Después de vivir un 2023 caluroso, los registros mensuales del 2024 podrían indicar que este año será el más cálido por encima del anterior. Así lo indican datos del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) del Observatorio Copernicus en su más reciente boletín climático.
De la misma manera, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) señaló en un comunicado que el año 2024 se encamina para ser el año más cálido registrado.
De acuerdo con la OMM, el 2024 ha registrado una temperatura media global más alta que en el 2023, a tan solo dos meses de que este año termine.
En el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2024 (COP 29) —que se desarrolla del 11 al 22 de noviembre en la ciudad de Bakú, capital de Azerbaiyán— la OMM proporcionó información al secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, previo a este evento.
El análisis que realizó la Organización Meteorológica Mundial sobre la temperatura global parte del período de enero a septiembre de 2024.
Dicho análisis se basa en seis conjuntos de datos internacionales para proporcionar una evaluación consolidada de la temperatura.
Ante esto, Guterres anunció que científicos de la Organización Meteorológica Mundial y sus socios señalan que el 2024 se aproxima a ser el año más caluroso jamás registrado, casi dos meses antes de que termine.
“La humanidad está incendiando el planeta y está pagando el precio”, añadió Guterres.
En el boletín climático de octubre del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) , implementado por el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio, presentó los cambios observados en las temperaturas del aire y del mar en la superficie global de ese mes.
De los resultados sobre la temperatura global del mes indica que se trata del segundo octubre más cálido a nivel mundial, después de octubre de 2023.
La temperatura media del aire en la superficie registrada, según datos del ERA5, fue de 15.25 °C; es decir, 0.80 °C por encima del promedio de octubre de 1991-2020.
El ERA5 es un modelo de reanálisis de quinta generación del ECMWF (Centro Europeo de Predicción a medio Plazo).
De acuerdo con estos datos arrojados, el mes de octubre de 2024 fue 1.65 °C superior al nivel preindustrial y el decimoquinto mes de un período de 16 meses en el que la temperatura media mundial del aire en la superficie superó en 1. 5 °C en los niveles preindustriales.
El Observatorio Copernicus también señaló que la temperatura media mundial durante los últimos 12 meses, es decir, de noviembre de 2023 a octubre de 2024, fue 0.74 °C superior a la media del período 1991-2020.
En cuanto al período 1850-1900 fue, aproximadamente, 1.62 °C superior a la media preindustrial.
Otro de los datos que destacan en el boletín climático mensual de Copernicus es esa irregularidad en la temperatura media global durante los primeros diez meses del 2024 fue de 0.71 °C.
Ese registro fue superior a la media de 1991-2020, siendo la más alta señalada para este período. Además, fue 0.16 °C más cálida que la del mismo período de 2023.
A partir de esas cifras, los científicos definirían al 2024 como el año más cálido registrado.
Aunque restan dos meses para que el año concluya, los investigadores sobre cambio climático en este organismo señalan que la anomalía de temperatura media para el resto de 2024 tendría que caer a casi cero para que 2024 no fuera el año más cálido.
Sobre el registro en la temperatura media de la superficie del mar (TSM) en octubre de 2024 el registro fue de 20.68 °C, colocando a este valor como el segundo más alto registrado para el mes, pero 0.10 °C por debajo de octubre de 2023.
Aunque en la zona del Pacífico ecuatorial oriental y central se obtuvieron temperaturas por debajo del promedio, esto indica una tendencia enfocada en las condiciones del fenómeno meteorológico de La Niña.
Pese a lo anterior, las temperaturas de la superficie del mar en todo el océano se mantuvieron “inusualmente altas” en muchas regiones, según señaló el Observatorio Copernicus.
De acuerdo con el comunicado climático de octubre, el hielo marino del Ártico alcanzó su cuarta extensión mensual más baja en octubre, con un 19% por debajo del promedio.
En cambio, la extensión del hielo marino antártico fue la segunda más baja en octubre, un 8% por debajo del promedio.
Tras el inicio de la COP29, la ONU presentó la Actualización sobre el estado del clima de 2024 de la OMM en la que emitieron, nuevamente, “una alerta roja por el ritmo vertiginoso del cambio climático en una sola generación”, señalaron en un comunicado.
Ese alarmante ritmo en que ocurre el cambio climático ha sido impulsado por los niveles cada vez mayores de los gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera.
De acuerdo con la OMM, el período 2015-2024 será el decenio más cálido registrado y con él, la pérdida de hielo de los glaciares, el aumento del nivel del mar y el calentamiento de los océanos que se están acelerando.
Con lo anterior, el clima extremo ya causa estragos en las comunidades y las economías de todo el mundo.
El informe se publicó este 11 de noviembre con el inicio de actividades de la COP29. La ONU destacó que estos resultados ponen en “grave peligro” las ambiciones del Acuerdo de París y con ello la salud, seguridad alimentaria, entre otras condiciones humanas y ambientales.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres declaró que “la catástrofe climática está golpeando la salud, ampliando las desigualdades, dañando el desarrollo sostenible y socavando los cimientos de la paz. Los más afectados son los más vulnerables”.
Ya está en Netflix la última adaptación al cine de la famosa novela mexicana. Una obra que supo identificar elementos centrales de la vida y la idiosincrasia de los mexicanos. Acá te explicamos por qué Pedro Páramo terminó siendo tan ilustrativa de este país inabordable.
Y está luego porque, si bien es una de las tres o cuatro novelas insignes mexicanas, Pedro Páramo no entra en los moldes y códigos usuales de la literatura: es compleja, ambiciosa, enigmática, intensa. Y por eso, muy mexicana.
Ahora la novela, precursora del llamado “boom latinoamericano” y descrita por Jorge Luis Borges como “una de las mejores de las literaturas de lengua hispánica, y aun de la literatura”, llegó al cine.
Es la cuarta vez que se intenta una adaptación cinematográfica de la novela. Se hizo en 1966, 1978, 1981. Y la nueva es, probablemente, la más ambiciosa.
La produjo Netflix. La dirigió Rodrigo Prieto, un reputado cinematógrafo mexicano. La escribió Mateo Gil, un laureado guionista español. Y ha generado, como era de esperarse, críticas y elogios enérgicos, porque el reto es mayúsculo, casi inabordable.
Este es un libro colosal de solo 132 páginas. Propone un abordaje profundo, amplio y trascendental de México. Lo hace con innovaciones conceptuales, narrativas y visuales.
Y es tan emblemático porque expuso facetas de la mexicanidad que quizá hoy parecen obvias, pero que en los años 50 se estaban empezando a identificar, y hoy siguen vigentes.
Rulfo, en parte por su condición de huérfano, de víctima de guerras civiles, de curioso viajero, supo no solo identificar, sino mágicamente exponer cinco de las facetas de México que acá recogemos de manera breve.
Como le muestran al mundo cada 1 y 2 de noviembre, los mexicanos tienen una íntima relación con la muerte: la acogen, la honran, la tienen en cuenta.
Y Pedro Páramo es, sobre todo, una novela de fantasmas.
La premisa de la novela es más o menos esta: el joven Juan Preciado viaja al pueblo de Comala tras la muerte de su madre en busca de su padre, Pedro Páramo, un cacique y patriarca en tiempos de guerra civil que sufre una pena de amor.
Preciado, alucinado y confundido, se encuentra con personajes que, como el pueblo, parecen estar en tránsito hacia la muerte.
Juan Villoro, un escritor mexicano, explicó en una conferencia de 2016 sobre el tema en el Colegio Nacional mexicano: “Los fantasmas de Rulfo no son para dar miedo, sino fantasmas en pena, ánimas que están tratando de llegar al más allá, y no llegan (…) Los fantasmas de Rulfo, al ser pobres, son fantasmas de verdad”.
Preciado busca a su padre, pero en el camino se da cuenta que está en el mismo tránsito que los personajes que se topa.
“Ha atravesado —elabora Villoro— el río de la inmoralidad y pasa la historia buscando un segundo río que le conceda la muerte, la muerte como bendición (…) Los personajes esperan no solo una muerte física, sino también una muerte que los redima moralmente”.
Una muerte, pues, entendida a la mexicana.
Pedro Páramo es, también, una novela sobre la realidad social de un país.
Julia Santibáñez, escritora y gestora cultural, explica: “Rulfo sufrió las consecuencias de la guerra y fue víctima de la economía que surgió de las guerras (…) La pobreza, la exclusión y la violencia no son solo temas que le importan, sino que vivió y que están en la novela de manera tentacular, en cada página”.
Los padres del escritor murieron cuando él tenía menos de 10 años en plena Guerra Cristera por las reformas liberales de una revolución que recién terminaba. Rulfo se crio en orfanatos, no fue a la universidad y trabajó en la burocracia del Estado y fundaciones, cargos que le permitieron viajar y ver el país de primer mano.
Volvemos con Villoro: “Rulfo plantea una historia de aquellos que han sido expulsados de la historia de los hechos. Son tan pobres, están tan desposeídos, que ni siquiera tienen derecho a que nada les suceda: no tienen propiedad, destino propio ni historia”.
Esta es una novela sobre los excluidos. Una obra sobre un país de pobres. Una realidad social que en 70 años ha cambiado, pero que en muchos sentidos sigue igual: hoy, uno de cada tres mexicanos es pobre y la desigualdad está entre las cinco más agudas del mundo.
La novela, según Villoro, “nos hace preguntarnos cuántos mexicanos están en la condición de expulsados de la historia”.
Hay expresiones de los personajes de Pedro Páramo que, aunque sea inventadas por Rulfo, parecen sacadas de la calle en cualquier rincón de México.
Santibáñez explica que Rulfo “puso el centro de gravedad en el lenguaje y creó un lenguaje que se parece al del campo, pero que no es estrictamente igual y podríamos morir pensando que es el lenguaje del campo”.
Y esa, según Villoro, fue la clave de la gran innovación lingüística de la novela, porque “toma elementos del habla popular, pero lo recrea de tal manera que el habla popular se convierte en algo más auténtico que lo que dicen los campesinos (…) Es algo incluso más auténtico que el mundo de los hechos”.
Qué puede parecer más mexicano, así no lo sean del todo, que adjetivos como “desconchinflado”, o arcaísmos como “si consintiera en mí”, o frases involuntariamente poéticas como “tú que tienes los oídos muchachos”, o enunciados redundantes como “esto prueba lo que te demuestra”.
Los mexicanos tienen expresiones, dialectos, formas que revelan parte de su idiosincrasia: van desde expresiones simples como “a poco” y “qué crees” hasta construcciones complejas como “de tocho morocho” y “nos cayó el chahuistle”.
Y Rulfo, más que hacer el ejercicio periodístico de reportar las expresiones más mexicanas, creó otras tan originales, tan mundanas, tan cercanas, que parecen sacadas de la boca de cualquier habitante de este país.
La vida de Rulfo estuvo, no precisamente por razones felices, en constante movimiento: cuando joven vivió en varias partes del diverso estado de Jalisco, pasó tiempo en Guadalajara y Ciudad de México y, ya adulto, recorrió el país como parte de sus labores como burócrata, investigador y fotógrafo aficionado.
Gracias al movimiento conoció las regiones de México, un país que tiene todo tipo de ecosistemas, pero que en su mayoría se conoce como un espacio seco, árido, caliente e inhóspito.
Dice Villoro que Comala, el pueblo donde trascurre la novela, remite el comal, esa plancha de barro sobre la cual los mexicanos han cocinado sus alimentos durante siglos, porque se trata de un lugar caliente y seco.
Famosa es esta frase de uno de los personajes: “Dicen que en Comala los que se mueren y se van al infierno regresan a Comala por su cobija”.
“Es un paisaje filtrado, indeciso, intermedio, inseguro; lo que ves está tamizado; hay nieblas, polvo, tolvaneras, humo, oscuridad, sombras que tienen eco”, explica Villoro.
Pero además de esta recreación precisa del espacio mexicano, Rulfo también hizo un análisis político sobre la tierra, que tras la revolución habría de ser distribuida equitativamente, pero la promesa se rompió.
“El reparto que hubo a consecuencia de la revolución fue terrible, porque se supone que se repartió para responder a las exigencias revolucionarias, pero luego se supo que eran arenales, tierras no cultivables como son las tierras de Comala”, señala Santibáñez.
Pedro Páramo es, también, un perfil crítico del hombre mexicano.
Un quinto elemento del retrato que hace Rulfo de México tiene que ver con la figura del patriarca en una sociedad machista: Pedro Páramo, el cacique en Comala, es padre de niños que no reconoce, revolucionario que traiciona la revolución y tirano que asesina a sus adversarios impunemente.
“No es que Rulfo tuviera una preocupación por el machismo o una mentalidad feminista, sino que identificó algo central de la personalidad del mexicano”, dice Santibáñez.
Alrededor del 40% de las familias mexicanas, según datos oficiales, carecen de una figura paterna. Eso ocurre hoy, pero viene de décadas atrás.
“Pedro Páramo es la figura del padre tiránico de la familia mexicana”, dice Villoro.
Y lo es por varias razones: porque abandona a sus hijos, porque administra el poder de manera arbitraria y traicionera y porque lleva el desamor de Susana San Juan de manera arrogante y arbitraria.
Una faceta que, en general, sigue vigente en la cultura mexicana, según Santibáñez: “Pedro Páramo bien le podría cantar a Susana una canción de Luis Miguel diciendo ‘tengo todo excepto a ti’”.
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