El litoral mexicano cuenta con grandes extensiones de barreras naturales como lo son los bosques de manglar y las dunas costeras, ambos ecosistemas se ubican en las costas del país. Sin embargo, ante los primeros signos del cambio climático y la huella humana, la efectividad de los servicios ecosistémicos que ofrecen estas regiones podrían verse afectadas y debilitadas.
Para dimensionar la cantidad de hectáreas de manglar distribuidos por las costas mexicanas, el Sistema de Monitoreo de Manglares de México (SMMM) de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) muestra que hasta el 2020 el país tenía un registro de 905 mil 086 hectáreas de superficie.
Sin embargo, para analizar y monitorear la capacidad de almacenamiento de carbono, el impacto del cambio climático y la degradación gradual de este ecosistema, el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México cuenta con especialistas estudian esos sistemas naturales.
Uno de ellos es el Dr. Francisco Javier Flores de Santiago, investigador titular “A” definitivo quien dedica sus líneas de investigación al análisis y monitoreo de ecosistemas costeros, ya sea playas, dunas o bosques de manglar.
El especialista explicó a Animal MX la importancia de preservar las barreras naturales ante el impacto de la crisis climática en México, pues cabe recordar que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ha alertado a los Estados en sus informes sobre la necesidad de crear medidas de adaptación y mitigación en las comunidades costeras para afrontar estos desafíos.
“El cambio climático implica muchos aspectos (…) el primero es el impacto de los huracanes y de las tormentas tropicales que es lo que más llama la atención. Al calentarse los océanos por efecto del cambio climático, ocasiona que haya mayor energía en el océano que tiene que ser contrarrestada”, explicó Flores de Santiago en entrevista para Animal MX.
De acuerdo con el experto, al tener mayor temperatura la superficie del océano se tendrá más energía, lo que lleva a una tendencia a tener cada vez más tormentas tropicales y huracanes de mayor categoría a lo largo del tiempo.
El Dr. Flores de Santiago explica que las barreras naturales son aquellos ecosistemas que de forma natural contrarrestan los efectos adversos de eventos climatológicos, como ocurre con el impacto de huracanes y tormentas tropicales.
México, por su ubicación geográfica en el planeta, cuenta con más territorio marino que terrestre, esto permite que en las zonas costeras existan barreras naturales que son ecosistemas como bosques de manglar, pastos marinos y arrecifes de coral.
En una visita por el museo Universum, Norma Angélica Curado Nava, doctora en Ciencias y curadora científica de la sala “Océano” de ese recinto, explicó a Animal MX algunos de los beneficios de estos ecosistemas para las costas mexicanas como la riqueza en biodiversidad, tener un clima estable, precipitaciones relativamente constantes y una diversidad de ambientes marítimos y terrestres.
“La diversidad de ambientes que tenemos [en México] aumenta la posibilidad de tener especies endémicas, especies que solo se desarrollan en ciertos lugares y que están muy relacionados con estos ambientes, incluso de manera frágil”, señaló en entrevista.
De acuerdo con la Conabio, los manglares de México representan el 6% del total mundial. Este ecosistema coloca al país en el cuarto lugar de las naciones que poseen estas regiones naturales de alto valor, tan solo por debajo de Indonesia, Australia y Brasil.
Por otro lado, el Dr. Flores de Santiago alertó sobre algunas de las amenazas que enfrentan las barreras naturales del país por el cambio climático a largo plazo.
“El calentamiento global es un efecto sobre el incremento en el nivel del mar y cómo nos va a afectar. (…) El mar está aumentando su nivel y por lo tanto incrementan las zonas de inundación. Esas serían las dos formas en las cuales, en este caso los ecosistemas costeros contrarrestan los efectos adversos”, dijo en entrevista para Animal MX.
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El investigador Flores de Santiago enfoca su trabajo al monitoreo ambiental de ecosistemas costeros, por ello explicó que las barreras naturales, como el manglar, son ecosistemas compuestos de árboles y arbustos que soportan la salinidad.
Esto los diferencia de los árboles y arbustos terrestres —como las plantas en general— que se encuentran en el continente y no soportan la salinidad. Incluso, con cambios tan pequeños provocan que se estresen.
“Los bosques de manglar tienen una tolerancia a los niveles de salinidad superiores a los del nivel del mar”, aseveró.
La Conabio describe a los manglares como formaciones vegetales leñosas, densas, arbóreas o arbustivas que llegan a medir de 1 a 30 metros de altura y se componen de una o varias especies de mangle con poca presencia de especies herbáceas y enredaderas.
En México predominan cuatro especies de mangle: Rhizophora mangle, Laguncularia racemosa, Avicennia germinans y Conocarpus erectus. Aunque existen dos especies más como la Avicennia bicolor y Rhizophora harrisonii, la comisión menciona en este artículo que estas últimas tienen una distribución restringida en el estado de Chiapas.
Los bosques de manglar los encontraremos a lo largo de las costas de todo el litoral mexicano, principalmente en el océano Pacifico, Atlántico, Mar Caribe y Golfo de México. “Esta es nuestra primera barrera y la más interesante”, expresó el Dr. Flores de Santiago.
Otras barreras naturales, como las dunas costeras son igual de importantes que los manglares ya que entre sus funciones principales está el contrarrestar los efectos del oleaje, sobre todo de las tormentas tropicales y los huracanes.
“Las dunas dependen mucho de los aportes sedimentarios que llegan a la playa por transporte de ríos y todo el material de las arenas que se encuentran en las playas y (…) del aporte fluvial a partir de los principales ríos que se presentan. México tiene una gran cantidad de ríos tanto en el Pacifico como en el Atlántico”, señaló el investigador.
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La presencia de ríos en México se debe a la cordillera que atraviesa el país que es la Sierra Madre Occidental y la Sierra Madre Oriental, el nudo mixteco —explicó el experto—. Esto ocasiona que la precipitación tanto del Pacifico como del Atlántico se condense en las cordilleras.
“Esa gran cantidad de agua dulce, eventualmente, llega a la costa a través de los ríos. (…) Las dunas costeras se localizan a lo largo de todo el litoral, principalmente, en zonas aledañas a los deltas de los ríos”, añadió.
Otra de las barreras naturales que se encuentran en algunas playas es la presencia de cantiles que son condiciones geomórficas verticales. Los cantiles marinos son barreras directas asociadas a costas de colisión.
De acuerdo con el Dr. Francisco Flores Santiago estos sitios son todas aquellas costas en donde, al menos, dos placas tectónicas colindan como ocurre en la placa de Norteamérica, la placa del Pacifico y la placa de Cocos en la parte sur del Pacifico.
El Pacifico mexicano, además de contener una gran diversidad marina es una zona de colisión. En cambio, el Atlántico, el Golfo de México y el Mar Cribe son zonas marinas consideradas como “costas de margen pasivo” porque no hay placas colindando directamente.
Estas características, señala el investigador, hace que esos sitios tengan más extensiones para desarrollarse como barreras naturales y dunas, principalmente, en los estados de Tamaulipas, Veracruz y Tabasco .
En el Pacifico aparecen en las costas de Baja California dentro del Golfo de California y algunas zonas como la costa de Sonora y Sinaloa con grandes extensiones de dunas que son sitios más desérticos en comparación con el ambiente tropical del sureste.
“Los manglares son un sistema de transición”, así lo explicó la Dra. Curado Nava al describir que estos ecosistemas se encuentran tanto en un espacio terrestre como acuático y donde se proliferan diferentes especies adaptadas para tolerar altos niveles de salinidad.
Esto permite que las hojas que están en el aire toman oxígeno y liberan dióxido de carbono; mientras que, las raíces se insertan en el suelo y toman todos los nutrientes de la zona salada para que la tierra se estabilice.
Además, tienen un agarre muy fuerte, así que cuando llegan grandes huracanes o grandes oleadas, el impacto lo reciben los manglares.
“Son como una pared que al golpear baja muchísimo la fuerza de estas olas y los vientos. Por eso, la función de los manglares es estabilizar el suelo para que no golpeé directamente en las playas y se lleve todo lo que encuentra”, señaló.
La experta también mencionó que los manglares están relacionados con los pastos marinos y con los arrecifes de coral. Los tres, en conjunto, conforman las “zonas de guardería” en el mar; es decir, sitios donde acuden pequeñas especies que nacen en el arrecife y necesitan protegerse para no ser devorados por depredadores.
Entonces, los ejemplares pequeños se van a los pastos marinos donde podrán esconderse y crecer. Incluso, llegan a los manglares donde alcanzan cierta talla para regresar al mar.
“Esto es muy significativo para ciertas especies de tiburones y algunos bancos de peces como meros y tortugas que se llegan a refugiar ahí”, añadió.
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Para entender cómo los huracanes son aliados para los ecosistemas, el investigador Francisco Javier Flores de Santiago comentó que en términos poblacionales el huracán se ve como un impacto directo negativo en la costa.
Esto se debe a que la infraestructura costera que hay en México está a escasos metros de la costa y por la fuerza con la que impacta y la velocidad de los vientos que lo acompañan, es que se convierte en una zona de desastre.
Sin embargo, los huracanes tienen un impacto positivo para el ecosistema. México se ubica en un espacio subtropical, es decir, que se trata de una zona desértica situada en el Trópico de Cáncer a 23°N, en los estados de Sinaloa hasta Tamaulipas.
“México no es un desierto por completo por la orografía que tiene y son las grandes montañas que ocasionan precipitación y por la presencia de las tormentas tropicales y huracanes que traen una gran cantidad de agua dulce a zonas desérticas”, aclaró.
Cuando una zona costera no ha sido impactada por la huella humana, los huracanes son grandes aliados para la recuperación hídrica en las presas que lo necesiten por la gran cantidad de agua dulce que traen consigo.
Otro impacto muy particular que nos comparte Flores de Santiago es que, al momento en que un huracán impacta, también ocasiona florecimientos en el desierto.
Este fenómeno se percibe en las costas del estado de Baja California Sur después del paso de un huracán. Todas las plantas del desierto se llenan de flores y empieza un bloom o crecimiento de biodiversidad por ser la única fuente de agua dulce en zonas áridas.
Otro impacto positivo, menciona el investigador, ocurre en las lagunas costeras que están a lo largo de las costas de México. Estas zonas son altamente productivas por la gran diversidad de especies de importancia comercial como las pesquerías de camarón y especies de pescado.
“Estas lagunas costeras tienden a cerrar sus bocas hacia el mar por la falta de cambios hidrológicos. Al cerrar (…) estas lagunas se convierten en cuerpos que tienen el agua estancada y comienza a disminuir el oxígeno. En el momento en que impacta un huracán el oleaje remueve el sedimento de las lagunas costeras, las abre”, describió.
Al abrirse a la influencia de la marea, añade el experto en oceanografía costera, toda esa agua que estaba estancada se libera y con ello, el intercambio que hay con el océano hace que entre agua nueva que beneficiará a las pesquerías.
México vive de su naturaleza y no del turismo. Esta consigna viene de las colectividades de Baja California Sur cuando un nuevo megaproyecto amenaza las zonas costeras de ese estado.
Ante la huella humana, es importante destacar la conservación de los bosques de manglar por ser “esponjas” que evitan las inundaciones en grandes extensiones.
“En el momento en que se remueve el bosque de manglar esa agua no tiene a dónde ir y se acumula. Va a ocasionar que se inunden zonas que, probablemente, antes no se inundaban por la remoción de los árboles y arbustos”, advierte Flores de Santiago.
En el caso de las dunas costeras, el investigador señala que siempre se recomienda respetar el primer cordón de dunas compuesto por la playa, la duna y, posteriormente, la zona terrestre porque, cuando alguna construcción corta la transición entre la playa y la duna, es decir, que se construye sobre la duna, todo ese material ya no es transportado a la playa.
Al perderlo, las playas comienzan a erosionar. Esto lleva a que los hoteles que no respetaron esa recomendación sean alcanzados por el oleaje que golpea directamente en su estructura porque ya perdieron toda la playa.
“Y ahí, perdemos todos”, señaló. Cuando esto ocurre, el hotel pierde la playa que empieza a erosionar y con ello, la estructura también se ve comprometida porque comienza a entrarle sal y a oxidarse.
“Sería conservar playa, duna, bosque de manglar. [Porque] en el momento en que se construye se comienza a hacer una fragmentación de ecosistemas y los efectos adversos, sobre todo por tormentas tropicales y huracanes y oleaje, se ven claramente reflejados”, advirtió Flores de Santiago.
Abogada, fiscal de distrito, fiscal general de California, senadora y vicepresidenta de Estados Unidos: BBC Mundo te cuenta algunos momentos que definieron la carrera de Kamala Harris hasta su postulación para la presidencia.
Kamala Harris, la mujer de 60 años que podría asumir como la primera presidenta de Estados Unidos, ya hizo historia en 2021, cuando se convirtió en la primera vicepresidenta de EE.UU. y la primera mujer negra y de raíces asiáticas en el cargo.
La trayectoria profesional de la candidata demócrata arrancó como fiscal de sala en los tribunales de su California natal, y fue ascendiendo hasta llegar a la Fiscalía General de California.
De allí dio el salto al Senado de EE.UU. y, tras una legislatura, pasó a ser vicepresidenta del país.
En BBC Mundo repasamos 5 momentos que han marcado su carrera y de alguna manera reflejan sus valores y sus fortalezas y debilidades.
En 2003, Kamala Harris logró su primer cargo electo como fiscal de distrito de San Francisco.
Poco después de haber asumido hubo un caso que le dejó huella.
El agente de policía Isaac Espinoza y su compañero investigaban a un sospechoso el 10 de abril de 2004. El hombre sacó un arma AK-47 y disparó contra los agentes.
Espinoza, de 29 años, fue alcanzado por varias balas y murió. Su compañero recibió un disparo en la pierna y fue atendido en un hospital local.
El atacante, de 21 años e identificado como David Hill, fue detenido y puesto bajo custodia.
A los pocos días, antes incluso del funeral del agente, Harris anunció que no pediría la pena de muerte para Hill, como muchos esperaban que se hiciera en un caso así.
Fue una decisión que enojó a muchos, en especial a los compañeros de Espinoza.
“Isaac pagó el precio más alto”, dijo durante el funeral Gary Delagnes, presidente de la Asociación de Agentes de Policía de San Francisco.
“Y hablo en nombre de todos los agentes al exigir que su asesino también pague el precio más alto”.
Y es que en 1973, California había aprobado una ley de “circunstancias especiales” que hacía que el asesino de un agente de policía fuera elegible para la pena de muerte.
Pero Harris se mantuvo fiel a su oposición a la pena máxima, una postura que había dejado clara durante su campaña para el cargo de fiscal de distrito.
En su libro de 2009 Smart on Crime, Harris escribió: “La suposición generalizada de que simplemente aumentar la pena por cualquier delito disuadirá automáticamente a más personas de cometerlo es un mito”.
Su razonamiento no tuvo eco en el seno de la policía y la relación de Harris con las fuerzas del orden se ha visto afectada desde entonces.
Aunque con el tiempo, el propio inspector Delagnes aprendió a valorar que Harris honrara sus principios con una decisión que le generó tantas críticas.
“Habría sido muy fácil para ella decir: ‘Oye, estoy en contra de la pena de muerte, pero este tipo mató a un policía y voy a cambiar de opinión sobre esto’. Hay algo notable en su convicción, fue coherente”, afirmó el policía en 2021.
Con la misma convicción que expresaba su oposición a la pena de muerte, la fiscal Harris se erigió en férrea defensora de los derechos sociales.
Y mucho antes de que el matrimonio gay fuera legal y estuviera asentado en EE.UU., la ahora candidata presidencial estuvo a la vanguardia en la batalla por la igualdad.
Lo demostró en dos significativas ocasiones.
La primera fue en 2004, durante el llamado Invierno del Amor en San Francisco.
El alcalde en ese momento, Gavin Newsom, ordenó la aprobación de varios matrimonios entre personas del mismo sexo a pesar de que no existía ninguna ley que los reconociera.
Harris, que acababa de ser nombrada fiscal de distrito de San Francisco, no titubeó y ofició varias bodas, que poco después serían anuladas.
Con este gesto se desmarcó de la mayoría de las figuras demócratas del momento, que tardaron varios años aún en dartes su apoyo a estas uniones.
Barack Obama, por ejemplo, lo hizo en 2012 y Hillary Clinton en 2013.
En su autobiografía, The Truths We Hold, Harris explicó que su decisión de oficiar las bodas fue espontánea.
“Hubo un maravilloso entusiasmo cuando dimos la bienvenida a la multitud de parejas de enamorados, una por una, para casarse en ese mismo momento. No se parecía a nada de lo que hubiera formado parte antes. Y fue hermoso”.
La cuestión del matrimonio igualitario recobró un significado importante en su carrera, cuando llegó a la Fiscalía General de California en 2010.
Dos años antes, los votantes de ese estado prohibieron las uniones entre personas del mismo sexo al aprobar la Proposición 8.
Nada más acceder a su nuevo puesto, Harris dijo que como máxima autoridad policial del estado no defendería la norma.
La Corte Suprema de EE.UU. finalmente anuló la polémica medida en 2013 y a Harris prácticamente le faltó tiempo para oficiar su primera boda legal.
Fue al ayuntamiento y casó a dos mujeres, Kris Perry y Sandy Stier, que formaban parte del colectivo que presentó ante la Corte Suprema el recurso contra la Proposición 8.
Actualmente el matrimonio igualitario es una piedra angular de la plataforma del Partido Demócrata e incluso cuenta con el apoyo de sectores republicanos.
Pero los activistas todavía ven a Harris como una pionera en el tema debido a su temprano compromiso.
Tras dos mandatos como fiscal general de California, al frente del segundo Departamento de Justicia más grande del país, Harris decidió dar un giro a su carrera y se postuló al Senado en las elecciones de 2016.
Su victoria del 8 de noviembre tuvo un sabor agridulce para la demócrata: Donald Trump se había impuesto a Hillary Clinton en las presidenciales esa misma noche.
Ya desde su primer discurso tras la victoria, Harris se colocó en el centro de la resistencia a la presidencia de Trump.
Pero sin duda su momento más destacado de esta etapa ocurrió en 2018, cuando, como miembro del Comité Judicial del Senado, participó en las audiencias para evaluar a Brett Kavanaugh como candidato designado por Trump para ser juez de la Corte Suprema.
El conservador Kavanaugh, que era objeto de escrutinio luego de que una mujer lo acusara de haberla violado durante los años universitarios, tuvo en Harris a una incisiva e implacable inquisidora.
La senadora recuperó las habilidades de fiscal para interrogar a Kavanaugh sobre su posición sobre el derecho al aborto.
Harris intentó que el juez dijera abiertamente si iba o no a trabajar por revertir la entonces vigente norma Roe vs Wade, que garantizaba la protección constitucional al aborto en EE.UU.
En un momento clave le planteó a Kavanaugh la pregunta que pasaría a representar lo que fueron aquellas audiencias:
“¿Usted recuerda alguna ley que le dé poder al gobierno sobre el cuerpo de los hombres?”.
Un titubeante Kavanaugh terminó por responder que no.
El vehemente interrogatorio de Harris se volvió viral en los días posteriores y dio a conocer globalmente su agudeza y capacidad para plantar cara a rivales de alta categoría.
A partir de entonces, Harris se convirtió en una estrella ascendente entre las filas demócratas y cobró relevancia en el ámbito nacional.
De ahí que en 2019 el anuncio de su candidatura a la nominación del Partido Demócrata para las elecciones de 2020 no resultara tan sorprendente.
Pero aquella aventura presidencial le duró poco a Harris.
Si bien empezó con fuerza, con una sólida intervención en el primer debate entre los numerosos candidatos a la nominación demócrata, su campaña se fue desinflando y no llegó a competir en las primarias que arrancaron a inicios de 2020.
Meses después, en un gesto que demostró su falta de rencor por la dureza que había mostrado contra él, Biden la eligió como compañera de fórmula y candidata a la vicepresidencia para las elecciones del 3 de noviembre de 2020.
Y con la victoria de la papeleta demócrata, Harris llegó al segundo puesto más importante de la política de EE.UU.
Pocos meses después de asumir la vicepresidencia, la hoy candidata concedió una entrevista que marcó un antes y un después en su relación con los medios y que expuso su dificultad para manejar situaciones incómodas.
Biden le había encargado la gestión de la relación diplomática con México y Centroamérica para abordar de raíz la problemática migratoria.
En un viaje a Guatemala en junio de 2021, Kamala pronunció su famoso “No vengan a EE.UU.” dirigido a los migrantes, un mensaje que le generó críticas por su dureza en un marco en el que se esperaba una mayor voluntad de cooperación.
Fue durante esa misma visita que se dio la entrevista que dejó entrever la irritación de la vicepresidenta en relación con uno de los temas más importantes para su gobierno.
Con voz tranquila, el presentador de la cadena NBC News Lester Holt le preguntó por qué no visitar la frontera, planteando que esta sería una manera de ver de primera mano lo que allí ocurría.
Ella se puso a la defensiva y no respondió directamente, por lo que Holt insistió en si tenía planes de ir a la frontera.
“En algún momento, ya sabes, iremos a la frontera. Hemos estado en la frontera. Entonces, con todo este asunto de la frontera, hemos estado en la frontera. Hemos estado en la frontera”, repitió Harris.
“No ha estado en la frontera”, replicó Holt.
“Y no he estado en Europa”, exclamó Harris con cierta molestia. “Y quiero decir, no entiendo el punto que está planteando. No estoy menospreciando la importancia de la frontera”.
La vicepresidenta esquivó a los medios durante aproximadamente un año completo después de aquella conversación, que fue calificada de “desastrosa”.
Sus apariciones fueron escasas e intermitentes, ganándose con ello fama de no saber lidiar con la prensa salvo en escenarios controlados, sin margen para la improvisación.
Una faceta que ha mejorado notablemente en el último año, en especial durante la acelerada campaña presidencial de apenas cuatro meses en la que los expertos reconocen que se ha visto a una Harris más cercana y espontánea en múltiples medios.
Volvamos por un momento a 2022.
Mientras la popularidad de Harris languidecía y sus apariciones públicas escaseaban, la Corte Suprema de EE.UU. discutía un tema que, paradójicamente, terminaría por devolver a la vicepresidenta al primer plano.
Era el caso Dobbs vs. Jackson Women’s Health Organization por el que el alto tribunal estadounidense terminó por revocar el derecho federal al aborto, devolviendo a los estados la competencia de legislar sobre el tema.
Quedaban unos meses para las elecciones de mitad de mandato del 8 de noviembre y Harris recuperó un papel protagonista en la escena política del país.
La vicepresidenta se convirtió en portavoz de la batalla por el derecho a decidir y expandió su discurso más allá de la causa del aborto para convertirlo en una defensa integral del concepto de libertad.
“Esta es la primera vez en la historia de nuestra nación que se le ha quitado un derecho constitucional al pueblo de Estados Unidos: el derecho a la privacidad”, dijo en una primera reacción al fallo de la Corte Suprema.
Esas palabras de hace dos años se reflejan con fuerza en los actuales discursos de campaña de Harris.
En cada uno de sus mítines, la candidata demócrata defiende los derechos reproductivos, enfatizando la libertad de las mujeres para tomar decisiones sobre sus cuerpos “sin que el gobierno les diga lo que tienen que hacer”.
Sus promesas de cambio y de dar vuelta a la página, y su lema “no podemos regresar al pasado” se inspiran, en cierto modo, en aquella decisión judicial.
Un fallo que supuso un gran revés para los demócratas, que confirmó los temores que expresó Harris en aquel interrogatorio a Brett Kavanaugh cuando era senadora y que terminó por catapultarla hacia la pugna electoral más importante de su vida.
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