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Protestas, luchas y derechos ganados: la historia de quienes iniciaron el movimiento LGBT+ en México
Protestas, luchas y derechos ganados: la historia de quienes iniciaron el movimiento LGBT+ en México
Las personas que iniciaron la historia del movimiento LGBT en México. Fotos: Lizeth Ovando (@lizdete) | Ethan Murillo (@ethan_m_b)
8 minutos de lectura

Protestas, luchas y derechos ganados: la historia de quienes iniciaron el movimiento LGBT+ en México

La primera marcha del orgullo en CDMX la iniciaron jóvenes revolucionarios que buscaban combatir una sociedad homofóbica y machista.
23 de junio, 2023
Por: Ana Estrada

La primera marcha LGBT+ de la Ciudad de México no fue, ni de cerca, la fiesta que hoy es. En 1979 no había ningún derecho para nadie que se identificara como lesbiana, homosexual ni trans. La persecución policiaca, el estigma social y el abandono y rechazo familiar eran la norma. La historia del movimiento LGBT en nuestro país inició con hombres y mujeres que salieron del clóset a gritos y sombrerazos e iniciaron el largo camino de la lucha por los derechos del colectivo.

Fueron cientos de personas, muchas ya no están entre nosotras (la pandemia de VIH-Sida se llevó a muchos compañeros de lucha), quienes salieron a las calles a reclamar respeto, libertad y reconocimiento.

Hoy, más de 40 años después, hay espacios y derechos ganados, pero falta mucho trabajo por hacer en cuanto a reconocimiento y respeto al colectivo.

Por eso es necesario voltear atrás, entender las luchas que se libraron en el pasado, entender en qué se ha avanzado para asentar las exigencias del presente y que, en un futuro, el estigma, el rechazo y la violencia en contra del colectivo sean cosas del pasado.

Te presentamos a algunas de las personas que son parte de los inicios de la historia del movimiento LGBT en México:

Juan Jacobo Hernández: el iniciador

“Hay que saber desafiar la homofobia”, soltó Juan Jacobo Hernández mientras hablábamos sobre los -muchos- lugares del país donde todavía se siente el peligro de ser gay, lesbiana, no binarie, trans.

Puedes leer: De la confrontación a la aceptación: cómo es descubrirse sexualmente diverso en la adultez

Su mirada seria le dio un aire ceremonioso al momento: Juan Jacobo es uno de los hombres y mujeres que, con la frente en alto y la fuerza de la unión del colectivo, a finales de los 70 y todos los 80 se enfrentó al gobierno, la policía y la sociedad homofóbica que fomentaba la violencia contra la población LGBTTTIQA+. Y en 45 años no ha dejado de luchar, hoy lo hace desde el Colectivo Sol A.C.

En 1978, el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR) “salió del clóset” en la marcha del décimo aniversario de la matanza de Tlatelolco. Meses después, en junio de 1979, unas mil personas salieron formalmente a tomar las calles de la CDMX. La policía intentó “esconderles” modificando la ruta del recorrido, pero gritaron más fuerte.

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Juan Jacobo Hernández fue el líder del Frente Homosexual de Acción Revolucionaria, que organizó la primera marcha LGBT de la historia de México. (Foto: Ethan Murillo)

En su oficina al sur de la ciudad guarda todavía los carteles de papel revolución de las primeras marchas LGBT de la ciudad y del país y asoma unos dientes blanquísimos cuando sonríe al recordar lo mucho que batallaban él y sus compañeras de lucha para encontrar los pesos suficientes y pagar las impresiones.

Con la fuerza y la energía del hartazgo, el ansia de una vida libre y una rabia digna, Juan Jacobo es uno de los hombres que abrieron el camino de quienes ahora, cada junio, celebramos el PRIDE.

primera marcha gay cdmx 1979
Imagen del cartel de la primera marcha gay de la CDMX en junio de 1979. (Foto: Ethan Murillo)

Teresa Incháustegui y las lesbianas que nos dieron libertad sexual

A inicios de los 70, en México ya había algunos espacios LGBT ganados… pero eran clandestinos. Fuera de esos lugares seguros (y escondidos) “la vida era absolutamente terrorífica”, dice Teresa Incháustegui, una de las primeras mujeres lesbianas que le hicieron frente a una sociedad mexicana profundamente misógina, homófoba y violenta.

“Cualquier lesbiana que llegaba a México en el 76 tenía que llegar al Bali, un bar en la calle Medellín, en la Roma. El Capi era el dueño y hacía del bar un lugar hospitalario para todas”, recuerda Teresa quien era una universitaria viviendo la enorme CDMX de los 70. 

Sin embargo, siempre estaba el peligro de que al salir de fiestas o bares con amigas la policía te agarrara “era muy común tener llamadas a las seis de la mañana de amigas que las habían apañado y había que irlas a sacar”.

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Teresa Incháustegui fue líder del Grupo Lamda de Liberación Homosexual en los 80. (Foto: Lizeth Ovando)

Incháustegui, junto con otras compañeras de lucha, formaron la célula de lesbianas del Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR) que estaba estrechamente vinculada al movimiento feminista y buscaban reivindicaciones políticas y sociales a favor de las mujeres.

Lee: “El orgullo no se vende, se protege y se defiende”: las disidencias LGBT+ traen de vuelta la protesta política a la marcha del orgullo

Desde el FHAR pelearon (y pelearon mucho) por dos cuestiones principales: la libertad del deseo sexual y de la sexualidad como una potencia humana, y el reconocimiento de que los estereotipos de la heteronorma confinan tanto a mujeres como hombres a vivir una sexualidad meramente genital. “Nosotras planteábamos que todo el cuerpo es un órgano sexual y un vínculo erótico y, por esa vía, reivindicábamos tanto la sexualidad femenina como el erotismo lésbico”.

“Nuestra consigna era: no hay libertad política si no hay libertad sexual y ese era el corazón de nuestra lucha”.

Gracias a Incháustegui y sus compañeras, hoy muchas mujeres lesbianas, heteros, cis, trans y personas con vulva tenemos más libertad de disfrutar nuestros cuerpos y vivir nuestra libertad sexual.

teresa inchaustegui
Teresa Incháustegui es académica feminista. (Foto: Lizeth Ovando)

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Eso sí, hace una advertencia importante: “en el caso de las demandas y conquistas culturales, la vulnerabilidad es mayor porque no tenemos ni 20 años de haber abierto una brechita. Ni las mujeres, ni los niños, ni las personas de la diversidad sexual podemos dar por ganado nada”.

Henri Donnadieu, bar El Nueve y la lucha contra el Sida

Henri Donnadieu desembarcó en México el 30 de noviembre de 1976 y no se ha vuelto a ir. Es, como dijo Chavela Vargas, uno de esos mexicanos que nacieron en donde se les dio la gana.

Llegó como perseguido político por intentar que Nueva Caledonia se convirtiera en un territorio libre de Francia; se convirtió en el padre de El Nueve, el famoso bar de la Zona Rosa que vio nacer a Café Tacvba y La Maldita y era el epicentro del mundo gay de los 70 y 80; y la pandemia del VIH-Sida en los 80 y 90 lo hizo activista.

Comparte esta info: Albergues, colectivos y refugios LGBT+ en distintas partes del país

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Henri Donnadieu abrió el bar El Nueve en la Zona Rosa de la CDMX en los 70 y 80. (Foto: Lizeth Ovando)

Desde El Nueve, Henri desafió a la homofobia y los prejuicios: la única regla era respetar a todas las personas, ¿no te gustaba? Ibas pa’fuera. Fue espacio seguro, lugar de fiesta, de la mejor música del país y el epicentro de la cultura pop y cultural de la ciudad.

Y así, con todo y todo, también fue espacio de arropo para enfermos de VIH-Sida y de educación sexual para todos.

“Siempre hablo del Sida porque no debe olvidarse”, dice con su marcado acento francés y recuerda a sus ‘hijos’ muertos, a sus adorados protegidos el chef Jorge G. y el estilista Juan A. “Mi pareja me apodó El Enterrador porque yo tenía que acompañar a todos mis amigos y mi familia hasta el final”.

El peligro, dice con sus 81 años de experiencia encima, es que se olvide lo que significó la pandemia del VIH: los muertos y la indolencia del gobierno.

“El Sida fue una hecatombe”.

Henri, que cuidaba de sus amigos enfermos y organizaba sus funerales, se alió con Braulio Peralta y Alejandro Reza, activistas gays de Cálamo A.C., para arropar, ayudar y acompañar a portadores de VIH

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henri donnadieu bar gay el nueve educacion vih sida
Henri Donnadieu convirtió a El Nueve en un espacio cultural y de educación sexual. (Foto: Lizeth Ovando)

También organizaban conciertos cada lunes para reunir fondos e impulsaron la fundación de la primera clínica en el DF que atendía a enfermos de Sida (la abrieron en la colonia Escandón). El rechazo era terrible y, además de los malestares físicos, el estigma hería hondo.

Por eso, Henri nos lo recuerda con fuerza: el virus todavía existe, todavía se contagia, todavía conlleva estigma.

Marta Torres Falcón y el feminismo en la historia del movimiento LGBT mexicano

No se puede hablar de liberación LGBT+ sin un discurso feminista, dice Marta Torres Falcón, una de las primeras mujeres lesbianas que lucharon por los derechos del colectivo, hicieron frente a las razzias y cuidaron a sus compañeros de lucha en plena pandemia del VIH-Sida.

Checa: Marcha Lencha: lesbianas piden justicia por lesbofeminicidios y un alto a la violencia

Junto a Teresa Incháustegui, Marta fue parte del Grupo Lambda de Liberación Homosexual, un espacio donde encontraron (y ellas mismas propiciaron) plena aceptación: desde la forma de vestir, caminar, hablar y moverte, hasta en deseos, gustos, orientación. Un espacio de liberación total y arropo.

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La académica Marta Torres Falcón se unió al movimiento LGBT en 1980. (Foto: Lizeth Ovando)

“Hablábamos de acción revolucionaria, de autonomía y, por lo menos, de liberación. Ese era el discurso: el movimiento tenía que ser liberacionista”.

Además, sabían que el patriarcado también existe en los espacios LGBT. Por eso, en las discusiones y acuerdos dentro del colectivo, que era un grupo mixto, entendían que los modelos estereotipados de “lo que debe ser” masculino y femenino resulta en opresión para las mujeres, para los hombres gay “y desde luego para las lesbianas”. De ahí la afirmación de que, para una liberación del colectivo se debe empatar con el discurso feminista.

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A principios de los 80, durante las primeras marchas del orgullo, asistir a esas manifestaciones era lo mismo que salir del clóset.

“En aquella época vivíamos con vergüenza, hasta que llegábamos a un espacio donde no solo no se nos juzgaba, sino que además se reivindicaba el orgullo”.

Ese orgullo y hermanamiento les llevó también a enfrentar un enemigo inesperado: el VIH-Sida que a mediados de los 80 se esparció por todo el país, llevándose a miles de personas.

Marta, como muchas mujeres lesbianas que luchaban por los derechos LGBT+, perdió a decenas de amigos.

“Yo enterré directamente a 17 amigos”, recuerda la académica de ahora 61 años. Incluso los acompañaba en sus muertes. “Esas experiencias —que en otros contextos no te pasan—, cuando la muerte se instala en la vida, nos abrazábamos, nos tratábamos con mucho cariño. Era un espacio lúdico, amoroso, de aceptación”.

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Marta Torres Falcón se unió al Grupo Lamda de Liberación Homosexual en 1980 e hizo activismo por los derechos del colectivo LGBT+ en México. (Foto: Lizeth Ovando)

Por mujeres como ella hubo un acuerdo mundial de que las siglas del colectivo debe llevar la L de lesbianas al inicio: en honor a las mujeres que además luchar, también generaron un entorno solidario y de cuidados, protestaron y exigieron que las todas las personas de la diversidad tengan acceso al sistema de Salud público.

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Imagen BBC
Qué consecuencias tendrá en América Latina la paralización de la ayuda al desarrollo ordenada por Trump
10 minutos de lectura

Trump ordenó la paralización por 90 días de esta ayuda para evaluar qué proyectos continuarían y cuáles se cerrarían.

03 de febrero, 2025
Por: BBC News Mundo
0

Desde el principio, Donald Trump está dejando claro que su nuevo mandato en la Casa Blanca será contundente y disruptivo.

Nada más jurar su cargo, se apresuró a firmar decenas de órdenes ejecutivas que ya se están aplicando, como la de devolver a migrantes a sus países de origen.

También la de congelar la ayuda exterior que Estados Unidos aporta. Esta medida, que se anunció la semana pasada, se aplicará, por ahora, por 90 días en los que se revisará qué aportes continúan y cuáles no.

La administración Trump dice que ordenó la pausa de la ayuda extranjera para darle tiempo de decidir cuáles de los miles de programas humanitarios, de desarrollo y de seguridad seguirán recibiendo dinero de Estados Unidos.

Aunque se han filtrado varios memorandos en los que se especifica que no se frenará la financiación a cuestiones que tengan que ver con alimentación y ayuda humanitaria, la información, resaltan las fuentes consultadas por BBC Mundo, no es clara ni completa y por ende, reina la incertidumbre.

Estados Unidos es el mayor donante de ayuda internacional del mundo, con un gasto de 68.000 millones de dólares en 2023, según cifras del gobierno. El aviso del Departamento de Estado parece afectar todo, desde la asistencia para el desarrollo hasta la ayuda militar.

América Latina no es el principal destinatario de esta financiación, pero este aporte supone un ingreso importante para la región y su desarrollo en materia de derechos humanos, derechos civiles, agricultura, seguridad, educación, migración o derechos reproductivos.

Aun cuando está por ver hasta dónde llegarán los recortes en la región y su alcance real después de los 3 meses de paralización, ya hay organizaciones que recibieron la notificación del cese de financiamiento, ha habido despidos no solo en Estados Unidos sino de personal latinoamericano.

En este escenario, BBC Mundo preguntó a varios expertos y afectados sobre esta decisión y las consecuencias que para América Latina puede tener la paralización de la ayuda al desarrollo decretada por Trump.

Una decisión “histórica”

“La suspensión es gravísima. Hablamos de fondos importantes y difíciles de sustituir de la noche a la mañana. Implica la suspensión de actividades fundamentales para gobiernos que reciben asistencia humanitaria, pero también para la sociedad civil”, explica a BBC Mundo Carolina Jiménez Sandoval, presidenta de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA).

“No hay detalle de qué significa el congelamiento ni de quién hará la revisión. Hay mucha incertidumbre por la falta de información. Y es histórico”, apunta Jiménez.

La asistencia a América Latina y el Caribe por parte de Estados Unidos tiene décadas. Desde 1946 a 2002 se estima que ha invertido alrededor de 104 mil millones de dólares. Para el ejercicio fiscal de 2025, la administración Biden había pedido unos US$2.000 millones con este fin.

Cajas con ayuda humanitaria y el logo de USAID.
Getty Images
Colombia es uno de los países que más se verá afectado por este corte.

“La ayuda en el mundo, pero sobre todo en América Latina, viene siempre con un intento de cambiar la realidad del hemisferio. Esto no tiene que ver con Trump, es anterior. No olvidemos la Alianza para el progreso (fondo de ayuda económica, política y social de 1961 a 1970) impulsado por J.F. Kennedy para contrarrestar el comunismo de la Unión Soviética y Cuba”, explica Ivan Briscoe, del Crisis Group y experto en América Latina.

Esos fondos han cambiado a la largo de la historia.

“En los últimos años se hizo énfasis en lo humanitario, por ejemplo, en ayuda tras el huracán Mitch o el terremoto de Haití. Ahora en ayuda para migrantes, temas de democracia y derechos humanos”, recalca Jiménez Sandoval.

“¿Como se van a reprogramar en estos 90 días? No sabemos”, dice.

A qué afectará

En un primer momento se tuvo poca información de a qué tipo de organismos y rubros afectará y solo trascendió que la única excepción a este freno solo se haría para la ayuda alimentaria de emergencia y la financiación militar para Israel y Egipto, según información que pudo comprobar BBC.

Más tarde, dio marcha atrás y publicó que eximirá de este congelamiento a los “programas básicos para salvar vidas” que involucran medicamentos, servicios médicos, alimentos y refugio, según un memorando del secretario de Estado Marco Rubio publicado el martes pasado.

“Hay poca claridad, van midiendo reacciones y pareciera que van improvisando”, señala Carolina Jiménez Sandoval.

Aunque hay cosas que parece ya claro que se frenarán y van en sintonía con el discurso de esta administración.

Donald Trump.
Getty Images
Trump decidió cortar esta ayuda y revisarla en 90 días, pero no dio muchas más información al respecto.

“Tenemos programas cuyo destino está relativamente contado, como cualquier cosa que tenga que ver con lo que llaman la “cultura woke”, temas de “ideología de género”, con programas polémicos para los republicanos de salud femenina y aborto estarán cerrados, protección de medio ambiente”, apunta Ivan Briscoe.

Jiménez Sandoval remarca otras órdenes ejecutivas que tienen que ver con que se acepten solo dos sexos biológicos y se elimine el concepto de género en el gobierno federal y que esto tendrá impacto en el corte de financiamiento.

“El apoyo que vemos de Estados Unidos a personas y grupos LGTBI+ en la región está en serio cuestionamiento en este momento”, dice.

Un monto irremplazable

La ayuda según el país es dispar. Uno de los que más recibe es Colombia, que se sitúa en el puesto 14 de países que reciben ayuda de Estados Unidos. Solo el monto de 2023 llegó a los US$740 millones. Le sigue Haití con US$440 millones y Ecuador con US$250 millones .

“Esto tiene implicaciones profundas y serias. Dependerá de la duración y de qué cancele”, nos explica Raj Kumar, presidente y editor en jefe de Devex, empresa social y una plataforma enfocada en temas de desarrollo internacional.

“En Colombia hay muchos programas de USAID que se están frenando. Y, además, están sacando a gente que trabaja en Estados Unidos y Latinoamérica”, añade.

La empresa colombiana de la que es director Santiago Borda, Instintivo, ya está sufriendo estos recortes.

Prestan servicios a USAID en reducción de discriminación conta migrantes venezolanos, promoción de transparencia en entidades públicas o aumentar la confianza de los ciudadanos en el sistema de justicia. Tenían dos procesos ya adelantados con USAID, pero esta semana les llegó la notificación de que se suspendían. Era su principal cliente.

“Sin esa financiación muchos de esos proyectos no se hacen, porque solo una entidad así de grande puede o tiene el interés de costearlos”, nos cuenta.

¿Es posible que se reemplace de algún modo esta financiación? Complicado.

Persona barriendo los escombros que dejó el huracán Mitch.
Getty Images
La política de financiación de ayuda a otros países por parte de Estados Unidos ha cambiado a lo largo de las décadas.

Las entidades que aportan dinero a la región en términos de ayuda que no sean créditos es la Unión Europea y Estados Unidos. “Poco más. Luego están los créditos multilaterales que dan el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial o CAF”, enumera Briscoe.

Pero apunta: “La Unión Europea no puede reemplazar toda la ayuda que Estados Unidos da en América Latina. Además, están bajo mucha presión porque Gaza, Ucrania o Sudán son la prioridad y no tienen tantos recursos. Y queda la incógnita de cuál será el papel de China en esto”.

Carolina Jiménez Sandoval cree que el grueso de la financiación no se va a poder recuperar y que tocará a organizaciones y gobiernos tener estrategias para adaptarse. Y apunta a otros actores para que tomen acción.

“Es el momento para que la propia filantropía privada reconsidere cuáles son sus prioridades y vaya de la mano con las organizaciones de sociedad civil de la región. Va a ser importante que de nuevo miren a la región”.

Freno a la migración

Uno de los objetivos que dejó claro Trump tanto en su discurso como en sus acciones posteriores es cerrar las fronteras de Estados Unidos y frenar la migración a ese país.

Sin embargo, todos los expertos consultados concuerdan que esta medida puede que logre el efecto contrario a corto y mediano plazo.

“Es complicado querer reducir la migración cuando dejarás a países sin fuente importante de ingresos y ayuda en ese aspecto”, apunta Jiménez Sandoval.

Habla de fondos que reciben los albergues, programas de atención médica, de atención a mujeres y niñas migrantes, otros fondos más a mediano plazo hechos para la integración en las comunidades receptoras.

“En general toda suspensión de lo humanitario tiene consecuencias humanitarias”, señala.

Por ejemplo, explica Ivan Briscoe, ONU trabaja fuertemente en materia de refugiados en el Tapón del Darién, en Panamá, y da “ayuda humanitaria esencial en una zona de enorme movimiento donde, además, el gobierno panameño está endureciendo las condiciones”.

Si se cortan las ayudas en este sentido, “los migrantes corren un peligro enorme y no sólo en esta zona”.

Y donde se genera la necesidad, para otros aparece una oportunidad.

Migrantes en Estados Unidos entrando en fila en un avión militar para ser deportados.
Cortesía Casa Blanca
La deportación masiva de migrantes es una de las medidas de Trump que ha tenido efecto inmediato.

“Si no hay una alternativa de cuidado oficial o provisión de ayuda en estos lugares, la alternativa es ilícita y criminal. Grupos como el clan del Golfo, que se encarga del tráfico de migrantes en la frontera de Colombia con Panamá, se puede presentar como una “organización de caridad” que brinda ayuda esencial para migrantes, obviamente pagando”, detalla.

“Puede que las consecuencias sean graves, visibles y con consecuencias graves para el gobierno de Estados Unidos”, remarca Briscoe.

Pero no solo se trata de que haya freno a programas que ayudan explícitamente a la población migrante en América Latina. También otras inversiones.

“Muchas son para ayudar a las comunidades de base, mucho programa social, o programas de agricultura en Centroamérica. Si esto se frena, la gente deberá buscar otros empleos y saldrá a buscar otras oportunidades. No frenará la migración, posiblemente la impulsará”, declara Kumar.

Consecuencias en la política y en la economía local

Aún es pronto para entender cuál será la magnitud real y el impacto que este congelamiento y el posible cese de algunas actividades tendrá, pero todos los expertos consultados apuntan que es un duro golpe para la región.

“Organizaciones civiles más pequeñas y locales serán las que más sufran, las que no tendrán recursos y puede que no sobrevivan. Y será grave si esas organizaciones son defensoras derechos humanos, civiles y prensa libre”, enumera Kumar.

Más allá, dice que “habrá gente que tendrá momentos en los que no podrá acceder a los recursos que necesita para sobrevivir. No va a ser algo estable por meses”.

También hay ya organizaciones que se dedican a la información en distintos países de la región a las que han cortado la financiación.

“La prensa independiente, que sabemos que es crítica con del poder en gobiernos en donde hay fuertes autoritarismos o que se están creando, pero que son aliados del trumpismo, ¿qué pasará ahí? ¿Le conviene que se financie a la prensa crítica? ¿Pedirá que se programen esos fondos? Está en el aire”, mantiene Jiménez Sandoval.

Persona trans con un cartel en la mano donde se lee
Getty Images
Los expertos consultados aseguran que lo más probable es que los recortes finales de financiación afecten a todos los proyectos que tengan que ver con diversidad.

Por otro lado, Kumar establece que este arranque no es una buena manera de empezar la nueva administración con respecto a América Latina porque “la fe en Estados Unidos como un socio en temas de desarrollo internacional va a estar roto con esta situación así tan rápido, tan fuerte, sin noticias y con un grave impacto en las organizaciones”.

Y augura que esto será bueno para China, “que tiene relaciones con varios países de la zona y es lo opuesto, piensa a largo plazo y en estable. Ya sin hacer nada más, China gana”.

Una mirada a la política doméstica

Si uno de los lemas bandera de Trump es “America First” (Estados Unidos primero), es de esperar que las políticas que haga vayan en este sentido: en primar los asuntos domésticos a todo nivel. Lo que aún se perfila es el alcance total y, en este sentido, la revisión de la ayuda exterior.

“No sabemos con Trump hasta qué medida va a restringir la ayuda y la enfocará en intereses primordiales para él como la migración o seguridad, o si va a intentar abrazar el modelo general de desarrollo y progreso hemisférico que supuestamente favorece a los intereses estadounidenses que aplicaron administraciones anteriores”, señala Briscoe.

Kamar apunta que la realidad es que “los objetivos no son fuera, como la migración, sino domésticos. Como reducir el tamaño y dinero que paga Estados Unidos. Pero también, es el Congreso quien decide cómo y a quién va la financiación. Aquí ahora decide él. Centra el poder en la presidencia”.

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