Medio Oriente de Dearborn, también hay mucho que ver.

En 2005, el Centro Islámico de EE.UU. inauguró una enorme mezquita en Ford Road, a sólo dos millas de la sede de la Ford Motor Company. Además de ser la mezquita más grande de América del Norte, también es la mezquita chiita más antigua de EEUU, con espacio para 1.000 personas en oración.

Da la bienvenida a personas de todas las religiones, y los turistas pueden admirar las cúpulas doradas de la mezquita, los altísimos minaretes y la ornamentada caligrafía islámica en su interior.

En el extremo sur de Dearborn, la Sociedad Musulmana Estadounidense también está abierta a todos y ofrece recorridos turísticos. Construida en 1937 y ampliada a lo largo de los años hasta incluir un auditorio que acoge a conferenciantes invitados los fines de semana, fue la primera mezquita en EE.UU. a la que se le permitió transmitir el adhan a través de un altavoz.

Conservando la cultura árabe estadounidense

El jardín patrimonial del Museo Árabe Americano
Dorothy Hernández
Al-Hadiqa, el nuevo jardín del Museo Nacional Árabe Estadounidense, exhibe plantas históricamente cultivadas en todo el mundo árabe.

La fe es una parte central de la vida de muchos de los residentes árabes-estadounidenses de Dearborn, pero no es toda la historia.

Eso es lo que el Museo Nacional Árabe Estadounidense pretende explicar.

El museo, que se anuncia a sí mismo como “el primer y único museo de su tipo en EE.UU. dedicado a registrar la experiencia árabe-estadounidense”, cuenta las historias de la inmigración de la comunidad y muestra notables contribuciones árabe-estadounidenses a la sociedad del país.

Además de sus galerías principales y eventos anuales, como el Festival de Cine Árabe, el museo también inauguró su jardín patrimonial Al-Hadiqa en 2023.

En la azotea, Shatha Najim, uno de los historiadores comunitarios del museo, señaló plantas en diversas etapas de crecimiento, desde las incipientes vides abrazadas a marcos de alambre hasta las robustas cebollas egipcias que habían sido cosechadas recientemente.

Dijo que el jardín, que abrirá sus puertas el 8 de junio, fue creado en conjunto con las historias que estaba recopilando para la colección de historia oral del museo, muchas de las cuales describen las experiencias de las personas que abandonaron sus países de origen.

“Creo que una de las mejores maneras de conectarse realmente con la patria es a través de las plantas”, dijo. “Plantar alimentos y hierbas de casa, y tenerlos aquí es como establecer un nuevo hogar y un nuevo entorno que sientes que te resulta familiar”.

Najim dijo que estas historias orales pintan una imagen más completa de la vida en EE.UU., ya que a menudo para los árabes estadounidenses, “gran parte de la narrativa la cuentan por nosotros y no para nosotros”. Pero en Dearborn es diferente.

“Estás con personas que están familiarizadas con tu cultura. Tal vez no sean del mismo país, pero comparten muchas similitudes contigo”, dijo. “Todo eso crea una nueva sensación de patria y de existir en un lugar nuevo y de crear un nuevo y hermoso hogar. Tal vez no fue intencional que todos terminaran aquí [pero lo hicimos lo mejor que pudimos]… de ahí las [palabras] ‘ “Árabe estadounidense”. Sentimos conexión con ambas”.

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BBC

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