La verdad es que apostar puede ser bastante emocionante. Si alguna vez fueron a un casino, seguro les ha pasado que se llenan de adrenalina al momento de estar jugando.
No importa que sea en una máquina de bingo, un torneo de poker, una mesa de blackjack o apostándole a un partido de futbol, esa adrenalina siempre está presente cuando nuestro dinero está en juego.
Sin embargo, las apuestas también se pueden convertir en una adicción llamada ludopatía.
La ludopatía, definida por la Clínica Mayo, es “la adicción patológica a los juegos de azar” que causa “el deseo irrefrenable de seguir apostando a pesar de los estragos que esto causa en tu vida”.
Al leer esta definición, unx pensaría que la ludopatía no es tan peligrosa como el alcoholismo, drogadicción o cualquiera de las otras adicciones conocidas.
Pero esto es es completamente falso. ¡Lo es!
Rodrigo Carabaza, psicoterapeuta egresado de la Universidad Anáhuac, dijo que lo que hacen adictivas a las apuestas es que estimulan los sistemas cerebrales de recompensas.
“Al igual que las drogas y el alcohol producen una sensación de bienestar y adrenalina”.
El problema que tiene el ludópata es que no puede parar de jugar. Rodrigo explica que las personas que se controlan ponen un límite de cuánto juegan y de ahí no pasan, pero alguien con ludopatía siente la necesidad de seguir apostando, vaya ganando o perdiendo.
Pero la situación más peligrosa es cuando va perdiendo.
“El cerebro de un ludópata siempre empieza a decirles ‘es que en esta ya gano’ o ‘en esta ya me recupero’, por eso les es difícil parar cuando van perdiendo. Eso hace peligrosa a la adicción, porque pierden la perspectiva de lo que arriesgan”.
Rodrigo señala que hay varios factores que pueden empujar a una persona a la ludopatía.
Entre estos se encuentran los trastornos de salud mental, rasgos de una personalidad obsesiva-compulsiva, personas introvertidas, problema de abusos de sustancias, además de depresión y ansiedad.
Aunque no hay una razón específica por la que alguien puede caer en esta adicción existen algunas que están relacionadas, las cuales pueden ser “genéticas, ambientales o por rasgos de la personalidad”.
“La ludopatía puede empezar desde una edad temprana. Por ejemplo, cuando en el recreo los niños apostaban sus tazos”.
Pero esta adicción generalmente se puede dar en adultos jóvenes por la situación en la que se encuentran, como tener un sueldo estable y no tener una responsabilidad de mantener una familia.
Como cualquier otra adicción, las personas ludópatas pueden mostrar ciertas señales de que tienen problemas con el juego.
La Clínica Mayo señala que una alguien con ludopatía puede presentar los siguientes comportamientos:
Además, Rodrigo mencionó que esta adicción es más frecuente en hombres que mujeres, pero las mujeres que se vuelven ludópatas empiezan más tarde y por lo general se enganchan más rápido.
Al igual que las otras adicciones existen tratamientos para alejar a lxs ludópatas de situaciones de riesgo que podrían llevarlxs a recaer.
Eso sí, el primer paso es que ellxs acepten que tienen un problema con las apuestas y no pueden dejar de hacerlo. Si no lo se dan cuenta entonces sería muy difícil tratar esta adicción.
Rodrigo menciona que una manera de hacerlo es a través de una terapia cognitivo-conductual, que te ayuda a desarrollar nuevas estrategias para poder afrontar la necesidad de apostar.
La terapia te hace ver que no tienes la necesidad de apostar y que cuando llegas a sentir esa necesidad puedes hacer otra cosa que también te hace sentir bien.
“La terapia busca hacerte consciente de las pérdidas que estás teniendo y que continuarás teniendo mientras sigas jugando, entre ellas las relaciones socio-afectivas”.
También otro tipo de tratamiento es a través de grupos de autoayuda (como alcohólicos anónimos) que funcionan porque escuchas otras historias con las que te sientes identificado.
Por último, señaló que la familia juega otro papel importante para darle el sostén y comprensión a la persona enferma.
Nada más recuerden, no tiene nada de malo apostar por diversión, siempre poniéndose un límite y sin verlo como un negocio.
Antes de que te vayas: Las frases de Hugo López-Gatell que aplican para la salud (y la vida)
Trump y Carney se reunieron este martes en la Casa Blanca, para iniciar conversaciones tras meses de una tensa relación entre ambos.
Fue un encuentro lleno de sonrisas, pero no exento de tensión.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro canadiense, Mark Carney, se reunieron este martes por primera vez en la Casa Blanca, para iniciar conversaciones tras meses de una tensa relación entre ambos países desde que el mandatario estadounidense le impuso aranceles a su vecino.
Carney se impuso recientemente en las elecciones de Canadá gracias, sobre todo, a su firme oposición a Trump, que desde que llegó a la presidencia habla constantemente de que quiere que Canadá se convierta en el estado número 51 de Estados Unidos.
En ese clima de tensión se celebró este martes el encuentro entre ambos líderes.
Cuando a Trump le preguntaron sobre el espinoso tema de anexar a Canadá, el presidente respondió que “se necesitan dos para bailar el tango”, y agregó que no era el momento de discutir ese tema.
Sin embargo, Trump también enumeró una larga lista de beneficios que, en su opinión, recibirían los canadienses si pasaran a formar parte de EE.UU.
“Es una frontera artificial”, advirtió, dibujando con la mano una línea en el aire.
Carney no tardó en responderle.
“Como sabe, en el sector inmobiliario hay lugares que nunca están a la venta”, dijo. “Estamos en uno ahora mismo… No está a la venta. Canadá nunca estará en venta”.
“Nunca digas nunca”, dijo Trump. “Ya veremos qué pasa con el tiempo”, apuntó el mandatario.
Estados Unidos es un gran mercado para las empresas canadienses. Aproximadamente 75 % de las exportaciones de Canadá van hacia su vecino del sur.
Canadá, por su parte, representa un porcentaje mucho menor (el 17 %) de las exportaciones estadounidenses.
Canadá también es el mayor proveedor extranjero de petróleo crudo de Estados Unidos. El déficit comercial estadounidense con Canadá, que se espera que sea de 45 mil millones de dólares en 2024, se debe en gran parte a la demanda energética de Estados Unidos.
Trump emprendió una guerra comercial global en la que Canadá fue uno de los primeros países blanco de los aranceles.
El mandatario impuso parcialmente un arancel del 25 % sobre varios productos canadienses, junto con impuestos de importación del 25 % sobre todas las importaciones de aluminio y acero.
Sin embargo, eximió a productos cubiertos por el Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés).
Canadá respondió con aranceles por 42 mil millones sobre productos estadounidenses.
Las relaciones entre ambos países se han vuelto más tensas en los últimos meses, impulsadas por la retórica de Trump sobre el “estado 51” y su referencia al exprimer ministro Justin Trudeau como “gobernador”, tal como se denomina a los líderes de los estados en Estados Unidos.
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