Margarita Huerta Silva es bióloga y ecóloga en Chiapas. Después de recibir sus primeras colmenas, un regalo de su maestro apicultor, descubrió una extraordinaria fascinación entre las flores, las abejas y el ambiente para obtener una basta diversidad de mieles que se pueden obtener en un ecosistema diferente. Ya sea en la región norte, centro y sur de México, la miel nativa da sustento a familias de apicultores.
Pese a la biodiversidad que existe en torno a la producción de mieles en el país, apicultores como Margarita alertan que en los últimos 4 años han notado cambios importantes en el comportamiento de sus abejas y que están ligadas con la tardía o apresurada floración por la sequía, la falta de lluvias o presencia de chubascos aún cuando la temporada de lluvia terminó.
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Margarita señala que la variabilidad en las condiciones climáticas de la región en la que vive la tienen en alerta por las consecuencias que estos cambios puedan derivar en la baja producción o pérdida de la miel que sus abejas producen.
Para cuidar de la floración, Margarita explica a Animal MX que es necesario conservar también las especies que dan flores como los árboles y la gran diversidad que existe de ellos. Un ejemplo de esto son los bosques y la multiplicidad arbórea que hay entre ellos.
“Me parece importante que existan estas formas de relacionarse con la naturaleza y tener una alimentación consciente de que si consumo miel, promuevo que se mantenga una familia de apicultores, promuevo conservación, polinización y prácticas ecológicas que no afecte a los insectos”, subraya Margarita.
La bióloga describe cuáles son los cambios abruptos que ha observado en el clima y su impacto en las plantas y semillas, que tienen “una señal de crecimiento y reproducción”.
Sin embargo, esa característica se puede ver afectada por los cambios que ha tenido el clima ante el fenómeno del cambio climático. La apicultora afirma que “el clima sí tiene cambios, sí está variando”.
Cuando esos cambios comienzan a ser mucho más abruptos y notorios, es porque los agentes que forman parte de un ecosistema “nos están haciendo énfasis que está sucediendo. A nivel de manejo como insectos, y tratando ver en qué ecosistema los vamos a colocar porque ahí va a estar el alimento es muy perceptible estos cambios”, señala.
Para la bióloga, quien trabaja con abejas en el centro y sureste del país, una lluvia atípica desata un adelanto en las floraciones y ya no le da tiempo de llevar a las abejas al sitio donde las flores han comenzado a florecer ni que se adapten a ellas.
Apicultores como Pedro Pablo, al norte del país y con casi dos décadas de trabajar con las abejas en la producción de miel de mezquite, y Héctor Morales, quien desde el sur del país en Calakmul, Campeche, es productor de mieles, han presenciado algunos cambios notorios en el proceso de sus producciones a causa del cambio climático.
“Con más de 25 años de conocer la apicultura, en promedio, 15 o 16 colmenas te daban hasta dos tambores de miel, es decir, hasta 600 kilos de miel y ahorita, esas mismas colmenas te dan por mucho, 200 kilos [de producto]. Se ha disminuido casi un 60% y no sé cuánto es que la flor ha dejado de producir néctar para permitir ese déficit de cosecha”, recuerda Héctor Morales.
Para él, tanto las floraciones como las estaciones de lluvia también han cambiado. Recuerda, por ejemplo, que la estación de lluvia llegaba el 3 de mayo y “era el inicio en que sí o sí, caía la lluvia, pero ahora las lluvias se han desplazado 2 meses porque ahora caen en junio y julio. Algunas floraciones específicas se han modificado ya y hemos notado cambios en los árboles y como tal, las abejas han sufrido estos cambios en la cantidad de miel que recolectan”, añade.
La bióloga señala que es importante mantener un ambiente saludable para los insectos, puesto que son marcadores ambientales y muestran que algo anda bien o no en el ecosistema.
El artículo Si no salvamos a las abejas, pasaremos hambre, del Programa para el medio ambiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), explica que la población de las abejas y sus colonias continúa disminuyendo a un ritmo alarmante.
Las causas de su descenso se debe a las prácticas agrícolas intensivas, los cambios en el uso de la tierra, la urbanización, el uso de pesticidas y los fenómenos meteorológicos extremos producidos por el cambio climático.
Esto resulta preocupante, ya que las abejas son polinizadores esenciales para los sistemas alimentarios de las personas. Cabe recordar que al menos tres cuartas partes de los cultivos del mundo dependen de estos trabajadores insectos.
Las abejas no solo producen miel, en otro artículo de la ONU sobre estos polinizadores y su relación con el planeta, nos recuerdan que otros alimentos de alta calidad producen estos insectos como la jalea real y el polen. Incluso, productos como la cera de abeja, el propóleo y el veneno de abeja.
Cifras de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), expone que la abeja occidental es el polinizador que más se ha extendido en el mundo. Tan solo, más de 80 millones de colmenas producen unos 1.6 millones de toneladas de miel al año.
La producción de miel de la apicultora Margarita Huerta Silva se encuentra en el altiplano poblano y según la temporada, sus abejas viajan al estado de Veracruz o a la Sierra de Jonotla, en Puebla.
Además de ser productora apícola y bióloga, Margarita está por terminar su tesis doctoral donde trabaja en temas de restauración de bosques junto con comunidades en Chiapas.
La experta explica que en México existe un gran potencial de abejas nativas. Dos de las especies más productivas son la Melipona beecheii en Yucatán, domesticada por los mayas, y la scaptotrigona mexicana, conocida también como la abeja prehispánica, que se encuentra en Puebla y que fue domesticada por los totonacus en la zona náhuatl de la sierra de Puebla.
“Me atrajo mucho la apicultura. Desde la genética de las abejas, la abeja reina, la selección de la reina y quien reproduce a la reina. Si la compro fecundada o si dejo que se fecunde en el campo. El manejo genético de mis colmenas hasta ecología de poblaciones, sabiendo cómo se encuentra la población, cómo está la floración”, explica Huerta Silva.
La floración como fuente de alimento para las abejas es importante, porque saber el estado en el que se encuentra permite a la apicultora saber cómo está la población de sus colmenas para salir a levantar el néctar y ya afuera observar qué floraciones hay.
Identificar el tipo de floración que hay, el tipo de vegetación, en qué sitios viene mejor colocar a las abejas y en qué periodos, es todo un proceso de conocimientos que ha integrado.
Sin embargo, en los últimos 4 años, la floración ha sido una situación que la mantiene alerta ya que el impacto negativo de la crisis climática en México comienza a notarse en la producción.
La bióloga advierte que el impacto de un huracán, así como presenciar lluvias atípicas, granizadas, vientos o trombas, tumban toda la flor. Incluso las heladas atípicas queman la flor. Estos cambios ya están siendo muy evidentes.
En México la producción de miel puede ser tan diversa como la variedad de flores que se perciban en una región. Por ello, la floración es un momento importante para los polinizadores como las abejas, ya que de ella dependerá la producción.
La temperatura y la humedad del clima en una región son elementos vitales para la producción de miel. Ambos dan las condiciones para que las flores florezcan y se conviertan en un festín para las abejas. Además, le darán diferentes características a los tipos de miel.
“Entonces, vamos a tener mieles de mesa, que son las cristalizadas como la miel mantequilla, la miel de mezquite o mieles líquidas, como la miel de azahar o miel multiflora y la miel de manglar”, explica Margarita.
Esto es importante porque la miel nativa tiene características diversas: no es líquida, ni brillante como la que nos venden en los grandes supermercados. Las mieles tienen color, sabor, olor y cada una tiene características diferentes, no solo en cómo las percibimos, sino también en propiedades que poseen, acordes a su origen.
“Depende de las flores y plantas de donde provengan. Las propiedades que tendrá cada miel es en cuestión de las floraciones, pero las floraciones y el tipo de flor dependerá del origen geográfico que tenga cada tipo de miel”, añade la ecóloga.
En el apartado dedicado a la biodiversidad del estudio Estado y perspectivas del cambio climático en México: Un punto de partida” del Programa de Investigación en Cambio Climático de la UNAM, se analiza la existencia de una vasta evidencia de disturbios en los procesos biológicos y ecológicos en diferentes escalas, desde el nivel genético hasta el nivel de ecosistemas.
De acuerdo con el estudio, el cambio climático exacerbará el efecto de otros factores antrópicos que ya están amenazando a las especies y ecosistemas, como son la pérdida de hábitat, especies invasoras, contaminación, brotes de patógenos, entre otras.
Aunque se tiene información sobre los impactos, el informe sanciona que “la información que se tiene hasta la fecha sobre los impactos del cambio climático contemporáneo en la biodiversidad es bastante pobre y dispersa”.
Sobre los efectos socioeconómicos, la UNAM explica en el estudio que la distribución de los impactos económicos por el cambio climático serán cada vez más desiguales “entre y al interior de las distintas regiones y estados del país”.
Estos impactos son resultado de la interacción de múltiples factores como exposición, amenaza y sensibilidad, teniendo cada uno distribuciones heterogéneas a través del espacio. Como resultado, los costos del cambio climático no se distribuyen de manera uniforme geográficamente, ni entre los distintos grupos sociales, sectores o actividades.
Para responder a la producción de los apicultores en México, se encuentra A de abeja, un proyecto para conocer e identificar las mieles nativas que podemos encontrar y disfrutar de diferentes climas y ecosistemas que tiene el país.
En él, Arlette Gómez genera acciones colaborativas con las que invita a explorar los diversos matices de las mieles mexicanas, reconocer sus sabores y resaltar su origen.
Todo lo anterior ocurre desde su Honey Tasting Room, un espacio en el que fomenta la creatividad, la curiosidad y la exploración a través de las mieles, permitiendo compartir conocimiento, memorias y deseos de manera colectiva.
Sobre la importancia de proteger la floración y su diversidad en México, es atender y asegurar también la producción de miel en el país, principalmente, para los pequeños productores ante un contexto como lo es la crisis climática.
Para Arlette, la floración lo es todo para las mieles en especial cuando el néctar de este producto define el sabor, el color, el aroma y la textura de la miel.
“Las floraciones permiten a las abejas tener una dieta biodiversa que permite polinizar otras flores y otras plantas que se encuentren alrededor”, añade.
Para identificar las flores y plantas con que fueron extraídas y producidas las mieles de A de abeja, Arlette, quien además es diseñadora, ingenió en las tapas de cada frasco la colocación de las flores y plantas de donde proviene cada miel.
Para colocar y visibilizar la importancia de las personas apicultoras en México, la fundadora de A de abeja enfatiza en el poder de los consumidores cuando deciden qué miel prefieren tomar como alimento.
“No solo es la venta de miel, y creo que por eso existe A de abeja, sino también la educación para compartir las mieles y lo biodiversas que son, Creo que si nos empezamos a preguntar más de dónde viene lo que consumimos vamos a tomar mejores decisiones para nuestro cuerpo y para el planeta”, aconseja.
La isla Sentinel es el lugar donde viven una de las tribus más aisladas del mundo.
El misterio en torno a esta pequeña tribu ha llevado a varios curiosos a intentar acercarse a ellos, algo que las organizaciones defensoras de los pueblos indígenas describen como una “nueva y creciente amenaza” para los habitantes del lugar.
Sobre todo después de lo sucedido el 31 de marzo, cuando Mykhailo Viktorovych Polyakov, un turista estadounidense de 24 años, desembarcó en la isla sin autorización.
En un nuevo intento de un visitante por conocer a los miembros de esta comunidad, Polyakov no solo llegó a grabar parte de su recorrido sino que incluso dejó una lata de refresco y un coco en la orilla.
Debido a que el ingreso está restringido -por una ley de 1956 que busca proteger la integridad de los habitantes del lugar- las autoridades locales de India detuvieron al joven estadounidense.
“Los influencers son considerados una amenaza creciente para esta tribu indígena aislada”, le dice a BBC Mundo Janhavee Moole, periodista de BBC Marathi, desde Bombay.
Antropólogos y activistas de India han expresado su preocupación por los intentos de contacto con la tribu de algunos individuos en los últimos años. Consideran que la tribu ha dejado claro más de una vez su deseo de no tener contacto con gente ajena al lugar, y exigen que eso se respete.
La organización de defensa de los derechos de los pueblos indígenas, Survival International, aseguró que con su visita, el estadounidense puso en peligro su propia vida y la de la tribu.
Además, calificó al hecho de “profundamente perturbador” y alertó que los influencers suponen una “nueva y creciente amenaza” para este tipo de tribus.
Por su parte, las autoridades de Estados Unidos informaron que están al tanto del caso y que “seguirán de cerca la situación”.
Pero, ¿quiénes son los habitantes de Sentinel y cuál es el riesgo de visitarlos?
Esta tribu vive en una pequeña isla llamada Isla Sentinel Norte, en el archipiélago de Andamán y Nicobar, un grupo de islas a unos 1.200 km de la India continental.
En ellas viven cinco tribus consideradas “particularmente vulnerables”. Estas incluyen a los jarawas y a los sentineleses del norte, quienes permanecen en gran medida aislados del resto del mundo.
Lo poco que se sabe de estos últimos es que migraron hace unos 60.000 años de África, son una de las muy pocas tribus cazadoras-recolectoras del mundo y habitan en una pequeña zona selvática.
Los expertos estiman que entre 50 y 200 personas integran la tribu, aunque no se conocen los números con exactitud. Aún no se conoce su cultura, ni siquiera su idioma, que es notablemente diferente al de otras lenguas de las islas cercanas.
También los distingue el uso de arco y flechas, herramientas con las que cazan y se defienden, y han demostrado ser hostiles con los extranjeros.
“Los sentineleses son conocidos por su hostilidad hacia cualquier extranjero. Suelen evitar cualquier intento de contacto y, en ocasiones, han respondido con fuerza letal”, dice Moole.
En 1974, un director de cine que visitó el lugar recibió un flechazo en una pierna, cuando su equipo intentaba filmar un documental para National Geographic.
Y en noviembre de 2018, John Allen Chau, un estadounidense de 27 años, fue asesinado por la tribu tras visitar la isla.
Funcionarios locales dijeron que el joven era un misionero cristiano.
Le dispararon con arcos y flechas. Los informes de entonces sugerían que había sobornado a pescadores para que lo llevaran a la isla.
Investigadores indios realizaron algunos estudios e intentaron establecer contacto con la tribu.
En 1991, distribuyeron algunos regalos dulces como cocos e intentaron comunicarse en lenguaje de señas pero no recibieron una buena respuesta. Por ese motivo, poco más tarde, el gobierno indio abandonó estas expediciones y prohibió a los forasteros acercarse a la isla.
Tras el tsunami de 2004, el gobierno realizó un reconocimiento para asegurarse de que los isleños estuvieran vivos, pero cuando los helicópteros sobrevolaron la isla, las personas del lugar les dispararon con flechas.
El conjunto de islas, de la que forma parte Sentinel, es estratégicamente importante para India, ya que se ubican en la Bahía de Bengala, cerca de las principales rutas marítimas del Indopacífico.
Por eso, este lugar se establece como un punto estratégico para supervisar el tráfico marítimo en el Estrecho de Malaca, una ruta comercial clave para muchos países, incluida China.
Por esta razón, India ha estado buscando construir un puerto internacional de transbordo de contenedores similar al de Hong Kong en la región. Sin embargo, muchos creen que estos proyectos podrían representar una amenaza existencial para esta tribu.
Los habitantes de esta tribu han vivido en un aislamiento casi total durante decenas de miles de años.
Esto significa que probablemente no tengan inmunidad a enfermedades comunes como la gripe o el sarampión.
Por ese motivo, las visitas están prohibidas desde 1956 debido al riesgo de que la tribu se contamine de enfermedades externas a la comunidad.
En ese sentido, la guardia costera india mantiene vigilada la zona alrededor de la isla para evitar que los curiosos se acerquen al lugar.
“Acercarse a ellos podría ser mortal, ya que generalmente no reciben bien a los forasteros y han mostrado hostilidad hacia cualquiera que lo hiciera en el pasado”, dice Moole desde Bombay.
La creciente exposición de la tribu es lo que preocupa a los grupos de protección de los indígenas.
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