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¿Cómo masturbarme? Este ejercicio de tacto placentero puede ser un buen inicio
¿Cómo masturbarme? Este ejercicio de tacto placentero puede ser un buen inicio
Ilustración: Jesús Santamaría | @RE_Ilustrador; Andrea Paredes | @Driu_Paredes; Daniela Díaz | @_danichi
6 minutos de lectura

¿Cómo masturbarme? Este ejercicio de tacto placentero puede ser un buen inicio

13 de agosto, 2021
Por: César Galicia
@cesargalicia_ 

El lenguaje terapéutico de la salud sexual suele estar lleno de términos ambiguos: “conectar”, “sentir”, “estar presente”, “escuchar a tu cuerpo”, entre otros. Vale, ¿pero cómo se hace eso? Bueno, la abstracción no es de a gratis: los procesos a los que estos términos aluden suelen ser complejos y multifactoriales y suceden lo mismo en nuestra razón que en nuestra emoción que en nuestro cuerpo que en nuestras relaciones.

Sin embargo, existen algunas dimensiones que son más tangibles que otras, por ejemplo, el desarrollo de ciertas habilidades de atención y sensibilidad a estímulos que pueden impactar positivamente en nuestra sexualidad. Y para eso quiero compartir un ejercicio (inspirado en el libro Better Sex Through Mindfulness de Lori Brotto) que puede ser realizado de manera muy fácil y en casa.

El ejercicio tiene una meta específica: experimentar sensaciones corporales en tus genitales a través del tacto. Esto sucederá a través de dos cosas, una, un ejercicio de tocamiento y dos, un ejercicio mental de visualización.

El ejercicio, por cierto, puede ser muy sexy. Piénsalo de esta manera: hay una importante retroalimentación nerviosa de tus genitales a tu cerebro y conforme vayas notando que tu cuerpo se excita, puede que tu mente interprete esas sensaciones como sexuales, lo que incrementará más la excitación corporal y el placer. Está rico, pues.

Duración: 15 a 30 minutos.

Contexto ideal: cualquier momento del día en que sientas tranquilidad, tengas pocas distracciones y existan pocas probabilidades de que te interrumpan.

Materiales: ninguno, aunque si tienes vulva podría ser conveniente tener a la mano lubricante de base agua.

Pasos:

  1. Adopta una postura cómoda, yo sugiero que te acuestes en una cama boca arriba o boca abajo. Cierra tus ojos y respira profundamente mientras haces una revisión mental del estado de tu cuerpo en ese momento. ¿Cómo te sientes? ¿Existe alguna emoción o sensación particular que detectes? ¿Tu mente está concentrada o no? No importa la respuesta a la que llegues, lo importante es que te hagas las preguntas.
  2. Ahora vas a concentrarte en tu piel y tu sentido del tacto. Comienza por tus pies. Nota el punto en que tus pies tocan la superficie debajo de ti, sea la cama o el piso. ¿Es frío, tibio, cálido? ¿Suave o áspero? ¿Agradable o desagradable? Mueve tus pies y nota qué sientes. Haz esto por algunos minutos.
  3. Haz lo mismo pero cambiando la atención hacia tus tobillos, pantorrillas y rodillas, notando cualquier sensación, tensión, cosquilleo o percepción de calor o frío que sientas ahí. Pasa unos momentos en cada una de esas partes y ve “subiendo” tu atención a lo largo de tus piernas.
  4. Cuando llegues a tus genitales, vas a invocar en tu mente una imagen: tú. Te vas imaginar siendo sexy, disfrutando, erotizándote, sintiéndo tu cuerpo sin reparos y siendo completamente capaz de actuar sexualmente. Tómate unos momentos para conectar con el lado más sensual de ti.
  5. Con ese lado sensual de ti invocado, ¿notas alguna sensación en tus genitales? Recorre con la mente tus labios, clítoris o vagina, si es el caso, o pene, testículos y escroto. Nota si estas sensaciones se sienten sexuales. Contrae tus músculos pélvicos y nota si al hacerlo sientes más placer. Concéntrate en las sensaciones producidas en tus genitales y toma nota de cualquier pensamiento o emoción que emerja. Recuérdate que éstas son partes importantes en tu placer y actividad sexual. Son tuyas y de nadie más.
  6. Si te distraes y la atención se desvía a otro lado, ¡no te preocupes! Felicítate cuando notes que eso sucedió, reconoce el estímulo o pensamiento que te distrajo y amablemente regresa tu atención a las sensaciones en tus genitales.
  7. Ahora mueve tus manos hacia tus genitales. Mientras imaginas que eres una persona sensual, presiona ligeramente con tus dedos el área alrededor de tu clítoris o del glande de tu pene. Haz un poco de presión (sin que lastime) y reconoce lo que sientes. Ahora masajea suavemente tu clítoris o el glande de tu pene, primero muy suave, luego con un poco de más presión. Después desliza tus dedos hacia cada lado de tus labios externos, o recorre tu pene con ellos. Toca ligeramente tus labios internos. Reconoce las sensaciones producidas por los distintos tipos de presión e intenta describirlas a ti misme. Puede que sean placenteras o puede que no, recuerda que el propósito de este ejercicio es aumentar tu consciencia de las sensaciones sexuales. Eso es todo.
  8. Si tienes vagina, mueve tus dedos para tocar su entrada y, cuando te sientas en disposición, introduce uno o más dedos dentro (utiliza un lubricante base agua si gustas). Reconoce y describe las sensaciones. Contrae tus músculos vaginales y nota cómo se sienten con tus dedos por dentro. Si notas que estás racionalizando las sensaciones (o la falta de ellas) en vez de estar experimentándolas, amablemente redirige tu atención hacia las sensaciones. No te atasques en el contenido de tus pensamientos sino obsérvalos como si fueran clips de una película.
  9. Si tienes pene, mueve tus dedos para tocar tu escroto y, cuando te sientas en disposición, masajéalos amablemente. Reconoce y describe las sensaciones. Contrae tus músculos pélvicos y nota cómo se siente tu pene cuando lo haces. Si notas que estás racionalizando las sensaciones (o la falta de ellas) en vez de estar experimentándolas, amablemente redirige tu atención hacia las sensaciones. No te atasques en el contenido de tus pensamientos sino obsérvalos como si fueran clips de una película.
  10. Ahora dirige tu atención, así como tus manos, a la parte superior de tu cuerpo, incluyendo tus pechos y pezones. Descríbete las sensaciones mientras tocas estas partes de tu cuerpo. Intenta reconocer lo que siente tu cuerpo desde la aceptación: no lo juzgues.
  11. Antes de terminar, tómate unos momentos más para permitirle a tu atención dirigirse de forma libre y fluida hacia todas las cosas distintas que estés sintiendo en tu cuerpo, mientras mantienes, en tu mente, la imagen de que eres una persona sensual con mucha capacidad de disfrutar. No te preocupes si es una imagen difícil de creer en este momento, sólo intenta mantenerla.
  12. Continúa haciendo esto por los siguientes minutos. Cuando sientas disposición, regresa la atención a tu respiración y poco a poco ve moviendo tus manos y tus pies. Abre lentamente tus ojos. Tómate un momento para observar cómo te sientes cuando el ejercicio termine.

Si notas pensamientos negativos en cualquier momento durante este ejercicio, sólo anótalos (“ah, los juicios están aquí”) y cuando hayan desaparecido, redirige tu atención de vuelta hacia tus sensaciones corporales. No te enjuicies mucho si sientes que esto es difícil. Para muchas personas lo va a ser y, con frecuencia, se requiere de algo de práctica para sentir comodidad con este ejercicio. Intenta realizarlo una vez por semana. No es mucho tiempo: permítetelo.

Después de algunas veces de practicarlo, puedes integrar una fantasía, un vibrador o imágenes/videos eróticos antes de realizar este ejercicio, con el objetivo de despertar la respuesta sexual.

A algunas personas esto les puede ayudar a despertar su excitación y, de esa manera, se vuelve más fácil crear una imagen sexual positiva de ellas, así como se incrementa su habilidad para notar las sensaciones en su cuerpo.

¡Y listo! Las primeras veces puede que sea un poco extraño y vayas repasando punto por punto lo que tienes que hacer.

¡No pasa nada! Conforme lo vayas haciendo más, la práctica volverá al ejercicio más intuitivo. Si te fijas, se trata únicamente de una cosa: darnos tiempo y pausa para tocarnos y poner atención en nuestro cuerpo. Eso es todo.

¡Disfruta mucho!

Lee: La pregunta del millón: ¿cómo saber si tuve un orgasmo?

¡Hola! Si llegaste hasta aquí y te gusta mi contenido, tengo una noticia muy emocionante: junto a Paola Aguilar y en alianza con Esto No es Radio, acabamos de estrenar “Coger Rico & Amar Bonito”, un podcast donde repensamos las formas en que cogemos, amamos y nos relacionamos. Puedes encontrarlo en Spotify o en cualquier lugar donde escuches tus podcasts. ¡Ojalá te guste!

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Imagen BBC
Por qué el universo está creando menos estrellas (y qué dice eso sobre su futuro)
6 minutos de lectura

Los astrónomos han detectado señales de que nacen cada vez menos estrellas. Podría ser parte de un declive gradual del Universo y de todo lo que contiene. Pero ¿por qué? ¿Y cuánto deberíamos preocuparnos?

22 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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Nada dura para siempre, ni siquiera nuestro universo.

En las últimas dos décadas los astrónomos han ido notando pistas de que el cosmos tal vez ha pasado su mejor momento.

Una de esas señales es que menos estrellas han ido naciendo.

Ahora, eso no significa que el universo se está quedando sin estrellas. Hay estimaciones de que hay por lo menos un septimillón de ellas -eso es un número seguido de 24 ceros.

Pero los astrónomos creen que la producción de nuevas estrellas se está reduciendo.

Una estrella nace… y muere

El consenso científico actual es que el universo tiene una edad de 13.800 millones de años.

Las primeras estrellas se formaron poco después de que el Big Bang apareciera.

De hecho, el año anterior, el telescopio espacial James Webb halló un trío de estrellas en nuestra galaxia, la Vía Láctea, que se cree tienen una edad cercana a los 13.000 millones de años.

Las estrellas son esencialmente bolas gigantes de gas caliente que comenzaron su vida de la misma forma.

Ellas se forman en nubes enormes de polvo cósmico conocidas como nebulosas. La gravedad junta los gases, que eventualmente se calienta y se convierte en una estrella bebé, o como se le conoce, protoestrella.

Una pequeña silueta de una persona que lleva una linterna en la cabeza, mirando hacia un vasto cielo nocturno lleno de innumerables estrellas, con la galaxia de la Vía Láctea asomándose hacia arriba en el medio.
Anadolu via Getty Images
Las estrellas no solo han sido un objeto de fascinación para la humanidad, sino un factor clave dentro del universo.

A medida que el corazón de la estrella se calienta a millones de grados centígrados, los átomos de hidrógeno que están contenidos allí comienzan a agitarse para formar helio a través de un proceso llamado fusión nuclear. Esta reacción emite luz y calor y la estrella ahora está en una fase estable de “secuencia principal”.

Los astrónomos estiman que las estrellas en secuencia principal, incluido nuestro propio Sol, son aproximadamente el 90% de todas las estrellas del universo. El rango varía entre una décima parte hasta 200 veces la masa de nuestro Sol.

Eventualmente esas estrellas consumen su combustible y pueden tomar diferentes caminos en su manera de morir.

Estrellas con masas pequeñas como nuestro Sol entran en un proceso de desvanecimiento que puede durar miles de millones de años.

Para estrellas “hermanas” más grandes, con al menos ocho veces el tamaño del Sol, su final es más dramático: ellas se destruyen en una gran explosión conocida como supernova.

Un diagrama de flujo que ilustra el ciclo de vida de las estrellas: una nebulosa formadora de estrellas produce una protoestrella, que puede tomar uno de dos caminos; si se convierte en una estrella masiva, se convertirá en una supergigante roja, luego en una supernova que conduce a un agujero negro o una estrella de neutrones; si se convierte en una estrella similar al Sol, se convertirá en una gigante roja, luego en una nebulosa planetaria que conduce a una enana blanca.
BBC

Las viejas estrellas dominan

En 2013, un equipo internacional de astrónomos dedicados a estudiar las tendencias en la formación de estrellas afirmó que de todas las estrellas que iban a nacer en la historia del Universo, el 95% ya lo había hecho.

“Vivimos en un universo dominado por estrellas viejas”, dijo en ese momento el autor del estudio, David Sobral, en un artículo publicado en la revista Subaru Telescope.

En la línea del tiempo del universo, parece que su momento de mayor producción de estrellas ocurrió hace unos 10.000 millones de años, en un período conocido como el “Mediodía Cósmico”.

“Las galaxias convierten el gas en estrellas y lo están haciendo a una tasa decreciente”, explica el profesor Douglas Scott, cosmólogo de la Universidad de British Columbia en Canadá.

Scott es el coautor de un informe, que aún no se ha publicado, en el que se analiza información de los telescopios de la Agencia Espacial Europea, Euclides y Herschel.

Él y su equipo de investigadores espaciales fueron capaces de estudiar de forma simultánea cerca de 2,6 millones de galaxias, lo que fue posible gracias al mapa 3D del universo creado por la misión Euclides.

Se ven nubes anaranjadas que giran sobre un fondo de estrellas distantes, con tres centros brillantes de formación estelar brillando en una línea vertical.
Misión Euclides
La misión espacial Euclides ha capturado detalles de viveros en el universo cercano en los que nacen nuevas estrellas.

Los astrónomos estaban particularmente iuteresados en el calor que emiten las estrellas. Las galaxias con mayor tasa de formación de estrellas tienden a tener un polvo cósmico más caliente a medida que contienen estrellas más grandes y calientes.

El equipo halló que las temperaturas de las galaxias han ido disminuyendo en los últimos mil millones de años.

“Ya se nos pasó el momento de mayor formación de estrellas, y habrá cada vez menos formación de nuevas estrellas en el universo”, agrega Scott.

La gran helada

Es verdad que la muerte de las viejas estrellas puede llevar a la formación de nuevas usando el mismo material, pero no es tan simple.

Asumamos que tenemos una pila de materiales de construcción y la usamos para hacer una casa. Si queremos construir uno nuevo, podemos reciclar cosas de una casa vieja, pero no todo será útil.

“Eso significa que solo podemos hacer una casa más pequeña. Cada vez que hagamos una demolición, habrá menos materiales que sean útiles hasta que no se pueda construir nada”, señala Scott.

Eso es lo que pasa con las estrellas.

“Cada generación de estrellas tienen menos combustible para gastar y eventualmente no habrá suficiente combustible para hacer una estrella”, añade.

Y concluye: “Ya sabemos que las estrellas menos masivas son más comunes que las estrellas masivas en el universo”.

El Sol se ve como una bola brillante con remolinos brillantes y oscuros; un gran destello en la superficie frontal representa una poderosa llamarada solar.
Nasa/SDO
Los astrónomos estiman que a nuestro Sol aún le quedan otros 5 mil millones de años antes de que finalmente se desvanezca.

Los científicos han teorizado durante mucho tiempo que el universo llegará a su fin algún día. Simplemente no pueden estar seguros de cómo ni cuándo.

Una de las teorías más aceptadas actualmente es la muerte térmica.

También conocida como la “Gran Helada”, predice que a medida que el universo continúa expandiéndose, la energía se dispersará hasta que finalmente se enfríe demasiado para sustentar la vida. Las estrellas se alejan cada vez más, se quedan sin combustible y no se forman nuevas.

“La cantidad de energía disponible en el universo es finita”, explica Scott.

Muchos ceros

Pero antes de que mires con melancolía el cielo, la desaparición de las estrellas tomaría una cantidad astronómica de tiempo.

Se ven filamentos de gas y polvo de color gris y marrón que se extienden en espiral hacia afuera desde un brillante cúmulo de estrellas azules en el centro de una galaxia.
NASA
La formación de estrellas continuará durante mucho, mucho tiempo en muchas galaxias.

Scott estima que seguirán apareciendo nuevas estrellas durante los próximos 10 a 100 mil millones de años, mucho después de que nuestro Sol probablemente haya desaparecido.

En cuanto a la “Gran Helada”, podría tardar aún más: a principios de este año, astrónomos de la Universidad Radboud de los Países Bajos estimaron que el final llegaría en aproximadamente un quinvigintillón de años, es decir, un uno seguido de 78 ceros.

Hay tiempo de sobra, entonces, para apreciar las estrellas la próxima vez que haya una noche despejada.

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