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Tomar acción ante el abandono: cómo superar el ‘ghosting’
Tomar acción ante el abandono: cómo superar el ‘ghosting’
Ilustración: Andrea Paredes | @driu.paredes
6 minutos de lectura
Tomar acción ante el abandono: cómo superar el ‘ghosting’
28 de octubre, 2022
Por: César Galicia
@cesargalicia_ 

Se le dice ghosting al acto de desaparecer súbitamente como un fantasma. Esta es una exageración, porque en realidad no se desaparece de la faz de la tierra, sino se decide cortar comunicación de manera total y sin aviso previo, algo relativamente fácil de hacer dado que una buena parte de nuestras interacciones se realizan de manera virtual, otorgando la ilusión de que, aunque exista distancia física, la disponibilidad emocional y social es perpetua.

Ghostear es un acto comunicativo: lo que no puedo decirte con palabras, te lo digo con ausencia.

Lo que queda ante el silencio es un hueco de sentido que hay que llenar a todo lugar y no es raro que ese pozo se llene con culpa, sea hacia uno mismo (“si no puedo explicarme tu desaparición, seguramente es porque hice algo para merecerlo, soy una mala persona”), hacia la otra persona (“si no puedo explicarme tu desaparición, seguramente es porque no hice nada para merecerlo, eres una mala persona”) o hacia ambas.

La culpa tiene formas crueles de operar. Desde la culpa, toda intención propia se vuelve patética, lastimosa o, de plano, indigna; toda intención ajena se vuelve perversa, maquiavélica o, de plano, absolutamente malvada.

Para la persona ghosteada, la ausencia súbita se suele percibir como una agresión personal, un embate de desprecio violento hacia los nobles y prístinos sentimientos que antes le habitaban. Como respuesta, la imagen idealizada de la persona que ghostea se deforma hasta terminar siendo una caricatura: donde antes se veía interés, ahora se ve manipulación; donde antes se veía independencia, ahora se ve egoísmo; donde antes existía un ser humano complejo, ahora sólo queda el villano de nuestra historia amorosa. La culpa es la más productiva fábrica mental de teorías de conspiración.

El ghosting duele. ¿Cómo no habría de hacerlo? Es un acting del abandono, una representación inmediata y observable del momento exacto (con fecha, hora y dos palomitas) en que una persona decidió romper el contacto con uno.

No sorprende que para muchas personas la experiencia del ghosting se experimente como la recreación de un posible trauma primigenio de abandono.

Pts, pts, lee: El poder del pensamiento negativo y cómo usarlo a tu favor en tiempos difíciles

El ghosting convierte a las conversaciones digitales en botellas con mensajes en el mar, esperando ser recogidas, leídas y respondidas en un futuro próximo. Aunque todos los indicadores presagien que eso no sucederá, no lo vemos, porque tenemos esperanza. Y muchas veces “esperanza” es un eufemismo para un sesgo que no se nombra.

Lo curioso es que la persona que ghostea lo suele hacer menos como una decisión pensada y más como un impulso ansioso, como si dijera: “la angustia que me provoca este vínculo es tan grande que prefiero tomar distancia que arriesgarme al dolor del encuentro”.

El ghosting tiene un homólogo con el mecanismo de defensa conocido como “retirada apática” en el que “el individuo se enfrenta a conflictos emocionales y a amenazas de origen interno o externo a través de la desmotivación, el desinterés y la indiferencia apática”.

Otro homólogo: la respuesta de huida del ciclo de “lucha o huida” del estrés, quizás incluso del congelamiento: “la angustia que produce el contacto es tanta que me vuelvo incapaz de ejecutarlo”.

Claro, el ghosting también tiene la potencia de ser un mecanismo de violencia deliberada.

Una persona puede hacer promesas de manera presencial y quebrarlas todas con el silencio digital. La ley del hielo es una de las máximas formas de castigo que existen, porque no otorgarle una mirada de vuelta a quien la busca es una forma de decirle “para mí, no existes”, y en el ghosting es que esta macabra forma de manipulación se puede manifestar en lo virtual.

La manipulación narcisista puede utilizar el ghosting como una forma de generar angustia en una persona para luego llenarla de atención y atender la herida deliberadamente provocada.

A pesar de esto, es posible que una buena parte de las respuestas ansiosas que se manifiestan como una conducta de evitación suelan tratarse menos de lastimar al otro y más de comprarse la teoría de conspiración personal de que, eventualmente, ese dolor será inevitable y que la única manera de prevenir la hecatombe es alejándose de inmediato. Que algo duela no significa necesariamente que sea violencia, incluso si la herida cala profundamente. Y esa distinción es importante, porque nos permite descubrir el camino para sanar lo que quedó.

Échale ojito a: ¿Cómo hacer eso de “escuchar mis emociones”?

La narrativa que adorna al ghosting no suele concederle matices, en parte por la comodidad que confiere asumir el dolor desde una posición de víctima: ¿Por qué me enfrentaría al silencio cuando un mejor analgésico inmediato es tirarme en cama a ver videos todo el día, llorando por un amor maldito? ¿Por qué echarme bálsamo en los labios cuando puedo arrancarme con los dientes el pellejito que se está saliendo? ¿Por qué pensar en las áreas grises cuando puedo quedarme con la estabilidad del blanco o del negro?

¿Podemos hablar menos de la posición de víctima y más de la capacidad de respuesta inherente a nuestra condición humana que tenemos ante las situaciones comunicativas dolorosas? Yo mismo he caído en el sesgo de centrarme en la primera parte.

En 2020, la primera vez que escribí sobre el tema (y de donde saco algunas líneas que repito en este texto), cerré diciendo: “Supongo que podría terminar el texto con algún consejo práctico o palabra amable para cerrar el tema. Darle un respiro a la angustia. Pero no. Otro día para eso: la incertidumbre es lo que es y a cada quién le toca aprender y reaprender a lidiar con ella como puede”.

Lidiar con la incertidumbre. Se dice fácil, pero hacerlo es, de hecho, otra cosa. No existe una fórmula única para semejante tarea, pero creo que, al menos, con el ghosting una forma de enfrentar esta situación es regresarnos el poder que perdemos cuando dejamos en la otra persona la responsabilidad de mantener la comunicación. De ahí viene la herida: una respuesta que se espera y que no llega. No es que “se deje de esperar”, si eso pudiera hacerse, si pudiéramos tener control tan sencillo sobre nuestros deseos, entonces este texto no tendría motivos para ser escrito. No es dejar de esperar como deseo, sino dejar de hacerlo como acción.

Tomar la decisión de reaccionar, de asumir que el silencio que viene del otro lado es una acto, consciente o inconsciente, malintencionada o ingenua, pero acto al fin y al cabo. No es necesariamente una decisión, pero sí algo frente a lo que podemos decidir.

Reaccionar al ghosting, tomar acción ante el abandono, implica, en un primer momento, aceptar que la otra persona está comunicando algo con su ausencia, y que ante ese algo probablemente desconocido e innombrable (por lo tanto, inclasificable y desconocido) se puede responder.

Sobre sexualidad: ¿Por qué se me baja la erección cuando me pongo el condón?

Responder: dejar de esperar una respuesta.

Responder: asumir que al silencio siempre se le puede vencer con la palabra.

Responder: buscar la confrontación entre dos deseos.

Responder: darle un respiro a la angustia.

Responder: nombrar la ausencia como lo que es.

Responder: aceptar que no tener la última palabra de una conversación no significa perder y que, de hecho, la última palabra la tiene en realidad la persona ghosteada, pues llega un punto que ante el silencio del otro uno tiene que decidir tomar postura, mirar al vacío y decidir si se enfrenta con un grito o dándole la vuelta.

“Todo abismo es un espejo: el ghosting nos refleja lo que queda de nosotros cuando nos quedamos sin respuestas”. Así cerré el texto de 2020. Y sí, pero hoy, a dos años de distancia, agregaría una última cosa: Ante el silencio del ghosting, siempre queda la posibilidad de una respuesta final: la nuestra.

Esto puede ser de ayuda: El desamor y la cruda tienen algo en común: la cura

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Petro anuncia que Colombia romperá relaciones con Israel; es el segundo país en América Latina en hacerlo tras la ofensiva en Gaza
4 minutos de lectura
Petro anuncia que Colombia romperá relaciones con Israel; es el segundo país en América Latina en hacerlo tras la ofensiva en Gaza

Colombia fue por años el principal aliado de Israel en la región. El anuncio de Petro se produjo ante miles de simpatizantes en Bogotá durante los actos de conmemoración del Día Internacional del Trabajo.

01 de mayo, 2024
Por: BBC News Mundo
0

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció este miércoles 1 de mayo que su país romperá relaciones diplomáticas con Israel.

“Aquí, delante de ustedes, el presidente de la república informa que mañana se romperán las relaciones diplomáticas con el Estado de Israel”.

El anuncio de Petro se produjo ante miles de simpatizantes en Bogotá, la capital colombiana, durante los actos de conmemoración del Día Internacional del Trabajo.

Petro ya había criticado duramente las acciones de Israel en Gaza en su guerra contra el grupo militante islamista Hamás.

“Hoy la humanidad, en todas las calles, está de acuerdo con nosotros. No puede volver la época del genocidio, del exterminio de un pueblo entero ante nuestros ojos, ante nuestra humanidad. Si muere Palestina, muere la humanidad y no la vamos a dejar morir”, añadió Petro en su discurso de este miércoles.

La ruptura de relaciones anunciada por el actual gobierno colombiano, el primero de izquierdas en la historia del país, supone un giro de 180 grados a las políticas de anteriores administraciones, que habían afianzado a Colombia como el principal aliado de Israel en la región.

Gustavo Petro, durante su alocución este 1 de mayo.
Reuters
Gustavo Petro mantuvo durante meses un duro discurso contra las acciones de Israel en Gaza.

Deterioro progresivo

Las relaciones entre Israel y Colombia se enfriaron progresivamente desde que las fuerzas israelíes respondieran con fuerza al ataque sin precedentes que Hamás ejecutó en su territorio el 7 de octubre de 2023.

La incursión de Hamás acabó con más de 1.2000 muertes y la toma de 240 rehenes. Las ofensivas de Israel en Gaza se han cobrado más de 34.000 vidas en Gaza.

Pocos días después de agudizarse el conflicto, Israel dijo que “suspendería las exportaciones de seguridad” a Colombia después de que Petro comparara el lenguaje del ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, con el que usaban “los nazis con los judíos”.

En febrero de este año, Petro suspendió la compra de armas a Israel después de que decenas de personas murieran mientras buscaban comida en Gaza durante una ofensiva israelí.

El mandatario calificó esos actos como “genocidio”, dijo que recordaban al “holocausto” y añadió que el mundo debía “bloquear” a Benjamin Netanyahu, el primer ministro israelí.

Bolivia se había convertido hace unos meses en el primer país de la región en romper relaciones con Israel después del 7 de octubre.

¿Fin de una “relación especial”?

En 2020, el entonces gobierno de Iván Duque firmó un Tratado de Libre Comercio de “última generación” con Israel.

Fue el paso con el que Colombia se afianzó como principal aliado de Israel en la región, ahondando en una relación que en los 20 años anteriores se había estrechado con rapidez.

Desde comienzos del siglo XX y durante la Guerra Fría, Colombia era a su vez un aliado capital para Estados Unidos en América Latina.

“Y la conjunción de intereses entre los dos países e Israel hizo que se creara un triángulo estratégico entre los tres”, le dijo en una entrevista a BBC Mundo Marcos Peckell, profesor de diplomacia y relaciones internacionales.

Iván Duque, expresidente de Colombia.
Getty Images
Iván Duque apostó por una política continuista de afianzar las relaciones con Israel.

Tras el ataque a las Torres Gemelas en 2001 y la llegada al poder de Álvaro Uribe en 2002, Colombia se adhirió a lo que Estados Unidos llamó la guerra global contra el terrorismo.

Desde ese momento Colombia declaró a las guerrillas “organizaciones terroristas” y pasó de ver su propia guerra como un conflicto armado a verla como una “amenaza terrorista”.

Y fue entonces cuando los militares israelíes, que durante décadas enfrentaron movimientos que consideran terroristas como Hamás y Hezbolá, entraron de lleno a apoyar a las Fuerzas Armadas colombianas.

Entre 2002 y 2006, según cifras oficiales, la importación de material militar de Israel a Colombia se duplicó.

Las cooperaciones no han sido solo militares.

Durante los últimos 24 años, por ejemplo, miles de colombianos participaron del Mashav, un programa de educación de la Cancillería israelí que entrena a extranjeros en medicina, agricultura y tecnología.

Por eso ha sido tan común ver colombianos e israelíes pasando meses o años de intercambio en el otro país en busca de enriquecer su formación.

Los intercambios de esta “relación especial” son ahora una incógnita.

Línea gris.
BBC

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