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*Neil Harbisson*, el artista cyborg que escucha los colores, ahora busca sentir el tiempo
*Neil Harbisson*, el artista cyborg que escucha los colores, ahora busca sentir el tiempo
Foto: Josep Lago | AFP
3 minutos de lectura

*Neil Harbisson*, el artista cyborg que escucha los colores, ahora busca sentir el tiempo

20 de diciembre, 2021
Por: AFP
@AFP 

Afectado por una enfermedad rara, Neil Harbisson solo ve en blanco y negro. Pero este artista se colocó una antena en el cráneo que le permite transformar los colores en sonidos y escucharlos como música.

Ahora, este artista cyborg británico de 39 años, que reside cerca de Barcelona, está probando un collar que busca que le permita sentir físicamente el paso del tiempo.

A primera vista, la antena de metal que sale de su cráneo semeja una pequeña lámpara de lectura. Pero le permite captar las frecuencias de los colores y traducirlas en sonidos que, por conducción ósea, llegan hasta sus oídos.

Me permite sentir los colores del infrarrojo al ultravioleta mediante vibraciones en mi cabeza que se convierten en sonido, es decir, realmente puedo escuchar los colores”, señala.

Por ejemplo, puede escuchar “La Reina de la Noche” de Mozart pasando su antena por delante de un cuadro hecho de bandas de colores brillantes, que corresponden a esta aria de “La flauta mágica”. Ve los colores al tiempo que escucha la música en su cerebro ya condicionado a hacer esta asociación de color y sonido.

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Nacido con acromatopsia, una enfermedad rara que hace que solo pueda ver en blanco y negro, Neil Harbisson desarrolló una obsesión por el color. Tanto así que se operó para instalarse la antena, diseñada durante sus estudios en la universidad.

“Ser un cyborg significa que la tecnología es parte de tu identidad”, indica.

Neil Harbisson como funciona. Foto: Josep Lago | AFP
Foto: Josep Lago | AFP

¿Cómo funciona la antena de Neil Harbisson?

La técnica de la conducción ósea fue usada hace 200 años por Beethoven cuando comenzó a volverse sordo, ya que el compositor alemán descubrió que podía oír si ponía un extremo de un palo de madera sobre el piano y el otro entre sus dientes mientras tocaba.

“Al principio, todo era caótico porque la antena no me decía: ‘azul, amarillo, rosado’. Me daba vibraciones y no sabía qué color tenía enfrente“, dice Harbisson.

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“Pero después de un tiempo, mi cerebro se acostumbró y lentamente se volvió parte de mi percepción”, añade este británico criado en Barcelona (noreste de España).

Se acostumbró tanto que ahora puede soñar “en color” y se da cuenta cuando se despierta que esos colores “fueron creados por mi cerebro” y no por la antena.

En su casa, las paredes están llenas de lienzos de colores y las escaleras adornadas con “partituras faciales” de celebridades como Leonardo di Caprio, Tom Cruise o Woody Allen, que le permiten a Harbisson detectar el “sonido” de su color de piel o de labios.

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Neil Harbisson antena. Foto: Josep Lago | AFP
Foto: Josep Lago | AFP

El próximo objetivo: El collar del tiempo

Ahora, su atención se centra en otro proyecto. Está probando un aparato que parece un collar de metal que espera que le permita sentir el tiempo.

“Hay un punto de calor que se tarda 24 horas en dar la vuelta a mi cuello y me permitirá sentir la rotación del planeta“, explica.

La idea es que el cerebro se adapte lentamente a la sensación física del paso del tiempo, tras lo cual podrá ser posible manipular dicha percepción.

“Una vez que el cerebro se acostumbre, puedes usar una aplicación para hacer cambios sutiles a la velocidad del punto de calor, lo que debería alterar la percepción del tiempo”, detalla. “Puedes potencialmente estirar el tiempo o hacer que parezca que va más rápido“, agrega.

Por lo pronto, es un dispositivo soldado alrededor de su cuello. Un prototipo anterior fracasó ya que le producía quemaduras a las 18:00 horas.

Es un arte que conlleva algo de riesgo, pero es un riesgo desconocido porque no tenemos mucha historia de la unión de cuerpos y tecnología”, asevera.

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Imagen BBC
Lucía Topolansky, la exvicepresidenta de Uruguay que fue “mucho más que una compañera” para José “Pepe” Mujica
6 minutos de lectura

La exguerrillera conoció a Mujica en la clandestinidad y vivió a su lado durante décadas, hasta su último día.

14 de mayo, 2025
Por: BBC News Mundo
0

José Mujica solía emocionarse últimamente al hablar de su esposa, Lucía Topolansky, quien lo conoció en tiempos de clandestinidad y siguió a su lado hasta su muerte este martes a los 89 años.

“Lucía es mucho más que una compañera”, dijo el expresidente uruguayo en una entrevista con BBC Mundo en noviembre.

Se refería al amor y el cuidado que Topolansky le dio por décadas, sobre todo desde que a él le diagnosticaron un cáncer de esófago hace poco más de un año que se expandió por su cuerpo.

Un amor que continuó dándole hasta sus últimos días: “Yo estoy hace más de 40 años con él y voy a estar hasta el final, eso es lo que prometí”, declaró unos días antes de la muerte de su compañero.

Ella nunca alcanzó la fama internacional de Mujica, pero su propia historia personal y algunos momentos especiales que vivió junto a él tienen ribetes asombrosos.

“Atmósfera de peligro”

Hija de un ingeniero civil y empresario de la construcción, Topolansky nació hace 80 años en una familia de buen pasar económico y estudió en un colegio de monjas dominicas.

Su opción por la lucha armada a fines de la década del ’60, tras abandonar estudios de arquitectura y el gremio estudiantil, sorprendió a sus parientes más cercanos.

Pero no fue la única: su hermana melliza María Elia también integró el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T).

En esa guerrilla urbana de izquierda influida por la revolución cubana y el marxismo, que combatió la institucionalidad democrática, Topolansky participó en diferentes operativos con el nombre falso de “Ana”.

Lucía Topolansky
Getty Images
Topolansky se crió en una familia de buen pasar económico y recibió educación religiosa.

Fue durante aquellos tiempos de clandestinidad cuando conoció a Mujica, quien tenía nueve años más que ella y ocupaba cargos de dirección en el MLN-T.

Mujica relató en una entrevista con la BBC que el primer encuentro entre ambos ocurrió en septiembre de 1971, la noche en que él se escapó de la cárcel montevideana de Punta Carretas con otros 105 tupamaros y algunos presos comunes por un túnel, una de las mayores fugas en la historia de las prisiones uruguayas.

“Ella estaba con la gente que apoyaba desde afuera. Habían ocupado una de las casas en las cuales nosotros emergimos de abajo de la tierra para salir de la cárcel luego de haber hecho un túnel”, memoró. “La vi casi accidentalmente y seguimos la vida (…). Era muy bonita y joven”.

Topolansky también había estado presa y se fugó de una prisión ese año, escabulléndose por las cloacas de la ciudad junto a otras 37 presas. Llegó a realizarse una cirugía para cambiar parte de su rostro y evitar ser arrestada.

Mujica fue recapturado y volvió a escaparse de la cárcel en 1972, cuando inició su relación amorosa con Topolansky.

“Nos encontramos una noche en que andábamos muy perseguidos”, dijo Mujica en una entrevista con la BBC en abril de 2023. “Los humanos, aunque no lo sabemos, cuando vivimos una atmósfera de peligro donde está en juego a cada paso la libertad y la vida, nos aferramos al amor porque la naturaleza biológica nos lo impone”.

Aunque en una entrevista varios años atrás, Topolansky reconoció que los detalles de ese primer encuentro eran difíciles de recordar por una razón: “Esto se parece bastante a esos relatos de las guerras y eso donde las relaciones humanas tienen un marco de distorsión porque tú estás corriendo, podés caer preso, te pueden matar. Entonces no tiene los parámetros de una vida normal”.

Topolansky le toma juramento a Mujica al asumir la presidencia en 2010
AFP
Topolansky le tomó juramento a Mujica cuando asumió la presidencia en 2010, en un acto cargado de simbolismo.

Ambos volvieron a ser detenidos en 1972, un año antes del golpe de Estado conducido por los militares. Permanecieron presos, sometidos a torturas y períodos de aislamiento hasta 1985, el año en que Uruguay volvió a la democracia.

“Teníamos que vivir en condiciones absolutamente adversas”, señaló Anahit Aharonian, una militante tupamara que estuvo presa junto a ella, en un diálogo con BBC Mundo en 2015.

Recordó que en 1980 las hermanas Topolansky le diseñaron en secreto un tapiz con la palabra “Libertad” bordada en armenio, el idioma de los padres de Aharonian que tenía prohibido practicar en prisión.

Lograron sacarlo del penal en un paquete, sin que los carceleros descubrieran de qué se trataba.

“Como las abejas”

Mujica y Topolansky volvieron a juntarse el día de marzo de 1985 en que recuperaron la libertad por una ley de amnistía, y siguieron unidos desde entonces.

“Al otro día empezamos a buscar un local para juntar a los compañeros y reunirnos. Había que empezar a militar”, recordó Topolansky en una entrevista hace un año atrás. “No perdimos un minuto. Y no paramos, porque en realidad esa es nuestra vocación. Ese es el sentido de nuestra vida”.

La pareja se mudó a una modesta casa en una chacra de Rincón del Cerro, la zona rural de Montevideo donde cultivaron la tierra y donde el expresidente murió este martes.

Se casaron recién en 2005, en una ceremonia íntima, cuando Mujica era una figura cada vez más popular en su país, aunque pocos sospechaban que llegaría a ser presidente. Y esa misma noche fueron a un mitin político.

“Unimos dos utopías: la utopía del amor y la utopía de la militancia”, dijo Topolansky a un documentalista hace varios años.

Al parecer, Topolansky se enteró de su propio matrimonio cuando Mujica compartió la noticia en una entrevista que le hicieron para la televisión: “Ahí le dijo al periodista que nos íbamos a casar. Yo estaba mirando el programa y me enteré”, comentó en una entrevista en 2024.

“En realidad de vieja vine a claudicar”, añadió riendo por el hecho de haber vivido 20 años juntos sin haberse casado.

Mujica y Topolansky
AFP
Mujica y Topolansky vivieron juntos desde que recuperaron la libertad en 1985.

Nunca tuvieron hijos, algo que explican por el hecho de haberle dado prioridad a la guerrilla en la juventud. En cambio, alojaron en su tierra a algunas familias y tuvieron varios perros incluida Manuela, que fue conocida como la mascota favorita de Mujica.

La militancia política siguió siendo el norte en la vida de ambos, que fundaron el Movimiento de Participación Popular y contribuyeron a hacerlo el mayor grupo de la coalición de izquierda Frente Amplio.

Fue la propia Topolansky quien, como senadora más votada, le tomó juramento a Mujica cuando asumió la presidencia en 2010, en un acto cargado de simbolismo dentro del Palacio Legislativo.

Después lo abrazó con su brazo derecho y besó su mejilla, sonriendo.

Topolansky llegó a sobrevivir a un cáncer de mama y, tras el fin del mandato de Mujica en 2015, fue candidata a intendenta (alcaldesa) de Montevideo, pero no logró ser electa.

En 2017 asumió la vicepresidencia de Uruguay tras la renuncia de quien estaba en el cargo por uso indebido de recursos públicos y ocupó circunstancialmente el sillón presidencial cuando el entonces mandatario Tabaré Vázquez viajó al exterior.

Lucía Topolansky y José Mujica en su casa
Getty Images

Muchos la consideran menos pragmática desde el punto de vista ideológico que su esposo, quien evitaba esa comparación y decía que simplemente eran políticos diferentes.

“Sí, tal vez no tenga el carisma que tengo yo. Eso es probable”, admitió el expresidente en una oportunidad. “Ahora, es sistemática: como las abejas, como una gota de agua. Una laburanta (trabajadora) de esas infernales. No de esas que hacen un hecho histórico, sino de las que levantan paredes”.

Mujica decía eso con la misma admiración que expresó hasta el final hacia Topolansky, contrastando la pasión que supone una relación amorosa en la juventud con “la dulce costumbre” que significa en la vejez, para eludir la soledad.

“Soy consciente”, sostuvo en su última entrevista con BBC Mundo, “que buena parte de mi vida hoy se la debo a ella”.

Línea gris
BBC

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