
Eugenio es un árbol de 150 años de edad que corre el riesgo de ser talado por una inmobiliaria que busca imponer un proyecto en la cerrada de Eugenia 28, en la colonia Del Valle, de la alcaldía Benito Juárez en la CDMX.
Este fresno mide casi 30 metros de alto y cuenta con una copa de verdes hojas de casi 20 metros, un abrazo a este árbol se hace a medias ya que tiene una circunferencia de 3 metros.
En esta misma calle habitan poco más de 10 grandes árboles y juntos forman una barrera natural contra el clima extremo, permitiendo que flora y fauna sean parte del ecosistema. A ellos llegan aves, ardillas, cacomixtles, insectos y polinizadores.
En el catálogo de árboles de la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México, el fresno o Fraxinus Uhdei es parte de la vegetación endémica de México con presencia en CDMX. Incluso, es parte de las observaciones de especialistas y observadores ciudadanos en la plataforma de Naturalista de la Conabio.
Aunque el árbol Eugenio es uno de los árboles que protege la Sedema en la Ciudad de México, los vecinos cuentan con la copia de un documento en el que autoridades dieron un permiso a la desarrolladora Grupo Adinse para talar siete árboles, por una compensación económica por la restitución de árboles por poco más de 685 mil pesos.

Por ejemplo, en el documento, la desarrolladora sólo presenta una tabla que explica la compensación que se da por cada árbol dependiendo de su tamaño que parte de los 8 metros. Eugenio es un fresno de 30 metros.
Hasta ahora, la desarrolladora quitó dos árboles. Vecinos de la cerrada denunciaron que la tala se hizo con irregularidades desde no portar uniforme, herramientas, equipo de seguridad y unidades identificadas con alguna de las áreas encargadas para retirar la vegetación.
Eugenio vive en la Ciudad de México desde hace 150 años, él forma parte de los árboles que habitan en la ciudad y sus vecinos no quieren que sea talado, tal y como ocurrió con dos árboles que en octubre fueron derribados sin protocolos de seguridad, ni plan de restauración, según denunciaron los vecinos.

La Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema) cuenta con un programa denominado #RetoVerde para revegetar y reforestar la ciudad con el objetivo de tener más espacios verdes, aumentar la humedad ambiental y mitigar los efectos del cambio climático, según describen en el sitio web.
De este programa nace la guía de campo “Árboles comunes de la Ciudad de México”, un folleto en el que con ilustraciones de las diferentes especies de árboles que habitan en la ciudad se encuentra el fresno (Fraxinus Uhdei), especie a la que pertenece Eugenio y que se trata de un árbol que se caracteriza por tener hojas compuestas y una altura de 30 metros.
A pesar de ser un árbol protegido e identificado como parte de la vegetación de la Ciudad de México, la Sedema decidió otorgar un posible permiso para que Eugenio.
Animal Político intentó contactar en tres ocasiones a la Sedema para conocer cuál sería el destino de este árbol, pero sin tener respuesta. Mientras que, el jefe de gobierno, Martí Batres, señaló en la conferencia de prensa del 14 de noviembre que Eugenio no será talado y la desarrolladora debe incluirlo en su proyecto.
“La idea del gobierno es que no se quite el árbol Eugenio, estamos en coincidencia con los vecinos y el desarrollo que se realice ahí tendrá que incluir al árbol en su proyecto”, declaró Martí Batres, jefe de gobierno de la Ciudad de México.
En octubre, vecinos lograron comunicación con las autoridades de Protección Civil y Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial de la Ciudad de México (PAOT) para intentar detener la tala de dos árboles semejantes a Eugenio, sin embargo, no se logró ya que un representante que se identificó como parte de la desarrolladora presentó supuestas autorizaciones para la tala. Desde ese día, los vecinos no han dejado de denunciar las irregularidades de Grupo Adinse para defender a este fresno monumental.
Una de sus acciones más representativas fue la organización del #EugeFest, un evento que reunió a personas de todas las edades para defender e informar a la ciudadanía interesada por el rescate de los espacios verdes con arte, a través de la música, pláticas, ciencia ciudadana y concurso de dibujos donde cada integrante de esta comunidad expresaba lo que este fresno les hacía sentir, es decir, los servicios ecosistémicos y de mitigación que un árbol proporciona.

Animal Político consultó a vecinas y vecinos de Eugenio, algunas personas llevan tan solo un par de años viviendo en esta calle y otras lo conocen desde pequeños.
Uno de ellos es Luis, un hombre de 68 años que nació y creció en la calle Eugenia. Durante más de 40 años se dedicó a la aviación, hoy está jubilado y recuerda cómo ha sido su vida al crecer junto al árbol Eugenio.
Luis cuenta que el árbol Eugenio se encuentra dentro de un predio en el que, anteriormente, fue la casa del escritor Manuel Toussaint. A su muerte, la viuda del escritor siguió viviendo en ese lugar. Tanto Luis como su mamá la conocieron y trataron por mucho tiempo. Con el tiempo el predio pasó a ser de la Fundación de Ayuda a la Ancianidad I.A.P.
“Eugenio es parte del paisaje y la variedad biológica de la zona. Lo que me preocupa del árbol es que hemos estado viendo las consecuencias de un cambio climático, de la tala inmoderada, de los pocos ejemplares monumentales que tenemos en la ciudad de México”, señaló Luis en entrevista para Animal Político.
Para Luis, salvar a Eugenio es un motivo de justicia ambiental.

“Eugenio, no es el único, son casi 6 o 7 árboles, el segundo más grande después de Eugenio a ese lo talaron sin decir nada, fue lo que detonó todo esto. Sin previo aviso, sin manifestación de obra, de pronto llegan unos gandules con motosierras y en menos de cuatro horas lo hicieron trizas”, denunció Luis.
“Me motiva que se trata también de un ser vivo. Para su edad, Eugenio está en plena madurez entonces, quién les da el derecho de llegar y traer una sierra eléctrica para un árbol frondoso y bonito y todavía tienen el descaro de anunciar sus departamentos en “bonita calle arbolada”. La contradicción y el doble discurso que manejan”, añadió
Salvar a Eugenio y los árboles que permanecen en el predio es el único objetivo que ha unido a los vecinos. Incluso, que se logre una norma de declaratoria de patrimonio cultural, natural o biocultural para la Ciudad de México y proteja a la vegetación que la rodea.
“Imagina para quienes lo hemos visto siempre, que desde hace 50 años lo has visto y ahora pensar que ya no podrás verlo sí es un cambio y un impacto en tu vida. Nos motiva salvar el entorno, la calle y la calidad de vida, de llegar, entrar a tu casa y verlo hasta te relaja y tranquiliza”, describió Luis.
Gustavo es otro de los vecinos que creció en Eugenia 28, de la colonia Del Valle en la alcaldía Benito Juarez. Hoy es un empresario de 34 años y cuenta que él ha convivido con Eugenio desde que nació. Al igual que sus vecinos se ha dedicado a defender al monumental fresno por justicia ambiental y estar en contra de la corrupción de las inmobiliarias.
A Gustavo le gusta ver a Eugenio desde su ventana desde que era niño “jugando y viendo su majestuosa copa, más adelante haciendo tarea y verlo me daba alegría, así pasando por la universidad hasta hoy. Amo despertarme, bajar la persiana y ver a ese majestuoso e histórico árbol”, dijo en entrevista para Animal Político.
Al igual que sus vecinos, Gustavo coincide en estar “harto de la corrupción inmobiliaria, de las autoridades cómplices y los políticos (de todos los partidos) que nos han dado promesas sobre mejorar los planes de desarrollo urbano sin cumplir”.

Eugenio es querido por sus vecinos quienes reconocen la calidad de vida que les otorga con gran sombra que regula la temperatura, la mejora en la calidad del aire y la biodiversidad que vive gracias a él.
Gustavo cuenta que defender a Eugenio les ha mostrado que, como comunidad, pueden hacer ciudadanía y detener atrocidades ambientales.
“Reitero es un ejemplo de que juntos, los ciudadanos somos más fuertes que las empresas, fundaciones e instituciones”, insistió.
Ana es arquitecta y ama cuidar de la naturaleza. Llegó a vivir a la calle de Eugenia desde hace cinco años y Eugenio es uno de los motivos por el que le gusta vivir en esa cerrada, para ella, es “imposible ignorarlo” y sostiene que verlo cada mañana es garantía de alegría.
“Tengo de vista a ese árbol y es lo que me hace sonreír cuando despierto porque lo volteo a ver y hay una cantidad de fauna alrededor que te saca una sonrisa. Se hizo parte de mi vida muy esencial, lo que ves en la noche al dormir. Sí pensé en irme si llegaban a talarlo porque no iba a tolerar no ver esa vista que tenía y convivir con esa naturaleza que hemos preservado los vecinos hasta ahorita y que seguirá, estoy segura”, contó en entrevista para Animal Político.
Ana reconoce a Eugenio como un árbol del que ha tenido la oportunidad de ver varias ardillas recién nacidas y crecer ahí, pájaros haciendo sus nidos, como los que se alcanzan a ver ahora; incluso, águilas con sus 3 crías. “Son cosas que no te imaginas vivir en una ciudad como la nuestra. Es una cosa difícil de asimilar, fue una experiencia impresionante”, describe Ana.

Defender a Eugenio se ha convertido en una de sus prioridades, al igual que la de sus vecinos. Ana cuenta que proteger a Eugenio y la vida que lo rodea es un compromiso, pese a la respuesta de las autoridades y a la negligencia de la desarrolladora que costaron la tala de otros árboles.
“Me siento muy frustrada, a veces, porque ha sido muy complicado llegar a las autoridades, que nos volteen a ver, tratar de hablar con la constructora y que reaccionen para ver el valor que tiene. De los años que llevo viviendo aquí me siento responsable de su vida y de las especies que viven en él”, señala.
Ana espera que salvar a Eugenio sea un precedente para las próximas generaciones y que las infancias “puedan defender a sus vecinos arbolitos y que esto se haga como una ‘epidemia’ de valor a lo que merece valor”, añadió.
Mar también es vecina de Eugenio desde hace seis años y ha preferido no dar sus apellidos, al igual que sus vecinos, para evitar represalias por parte de la desarrolladora de Grupo Adinse, quien ha intentado denunciarlos hasta por 30 millones de pesos.
Mar tiene 39 años, se dedica al marketing y cuenta que siempre ha vivido en distintas colonias de la región sur de la Ciudad de México, pero la cerrada de Eugenia es un espacio que la ha maravillado desde el inicio, por su naturaleza y los vecinos con los que convive.
Mar cuenta que en los alrededores de esta cerrada ya han salvado a otros árboles como, dos jacarandas (Mimosifolia) que querían tirar para colocar una farmacia. Una más que salvaron se encontraba cerca de la taquería que está en la esquina de esta calle. Otra especie que han salvado es un hule (Rubber fig) que está frente a un edificio que construyeron hace años.
Después de organizar el festival #EugeFest en defensa de la vida de Eugenio y la vegetación de la cerrada de Eugenia, Mar y el movimiento de vecinos esperan que las redes que se han creado ayuden a visibilizar el derecho de las personas a un medio ambiente.
“Queremos que la plataforma que tenemos para Eugenio no solo sirva para salvar a Eugenio, queremos que se convierta en una plataforma para que todos los demás grupos de vecinos que se están enfrentando a lo mismo, les ahorremos tiempo en búsquedas y argumentos legales que nosotros ya tenemos”, dijo en entrevista para Animal Político.
Otro de los objetivos es mostrar el impacto social y ambiental que tiene para una comunidad el derribar árboles sin un estudio previo que indique los cambios que el ecosistema tendrá y que ya ocurren tras la tala irregular de dos árboles que se encontraban con Eugenio.
“Ya tuvimos una pérdida. Se tiraron dos árboles gigantescos, medían 20 metros y ya hemos visto un cambio rápido en el ecosistema, ahora van menos pájaros por ejemplo, las aves buscaron otro refugio y las casas que están alrededor del predio se llenaron de insectos porque, claro, les quitas su hogar y, evidentemente, van a buscar otro”, añadió.
Entre las consecuencias que han notado es que ante la presencia de insectos la gente fumiga y activa otras estrategias para que no se llenen de insectos, esto es una muestra de cómo al talar dos árboles de 20 metros se afectó su forma de vida en casi dos meses. “Eso también nos ha ayudado a dimensionar qué pasaría si quitan a Eugenio”, advierte.

Grupo Adinse colocó un anuncio de demolición en la puerta blanca del número 28 que da entrada al predio. En él anuncia la “demolición total del inmueble”. En un segundo cartel la desarrolladora señala contar con los permisos de uso de suelo, alineamiento y declaratoria de cumplimiento ambiental, para construir un edificio con 13 departamentos.
Sin embargo, vecinos denuncian que ninguno de estos documentos fueron presentados al talar los dos árboles el pasado mes de octubre.
Incluso, Grupo Adinse señala que “se harán las compensaciones correspondientes, según lo señalado por la Secretaría de Desarrollo Ambiental”.

La organización, nacida en Alemania durante la Primera Guerra Mundial, ha estado en el centro de la atención tras las acusaciones de abuso contra su fundador.
José Antonio Kast, presidente electo de Chile, es un hombre de profundas convicciones religiosas.
Así lo dejó en claro en su primer discurso, apenas se conocieron los resultados de las votaciones del domingo, cuando afirmó: “Nada es posible si no tuviéramos a Dios”.
“Nada ocurre en la vida, para los que somos de fe, que no sea en relación directa con Dios”, prosiguió.
Y a continuación, pidió a su creador que le concediera “humildemente” la “sabiduría, templanza y fortaleza para estar siempre a la altura” del desafío que asumirá el próximo 11 de marzo, cuando releve a Gabriel Boric en el Palacio de La Moneda.
Estas fueron tres de las cinco frases con carga religiosa que el abogado de 59 años pronunció durante la casi hora que habló ante los miles de sus seguidores que se congregaron en Santiago para celebrar su triunfo en las elecciones presidenciales.
Sin embargo, lo anterior no debería sorprender. ¿La razón? El político y varios de sus hermanos se formaron bajo los lineamientos de Schoenstatt, un movimiento católico conservador que tiene presencia en más de 100 países, incluyendo todos los de América Latina.
Los vínculos del mandatario electo con el movimiento comenzaron gracias “a su hermano mayor, Miguel”, aseguró a BBC Mundo el filósofo chileno Álvaro Ramis Olivo. Miguel Kast se unió a Schoenstatt tras conocer a algunos de sus miembros durante su etapa universitaria.
Sin embargo, otras fuentes sostienen que fueron los padres del político, Michael Kast y Olga Rist, quienes tuvieron el primer contacto con Schoenstatt. Ambos eran profundamente religiosos y devotos de la Virgen María, una práctica muy extendida en la Baviera alemana de donde provenían.
Schoenstatt es “un movimiento apostólico de renovación, nacido en el seno de la Iglesia”, con un marcado “carácter mariano”, según se lee en su página web.
“La formación de un hombre y de una comunidad nueva que sirvan a la Iglesia y a la sociedad” constituye el objetivo de la organización, explicó a BBC Mundo el padre Felipe Ríos, coordinador del movimiento en América.
Schoenstatt fue fundado en octubre de 1914, pocos meses después del estallido de la Primera Guerra Mundial, por el sacerdote alemán José Kentenich (1885-1968).
Su nombre proviene de un pueblo ubicado en la zona de Vallendar, a orillas del río Rin, en el actual estado de Renania-Palatinado, al oeste de Alemania y cerca de las fronteras con Luxemburgo y Bélgica.
Kentenich, quien era miembro de la Sociedad del Apostolado Católico -mejor conocida como Padres palotinos-, era profesor en un seminario que la orden tenía en la localidad de Schoenstatt, palabra alemana que se puede traducir literalmente como “lugar hermoso”.
El religioso, junto a un grupo de estudiantes, restauró una pequeña capilla ubicada en los jardines del seminario y pidió a la Virgen María que la convirtiera en un lugar de peregrinación.
Uno de los signos distintivos de este grupo es que en donde tienen presencia levantan replicas idénticas a la capilla alemana.
“Mucho antes de que cadenas de comida rápida como McDonald’s descubrieran el efecto cultural de establecimientos totalmente idénticos, el Espíritu Santo en Schoenstatt comenzó a hacerlo”, se lee en el sitio web de la agrupación, en el cual se asegura que actualmente hay 200 “santuarios filiales” en todo el mundo.
Pero, ¿qué es exactamente Schoenstatt? ¿Se trata de una congregación religiosa o de algo distinto?
“Es una organización dentro de la Iglesia católica que nació con la idea de que los laicos podían realizar tareas similares a las de las órdenes religiosas, pero con autonomía respecto de los jerarcas eclesiásticos”, explicó a BBC Mundo el filósofo chileno Ramis.
“El movimiento cuenta con una rama laica -personas que no han tomado los hábitos- y otra religiosa, que incluye una orden sacerdotal y una comunidad de mujeres laicas consagradas. Estas se asemejan mucho a las monjas, aunque no lo son, ya que no toman votos”, añadió el experto en teología, quien es rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano de Chile.
La historiadora italiana Alexandra von Teuffenbach, además de confirmar que el grupo está conformado por “varias ramas”, señaló que algunas de ellas son “institutos seculares”; es decir, organizaciones cuyos miembros, sin ser religiosos, se comprometen a vivir en pobreza, castidad y obediencia, permaneciendo al mismo tiempo en su entorno social y profesional habitual.
“Comparar a Schoenstatt con el Opus Dei es acertado”, afirmó la investigadora a BBC Mundo, cuando se le mencionaron otras agrupaciones católicas que podrían considerarse equiparables.
Sin embargo, Ramis advirtió que existen diferencias significativas entre Schoenstatt y la organización fundada por el español Josemaría Escrivá de Balaguer.
“Aunque existen semejanzas, Schoenstatt no ha intentado influir en la política. En cambio, durante el franquismo en España, el Opus Dei aprovechó la coyuntura para ubicar a sus miembros en puestos clave de la economía y la banca, los llamados ‘tecnócratas'”, puntualizó el académico chileno.
Hasta la elección de Kast, solo otro miembro de este movimiento católico había ocupado un alto cargo en Chile: su hermano mayor, Miguel, quien se desempeñó como ministro y presidente del Banco Central durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
“Este grupo prioriza la vida familiar más que la vida pública”, explicó Ramis.
“Y aunque comparte con el Opus Dei el rigorismo sexual y moral, no tiene un tono tan culpabilizador. No recurre a penitencias como las flagelaciones o el silicio como se denuncia del Opus Dei”, dijo.
“Tiene una fuerte implantación en clases adineradas, aunque también en sectores medios, profesionales y empresariales. No es progresista, sino bastante conservador, pero en algunos elementos se ve un mayor pluralismo ideológico que otras organizaciones de la Iglesia”, remató.
Los calificativos de “ultracatólico” o “ultraconservador” que desde algunos sectores de la sociedad y de la prensa se le da a Schoenstatt no le quitan el sueño a Ríos.
“Somos un movimiento dentro de la Iglesia católica y, por lo tanto, seguimos sus lineamientos. En mi opinión, no somos de los más conservadores dentro de la Iglesia”, remató.
Sudamérica fue la primera región fuera de Europa a la que Schoenstatt se extendió, de acuerdo con los registros de la organización.
En la primera mitad de la década de 1930, uno de los seguidores del padre Kentenich llegó a Argentina y, para 1935, se le sumaron cuatro Hermanas de María, integrantes de una de las organizaciones religiosas femeninas que forman Schoenstatt.
Casi simultáneamente arribaron miembros del movimiento a Brasil y, dos años después, ya estaban presentes en Uruguay.
Actualmente, el movimiento católico tiene presencia en todos los países de América Latina, salvo “algunas islas del Caribe, las dos Guyanas y Surinam”, aseveró Ríos.
“Funcionamos más bien desde los santuarios; solo entre Chile, Argentina y Brasil hay casi 80”, agregó el representante de Schoenstatt, quien indicó que también administran más de una docena de colegios en cuatro países (Chile, Argentina, Ecuador y México), así como un hospital en Buenos Aires (Sanatorio Mater Dei) y otras obras dedicadas a “los más pobres”.
La expansión por la región fue impulsada por el propio fundador, quien la visitó en varias ocasiones, según se lee en su biografía.
“Chile, por ejemplo, es uno de los lugares donde Schoenstatt tiene mayor fuerza internacional, debido a que su fundador vivió un tiempo aquí”, explicó Ramis.
En 1941, agentes de la Gestapo detuvieron al religioso por sus enseñanzas y, meses después, fue enviado al campo de concentración de Dachau, donde permaneció hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945.
Tras el conflicto bélico, los años de persecusión sufridos en manos de los nazis le otorgaron un nuevo prestigio a Kentenich pero, para finales de la década de 1940, sectores de la jerarquía católica alemana comenzaron a ver con preocupación la forma en que este hombre dirigía el movimiento y el control que ejercía sobre sus miembros.
“La autoridad suprema, a saber, el director general (Kentenich) y la superiora general, son los ‘padres’, es decir, ‘padre de la familia’ y ‘madre de la familia’. Las Hermanas son hijas o niñas. Pero, en la práctica, la ‘madre de la familia’ está totalmente sometida a la voluntad del ‘padre de la familia’, que para todas las Hermanas se equipara a Dios”, alertó en 1949 monseñor Bernhard Stein, obispo auxiliar de Tréveris, a sus colegas de la Conferencia Episcopal de Alemania.
Además, algunas de las hermanas señalaron al sacerdote de haber abusado de ellas.
En 1951 el papa Pío XII separó a Kentenich de su posición dentro de Schoenstatt y lo envió al exilio en Estados Unidos donde permaneció 14 años hasta que se le permitió regresar a Alemania, donde murió en 1965.
“Los seguidores de Kentenich nunca han negado este episodio, pero lo presentaron como un conflicto de poder, donde Kentenich fue víctima de celos y envidias de jerarcas de la Iglesia”, afirmó Ramis.
Sin embargo, en 2020 la historiadora italiana Von Teuffenbach publicó el primero de sus dos libros sobre Schoenstatt y su fundador.
En su obra, la investigadora afirmó que Kentenich abusó sexualmente de una integrante de Schoenstatt en Chile en 1947, según la información contenida en los diarios de uno de los investigadores que el Vaticano envió en la década de 1950 para indagar sobre él y su movimiento, así como a partir de archivos del pontificado de Pío XII (1939-1958).
Desde Schoenstatt han negado los señalamientos, aunque han admitido que algunos aspectos del comportamiento de su fundador son controvertidos. Sin embargo, la experta considera que los hechos le dan la razón.
“En el caso de Kentenich, el proceso que llevó a los decretos y al exilio en EE.UU., como también a la prohibición de tener contactos con las monjas, se basa en motivaciones que no están escritas en los decretos. Pero vienen explicadas en los ‘actos’, y en ellos se detallan todas las pruebas que se encontraron. Y sobre esta base los jueces (del Santo Oficio) decidieron”, agregó.
Los señalamientos de Von Teuffenbach contribuyeron a paralizar el proceso de beatificación del sacerdote, iniciado en 1975.
“Cuando la Iglesia beatifica a alguien afirma: este hombre o mujer es un ejemplo para todos. Yo reconozco ciertamente que Kentenich escribió cosas interesantes y seguramente hizo cosas buenas, pero no querría en absoluto que fuera considerado como ejemplo de vida cristiana”, remató la historiadora.
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